CUBANET ...INDEPENDIENTE

8 de agosto, 2000



Preso de conciencia liberado ofrece testimonio sobre cárcel matancera

MATANZAS, 7 de agosto (Tomás Fernández Tier, Movimiento por la Democracia "Pedro Luis Boitel") - El prisionero de conciencia Ariel Sigler Amaya fue liberado el pasado 5 de agosto, luego de casi ocho meses encarcelado sin que se le haya celebrado un juicio público con todas las garantías procesales que requiere la ley.

Ariel, su hermano Guido Sigler Amaya (liberado el pasado 9 de julio) y Angel Moya Acosta fueron arrestados el 15 de diciembre de 1999 por efectivos del Departamento de la Seguridad del Estado. El arresto se produjo en Pedro Betancourt, un poblado de la provincia Matanzas.

A Ariel Sigler Amaya la policía política lo fue a detener en su centro de trabajo, la planta de oxígeno del central azucarero "Cuba Libre". Es muy probable que más nunca recupere su empleo.

"Cuando nos detuvieron nos llevaron para la sede en Matanzas de la Seguridad del Estado", recuerda Ariel. "De allí, ese misma noche nos trasladaron hacia La Habana donde nos encerraron en los calabozos del Departamento Técnico de Investigaciones (DTI) que está ubicado en las calles 100 y Aldabó. Allí estuvimos aproximadamente dos meses recluidos".

El ex preso de conciencia rememorando aquellos días en las celdas tapiadas de 100 y Aldabó reveló: "Nos interrogaron, nos hacían muchas preguntas con respecto a los supuestos delitos de instigación a delinquir y desorden público que nos querían imputar. Yo expliqué que no había ningún delito porque los únicos que habían alterado el orden ciudadano estaban en libertad". Ariel se refiere a los provocadores de las paramilitares Brigadas de Respuesta Rápida que, después de un arresto policial que duró desde el 7 hasta el 11 de diciembre, arreciaban sus actos hostiles contra ellos desenlazando el asunto con la detención del 15 de diciembre.

Al respecto, Ariel narró: "A partir de aquel entonces en las calles de Pedro Betancourt siempre hubo un extraño y reducido grupo de personas que impunemente nos gritaba ofensas y llegaron hasta agredirnos tirándonos huevos al interior de nuestras casas. Este es el fundamento de la acusación de desorden público que nos querían hacer el Departamento de la Seguridad del Estado. Pero, como suele ocurrir hoy en día en la Isla, nunca fueron arrestados los verdaderos provocadores de desórdenes públicos: los paramilitares al servicio del Ministerio del Interior".

Desde 100 y Aldabó en La Habana los tres disidentes fueron llevados nuevamente a la sede de la policía política en Matanzas. "Allí estuvimos alrededor de unos 17 días, dijo Ariel Sigler Amaya. "Luego del primer interrogatorio más nunca vimos a Angel Moya Acosta (también proclamado preso de conciencia por Amnistía Internacional), después supe que se lo habían llevado para la Prisión de Agüica, en las cercanías del pueblo de Colón".

Más tarde, los hermanos Sigler Amaya son trasladados para la cárcel conocida como "Combinado del Sur", que radica en las afueras de la ciudad de Matanzas, cerca de un poblado llamado Guanábana.

Sobre su liberación Ariel declaró: "La explicación en el momento de liberarme fue casi nula. Me condujeron a una oficina y me dieron a firmar un escrito que decía: 'Se le otorga la libertad inmediata al ciudadano Ariel Sigler'". No obstante, en el documento de libertad que le entregó el Ministerio del Interior al disidente se puede leer: "Cambio de medida cautelar", lo que hace suponer que en cualquier momento la Seguridad del Estado pudiera desempolvar el expediente y radicarlo en cualquier tribunal del país para condenar a los hermanos Sigler Amaya.

En lo referente a la prisión Combinado del Sur, Ariel reveló: "Esa cárcel está compuesta de dos edificios de dos plantas cada uno, en ambos son encerrados los prisioneros. Las edificaciones están divididas en cubículos para tres, seis y diez confinados, pero están generalmente sobrecargados de personas o sea la gente está hacinada, los presos se mojan cuando llueve porque todos los edificios y todos los cubículos se filtran".

