MIAMI. Enrique Serbeto enviado especial. ABC, jueves 06 de abril de 2000
El paréntesis en las negociaciones de Miami entre las autoridades norteamericanas y la familia de Elián González, está siendo aprovechado para tratar de convencer en La Habana a Juan Miguel González, el padre del menor, y naturalmente a Fidel Castro, para que éste
pueda viajar cuanto antes a Estados Unidos. El régimen cubano insiste en que sus condiciones son «irrenunciables».
La Habana mantiene que si Juan Miguel González debe viajar solo, entonces sería para recoger al niño instantáneamente y regresar con él a La Habana sin mayor transición. Pero si lo que se pretende es que espere en suelo norteamericano la sustanciación
del recurso judicial, algo que se puede prolongar hasta el mes de mayo, entonces necesita el apoyo de «personas de confianza que conozcan Estados Unidos», incluyendo el pintoresco equipo de familiares, niños, maestros y, sin duda, también agentes de seguridad, que deberían
facilitar la «readaptación» de Elián previamente a su regreso a Cuba.
MIEDO A QUE SE QUEDE
Todo Miami da por hecho que Fidel Castro no se atreve a dejar viajar solo al padre de Elián por miedo a que una vez allí pudiera preferir quedarse en Estados Unidos. La portavoz de la Fundación Nacional Cubano Americana (FNCA), Ninoshka Pérez, decía ayer en su
programa de radio que la escena en la que el «número uno» cubano pasa ante Juan Miguel González sin estrechar la mano que éste le tendía, no sería más que la confirmación de esta desconfianza.
Gregory Craig, el abogado que teóricamente defiende los intereses de Juan Miguel González, pero que da la impresión de que en realidad sigue trabajando para el presidente norteamericano Bill Clinton, estaba ayer realizando gestiones secretas en La Habana, muy previsiblemente
reunido con Fidel Castro, para discutir la situación. Los periodistas pudieron seguirle hasta un edificio del Ministerio de las Fuerzas Armadas cuando llegó a La Habana en la madrugada del miércoles, pero desde allí se perdió su pista y nadie ha informado sobre su
programa de actividades.
Craig viajaba en un avión privado, lo que significa que en caso de llegar a un acuerdo podría viajar a Miami a buscar a Elián en cuestión de minutos y en cualquier momento. A Estados Unidos le conviene que el desenlace del problema se produzca lo antes posible y, sin
duda, esta es la misión de Graig, que ya fue el abogado de Bill Clinton en el espinoso caso de las «relaciones impropias» con la becaria Mónica Lewinsky.
El espectáculo de tener al padre de Elián y media ciudad de Cárdenas en la Oficina de Intereses cubanos en Washington no parece que sea una salida que le convenga a la Administración norteamericana y, por ello, el Departamento de Estado retrasa las gestiones del resto
de los visados que Cuba también ha pedido. Washington responde que para la readaptación le bastan su padre, su actual esposa, el hermano, el primo, la maestra y una pediatra, y para todos ellos ha concedido ya visados.
OFENSIVA CONTRA MIAMI
Pero así, toda la familia junta y sola, el Gobierno cubano no los deja salir en ningún caso. A Castro no le viene mal seguir prolongando la situación, porque como ya dijo en la inauguración de la «Tribuna Antiimperialista», su intención es aprovechar
la situación para extender su ofensiva contra la comunidad del exilio de Miami, aun cuando Elián haya regresado a Cuba.
Los dos millones de dólares que se ha gastado en esa estructura no podían ser nada más que un escenario de un solo uso. La guerra de Cuba contra Miami no habría hecho más que empezar, aunque haya tenido que usar a un niño de seis años como la
principal y más eficaz de sus armas.
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