El viejo pánico de Virgilio
Tania Díaz Castro
LA HABANA, agosto - Todo comenzó a mediados de 1961. Un grupo de intelectuales cubanos celebraba una reunión previa al congreso de Escritores y Artistas de Cuba, en una sala de la Biblioteca Nacional José Martí. De forma inesperada irrumpió en la reunión
Fidel Castro, quien risueño y carismático, pronunció las palabras que darían inicio a la desaparición de la libertad de expresión en Cuba, no sólo en el arte, sino en todos los sectores de la sociedad cubana: "dentro de la revolución,
todo; contra la revolución, nada".
El dramaturgo y poeta Virgilio Piñera (1912-1979), sentado muy cerca de Fidel Castro, se levantó y dijo: "Yo quiero decir que tengo mucho miedo. No sé por qué tengo ese miedo, pero es eso todo lo que tengo que decir."
Sus amigos más íntimos, poetas y narradores allí presentes, sabían las razones de Virgilio. Sin embargo, guardaron silencio. Ellos también, probablemente, compartían el miedo inexplicable del amigo. Los más jóvenes no lograron entenderlo
hasta mucho tiempo después. Es posible que hasta vieran en Virgilio a un loco que sufría de alucinaciones. Además, el miedo, como sentimiento, surge ante un peligro inminente, ante un riesgo que se corre o que finge la imaginación. Es por eso que muchos no comprendimos
quién o qué intimidaba a Virgilio.
Unos meses antes de estos hechos, al publicarse su Teatro completo, no pudo incluir en el libro su obra Los siervos, escrita en 1955, porque confrontaba serios problemas ideológicos.
Dicen los que conocieron más íntimamente al poeta, que a partir de aquel momento nunca más se libró de ese gigante del alma que le causaba un gran sufrimiento.
Cuatro meses después de expresar sus sentimientos ante Fidel Castro fue detenido en su casa de Guanabo por la policía política, y a pesar de su insistencia por saber de qué se le acusaba, jamás lo supo.
A pesar de su miedo, Virgilio fue el intelectual cubano más valiente de aquellos tiempos, convirtiéndose en el primero en denunciar las arbitrariedades ocurridas en el país.
Cuando el poeta español Juan Goytisolo visitó la Isla en 1967, Virgilio le ofreció datos muy importantes para que el escritor los divulgara: 60 mil homosexuales estaban presos en las Unidades Militares de Ayuda a la Producción (UMAP), verdaderos campos de concentración
estalinistas. El filme de Néstor Almendros "Nadie escuchaba", que contiene terribles testimonios de numerosas víctimas de la UMAP, fue dedicado a Virgilio Piñera.
Con el transcurso de los años pude comprender que el miedo de Virgilio se debía principalmente a la falta de libertad que ya se comenzaba a padecer en el país, y que no éramos, como se proclamaba, iguales en dignidad y derechos, y que por religión u opinión
política fuéramos sometidos a tratos crueles y degradantes y sometidos a injerencias en nuestra vida privada.
En 1969 se publica su último libro de poesía "La vida entera". Luego sigue una década de marginación y soledad, controlado el poeta por agentes secretos de la policía política.
El día que Virgilio Piñera murió, casi nadie lo supo. Sus amigos más fieles lo acompañaron hasta su última morada, donde al fin dejó de ser vigilado y perseguido sólo porque se pronunciaba contra la literatura al servicio de la política.
Virgilio Piñera nos dejó como legado su magnífica obra literaria y su ejemplo de valor en medio de tanta hipocresía y sumisión.
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