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No avanzan el trabajo a distancia ni el teletrabajo en Cuba

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LA HABANA, Cuba.- Desde el inicio de la pandemia del coronavirus, las autoridades laborales cubanas han impulsado la práctica del trabajo a distancia y el teletrabajo, este último como una modalidad de aquel mediante el empleo de las técnicas informáticas.

Si en un principio el objetivo fundamental de ambas modalidades de labor era mantener al personal trabajando en sus casas para protegerlos de la peligrosa enfermedad, en los días que corren se pretende con ello atenuar la grave crisis económica que afecta al país.

Ha trascendido que el Ministerio de Trabajo y Seguridad Social convocó a adoptar medidas en el sector estatal de la economía que contribuyan a disminuir el consumo de electricidad, entre las que figura la reducción al mínimo imprescindible de los trabajadores en el centro laboral. No obstante, a pesar de la insistencia oficialista, ni el trabajo a distancia ni el teletrabajo avanzan con la rapidez deseada por la cúpula gubernamental.

En un comentario en su cuenta de Twitter, y recogido en el periódico Granma, la ministra de Trabajo y Seguridad Social, Marta Elena Feitó Cabrera, tras reconocer que ambas modalidades de empleo siguen siendo una asignatura pendiente, “llamó a las administraciones y los sindicatos a potenciar esta forma de organización del trabajo, donde ganar-ganar sería el resultado”.

Posterior a estas declaraciones, la ministra compareció en una Mesa Redonda de la televisión cubana, donde volvió sobre este tema, y adujo que además del ahorro de energía eléctrica que se producía en los centros de trabajo, la no asistencia de los trabajadores a las entidades aliviaría enormemente la grave situación del transporte público que afronta actualmente la isla. Durante ese espacio televisivo la funcionaria informó que actualmente solo el 2% de los trabajadores estatales cubanos están acogidos a alguna de las formas del trabajo a distancia.

Todo indica que son los jefes intermedios (directores de entidades, jefes de departamentos y otros) los que están obstaculizando la implementación del trabajo a distancia y el teletrabajo. Porque de la manera en que está diseñada la economía estatal -en medio del engañoso concepto de la propiedad social sobre los medios de producción-, ser jefe, además del control de determinados recursos, implica la recepción de ciertas prebendas, entre ellas la asignación de un automóvil de la entidad, y mientras más subordinados se tengan, más importancia posee el jefe. Entonces los jefes prefieren que sus subordinados estén físicamente en las entidades, para que todos vean que ellos son jefes de verdad.

Se trata de un fenómeno que también habría incidido sobre las plantillas infladas que hoy vemos en empresas y unidades presupuestadas en todo el país. Cada vez que un jefe sabía que tenía una plaza vacante, corría a ocuparla. No importa si ese nuevo trabajador tenía o no un verdadero contenido de trabajo. Lo importante era poseer más subordinados.

La ministra, en sus declaraciones aparecidas en el periódico Granma, recabó igualmente la participación de los sindicatos en aras de impulsar el trabajo a distancia y el teletrabajo. Y he ahí una especie de contradicción que pudiera presentarse.

La racionalidad económica aconseja la implementación de alguna de las modalidades del trabajo a distancia, con el consiguiente ahorro de recursos energéticos, de transportación y otros. Sin embargo, los sindicatos oficialistas precisan de la presencia física de los trabajadores para movilizarlos y trasmitirles las directivas ideológicas de la maquinaria del poder.

No dudamos de que este sea, a la postre, el más inmenso valladar que enfrenten entre nosotros el trabajo a distancia y el teletrabajo.

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Múltiples fallas en los Convenios Colectivos de Trabajo

trabajadores prodal, croquetas, salchichas, pesca

LA HABANA, Cuba.- Aunque todos sabemos que la principal misión, y casi la única, de los sindicatos oficialistas en Cuba es organizar a los trabajadores para que cumplan las directivas emanadas de las altas instancias del poder, el discurso castrista sigue insistiendo en que esos gremios representan los intereses de la masa trabajadora.

Mas, para que esa supuesta defensa de los trabajadores tenga lugar, es imprescindible el buen funcionamiento de los Convenios Colectivos de Trabajo, tal y como lo establece el Código del Trabajo, el documento más importante en materia laboral en el país.

