CARACAS, Venezuela.- El éxodo venezolano ya se sube a las mismas balsas en las que se aventuran cubanos, haitianos o dominicanos para escapar de sus países de forma ilegal. En lo que ya se considera un hito en la historia reciente del país, veinte jóvenes criollos (y un colombiano) fueron sorprendidos por la guardia costera navegando cerca de Willemstand, el principal puerto de Curazao, una isla que pertenece a Holanda situada a 100 kilómetros de la península de Paraguaná.
La fotografía de la llegada al muelle, hacinados en una embarcación precaria y con las manos en alto, publicada por Noticias Curazao, ha impactado en un país que sufre una de las mayores crisis económica, política y social de su historia.
Las autoridades informaron que los balseros portaban dos cartones de cigarrillos, “estimulantes sexuales y un paquete de municiones”, por lo que se comentó que también pudiera tratarse de contrabandistas. Una cantidad insignificante que a buen seguro iba a ser revendida por alguno de los ocupantes.
Las autoridades de Curazao y Aruba han endurecido sus controles migratorios desde hace meses, sin incluir de momento el visado, pero sí portar al menos 500 dólares en efectivo, ante la llegada de venezolanos que huyen de la crisis. Y que ya no lo hacen por avión, como antes: la compañía Avior suspendió sus vuelos entre Caracas y la isla hace sólo una semana, ante la baja ocupación de las aeronaves.
El temor a una avalancha de refugiados llegados desde el país sudamericano ha obligado a la Cruz Roja a preparar un plan de urgencia.
“Dolor y rabia, al fin llegamos al mar de la felicidad”, ironizó Jesús Torrealba, secretario ejecutivo de la opositora Mesa de la Unidad Democrática (MUD).
Hasta ahora los llamaban “balseros del aire”, incluso el mosaico multicolor del artista Carlos Cruz-Diez, que ocupa una de los suelos del aeropuerto caraqueño de Maiquetía, se había convertido en símbolo de esta fuga. La fotografía de los pies del viajero sobre el magnífico piso es casi una obligación antes de partir.
Venezuela, un país que fue siempre de acogida y que tradicionalmente no ha exportado migrantes, ha sufrido la pérdida de por lo menos dos millones de sus ciudadanos desde la llegada del chavismo. “La emigración del desespero”, como la define el sociólogo y experto Tomás Páez, quien se ha visto sorprendido porque en la fuga no sólo se incluyen jóvenes, también personas de la tercera edad y amas de casa con sus hijos a cuestas.
“La crisis tocó fondo y aparecieron los balseros de verdad, los que no tienen ni para un pasaje de avión y están dispuestos a correr el riesgo de naufragar o de ser devorados por tiburones para escapar. En la cubanización de Venezuela no podían faltar nuestros propios balseros, ¡que vergüenza!”, se quejó de forma amarga Ramón Muchacho, alcalde del municipio caraqueño de Chacao y dirigente de Primero Justicia, el partido del gobernador de Miranda, Henrique Capriles.
El primer edil asegura que en lo que va de año ha perdido al 10% de sus funcionarios, “y muchos han manifestado su decisión de irse del país a probar suerte en otros destinos. Algunos ya tienen algún plan preconcebido, pero la mayoría se van más o menos desesperados y sin plan. Con más dudas que certezas”.
El éxodo venezolano se concentra en Estados Unidos, España, Colombia, Panamá, Chile, Perú, Canadá, Ecuador, Francia y Portugal. Buena parte de ellos son profesionales o universitarios dispuestos a emprender una aventura a la fuerza.
A la cabeza, la nación estadounidense, donde se contabilizan hasta 400.000 venezolanos, según las estadísticas que manejan los sociólogos. Por detrás se ubica España, en lo que también supone un regreso a la patria de sus padres y abuelos. El consulado en Caracas se ha visto obligado a reforzar su plantel administrativo ante la oleada de ciudadanos con nacionalidad española que prefieren volver a su tierra de origen al precio que sea.
Uno de los termómetros que confirman la llegada de nueva oleada de emigrantes a los países receptores son las peticiones de asilo, que se han multiplicado en Estados Unidos y España. En el país norteamericano han crecido el 168% durante el actual año fiscal, según un estudio del Centro de Investigaciones Pew al que ha accedido la agencia EFE. Un total de 10.221 venezolanos habrían pedido asilo entre octubre y junio, frente a los 3810 que lo tramitaron un año antes.
En el país europeo sucede algo parecido, pero lo que más llama la atención es que los venezolanos han pasado a ser los segundos a la hora de reclamar esta protección internacional, después de los ucranianos.
En la Argentina, según los datos de la Dirección Nacional de Migraciones recogidos por el diario caraqueño El Nacional, se realizaron 2772 radicaciones en 2015, un incremento del 61% respecto del año anterior.