CUBANET ...INDEPENDIENTE

17 de agosto, 2000



No salvamos al soldado Ryan

Manuel David Orrio, CPI

LA HABANA, agosto - Infelices de nosotros, los cubanos. Llenos de dolor y vergüenza lo proclamamos. No pudimos salvar al soldado Ryan; no pudimos estar junto a Steven Spielberg y Tom Hanks en la noche del 10 de agosto. Cuba esperaba, anhelante. Desde antes, desde la mañana del infausto día, la prensa oficiosa anunciaba a bombo y platillo que la televisión pasaría el conocido filme del realizador de E.T. y El color púrpura. Toda Cuba, deseosa de salvar al soldadito, casi desesperada por compartir calidad sin mesas redondas de adoctrinamiento.

Humberto, timbirichero de sensibilidad, gastó la recaudación de dos días en golosinas y refrescos, reservados para dar de beber y comer al soldadito, en unión de la familia. María, por este verano ocupada en estremecer los huesos de un gerente nacional, de los llamados "cuellos gordos", informó a su amante que si el nidito no disponía de televisor, pues nada de aerobismo erótico. María tiene sus características: si no se le licúa el cerebro, las caderas no funcionan.

Un presagio de pájaros negros revoloteaba en la mañana del día fatal. Granma, órgano oficial del Partido Comunista, en la mano lo más probable la primicia del chasco por venir, no confirmó que Cuba podría salvar al soldado Ryan. Su espacio de cartelera televisiva informó de un escueto "Telecine", cual si avisara por bajo cuerda que habría gato por liebre. Radio Reloj, emisora que se jacta de que si lo dice ella "es verdad", transmitía entretanto un comentario sobre el filme de Spielberg, en el cual se reiteraba que a la noche habría oportunidad. Pájaros negros, a la altura de La Habana, y pequeño ridículo para Radio Reloj.

La hora llegó. María dio la espalda al gerente y el "cuello gordo" gastó dólares en balde. De soldadito, ni hablar. Sin previo aviso, sin explicación alguna, el filme de Spielberg fue suplantado por uno que relata cómo los norteamericanos lograron producir la bomba atómica, conflictos de conciencia científica incluidos y discreta referencia a Hiroshima y Nagasaki también. Buena oferta, en verdad. Sólo que la gente no estaba para enterarse de que Robert Oppenheimer tuvo una amante comunista. La gente quería saber qué diantres hicieron Spielberg y Hanks con el soldadito Ryan. Por supuesto, al día siguiente, la calle habanera transmitió su reporte: "falta de respeto al pueblo". Así de simple.

Pocos deben conocer el origen del misterio. Algunos vinculan el hecho a las mesas redondas de turno, enfiladas contra la idea estadounidense de crear un sistema de defensa antimisiles, amén de "echarle con el rayo" a las elecciones presidenciales norteamericanas. Otros van más allá: una televisión totalitaria, de sólo dos canales en el aire, pueden hacer y deshacer no sólo respecto a los gustos del público, sino a los horarios. Desde el Olimpo, Zeus decide.

Si el triste destino cubano del soldadito Ryan fuese anécdota, quizás no valdría la pena emborronar cuartillas. Pero los ya reiterativos cambios de la programación televisiva, en más de una ocasión sin previo aviso, siempre en beneficio de la propaganda gubernamental, parecen tener a la población hasta la coronilla. "Falta de respeto al pueblo", dicen unos. "Demencia senil", dicen otros. Fuentes del Instituto Cubano de Radio y Televisión reportan que las encuestas informan de algo parecido a la ira, más allá de que los programadores y hasta con cierta discreción el oficioso Granma, han hecho saber que por lo menos existe un estado de confusión pública. La televisión, no obstante su retraso paleolítico y su calidad antediluviana, es el principal medio con que cuentan los isleños para un poco olvidar la dura circunstancia nacional. Otros datos callejeros avisan de hechos preocupantes: psicofármacos ligeros como el Diazepam y el Meprobamato, de uso muy socorrido, han desaparecido de las farmacias, y las ventas de alcohol prosperan, al punto de que un médico identificó a la dipsomanía como entre el primer y el quinto problema de salud de Cuba. Lógico, eso ocurre cuando no se puede salvar al soldado Ryan.



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