Durante una reciente reunión del Comité Provincial de la Central de Trabajadores de Cuba (CTC) en la provincia de Cienfuegos se reafirmó “la significación del Convenio Colectivo de Trabajo para alcanzar la requerida actuación sindical en representación y defensa de los trabajadores, la aplicación del sistema de justicia laboral, y el establecimiento de los reglamentos disciplinarios en las relaciones laborales”.

Un momento decisivo en la confección del Convenio Colectivo de Trabajo lo constituye la negociación colectiva, que debe realizarse entre la administración y el sindicato, para posteriormente ser presentado y aprobado en una asamblea de trabajadores.

Sin embargo, no es un secreto que en muchos colectivos laborales esta negociación colectiva no es más que una mera fachada. En estos casos los Convenios son elaborados por el empleador, el abogado de la empresa, y si acaso también con la presencia del jefe de Recursos Humanos de la entidad. Después les comunican el contenido del Convenio a los trabajadores, quienes lo “aprueban” casi de oficio. Por supuesto, no hay negociación colectiva de ningún tipo.

En la ya referida reunión sindical en la provincia de Cienfuegos trascendieron una serie de fallas en torno al funcionamiento de los Convenios Colectivos de Trabajo. Fallas que, por cierto, no son privativas de este territorio. Se dijo que hay cuadros y dirigentes sindicales que no están claros de sus funciones, ni del papel que les corresponde desempeñar en la elaboración y chequeo de los Convenios; se habló de poca preparación de los sindicalistas para afrontar el proceso de la negociación colectiva; se aprecia en ocasiones la utilización de la legislación ya derogada; así como existe desconocimiento de los lineamientos generales para el sector de que se trate.

Entonces, si tenemos en cuenta estas ineficiencias en el funcionamiento de los Convenios Colectivos de Trabajo, que por ley ofician como el marco propicio para que los sindicatos desplieguen su hipotética labor en defensa de los trabajadores, no es difícil llegar a la conclusión de que esa defensa, en la práctica, es pura ficción.

A propósito, está por ver si los Convenios Colectivos de Trabajo en las empresas que planifican al final del año distribuir utilidades entre sus trabajadores han contemplado la inviolabilidad de este proceso.

Lo anterior se trae a colación debido a varios planteamientos de especialistas y dirigentes empresariales en el sentido de la supuesta inconveniencia de realizar estos pagos.

En un taller organizado por la oficialista Asociación Nacional de Economistas y Contadores de Cuba (ANEC), celebrado en el contexto de una Jornada Económico-Productiva desarrollada en días pasados, al hablarse acerca de la distribución de utilidades, se dijo que “la monetización de ese dinero como ingresos adicionales resulta estimulante para el colectivo laboral, pero también riesgoso en medio de un proceso inflacionario como el que vive la economía”.

De no tomar partido ahora los sindicatos oficialistas en favor de los trabajadores, en el sentido de que se viabilice el pago de las utilidades, se hundirían más estos gremios en el descrédito.

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La realidad desmiente a la ministra cubana de Trabajo y Seguridad Social

trabajo trabajadores interruptos Candonga, Villa Clara, Cuba

LA HABANA, Cuba.- En una reciente reunión de ministros de Trabajo del Movimiento de Países No Alineados, la titular cubana del sector, Marta Elena Feitó Cabrera, declaró que “en Cuba se trabaja en la implementación de políticas laborales y sociales ajustadas al modelo económico y social cubano para avanzar en la promoción y acceso a empleos de calidad en los sectores estatal y no estatal, reduciendo la informalidad”.

Conviene aclarar que el oficialismo cubano considera la informalidad laboral a aquellas actividades que no se desenvuelven en los predios estatales y tampoco en los no estatales, incluyendo entre estas últimas a las MIPYMES, las cooperativas y el cuentapropismo. Es decir, que los trabajadores informales son los que incursionan en la economía sumergida (bolsa negra) o en otras actividades calificadas como ilegales.

Hace poco se dio a conocer una actualización de las medidas laborales y salariales relacionadas con la COVID-19, en la que se reafirmó la política a seguir con respecto a los trabajadores “interruptos”. Un mecanismo que es extensivo a todos los trabajadores estatales de la nación.

