CUBANET... INTERNACIONAL

Abril 17, 2000



Elián, retenido en Miami de forma ilegal

ROSA TOWNSEND, Miami. El País, abril 16.

El tío abuelo del 'niño balsero' desoye las advertencias del Servicio de Inmigración

Atrincherados en la Pequeña Habana, los familiares de Miami del niño balsero retienen ilegalmente a Elián González y han desatado una tormenta política que trasciende el choque entre los exiliados cubanos y el Gobierno de Estados Unidos. El debate enfrenta a demócratas, que defienden la devolución del náufrago a su padre, y republicanos, que sostienen que entregárselo a Juan Miguel González equivale a enviarlo a la dictadura de Fidel Castro. El caso Elián ha desatado además críticas de la opinión pública al Gobierno por no saberse imponer a la familia de Lázaro González. The New York Times ha acusado a Bill Clinton de amilanarse. Clinton exhortó ayer a los cubanos de Miami a respetar la ley y entregar al niño.

El presidende de Estados Unidos, Bill Clinton, exhortó ayer a la comunidad cubana en Miami para que respete la ley del país que les dio acogida y asuman que cumplir con la legalidad vigente les obliga a devolver al niño Elián González a su padre. "La ley debe ser obedecida" dijo ayer Clinton. El presidente de EE UU añadió: "Confío que todas aquellas personas que han venido a Estados Unidos porque éste es un país de libertad en el que se respetan las leyes, respeten esas leyes".

El Gobierno de Estados Unidos está estrechando el cerco sobre los desafiantes parientes de Elián González en Miami, para intentar, una vez más, un desenlace por las buenas. La última advertencia que les han hecho es de este cariz: "Ustedes están reteniendo al niño ilegalmente. Es más, lo están haciendo sin el consentimiento de su padre, ni del Servicio de Inmigración y naturalización (INS)", dice la carta firmada por Michael Pearson, subdirector del INS.

El tío abuelo Lázaro González y su familia siguen sin inmutarse, atrincherados en su fortaleza de la Pequeña Habana, confiados en que la ministra de Justicia, Janet Reno, nativa de Miami, no tendrá el valor de enfrentarse a los cubanos de cuyo voto dependió durante los 15 años que la eligieron fiscal estatal en esta ciudad, a la que también ha dicho que vendrá a vivir cuando decida retirarse.

Hasta ahora les han dado motivo para pensar así. En los casi cinco meses del culebrón del caso Elián, Reno les ha impuesto al menos siete ultimatos, pero a la hora de la verdad no ha actuado. Los cubanos piensan que Reno está bailando al son que ellos le tocan, pero el resto del pueblo estadounidense, harto y frustrado según las encuestas, se pregunta por qué.

¿A qué se debe el aparente amilanamiento del Gobierno ante los exiliados anticastristas de Miami, que al fin y al cabo no cuentan en el resto de EE UU? Así lo expresaba el viernes un columnista del periódico The New York Times: "El fracaso del Gobierno al no intervenir a tiempo ha permitido organizar la resistencia... ha dejado que la oposición determine la agenda, sin importarle los hechos ni las leyes. El resultado va a ser casi seguro un desagradable enfrentamiento que sólo hará daño a Elián".

Un conocido abogado de inmigración, José Pertierra, iba aún más lejos: "Los parientes tienen al niño cómo rehén". Casi con esas mismas palabras titulaba su editorial del viernes un periódico de Wisconsin, Estado que se considera representativo de la Norteamérica central, es decir, que refleja el sentir del estadounidense medio.

El debate sobre la custodia de Elián no sólo ha enfrentado a dos familias, sino a anglosajones y negros con cubanos, y a demócratas y republicanos en el Congreso de EE UU. La congresista demócrata Maxine Waters dijo en un airado intercambio en la cadena NBC con su colega republicano Lincoln Díaz-Balart que "la familia y los que piensan como usted están obstruyendo la justicia".

Díaz-Balart sostuvo que "si Elián vuelve a Cuba, Castro le lavará el cerebro y le reprogramará". Legalmente es el INS quien tiene la custodia de Elián desde el jueves a las 14.00 horas (hora en Miami), cuando Lázaro se negó a entregarlo a las autoridades en el aeropuerto de Opa-Locka, al norte de Miami.

En lugar de acatar la orden divulgaron un vídeo en el que aparecía Elián diciéndole a su padre que no se quiere ir a Cuba y sus abogados y los de la Fundación Nacional Cubano Americana -que les ayuda desde el principio- montaron una ofensiva legal, a la que el Gobierno, por su parte, respondió con otra.

