El baile como expresión legítima de nuestra nacionalidad
Rev. Pedro Crespo Jímenez, Grupo Decoro
LA HABANA, agosto - El baile es una de las cosas que más determinan el sello de la nacionalidad de un pueblo. Refleja sus alegrías y tristezas y hasta lo caracteriza.
Los primeros bailes cubanos fueron la danza, el vals tropical, la habanera y el zapateo.
La danza fue sustituida por el danzón gracias a la inspiración del músico matancero Miguel Failde. El vals y la habanera fueron sustituidos por el "two steps". El danzón entabló combate desventajosamente con el "fox trot", teniendo en su
contra nuestra indiferencia nacionalista, que acepta y hasta prefiere lo exótico, olvidando que el baile es un sello y hasta un símbolo de nacionalidad.
Algo peor le sucede al zapateo, el baile típico de nuestros campesinos, que ya sólo se oye en algún bohío perdido en la Sierra. Todavía pudieran citarse como bailes la rumba, para gentes alegres, y el son, el baile baracoano, que participa del danzón y
de la rumba.
Muy pocos de los cubanos saben bailar danzón pero muchos, especialmente los más jóvenes, sí saben bailar disco o break dance.
Para el hombre que desea poseer una cultura universal le es necesario, primero y ante todo, profundizar en sus propias raices culturales. Entablar conexión con otras culturas presupone amar la propia, para no sobrevalorar la una y subvalorar la otra.
Sólo de esta manera el individuo podrá enriquecerse y admirarse realmente con las maravillas de sus semejantes, sin correr el riesgo de quedar absorbido. Los otros, al descubrir la pasión de ese hombre por su propia cultura, lo respetarán y se interesarán por
conocerla. El árbol que tiene profundas raíces no teme entrecruzar sus ramas con otros árboles robustos, porque sólo así logran el follaje multicolor que da cobijo sereno y firme a los numerosos habitantes de nuestra tierra.
Sin embargo, la enredadera que parece cubrirlo todo posee una raíz muy débil, de un golpe queda sin existencia. Así se impone una pregunta: ¿qué es usted, árbol o enredadera?
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