LA HABANA, Cuba, diciembre, www.cubanet.org -Estamos en Navidad. Para los cubanos que peinamos canas, esta fecha tiene un significado especial, pero los más jóvenes no disfrutaron del verdadero esplendor de estas fiestas, porque en 1960 Fidel Castro las suspendió con el pretexto de la importancia de la zafra azucarera. En su discurso, con la agresividad acostumbrada, calificó las navidades de celebración burguesa, contraria a los trabajadores.
Así y todo, los cubanos siguieron celebrando la Nochebuena con una cena a escondidas, pues siempre la consideraron una tradición importante a pesar del desmembramiento de las familias por los que se han ido del país, o han muerto cruzando el estrecho de La Florida, u obligados a pelear guerras ajenas por el mundo.
Desde 1960, los medios no hacen alusión a la fecha, solo se divulga el 1º de enero como aniversario del triunfo de la revolución. Tampoco se difunden villancicos. Sin embargo, recientemente se escuchan algunos que graban los cuentapropistas y tienen buena aceptación entre la población.
No fue sino hasta la visita del papa Juan Pablo II, en 1998, que se declaró feriado el 25 de diciembre, y se comenzó a vender árboles y adornos de Navidad en las tiendas en dólares, las cuales además se engalanaban a propósito de la fecha. Fue así como en algunos hogares volvieron a ponerse los arbolitos.
Acela, una antigua compañera de trabajo, comenta: “Hace siete años que no veo a mi hijo. Él siempre trataba de venir por estas fechas para pasar la Navidad juntos, pero la última vez que vino pasó un mal rato en el aeropuerto porque lo retuvieron mucho tiempo revisándole el equipaje y le decomisaron varias cosas. Prefiero que no venga antes que se busque problemas”.
Rosario, que espera la visita de su hija para pasar el fin de año, hace poco salió a comprar adornos nuevos para el árbol, pero este año no encontró. Incluso le pareció que la mayoría de las tiendas ni siquiera están adornadas como otras veces.
Este fin de año no parece haber entusiasmo navideño. El comentario general es que todo está muy caro y no hay dinero. Otros alegan que no tienen qué celebrar. Afortunadamente, la Iglesia católica, como todos los años, les regala a los ancianos una jaba de alimentos y golosinas navideñas. Algunas iglesias incluso les llevan la cena de Nochebuena.
Una vecina comentaba que salió a comprar algunas chucherías para el 24, pero solamente encontró en las tiendas en divisas turrones de 200 g, a 3.50 y 4.50 CUC, que no están al alcance de su bolsillo.
Flora siempre dice que recibe ayuda de su hija que está en Alemania, y aunque algunos años viene a pasar las Navidades, esta vez no será posible. Pero a pesar de todas sus tristezas siempre reúne a sus otros hijos y a sus nietos para cenar juntos en Nochebuena, como manda la tradición .