En la primera ronda del pugilato, que ha vuelto a los tribunales, los parientes lograron el jueves una victoria a medias.

Un juez del Tribunal de Apelaciones de Atlanta respondió a su petición prohibiendo que el niño salga de EE UU hasta que un tribunal de tres magistrados decida si extiende esa prohibición hasta que concluya el proceso de apelación, en el que los parientes solicitan asilo político para el niño náufrago.

El tribunal aún no ha tomado una decisión y se espera que lo haga en los próximos días. Sin embargo, la orden judicial no impide al Gobierno devolver inmediatamente a Elián a su padre, Juan Miguel González, que está en suelo estadounidense esperando retomar la custodia de su hijo.

Si Reno va a ejercer o no esa potestad está por verse. Tendría que sacar a Elián de la Pequeña Habana por la fuerza y exponerse a un espectáculo internacional que ella quiere evitar por todos los medios. Antes de dar ese paso ha pedido a un juez que obligue a Lázaro a devolver al niño, para poder arrestarlo por desacato a la ley si se negara de nuevo.

Es una nueva amenaza y nadie sabe si esta vez va en serio. Por si acaso, la Fundación Nacional Cubano Americana -presidida por Jorge Más Santos, hijo del difunto líder anticastrista Jorge Más Canosa- entabló urgentemente una demanda alegando que al niño no lo pueden repatriar a Cuba porque es un país donde sistemáticamente se violan los derechos humanos.

A esta declaración, el portavoz del Departamento de Estado, James Rubin, respondió de forma clara y concisa: "La reunificación de un padre y un hijo es más importante que los derechos humanos".

Horas después de la declaración de Rubin, casi al anochecer del viernes (madrugada de España) la familia, visiblemente desesperada, divulgó una presunta declaración jurada de uno de los balseros que venía con Elián en la barca que naufragó acusando al padre, Juan Miguel, de pegar a su mujer y a su hijo.

"Por eso Elián le tiene miedo a su padre y no quiere volver con él", decía el portavoz de la familia, Armando Gutiérrez, frente al grupo de manifestantes habituales congregados frente a la casa de Lázaro González.

Las televisiones locales lo destacaron como la noticia del día, ilustrándola con opiniones que nutrían la teoría de que no debe volver a Cuba porque le espera un infierno. En medio del limbo en el que se encuentra toda la saga político-legal hay en estos momentos una cosa clara: a la familia de Miami se les han cerrado prácticamente todas las puertas legales.

Incluso la última en la que ellos tenían depositadas las esperanzas, por si les falla la apelación de asilo, que era que el tribunal de Familia de Florida decidiera quién debe tener la custodia. La juez Jennifer Bailey desestimó su demanda el jueves con estas palabras: "Lázaro no acaba de entender que la naturaleza de este caso no es de custodia sino de inmigración".

El heredero de Mas Canosa

Cuando el caso Elián se acabe, probablemente la ciudad de Miami se perciba en el resto del mundo como un centro de intolerancia, cuando en realidad los que gritan son un pequeño porcentaje de la población general, de más de dos millones, e incluso de la cubana, que se acerca a los 800.000.

Pero lo que está en juego es el poder de un grupo de exiliados radicales que durante casi dos décadas han amasado fortuna e influencia en el

Congreso y la Casa Blanca.

Después de la muerte de Jorge Más Canosa en 1997, presidente de la Fundación Nacional Cubano Americana, el liderazgo del exilio se quedó vacante. Su hijo, Jorge Más Santos lo sustituyó al mando de esa nave, pero no ha logrado demostrar la astucia de su padre, del que una palabra suya bastaba para movilizar a los cubanos.

La batalla para impedir que a Elián lo devuelvan a Cuba, que Más Santos ha patrocinado personalmente desde el principio, es una prueba de fuego. Por eso se precipitó a gestionar un acuerdo a mediados de semana para que las familias se reunieran. Convocó inesperadamente una conferencia de prensa en Washington a las once de la noche. Nadie sabía de qué se trataba. Todos se quedaron con la boca abierta cuando dijo que lo que parecía imposible lo había logrado.

El éxito no llegó a la madrugada. Lázaro González desmintió ante los micrófonos que él hubiera aceptado reunirse con su sobrino y el padre de Elián en Washington "porque querían que entregara la custodia del niño". "Y yo no traiciono a Elián", dijo. Ante semejante fiasco, Más Santos volvió a convocar a la prensa para echarle la culpa al Gobierno y al abogado de Juan Miguel por haber cambiado el acuerdo original.

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