¿Esperamos algo del control interno?
Víctor Rolando Arroyo, UPECI
PINAR DEL RIO, agosto - Hace varias décadas, al asumir el total dominio de la economía nacional, el régimen de Cuba tomaba para sí el compromiso de hacer más eficiente el Sistema de Dirección y Planificación de la Economía. De la noche a la
mañana, las actividades de la producción y de los servicios se veía sin el estricto control que hasta el momento se venía realizando por miles de especialistas, muchos de ellos empíricos pero con una gran dedicación y sobre todo con una gran responsabilidad.
En los años sucesivos hubo de todo. Incluso se llegó a abolir carreras universitarias y de nivel medio cuyo perfil tenían más que demostrado lo imprescindible de su existencia.
Aquellas aguas nos dejaron estos lodos.
Hoy se repite tediosamente que el país necesita elevar su eficiencia y que se desarrolle un movimiento masivo para evitar el robo y el desvío de los recursos estatales.
En la década pasada se trató de que el sindicato oficialista resolviera tal situación. Rotundo fracaso. No olvidamos que mientras los obreros eran utilizados para esos trajines los líderes del partido de gobierno trataban de atajar la corrupción entre sus
filas (problema aún no resuelto) donde milita la casi totalidad de su aparato administrativo. Triste paradoja. Hoy incluso se dice que la finalidad no es sancionar, sino educar a dirigentes y colectivos laborales en el mejor uso de los recursos.
Hace varios años el régimen dice estar inmerso en el llamado perfeccionamiento empresarial. Desafío cuyos resultados están por verse todavía. Para los próximos meses está en preparación la segunda versión de un masivo control interno
a más de 27 mil entidades de producción y servicios. Para ellos está previsto emplear unos 16 mil especialistas que, en horas, revisarán no sólo los balances financieros sino también los medios básicos, la situación de precios y tarifas y, además,
otros delicados temas.
¿Es así como el régimen piensa resolver el agudo y cuestionado estado del control interno cuya comprobación sistemática es esencial para salvaguardar lo que en teoría es de todos, y en la práctica de unos pocos?
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