¿Carnaval?
Leonel Belette, Grupo Decoro
LA HABANA, agosto - En un lugar con manchas de cuyo nombre no quisiera acordarme había un carnaval. Hoy sólo quedan las cenizas y la fiesta es una tragedia griega, que más que de teatro tiene de consignas.
Pan y circo es la vieja fórmula que ha exaltado últimamente el gobierno de Cuba para mantener al pueblo entretenido de su realidad. A las llamadas "tribunas abiertas" se les sumó el carnaval.
Los de más edad deben recordar que el carnaval fue suspendido en 1970. Adiós a Benny Moré y a la corneta china. La "razón": miedo a la libertad de expresión.
Hoy de nuevo hay carnaval, pero dejó de ser una expresión popular para convertirse en una consigna socialista más del régimen. Este acto da la impresión de que el pueblo está contento. Pero las ofertas son en dólares estadounidenses o su
equivalente en pesos, al poco colorido de las carrozas se le adiciona la mediocridad de sus elementos, huellas de una cultura centralizada y censurada.
Asomos del descontento en torno a esa fiesta salieron a relucir en una encuesta del Ministerio de Cultura. Alguien preguntó dónde estaba la tradición de la Estrella del Carnaval. "Tonto -pensé- aquí todos saben quien tiene la "estrella", y sólo
puede haber una".
Por su parte, el Ministerio de Cultura alega que "el carnaval es una fiesta que se renueva como un río". Mejor sería decir que es un charco contaminado donde fuerzas mayores hacen de dique y no dejan que el agua fluya libremente.
Ojalá para el año que viene el carnaval vuelva a ser la rica confluencia de culturas y sueños de los cubanos. Si la patria es de todos, el carnaval también. De Silvio Rodríguez y de Gloria Estefan; del Benny y de la Charanga; de Pogolotti, de Regla y
Guanabacoa; de la Tumba Francesa, del Son, el Rock y la Guaracha; de cada uno y del que se sume al ajiaco.
Las fiestas no se pueden dirigir de acuerdo a los intereses de uno sólo, pues dejan de ser lo que son.
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