CUBANET... INTERNACIONAL

Abril 17, 2000



La Argentina podría insistir en condenar a Cuba en la ONU

Votación En La Comisi'on De Derechos Humanos.

Es la posición de la Cancillería y lo que quiere EE.UU.. Así, la Alianza mantendría el voto menemista Aunque otra corriente se inclina por la abstención. El gobierno de Alfonsín nunca condenó a Cuba.

Ana Gerschenson. El Clarín Digital. Lunes 17 de abril de 2000

Las relaciones con Washington no serán "carnales" como en la década menemista pero siguen siendo "íntimas", según las descripción del propio canciller Adalberto Rodríguez Giavarini.

Mañana, la Argentina daría prueba de ello en Ginebra. Hasta anoche, la Cancillería se inclinaba por condenar a Cuba en la Comisión de Derechos Humanos de las Naciones Unidas que sesionará en Suiza. Es decir: mantendría la posición que sostuvo el menemismo hasta el año pasado, en el marco de una política de alineamiento automático con los Estados Unidos.

Pero, también hasta anoche, otra corriente política presionaba a los diplomáticos del Palacio San Martín. Y es que durante el alfonsinismo, la Argentina se opuso a condenar abiertamente al gobierno de La Habana en el escenario de la Comisión.

El carozo del dilema del canciller Rodríguez Giavarini, en realidad, no es la relación argentino-cubana. De hecho, el sillón del embajador aliancista en La Habana sigue vacío.

En la votación de mañana se dirime una postura más de fondo: si la Argentina realmente pretende jugar en bloque con su principal socio del Mercosur (históricamente Brasil se abstiene de condenar a otro país latinoamericano) en el ámbito internacional; o si, como ocurrió durante la década menemista, sigue priorizando el llamado insistente de la Casa Blanca. aquí es donde surgen las presiones cruzadas, porque el presidente Fernando de la Rua visitará oficialmente los Estados Unidos en junio y por estos días se está diseñando la agenda de ese viaje, clave para cualquier mandatario regional en tiempos de hegemonía norteamericana.

"El voto argentino en Ginebra es muy importante para los Estados Unidos", aseguró a Clarín el embajador argentino en Washington, Guillermo González. El gobierno norteamericano es el principal impulsor de cualquier pronunciamiento que acorrale al gobierno socialista de La Habana. Más aún cuando, por estas horas, Castro y Clinton se miden en una pulseada con pantalla globalizada por el destino de Elián, el chiquito cubano reclamado por su padre en la isla caribeña.

Si se trata de alivianar costos, la principal preocupación de Giavarini es la posición que llevará Chile a Ginebra. Hasta el año pasado, Santiago se abstuvo de condenar a Cuba, pero en 1999 cambió su voto y se pronunció contra el régimen de Fidel Castro.

El 2000 llegó con nuevo gobierno trasandino, el del socialista Ricardo Lagos y, si mañana Chile se abstiene, al igual que Brasil, la Argentina será el factor discordante de la región.

Mientras, los gestos de buena voluntad de la Casa Blanca llegan justo a tiempo. De la nada, el presidente Bill Clinton anunció el jueves pasado el nombre de su nuevo embajador en Buenos Aires, un puesto vacante desde 1996.

La administración de Castro tampoco se queda de brazos cruzados. El embajador cubano en Buenos Aires intentó en vano en las últimas semanas obtener una respuesta concreta de la Cancillería de boca del representante especial para los Derechos Humanos, Raúl Despouy.

Por eso, la semana pasada, cuando el presidente de la Cámara de Diputados Rafael Pascual viajó a Cuba -representando a De la Rúa en una cumbre de países subdesarrollados- recibió un reclamo concreto del presidente Castro en los tres minutos que conversaron a solas.

"Me pidió que hiciera las gestiones para que el Presidente reciba al embajador cubano en Buenos Aires", contó Pascual a Clarín. Y aclaró que hizo el trámite de inmediato.

Las horas pasan para anticastristas y procubanos en el nuevo gobierno. Pero, definitivamente, ambas corrientes coinciden en que los tiempos de posturas alfonsinistas "ya pasaron".

En 1998, la Argentina quedó del lado de los perdedores cuando, por primera vez desde 1992, la ONU rechazó la condena a Cuba por violaciones a los derechos humanos que auspiciaba la Casa Blanca. Fueron 19 votos de rechazo a la moción de los Estados Unidos, 16 a favor -entre ellos el argentino- y 18 abstenciones.

Otros 14 países se alinearon en Ginebra con Estados Unidos, pero el único país latinoamericano que votó igual que la Argentina fue El Salvador.

El camino de la abstención fue elegido por la mayor parte de los países latinoamericanos: Brasil, Chile, Ecuador, Guatemala, México, Perú, Uruguay y Venezuela.

En 1999, la historia cambió. La ONU sancionó en Ginebra a Cuba por la "la represión de los opositores políticos". Y el fallo, que también defendió Washington, fue apoyado por Buenos Aires; aunque esa vez se sumaron otros países latinoamericanos como Uruguay, Ecuador y Chile.

La ONU le pidió también al gobierno de Castro que adhiera a los pactos internacionales que garantizan los derechos económicos, sociales, culturales, civiles y políticos de las personas, pilares del sistema de Naciones Unidas.

En Ginebra, Despouy espera hoy recibir la instrucción de su jefe en el Palacio San Martín. Recién entonces sabrá quiénes ganaron en Buenos Aires.

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