Se fue el carnaval
Víctor Rolando Arroyo, UPECI
PINAR DEL RIO, agosto - Con más penas que glorias acaban de terminar los llamados "carnavales pinareños". No diría yo que tal o mas cual situación los empañó, sino que realmente afirmo que se ha perdido la autenticidad popular de tales
festejos.
Un editorialista oficial decía que estas fiestas encontraban su justificación en el esfuerzo realizado y en los resultados económicos obtenidos.
Antes tenidos como manifestación cultural de barrios y pueblos, hoy se añora la autenticidad de esos festejos en medio de la más burda manipulación cuyo propósito es garantizar los intereses políticos del grupo dirigente. Carrozas y comparsas dejaron
insatisfacción en el escaso público que asistió, pues un obstáculo insalvable se erigió para impedir el disfrute de la población: los precios de las bebidas y alimentos literalmente espantaron a los ansiosos vueltabajeros e impidieron que se recrearan y
disfrutaran en estos calurosos días de verano.
No pocos se preguntan ahora, cuando se habla de masificar la cultura nacional, ¿por qué se desechan las más nobles tradiciones que siempre tuvo el pinareño en estas fiestas? ¿Por qué no se abren los espacios indispensables y se reducen o suprimen las
actividades dirigidas a servir de soporte político o a servir intereses que excluyen formas o manifestaciones que no le agradan a los que están en el poder?
De nuevo al trabajo sin haber recreado el alma. Poco o nada producirán los brazos. Hastío espiritual es mucho peor que fatiga física.
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