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Lo próximo a reprimir serán las ventas de garaje

venta de garaje

LA HABANA, Cuba. – El afán de las autoridades castristas por controlar todo lo que se mueva en la economía no parece tener límites. Ya no les basta con fiscalizar e inmiscuirse en la gestión de los trabajadores por cuenta propia, las micro, pequeñas y medianas empresas (mypimes), y las cooperativas no agropecuarias. Ahora todo indica que les ha llegado el turno a las ventas de garaje. 

Durante la más reciente reunión de chequeo de la economía en La Habana, que contó con la activa participación del jefe del gobernante Partido Comunista en la capital, Luis Antonio Torres Iríbar, “se evaluó la necesidad de ordenar las ventas de garaje y hacerlas los días, en los lugares y con los renglones autorizados”.

Este tipo de ventas surgió hace un año aproximadamente y, como su nombre lo indica, fueron concebidas para realizarlas en garajes o locales anexos a las viviendas, con artículos de uso, un sistema de precios acorde a la relación oferta-demanda, y sin necesidad de que los vendedores obtuvieran algún tipo de licencia por parte de las autoridades. 

En un contexto de exceso de circulante que no encuentra una correspondencia efectiva en la disponibilidad de bienes y servicios ―especialmente los que se comercializan en moneda nacional―, este tipo de ventas de garaje, además de contribuir a reforzar la citada correlación, constituye una posibilidad que tiene el cubano de a pie para adquirir ropa, calzado y otros artículos a precios más asequibles.  

Por todas estas bondades, y porque hasta el momento no han sido acusadas de fijar los denominados “precios abusivos” a la población, sorprende la intención del Partido Comunista habanero de “ordenar” las ventas de garaje. 

Para empezar, no parece lógica la decisión de establecer los días en que puedan realizarse dicha actividad. Si el vendedor exhibe su mercancía en un local que pertenece a su domicilio, ¿a quién le podría molestar que comercialice todos los días? 

En un recorrido realizado por varios locales que se dedican a la venta de garaje, advertimos que la oferta diaria es una de las características que más aprecian los consumidores, quienes se verían afectados si esos locales abrieran solo en determinadas fechas. Con respecto a los renglones que se comercializan, no se notaron violaciones evidentes en lo que concierne a la venta de ropa importada.  

Entonces, a la hora de buscar las causas reales de esta próxima arremetida contra las ventas de garaje, habría que recurrir a una tríada de factores que forman parte del bloqueo interno que las autoridades castristas aplican contra sus ciudadanos.  

En primer término, sobresale la obsesión del aparato de poder por impedir el progreso económico de las personas al margen de las instituciones gubernamentales; y muy vinculado a ello la peliaguda ordenanza de no permitir la concentración de la riqueza. 

Hay que recordar, además, el epígrafe 104 de la Conceptualización del Modelo Económico y Social Cubano de Desarrollo Socialista, el cual establece que no se permitirá esa concentración de la riqueza en personas naturales o jurídicas no estatales. Hasta donde ha trascendido, semejante disposición mantiene su total vigencia. 

Por último, estamos en presencia de otro capítulo de esa vieja pugna entre la racionalidad económica y el dogmatismo político-ideológico. Las ventas de garaje, sin dudas, clasifican como un elemento que favorece la racionalidad económica; pero deben enfrentar el acecho de los defensores de la línea dura de la nomenclatura, armados de una buena dosis de inmovilismo ideológico. 

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Las ventas de garaje no son la solución

Una venta de garaje en Cuba

LA HABANA, Cuba. – Ante su incompetencia para lograr paliar la enorme escasez de artículos personales y para el hogar, las autoridades castristas autorizaron las llamadas “ventas de garaje”

Estas ventas se realizan los sábados y domingos, con bienes supuestamente de segunda mano. Pero en realidad, muchas de las mercancías que se venden son traídas a Cuba por personas que viajan al exterior, o son enviadas desde otros países por sus familiares.     

Dichas ventas no siempre se realizan en garajes particulares. También se efectúan en portales, jardines, patios e incluso hasta en salas de viviendas. 

Los vendedores, para atraer clientes, exhiben sus productos en pequeñas mesas, colgados en percheros o puestos en repisas. 

Los precios son espeluznantemente altos, pues cada cual valora su mercancía de acuerdo a las circunstancias actuales de inflación y no por su valor real.

En las ventas de garaje se encuentran productos como ropa, zapatos, artículos de aseo y otros, que no hay en la red de tiendas estatales, excepto en las que venden en moneda libremente convertible (MLC). 

Las ventas en garaje están proliferando con rapidez. En el tramo de 200 metros de calle 19 entre 44 y 48, en Marianao, vi siete de estas vendutas o timbiriches. Todas con una variada oferta, a diferencia de las tiendas estatales en moneda nacional.     

Escuché a una vendedora, en uno de estos lugares situado en la calle 41, en Nuevo Vedado, pedir 50 pesos por un par de sandalias. Se sobreentendía que era en dólares, o sea, el equivalente a 1 250 pesos al cambio oficial. Pero si tenemos en cuenta que el cambio en el mercado negro es a 70 pesos por dólar, entonces el valor de aquellas sandalias ascendía a 3 500 pesos, que equivalen casi al salario mensual promedio de un trabajador cubano.

