Pesado tributo
Tanía Díaz Castro
LA HABANA, agosto - En el programa televisivo "Tribuna Abierta" del 21 de agosto pasado, programa que apenas se escucha en el edificio donde vivo, se habló nuevamente de que Estados Unidos viola los acuerdos migratorios suscritos con Cuba.
Sin embargo, me pregunto por qué Cuba viola un derecho internacional que posee la población de este planeta de salir de su país, sin necesidad de solicitar y esperar el permiso de salida que necesita todo cubano para viajar fuera del suyo, sobre todo los refugiados políticos.
A este permiso de salida o carta de libertad le llaman las autoridades de Inmigración "la tarjeta blanca".
Quien escribe esta nota tuvo una experiencia al respecto. En el mes de diciembre de 1989 dos militares visitaron mi casa. Uno de ellos (una mujer joven y rubia) extrajo de su maletín la tarjeta blanca que me daría permiso para emigrar. Pero sólo me la mostraron a un metro de
distancia y rápidamente, como si yo fuera a arrebatarla de aquellas manos femeninas, la guardaron. Estaba claro que se trataba de un chantaje político. Sólo me entregarían la tarjeta blanca si yo cesaba en mis actividades dentro del Partido Pro derechos Humanos de Cuba.
Opté en aquella oportunidad por el Partido y la tarjeta blanca se quedó y se quedará archivada por siempre en las oficinas que le pertenecen.
Este método de amenaza aún continúa con los opositores o activistas de los derechos humanos. Muchos son los que pudieran contar la misma historia.
En la actualidad, numerosos hombres y mujeres cubanos que han obtenido desde hace meses su refugio político a través de la Oficina de Intereses de Estados Unidos, esperan por su tarjeta blanca, una tarjeta, perdón, con tufo a feudalismo macarrónico, algo que en el
mundo civilizado, sobre todo en el más democrático, no existe.
Además, me pregunto, ¿cuándo fue que firmamos un contrato entre los señores feudales y nosotros, los Siervos de la Gleba? Sí, ya sabemos que nadie es superior a los superiores, que la obediencia es sinónimo de patriotismo, que continúamos siendo súbditos,
sujetos a un pesado tributo cuyo término inexorable tendrá tarde o temprano que ocurrir...
Porque como el curso del agua que va a parar al río o al mar, también pasarán estos bochornosos hechos que sufrimos los cubanos en los umbrales del siglo XXI.
Esta información ha sido transmitida por teléfono, ya que el gobierno de Cuba no permite al ciudadano cubano acceso privado a Internet.
CubaNet no reclama exclusividad de sus colaboradores, y autoriza la reproducción de este material, siempre que
se le reconozca como fuente.
| 