CUBANET ...INDEPENDIENTE

14 de abril, 2000



Denuncian maltratos y torturas desde cárcel de Camagüey

SANTIAGO DE CUBA, 13 de abril (Luis Alberto Rivera, APLO) - El presidio político "Pedro Luis Boitel", desde la prisión especial Kilo 8 situada en la provincia Camagüey (también conocida como La 26), hizo llegar a la APLO las siguientes denuncias:

El recluso común Elio Luis Valdés Argudín murió en la madrugada del pasado 25 de marzo sin que le dieran atención médica. Valdés llevaba en prisión siete años, había perdido mucho peso corporal y se dice que padecía de varias enfermedades. Ultimamente este prisionero estaba confinado en celdas de castigo a causa de sus constantes reclamos de que lo atendiera un médico. La dirección del penal no le proporcionó auxilio a pesar de conocer su crítico estado de salud. Valdés Argudín era natural del municipio Boyeros en ciudad de La Habana. Sus padres fallecieron estando él encarcelado.

Ese mismo día, 25 de marzo, pero en horas de la noche, cuatro Funcionarios de Orden Interior (FOI) le dieron una golpiza al prisionero político José A. Marcel Ponce. Los militares -que dicen llamarse Carlos, Félix, Falcón y Mariano- golpearon al preso con sus tonfas (garrote en forma de "L" usado en artes marciales). Como resultado del maltrato Marcel Ponce presenta hematomas por todo el cuerpo, varias contusiones en las costillas y la boca partida. No se le procuró atención médica. Después de la golpiza fue encerrado en una celda de castigo donde debe permanecer durante 21 días. Se desconoce su actual estado de salud.

También se supo de una golpiza que varios FOI le dieron al preso común Arnaldo Martínez Pérez, alias Cayo Hueso, quien sufrió una herida en la cabeza y fractura en una pierna. Entre los carceleros que más golpes propinaron a Cayo Hueso se destaca Ibrahim Estrada y un tal Raúl. A Martínez Pérez lo ingresaron en crítico estado de salud. No se han tenido nuevas noticias de él.

En la celda 66 de la llamada "primera fase" de Kilo 8 el preso común Jorge Luis Claro Matos se encuentra prácticamente moribundo. Este recluso perdió la memoria, es esquizofrénico paranoide y epiléptico, pero no recibe medicamentos ni atención médica. Cada vez que sufre un ataque de epilepsia los FOI lo sacan de la celda 66 después que concluyó la crisis. Casi siempre termina esos ataques con el cuerpo todo lleno de hematomas y heridas en la cabeza, lesiones que se hace al chocar con la cama. La dirección de La 26 de Camagüey se ha negado reiteradamente a trasladar a este preso hacia un lugar adecuado a sus padecimientos.

Actualmente permanece en una de las celdas de castigo el recluso común Manuel Ulloa García. Allí fue confinado por una semana, pero se presume que ese tiempo pueda prolongarse a causa de los constantes gritos de "abajo la injusticia" y "abusadores" que lanza contra los FOI de Kilo 8. Ulloa García se pasa todo el día golpeando con sus pies la puerta del calabozo. No puede golpear con las manos porque las perdió. El mismo se las cortó. Es un impedido físico. Los demás encerrados en el área de castigo se solidarizan con Ulloa García y también dan golpes en las puertas de sus celdas pidiendo que saquen al impedido de aquel lugar.

Mariano Luperón Romero es un preso común. El habló con varios recluidos en Kilo 8 a los que dijo: "Tengo hambre, mucha hambre, llevo muchos años en este cruel destierro". Momentos después de concluir sus palabras se tiro del segundo piso del penal. No se sabe si está vivo o muerto.

A un grupo de presos políticos se les levantó un "acta de advertencia". El fin del asunto es tratar de silenciarlos. También fueron amenazados severamente con el propósito de que no saquen más denuncias de los atropellos que se cometen en Kilo 8. Rodolfo Bartelemí Cobas, Miguel Díaz Bouza, Carlos Luis Díaz Fernández y Andri Frometa Cuenca, son los nombres de los "advertidos".

Cuando estaban escribiendo las actas, Díaz Fernández protestó exclamando repetidamente: "¡Abajo el tirano!", "¡Abajo la injusticia!". De inmediato varios FOI se le abalanzaron, lo esposaron, y lo arrastraron por todo el pasillo del penal provocándole quemaduras por fricción en todo el cuerpo. El jefe del penal, teniente coronel Francisco Morales Reina, presenció cómo arrastraban y golpeaban al preso político. Nada hizo por detener el abusivo acto, nada dijo al respecto. Sólo sonreía.

Después vinieron otras amenazas: "Vamos a tener que comenzar a desaparecer a los presos políticos mientras en el país se celebren eventos internacionales como la Cumbre Sur-Sur u otras similares de interés para el gobierno revolucionario", dijeron los dirigentes de Kilo 8. Ellos aseguraron estar autorizados para hacerlo.

Concluye el presidio Político "Pedro Luis Boitel", desde la Prisión Kilo 8 en Camagüey, pidiéndole a la opinión pública internacional que tome parte en este asunto para que de una vez y por siempre se acaben las torturas y los tratos crueles en las cárceles de Cuba.



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