Antes de la Revolución y hasta la Ofensiva Revolucionaria de 1968 que acabó con los negocios privados, existían las quincallas, locales pequeños atendidos casi siempre por sus propietarios, quienes hacían ciertas compras mayoristas limitadas que permitían la reventa a precios justos.

A partir de la década de 1990 aparecieron personas que vendían diferentes mercancías en portales públicos, puertas, escaleras de edificios u otros lugares. De modo casi clandestino, ofertaban sus mercaderías en tableros o mesas pequeñas que se podían desmontar con rapidez si les avisaban que venía la Policía.   

La persecución policial a estos vendedores ha sido constante. Pueden ser detenidos, multados y perder su mercancía aunque porten licencia autorizada por el Estado bajo la acusación de vender “mercancía ilícita”.  

En cierta ocasión, en Centro Habana, vi como agentes de la Policía golpeaban a un vendedor ciego al que habían arrestado y que se negaba a montar en el carro patrullero. 

Desde hace años, hay algunas ferias donde los particulares participan junto a entidades estatales en fechas y sitios designados por las autoridades. 

La primera gran feria netamente privada fue de artesanos y se hizo en la década de 1980, con la venia del desaparecido historiador Eusebio Leal, en la Plaza de la Catedral de La Habana. Pero aquella feria terminó como la famosa fiesta del Guatao, pues la Seguridad del Estado hizo una redada como parte de la llamada “Operación Pitirre en el alambre”. Decomisaron todo, impusieron fuertes multas y algunos de los artesanos fueron a prisión.         

Como su actividad se restringe a solo dos días de la semana, los que se dedican a las ventas de garaje no pagan licencia por el momento. Sin embargo, hay muchos cuentapropistas con negocios similares que trabajan a diario y que sí pagan impuestos, por lo que están en desventaja y sin derecho a protestar. 

El régimen cree que inventó el agua tibia con las ventas de garaje, que existen desde hace muchos años en otros países. Pero con estas vendutas no conseguirá solucionar la caótica situación de escasez existente en el país ni el insoportable agobio que esta provoca en la población.

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Régimen cubano autoriza las ventas de garaje y las compras a plazo en tiendas minoristas

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MIAMI, Estados Unidos. – Mediante la Resolución 97/2021 del Ministerio de Comercio Interior (MINCIN), publicada en la Gaceta Oficial de la República el pasado martes, el régimen cubano aprobó las llamadas ventas de garaje (ventas en los portales) como una “modalidad de comercialización minorista eventual”.

Asimismo, mediante la Resolución 98/2021 el Gobierno dio luz verde a “la comercialización minorista a personas naturales, mediante venta a plazos”.

Las dos medidas se unen al paquete de “flexibilización” anunciado por el régimen tras las históricas protestas del 11 de julio y que también incluye la eliminación de aranceles aduanales sobre las importaciones de alimentos y medicinas, vigente hasta el 31 de diciembre de 2021.

Tras días de protesta, el régimen autoriza la importación “sin límites” de alimentos y medicinas

Con respecto a las ventas de garaje, según explica la Resolución 97/2021, las personas interesadas no requerirán una licencia comercial ni de trabajador por cuenta propia. No obstante, los permisos para realizar estas ventas de garaje deben solicitarse en la oficina del Consejo de la Administración Municipal de cada territorio, con al menos una semana de antelación.

La norma legal también apunta que los artículos a comercializar “deben ser de uso doméstico y personal, usados, seminuevos y nuevos”.

Asimismo, señala que las transacciones deben realizarse en garajes, portales y otras áreas residenciales, de manera que no obstruyan el tránsito por aceras y vías. Además, queda prohibida la comercialización de lotes de artículos nuevos importados y de la industria nacional, pieles de animales, maderas preciosas y alimentos.

Por otro lado, la Resolución 98/2021 pauta las compras a plazo de equipos electrodomésticos, vehículos de transporte, muebles, colchones y artículos con precios de más de 2 500 pesos cubanos.

Solo los ciudadanos cubanos residentes en la Isla podrán optar por esta modalidad de compra si logran demostrar su capacidad de pago con ingresos fijos. En caso de proceder, el comprador tendrá que dar un pago inicial del 20 por ciento y aceptar una tasa de interés del 2,5 por ciento.

Por su parte, los empleados del Estado podrán acceder a la venta a plazos por la vía del “descuento por nómina”, siempre mediante un previo convenio entre la tienda y su centro laboral.

Las tiendas, si los clientes no cumplen los términos del contrato y la renegociación, podrán “retirar” los bienes sin devolución del efectivo abonado, señala la norma legal.

Con tales medidas, el régimen de La Habana intenta congraciarse con el pueblo, que vive una de las peores crisis de los últimos 60 años, signada por la escasez de alimentos y medicinas, el aumento de la represión y la falta de libertades individuales.

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