¿Será que el bloqueo es por la cuota?
Fara Armenteros, UPECI
LA HABANA, agosto - Día a día se incorporan al paisaje cubano nuevas construcciones de hoteles para el turismo, tiendas recaudadoras de divisas, casas que son reparadas a una velocidad pasmosa para instalar firmas comerciales y viviendas que se levantan para ser vendidas a
extranjeros. Para estas edificaciones; no existe el bloqueo.
Paradójicamente, cada día más cubanos ven deteriorarse sus viviendas sin poder repararlas, porque no hay materiales de construcción. ¡Ah, el bloqueo! Por lo tanto, el destino de esas personas es optar por una vivienda de bajo costo (construcciones hechas con
materiales rústicos y técnicas atrasadas) y mientras tanto, esperan su turno indefinidamente: un albergue.
Recientemente un medio oficial publicó el testimonio de Bárbara Domínguez, quien ha vivido durante cincuenta años en "La Corea" -un barrio marginal enclavado en el municipio habanero San Miguel del Padrón- y que refiriéndose a su estancia en un
albergue declaró: "Salir de lo malo no deja nostalgia. En aquel sitio nacieron mis hijos y tuve momentos de felicidad, pero eso no es vida".
Por citar un caso de los varios marginales que hay en ciudad de La Habana y cuya situación de deterioro e insalubridad, lejos de ser superada, se mantiene y hasta aumenta, puede señalarse precisamente a "la Corea". Desde 1980 existe un proyecto estatal para su
rehabilitación, pero no se ha ejecutado ni el 50 por ciento de dicho plan en veinte años.
No ha sido posible obtener un solo comentario optimista entre los vecinos de esos barrios marginales o de las zonas donde radican las llamadas comunidades de tránsito y donde los periodistas independientes ya no podemos entrar con facilidad. Sin embargo, los residentes en tales lugares,
que prefieren no ser identificados por miedo a perder su "escalafón", están dispuestos al diálogo.
En una parada cerca de la Virgen del Camino, una mujer que dice haber encanecido en un albergue, después de referirse a los trabajos que está pasando el pueblo guantanamero, de donde acaba de regresar, manifestó que ella ha vivido hasta en la carrocería abandonada de
una guagua (ómnibus), y añadió: "Para los extranjeros y los que tienen dólares hay de todo, para nosotros hay bloqueo, no hay comida, no hay cemento, no hay casas, parece que el bloqueo es por cuota y lo distribuyen para el que le toca".
Se puede añadir que para aquellos que andan por las grandes avenidas de La Habana en carros refrigerados con cristales oscuros, no hay bloqueo. Y alquien dijo: "El llamado bloqueo, es un mazo con el que el gobierno azota al pueblo", concluyó.
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