Y sigue explicando Ariel sobre la vida en el Combinado del Sur: "Los presos duermen sobre colchones de malangueta (una yerba que crece a la orilla de ciertos ríos), las camas no alcanzan para todos, muchos presos tienen que dormir en el suelo porque se encierran más personas en los cubículos de las que cabe en ellos. Yo me encontraba en la Sección 6 del Edificio 2".

"El agua es una situación muy crítica en esta cárcel", agregó Ariel. "Sólo se suministra de 6:30 de la mañana a 6:40, diez minutos nada más en todo el día; a veces no alcanza ni para llenar los pomos para beber. Si cogiste agua bien, si no, tienes que esperar hasta el otro día a ver si tienes mejor suerte".

En cuanto a las condiciones higiénicas el ex preso de conciencia expresó: "En los meses que yo estuve encerrado allí sólo una vez fumigaron para las chinches. Hay ratas en grandes cantidades y cucarachas también. Los presos tratan de mantener la higiene porque saben que en ello les va la vida, pero en realidad la falta de agua conspira contra ese propósito. Los funcionarios del orden interior del penal pasan inspección sanitaria cada día, pero no solucionan las pésimas condiciones existentes en el Combinado del Sur".

Referente a la atención médica que reciben los recluidos en esa cárcel matancera Ariel dijo: "La mayoría de las veces no hay medicamentos para tratar al preso enfermo. Hay una especie de pequeño hospital en esa prisión, y sobre los servicios estomatológicos son prácticamente inexistentes: no hay ni anestesia para realizar las extracciones de las piezas, el preso que tiene dolor de muelas tiene que conformarse con una aspirina cuando hay. Un dolor de muelas en el Combinado del Sur es algo terrible, pues no hay manera de tratarse. Hay presos que se apuntan en una lista que existe para esos efectos y ya están esperando hace doce y trece meses para ver cuándo se les puede sacar una muela".

De la alimentación que se le da a los prisioneros Ariel explicó que es insuficiente. En el Combinado del Sur es raro que le den un pedacito de pan a los presos y básicamente el almuerzo y la cena están compuestos por unas cuatro o cinco cucharadas de arroz, un poco de caldo, algún pedazo de vianda y una porción ínfima de dulce.

Ariel declaró que aunque él no tuvo grandes problemas con los funcionarios del orden interior (FOI) el tratamiento que dan a la población penal no es el mejor. "Yo no presencié ninguna golpiza, pero los FOI -que presentan un bajo nivel de escolaridad- con frecuencia agreden verbalmente a los prisioneros bajo su custodia".

El ex preso de conciencia Ariel Sigler Amaya ratificó que no ha cometido ningún delito, que es un pacífico defensor de la democracia y los derechos humanos. "Tenernos presos no sólo ha sido un maltrato contra mi persona, la de Angel Moya Acosta y de mi hermano Guido, sino además contra nuestras familias. Ha sido una injusticia, una arbitrariedad".

Tanto Ariel y Guido Sigler Amaya, como Angel Moya Acosta son miembros del Movimiento Opción Alternativa (MOA), un grupo disidente partidario de la acción directa no violenta, de la desobediencia civil, como método de obligar al gobierno de Fidel Castro a efectuar cambios hacia la democracia.

"Ellos, la policía política, piensan que encarcelándonos dejaremos de llevar a cabo nuestra lucha por la libertad, pero están completamente equivocados porque vamos a seguir ahora con más fuerza que nunca", indica Ariel. "Realizaremos todos los actos de desobediencia civil que tengamos programados, ahora estamos incluso más preparados para desempeñar esas acciones", enfatizó.

"Estamos pidiéndole a la opinión pública su apoyo para la liberación inmediata de todos los presos políticos y de conciencia - expresó Ariel - esas personas no son delincuentes, son personas con ideas y no se puede encarcelar a las personas porque piensen diferentes a las opiniones del gobierno de Cuba".

Y concluyó diciendo el ex preso de conciencia: "El gobierno de Cuba debe hacer una reflexión sobre este asunto, no debe encerrar a los ciudadanos por reclamar, estamos ejerciendo los derechos que nos confiere una ley superior a los Códigos nacionales, la Declaración Universal de los Derechos Humanos nos faculta a expresarnos libremente", concluyó Ariel Sigler Amaya.



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