Llàtzer Moix . La Vanguardia Digital, España. 2000.04.14
El caso Elián ha sido verdaderamente repugnante, en su globalidad y en casi todos sus detalles. El otro día me puse a enumerar los aspectos de esta triste epopeya que me sublevan y, de corrido, escribí la siguiente lista, sin duda incompleta:
Me subleva que una madre se vea impulsada a escapar de su país en una embarcación rudimentaria y, como era de prever, muera en el intento...
Que su hijo de 6 años tenga que ser testigo del suceso...
Que, al morir la madre, el padre no pueda -o no quiera- hacerse cargo del niño de inmediato...
Que, para ello, tenga que esperar a que el gobierno le preste un traje y le monte en un avión...
Que el régimen cubano instrumentalice el caso y, gracias a su maquinaria propagandística, pretenda hacernos creer que lo más grave que pasa en Cuba> es que Elián esté en EE.UU...
Que el exilio cubano entre al trapo y participe en la farsa, con similar grosería a la del camarada Fidel...
Que los familiares que han tratado como a un hijo a Elián en Miami sean tildados de activistas políticos...
Que Elián se haya convertido -merced, quizás, a un interesado regalo- en modelo publicitario (siempre perseguido por los fotógrafos) de una marca de ropa de confección...
Que algunos psicólogos con tropismo mediático lloren a diario por la salud psíquica del niño y, de paso, vayan labrándose un nombre en la prensa...
Que castristas o "gusanos" acabarán celebrando como un triunfo colectivo lo que para Elián es, desde hace meses, una derrota personal...
Que, pese a todo lo dicho hasta aquí, el suceso puede repetirse hoy, o mañana o pasado, en otra de las balsas que dejan <Cuba en dirección a Miami...
Que, si eso ocurre, la tabarra mediática y el cinismo se multiplicarán... |