El primer mes de interrupción el trabajador recibe el 100% de su salario básico; y a partir del segundo mes se le abona el 60% de ese salario básico. Si ese trabajador interrupto no acepta la reubicación que le ofrece la administración -muchas veces fuera de su centro laboral o en plazas que nada tienen que ver con su perfil laboral original-, entonces no recibirá ninguna garantía laboral. O sea, queda totalmente desamparado.

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Muchos coleros, a los que el régimen declaró la guerra, eran ancianos (Foto de archivo)

Cualquiera podrá imaginar, dadas las condiciones en que viven actualmente los cubanos, con una hiperinflación que depreda los bolsillos incluso de aquellos trabajadores mejor pagados, lo que significa para un ciudadano de a pie perder su salario.

Algo menos agobiados, pero también en una situación muy difícil, quedan aquellos que reciban el 60% de su salario básico. Si partimos de que el salario medio en la isla es de unos 3 838 pesos, tenemos que el 60% de esa cantidad se enmarca en los 2 303 pesos. Una cifra, esta última, inferior al valor estimado de la denominada “canasta básica” que se ofrece por la libreta de racionamiento, calculada en unos 3 250 pesos.

Entonces no es de extrañar que todos esos trabajadores “interruptos” vayan a engrosar las filas de los coleros, revendedores, o practicantes sin licencia -sorteando el peligro de ser sorprendidos por la policía o los inspectores- de las más disímiles actividades laborales. Todo con el objetivo de impedir que ellos y sus familiares se mueran de hambre.

Hay que tener presente la gran cantidad de trabajadores “interruptos” que existen en el panorama laboral de la isla. La falta de materias primas y piezas de repuesto en muchas empresas; la carencia de insumos en la agricultura; la escasez de portadores energéticos, cemento, madera y acero en el sector de la construcción; la poca disponibilidad de ómnibus para el transporte público; así como la drástica caída de la actividad turística en el país, constituyen elementos que inciden en el aumento de las interrupciones laborales.

Y todos esos “interruptos”, como es lógico suponer, en algún momento formarán parte del creciente ejército de los trabajadores informales en Cuba. Claro, la señora Feitó Cabrera puede hablarles de una reducción de la informalidad laboral en su país a aquellos que no estén muy familiarizados con la realidad de la isla, o a los incondicionales de siempre. Pero jamás podría convencer de ello a los cientos o miles de trabajadores cubanos que hoy subsisten en los márgenes de la pobreza extrema.

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Madre cubana debe vender la leche de su hija para comprarle otros alimentos

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MIAMI, Estados Unidos.- Mirexis Cala Navarro es una joven cubana, madre de una niña pequeña, que fue expulsada de su trabajo y ahora sobrevive vendiendo parte de la leche de su hija para poder comprar otros alimentos.

Cala Navarro, residente en Baracoa, provincia de Guantánamo, trabajó por meses en el enfrentamiento a la COVID-19 en su territorio, hasta que un día, sin previo aviso, fue despedida.

“De un día para otro me cancelaron el trabajo, les pedí que me pagaran los días que estuve trabajando y me debían, lo hicieron, pero no me dieron el seguro que me correspondía”, denunció ante las cámaras de Palenque Visión.

La joven asegura que ha ido varias veces a ver al trabajador social que la atiende, pero “me dice que no hay empleo, que no hay nada, siempre me inventan algo. Desde que mi niña cumplió el año estamos en esta situación”.

Cala Navarro pidió ayuda a varios directivos de Baracoa y se presentó en las entidades del gobierno con el objetivo de encontrar trabajo y recibir ayuda para mejorar las condiciones de su vivienda, sin embargo, hasta el momento nadie ha escuchado sus reclamos.

“He ido al gobierno, a vivienda, he visto a todo el mundo. Me pelotean desde que estaba embarazada de mi niña, ahora volví a hablar con el delegado, que conoce mi situación, me dijo que le diera hasta el martes de la semana pasada, y nada pasó. Mi casa se moja cada vez que llueve, no tenemos televisor, y mi hija está descalza”, lamentó.

“Me han dicho de hacerme una casa, que si no es donde mismo está la mía me buscarían un lugar para mandarme, pero siempre es una mentira y un cuento y no se resuelve”.

