Malas manías
Héctor Maseda, Grupo Decoro
"Qué vale que la ley tenga un espíritu si tienen otro los encargados de realizarla". - José Martí.
LA HABANA, agosto - El desvío de recursos o bienes ajenos es una práctica temeraria pero generalizada en Cuba, e implica enormes riesgos punitivos para sus autores. La Empresa Nacional de Correos no constituye una excepción de esta regla. De ahí que enviar un paquete
o bulto postal a través de ese servicio se ha convertido, con cierta frecuencia, en una aventura para remitentes y destinatarios tan complicada y llena de obstáculos como el mitológico viaje de retorno al Reino de Itaca, realizado por Ulises luego de concluida la Guerra de
Troya.
En lo que va de este año se han recibido setenta denuncias o quejas en la redacción del periódico oficialista Granma, información que hizo pública el pasado miércoles 9 de agosto, acerca del despojo o extravío continuado de la correspondencia y
bultos postales.
Como ejemplos más recientes citan a las víctimas Lizardo García, quien envió un objeto de valor que nunca llegó a su destino y que la unidad de correos correspondiente le indemnizó con una cifra inferior al valor real del artículo; a Pedro
Caballero, que despachó un paquete entregado a su destinatario dos meses más tarde, con apenas la mitad de su contenido, y a Emilio Hernández, cuya correspondencia enviada desde Argentina fue violada con cualquier propósito oscuro, además del simple robo.
La realidad no puede ocultarse todo el tiempo a todo el mundo. Los hechos se imponen a pesar de los sanos esfuerzos realizados por el periodista que cubrió el artículo y Onelio Alfonso Pérez, presidente de ese departamento del Ministerio de Comunicaciones cubano, en un
intento por reducir la pésima reputación que a través de los años se ha ganado esa oficina: en 1999 se produjeron 811 expoliaciones y 4 mil 747 quejas llegadas a Correos y tramitadas por las dependencias correspondientes, quienes luego de realizar las investigaciones y la
depuración de responsabilidades llegaron a la conclusión de que al menos en el 77 por ciento de los casos la razón asistía a los usuarios.
El propio Alfonso Pérez califica la situación como: "un bochorno y una vergüenza que eso ocurra. La fama que nos hemos ganado no es por gusto". Y a continuación señaló que las causas fundamentales que determinan estas contingencias deben buscarse
entre otras razones en la falta de transporte y locales apropiados de almacenamiento, la ausencia en su departamento de recursos económicos en dólares para poder explorar la utilización de vías más seguras y confiables, así como que a la entidad ingresan
trabajadores, junto al personal idóneo, que no lo son tanto, y añadió: "A los quince días ya están robando".
Medios especializados en la actividad plantean que no se han tenido en cuenta algunos elementos de gran importancia a la hora de evaluar integralmente la actual situación de la Empresa Nacional de Correos. En primer lugar, porque permanentemente se viola el principio de que a mayor
responsabilidad mayores y proporcionales salarios. Se conoce que en el país es normal que paguen sueldos de miseria, a pesar de que el costo de la vida en Cuba es varias veces superior a los honorarios promedios recibidos por los trabajadores. En segundo lugar, existe una falta de control
apreciable en las instancias de responsabilidad: almacenes, distribución y recepción de correspondencia y bultos, con lo que al mismo tiempo se demuestra que no son tan exigentes en la selección de ciertos candidatos para que trabajen en el sector, lo que trae aparejado el
relajamiento de la disciplina laboral de los buenos trabajadores y se generalice el problema.
Por último, consignemos que la pobre gestión empresarial se hace sentir. La gerencia debe buscar soluciones a las dificultades que enfrenta, sin temor, en las jerarquías superiores. Así lo dispuso el mando supremo.
Hace apenas cuatro años, señala el articulista, apareció en el diario Granma (28 febrero 1996) un trabajo titulado "Nada justifica esa epidemia", de la periodista Oria de la Cruz, en el que advertía de similares situaciones a las tratadas en esta ocasión.
Pero al parecer, continúan sin solución.
Recuerda Alfonso que la violación de la correspondencia se considera en nuestro Código Penal como un delito grave e implica sanciones de hasta cinco años de privación de libertad. Sin embargo, añadimos nosotros, si la misma violación es realizada a título
de control institucional contra cualquier ciudadano cubano (especialmente contra los disidentes) que mantienen relaciones por estos medios con familiares o amigos en el exterior, la falta no se considera como tal, ya que no existe ninguna ley que condene esa acción.
Lo cierto es que el origen de estos problemas, si lo tratamos medularmente, no radica en el tipo de sector laboral y el flujo de trabajo, la organización establecida en el ramo y los recursos disponibles, el tipo de personal a emplear y los salarios que deban devengar. De lo que se trata
es que al socialismo no se le salva con remedios provenientes del capitalismo, porque es un régimen despótico en lo político, inoperante en lo económico e indiferente en lo social.
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