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Puertas premiadas

LA HABANA, Cuba, diciembre, 173.203.82.38 -Como un inesperado regalo de Navidad llegó a La Habana la semana pasada Puertas a la imaginación. Nueva Literatura Cubana, volumen que compila los premios y menciones del relegado concurso literario Voces de cambio, auspiciado a mediados del 2008 por la directiva del proyecto Bibliotecas independientes de Cuba.

Aún no se ha hecho la presentación formal, pero ya circula una decena de ejemplares entre algunos de los autores, quienes no verán sus textos en la red de librerías y bibliotecas del país por la censura dictada por el Ministerio de Cultura y su monopolista Instituto Cubano del Libro, lo cual lastra a la literatura insular pues desconecta a los creadores de sus lectores naturales y a estos de las voces alternativas.

Puertas a la imaginación es una antología de 412 páginas, preparada por las Bibliotecas independientes y Ediciones El Cambio, de Miami, Florida. Comienza con la Nota del Editor, el Prólogo del ensayista Carlos Alberto Montaner, la Presentación de Gisela Delgado Sablón, los textos premiados en los género de ensayo, epístola, testimonio, poesía, cuento y novela, más la bellísima selección de acrílicos sobre lienzo de Armando Valladares, ilustrador de la portada, y la colección de obras de arte brindada por Arturo F. Mosquera, quien ofrece los datos de los artistas en las páginas 381 a 407.

Salvo por la reducción de varios ensayos y testimonios para ajustarlos a los límites del volumen, y los detalles que detectarán los autores con relación a su entrega escritural, estamos ante una compilación de valor literario, artístico y tipográfico, en la que convergen la libertad de expresión y el compromiso con la realidad insular, apreciable en los ensayos, epístolas, testimonios y, en menor medida, en poesía y narrativa, cuya estética sobrevuela sus propios presupuestos, pero se nutre de las tensiones que pulsan la creación.

Advierte Montaner que esta “otra” literatura dispone de “magníficos ensayos sobre el futuro, como los de Manuel Cuesta Morúa (inteligente reflexión sobre el cambio necesario y la necesidad de instituciones que los sostengan) y el de Julio Aleaga Pesant, a propósito del fenómeno de la globalización y las innovaciones tecnológicas… También…Lucas Garve, que viaja al pasado y hurga elegantemente en la prensa cubana de fines del XIX para encontrar cómo y por qué Julián del Casal, que nunca estuvo en París…pudo comentar la pintura del francés Gustave Moreau…”

Los ensayos culminan con Francisco Blanco Sanabria, autor de El Cineclub Max Linder, y Alberto Méndez con Síndrome del avestruz en la cultura cubana. Mientras las epístolas, polémicas e incisivas, emplazan a funcionarios y cuestionan declaraciones y problemas que afectan al país, como la Carta de Raúl Bolívar Martínez a Elíades Acosta, ex Jefe de Cultura del Partido Comunista; la de Julio A. Rojas Portal al ex ministro Felipe Pérez Roque y la de Leannes Imbert Acosta a Mariela Castro Espín.

Dos epístolas difieren del emplazamiento pero enlazan lo político con la introspección personal: la Carta testimonio del ex capitán de la Contrainteligencia Ernesto Borges Pérez a su madre (Ivonne Pérez) y Carta a mi padre, de María del Carmen Pino. Ambas escritas tras las rejas, desde las cuales desnudan tragedias íntimas y familiares provocadas por la represión del régimen militar cubano.

El ritmo crece con los testimonios, se acentúa en los poemarios y se multiplica en la narrativa, cuyos cuentos y novela constituyen la cúspide de la obra por el vuelo imaginativo, la arquitectura compositiva y la diversidad de voces y estilos que acuñan los relatos.

Sobresalen en testimonio Guillermo Fariñas Hernández, quien retoma sus vivencias de la guerra en Angola con sentido realista y trágico; en tanto Nereida Pérez Sedeño conmueve al lector con La historia de mi vida, donde narra los retos de su familia ante la represión comunista; tema abordado a su vez por Orestes Suárez Torres en 25 kilómetros de terror y Nilda Leyva González en Danger, Dont’Read, acerca del acoso de la Seguridad del Estado contra un médico que leía las novelas de la escritora exiliada Zoé Valdés.

En poesía predomina la calidad a pesar de la diferencia de estilos y del desnivel creativo entre los cultores, abocados entre la memoria, la historia, el amor, la ciudad y otros duendes y fantasmas corporizados en los versos. Descuella el poemario de Joaquín Cabeza de León, ganador del primer premio con Cristales de la memoria; seguido por Máscaras y rituales para un telón vacío, de Miguel Iturria Savón; El pie en la raya, de Luis Felipe Rojas; Versos diversos, del ex prisionero político Ricardo González Alfonso; El precio de estar vivo, de Marlon Faustino Guerra, Isla, de Francisco Conde, y Una mujer y mil abismos, de María del Carmen Pino.

Los narradores premiados en Voces de Cambio miran al mundo desde su entorno. La memoria, la ciudad, el desarraigo existencial, el absurdo cotidiano y la soledad del hombre ante el poder activan la imaginación de Michel Perea Enríquez, autor El motín; Wilmer Hidalgo Oliva (La noche en que Jesús se confundió de Habana), Juan González Febles (Nonato habla con los muertos), Yasser Iturria Medina (Los guapos no toman sopa), Odelín Alfonso Torna (Página 66) y Luis Cino Hernández (Claudio).

A esos excelentes cuentos se suma la noveleta Sombras arcaicas, del citado Yasser Iturria, quien comparte su pasión por la investigación científica con la literatura. Sombras arcaicas es una pieza experimental sin concesiones al lector, de indudable pulso narrativo e inquietante juego ficticio.

En Puertas a la imaginación los textos literarios alternan con casi un centenar de ilustraciones de artistas cubanos que enriquecen y elevan el valor de la antología.