Estafa tras estafa
Jorge Diego Rodríguez, APIC
LA HABANA, abril - Por estos días la estafa continúa en Cuba, no sólo en la carne de tercera vendida racionadamente como si fuese de primera en las carnicerías estatales, en los cigarros o el café adulterado o en los frascos de desodorante vaciados y rellenados
con agua carbonatada que se expenden en algunas shoppings (tiendas por dólares), sino que a estos embustes se suman -cada vez con más fuerza- los de los estafadores de "grandes ligas", para calificarlos de algún modo.
El Mayor Angel Díaz, de la Dirección Nacional de la Policía Nacional Revolucionaria (PNR), se refirió a la proliferación de estafadores en La Habana y en otras cabeceras provinciales.
Por ejemplo; algunos llegan con un billete de gran valor y hacen creer a sus víctimas que es posible hacer un buen negocio invirtiendo una cantidad de dólares, generalmente sumas fuertes, y que en la medida que ellos contribuyan monetariamente obtendrán a cambio tres o
cuatro veces lo desembolsado.
Ciudadanos que se dedicaban a esos menesteres fueron arrestados en los municipios Playa, Marianao, La Lisa, Habana Vieja, Centro Habana y Plaza de la Revolución así como hay otros confinados en la Unidad de Operaciones Policiales de Ciudad de La Habana (DTI).
A las gendarmerías de la capital y de otras zonas del país siguen acudiendo personas a formular denuncias por estafa o a identificar a los embaucadores, aunque los largos años de permanencia de esa práctica hace presumir que no le será fácil a la policía
cortar el mal de raíz.
Muchas veces los estafadores se presentan en compañía de un cubano reyoyo -como decimos por acá- disfrazado de extranjero, con el supuesto propósito de comprar un cuadro de gran valor para llevárselo del país. Ambos piden para la operación una
contribución entre dos y tres mil dólares, que ellos hacen creer que volverán con creces a las manos de quien invierta en dicho asunto.
La lista de engaños puede ser más o menos extensa en determinados momentos, pero el fenómeno delictivo sigue ahí: estafa tras estafa. La falta de ética generalizada en el comercio y los servicios estatales es propicia también para que muchos le cambien
la vaca por la chiva a cualquiera o que salga trasquilado quien vaya por lana.
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