Cuentapropistas continúan perseguidos
LA HABANA, 7 de agosto (Jesús Zúñiga) - Cientos de personas en todo el país continúan entregando las licencias que los autorizan a ejercer como trabajadores por cuenta propia, una categoría renovada en el panorama económico de Cuba en el período
especial. Pero junto con esas licencias se van sueños e ilusiones en los que muchos cifraron su porvenir.
La crisis monetaria que afecta los bolsillos de los cubanos es el motivo principal del retroceso en uno de los aspectos que en los últimos años más se ha utilizado en el exterior como ejemplo de que Cuba mantiene reformas económicas de envergadura: la autorización
masiva de trabajadores independientes.
Otra causa es la gran cantidad de trabas, prohibiciones e impuestos que paulatinamente les ha ido imponiendo el Estado a los cuentapropistas, alarmado por su rápida expansión y la magnífica acogida de los pequeños negocios de expendio de alimentos. Por lo menos en
esta capital comenzaron una ofensiva contra los particulares a partir de una aparente reanimación en el ramo de la gastronomía y el comercio controlados por el gobierno.
Del golpetazo estatal algunos particulares se están reponiendo y, como popularmente se dice, están subiendo la parada aumentando la variedad y calidad de sus comestibles. Pero muchos no han podido aguantar los impuestos, la falta de dinero de la población y la desigual
competencia con el Estado.
En cuanto a este aspecto en la esfera gastronómica, varios trabajadores por cuenta propia entrevistados coinciden en señalar que "hay que darle tiempo al tiempo, pues tradicionalmente la economía interna ha desatado iniciativas parecidas que a los pocos meses se han
esfumado porque el factor fundamental, el hombre, no tiene suficientes motivaciones materiales ni espirituales para trabajarle al Estado por tan poca remuneración".
No satisfechos con los agresivos controles, los burócratas gubernamentales continúan rediseñando con nuevas exigencias el reglamento para los que ejercen el trabajo por cuenta propia. Para algunos eso es otra camisa de fuerza encaminada a desestimular la iniciativa privada,
la cual en su momento aceptó el gobierno obligado por las circunstancias pero que siempre consideró contraproducente con los enunciados socialistas, toda vez que a corto o mediano plazo esto puede convertirse en un boomerang con ribetes políticos.
Otro factor cuestionable es el desempeño de los inspectores. Por lo que se desprende de las pocas informaciones en los medios oficiales, esos funcionarios han defraudado un poco las esperanzas al imponer menos multas que las que sus jefes tienen que reportar y hasta se especula que los
casos de sobornos van en aumento. Algo lógico cuando se supervisa a personas que en un día ganan lo que un inspector en un mes.
El problema no es tan sencillo y cuando se profundiza sale a flote el malestar creciente ante las carestías de la vida, fenómeno que a unos más y a otros menos continúa afectando.
Con la supuesta libertad económica los negocios florecieron poniendo en ridículo el fracaso estatal y resolviendo muchas necesidades populares. La nueva ofensiva intenta acabar con los cuentapropistas, y los campesinos libres, nuevamente perseguidos, abandonan los mercados.
Mientras tanto, el hambre continúa creciendo.
Esta información ha sido transmitida por teléfono, ya que el gobierno de Cuba no permite al ciudadano cubano acceso privado a Internet.
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