Lo necesario para el pueblo
LA HABANA, 2 de agosto (Héctor Maseda, Grupo Decoro) - Trasladar a los pacientes de nuevo ingreso hospitalario en carretillas rústicas de madera al pabellón asignado es una práctica frecuente en el hospital Clínico-Quirúrgico del municipio capitalino 10
de Octubre (antigua Clínica Dependiente), por falta de combustible para las ambulancias que deben prestar esos servicios.
"La situación existente en ese hospital es insoportable y conspira contra la recuperación de los enfermos", denuncia Juan Manuel León Ruiz, secretario organizador del Grupo Unidad Cristiana adjunto al Movimiento 24 de Febrero.
Según la fuente, los robos ocurren casi a diario y se producen fundamentalmente entre los propios pacientes y sus acompañantes, realidad que obliga a éstos a mantenerse en constante vigilia de día y de noche para no convertirse en la próxima víctima.
"Delincuentes comunes saltan los muros del hospital durante la noche y se introducen en las salas, gracias a la ausencia de empleados que velen por la protección de los pacientes, y han llegado hasta a amenazar a éstos con armas blancas para despojarlos de sus radios,
ventiladores y demás pertenencias que llevan al hospital para hacer su ingreso más llevadero".
"En las habitaciones reina la falta de higiene", señaló la fuente, y agregó que las cucarachas y otros insectos están en cualquier parte. Hay falta de agua corriente durante casi todo el día. Como regla, los inodoros se mantienen tupidos o
clausurados. Es obligatorio que los pacientes lleven ropa de cama y efectos de aseo personal. En resumen, la situación es tan crítica que muchos de los allí ingresados esperan recuperar sus fuerzas y abandonar el hospital cuanto antes.
La alimentación es pésima. Los análisis de laboratorio clínico, que requieren reactivos de importación, no se realizan. Muchos de los medicamentos indicados por el personal médico no están a la venta ni se ofrecen en la instalación
hospitalaria.
Pero lo peor es que esta situación no es exclusiva de la otrora "Dependiente", precisó la fuente, sino que en mayor o menor grado se repite en los principales centros asistenciales de la capital.
La realidad apunta en la dirección de que debe ponérsele punto final a tan deficiente servicio hospitalario. El pueblo exige mayor respeto. La administración Castro debe dedicar mayores recursos económicos a este sector de servicio, aunque para lograrlo deba reducir
los asignados a otras esferas que no inciden con igual intensidad en la salud del cubano medio.
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