Mirexis habló ante las cámaras del trabajo que pasa para alimentar a su hija, es por ello que en muchas ocasiones se ve obligada a vender parte de la leche de la pequeña para comprarle otros alimentos y así subsistir.

“Dejé de estudiar cuando salí embarazada, llegué a tener mi casa porque mi papá me la dio. Ahora, ya que no me han dado la oportunidad de trabajar tengo que hacer cosas que no debería hacer. Mensualmente tengo que vender algunas cosas para comprar otras. Y este gobierno no me ha ayudado nada”, sentenció.

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Rafael Hinojosa Aldana: “En los talleres en Cuba no hay nada”

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MIAMI, Estados Unidos.- En Cuba la iniciativa privada sigue buscando abrirse camino ante los obstáculos del gobierno y la inoperancia del estado. Rafael Hinojosa Aldana, sancionado en el pasado a ocho años de privación de libertad, se gana la vida en Baracoa arreglando refrigeradores a domicilio.

“El taller nos ha hecho esto durante tanto tiempo y años de revolución, ¿usted no cree que es una falta de respeto que un taller de refrigeradores en Cuba no haya podido arreglar a domicilio el equipo de un impedido físico?, se pregunta Hinojosa Aldana ante la cámara de Palenque Visión.

Según el hombre, el taller del estado, localizado en Baracoa, provincia de Guantánamo, carece de instrumentos y materiales para trabajar. “En los talleres en Cuba no hay nada, no hay nitrógeno, no hay máquinas para arreglar nada, y la población está revuelta con ese problema. Hay más de 30 técnicos particulares trabajando en Baracoa y uno salo en el taller del estado”, advirtió.

Así mismo, asegura que la escasez también viene dada por el desvío de recursos, algo muy común en el país. “Han desviado los compresores de las máquinas de frío a otras instituciones, a jefes, a hijos, padres o madres”, reveló.

Rafael trata de ayudar a la comunidad y con ello ayudarse a sí mismo, sus clientes solo tienen palabras de agradecimiento y hablan con admiración de sus ganas de trabajar y ayudar a los demás.

“El estado me estafó, llevé mi equipo a arreglar y me cambiaron piezas nuevas por viejas, porque a los tres días el aparato dejó de funcionar”, asegura una cliente que le agradece a Hinojosa Aldana todo lo que ha hecho por ella. “Es el hijo que no tengo”.

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Régimen expulsa del trabajo a otro cubano por su apoyo al 15N

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MIAMI, Estados Unidos.- El cubano Elvisley González denunció este miércoles que fue amenazado por la policía política y expulsado de su centro de trabajo en Varadero, por su apoyo a la Marcha Cívica por el Cambio convocada por la plataforma Archipiélago para el próximo lunes 15 de noviembre.

“Ya me botaron del trabajo. Vinieron dos oficiales de la Seguridad del Estado que mañana me vienen a buscar para una supuesta entrevista. Tengo miedo por mi vida. Decidieron botarme del trabajo definitivamente con la sola justificante de no ser comunista. Cuba, país de algunos cubanos donde la censura y la discriminación ante los que piensan diferente está al orden del día”, dijo en su cuenta de la red social de Twitter.

En un video que acompaña la publicación, González contó que trabajaba en Transgaviota en Matanzas, y a inicios de noviembre fue interrogado por el jefe de la Policía de Santa Marta y otros agentes sobre sus opiniones sobre Archipiélago. “Me preguntaron directamente ‘¿tú eres revolucionario o no eres?’”.

“El jefe de la Policía de Santa Marta me dijo ‘mira, nosotros estamos siendo condescendientes contigo porque estos asuntos nosotros los resolvemos en el calabozo’. Un teniente coronel casi me da una galleta y ninguno les dijo nada”, relató por casi 30 minutos.

“No había ningún delito, ninguna causa, ellos no sabían decirme a mí qué cosas había dicho en internet que les causaba tanta indignación y amenazándome directamente a mí que iban a escanear mi teléfono para revisar mis cosas. Les dije ‘mira, si van a hacer eso tiene que buscar un sustento legal que se los permita’”. González aseguró en más de una ocasión que teme por su vida.

Esta es otra expulsión más por expresar opiniones contra el sistema en Cuba. Varios cubanos han denunciado en redes sociales que han sido citados por la policía política por su apoyo a Archipiélago. Uno de los casos más significativos de las últimas semanas fue el del médico Manuel Guerra, uno de los firmantes de la notificación de la marcha en Holguín.

