La cola, un producto cubano
Rev. Pedro Crespo Jiménez, Grupo Decoro
LA HABANA, agosto - El diccionario es un amigo fiel de aquél que pretende escribir algo. A veces utilizamos palabras cuyo verdadero significado desconocemos. Así, por ejemplo, sucede con la palabra "cola". La de pegar, en uno de sus múltiples significados,
representa esa sustancia que sirve para adherir dos materiales entre sí, y en ocasiones, la lengua del paladar. La cola de los animales significa la extremidad posterior o apéndice del cuerpo y de la columna vertebral. En el ser humano tal apéndice está atrofiado, a
diferencia de los simios, al menos físicamente.
En Ecuador la cola es un árbol muy estimado por sus cualidades tónicas y reconstituyentes.
En Cuba la cola es una actividad totalmente diversa, pues agota al individuo y posee cualidades demoledoras. Produce fuerte dolor en las plantas de los pies y en las pantorrillas.
Sólo mencionar esa palabrita, y aparecen en el cubano náuseas y escalofrios, y esto no supone estar encinta pues tales síntomas no son privativos de un sexo.
Ir a una cola conlleva el riesgo de una bronca, altercado, riña o como usted prefiera llamarlo, con la consecuente elevación de presión e irritación del sistema nervioso. También posee la virtud de ayudar en la fraternidad y en las relaciones interpersonales. Sé
de esposos que se han conocido en colas nocturnas y de amigos entrañables que se conocieron y se ayudaron mutuamente en una "colita" que duró seis meses.
A veces, estas experiencias arrastran secuelas negativas. Por ejemplo, mi tía le marca al barrio entero en las colas y tal favor le ha traído grandes conmociones de masas con la consecuente intervención de la ley.
En fin, la cola con estas características es un producto netamente criollo y cien por ciento cubano, por supuesto sin marca estatal de calidad. Y aquí paro de escribir, me avisan desde la otra cuadra que llegó el pepino y la zanahoria. Luego nos vemos. ¡Hasta la próxima
cola!
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