Guerra fue expulsado en octubre de su trabajo en el Hospital Nicodemus Regalado León, en el municipio Calixto García.

Asimismo, el ingeniero David Alejandro Martínez Espinosa fue separado de su puesto de profesor de la Universidad de Ciencias Médicas en Cienfuegos; y a Rafael Santos Regalado, conocido en Twitter como como Rafa, le dejaron “la quinta citación en un mes. Esto tiene un solo nombre: ¡ACOSO! Luego no quieren que digan que vivimos en una dictadura. La dejaron con mi madre porque yo no estaba en la casa”, denunció.

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Captura de pantalla

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Hoja de ruta castrista al desastre

MIAMI, Estados Unidos.- En su extraordinaria novela póstuma Mapa dibujado por un espía, Guillermo Cabrera Infante, atrapado en Cuba durante los tormentosos años sesenta, poco antes de escapar al exilio, hizo una de las más acuciosas crónicas del derrumbe meticuloso y taimado provocado por el castrismo.

A la larga, esa fue la isla que nos legó el régimen: inoperante, fracasada, indigente. Las mismas carencias anunciadas en la novela, como la falta de agua fría y otras bebidas y alimentos en las cafeterías emblemáticas de La Habana, como el Carmelo de la Calle Calzada, se abrieron paso en décadas subsiguientes hasta nuestros días.

La llamada “ofensiva revolucionaria” se llevó en la golilla los últimos rastros que sobrevivían de negocios en manos privadas.

La hoja de ruta de la hecatombe cubana en los servicios gastronómicos más elementales se trazó en un discurso totalmente arrebatado y delirante del dictador Fidel Castro, pronunciado en la escalinata de la Universidad de La Habana el 13 de marzo del año 1968.

Sirvan algunas citas de la incendiaria arenga, ciertamente disparatada, rayana en lo surrealista, para revelar el culpable de 62 años de infamia y ruina que el pueblo cubano se aboca a terminar.

“Subsiste todavía una verdadera nata de privilegiados, que medra del trabajo de los demás y vive considerablemente mejor que los demás, viendo trabajar a los demás. Holgazanes, en perfectas condiciones físicas, que montan un timbiriche, un negocito cualquiera, para ganar 50 pesos todos los días, violando la ley y violando la higiene, violándolo todo, mientras ven pasar los camiones de mujeres a trabajar al Cordón de La Habana o a recoger tomate en Güines o en cualquier parte.

“Por ejemplo, en La Habana quedan, en esta capital de la República, ganando dinero a troche y moche, consumiendo de todo, 955 bares privados. Y ciertamente, bares, mientras menos queden, privados o públicos, mejor.

“Resultado del estudio realizado en los bares privados: ilegalidad en la compra de bebidas alcohólicas, mala actitud revolucionaria tanto de los dueños como de los empleados, clientela antisocial, mal servicio a la población.

“Recomendaciones: Deben ser intervenidos o cerrados. Al intervenirse no deben seguir funcionando como tales.

“En los datos obtenidos sobre puestos de fritas y otros timbiriches análogos, se pudo apreciar a través de los informes que un gran número de individuos que intentan dejar el país realizan este tipo de negocio, que al mismo tiempo que les producen abundantes entradas les permiten establecer relaciones continuas con lumpen y otros elementos antisociales y contrarrevolucionarios.

“El porcentaje mayor de no integrados a la Revolución corresponde a los dueños de puestos de fritas, donde de 41 individuos que consignaron el dato, 39, es decir, 95.1% era contrarrevolucionario.

“La conducta moral y social que va aparejada con la actitud revolucionaria fue valorada en la encuesta de los timbiricheros, donde de 18 individuos que consignaron el dato, 18 eran elementos antisociales y amorales.

“Análisis específico de los friteros. En este trabajo se estudiaron en forma especial un grupo de timbiricheros e individuos que realizan la venta de fritas y otras materias alimenticias. El producto más vendido es la tortilla, generalmente pan con tortilla de huevo. De los 50 establecimientos investigados se expendían tortillas en 43, esto se concibe por la fácil adquisición del producto.

“Le sigue en segundo lugar la venta de croquetas y minutas de pescado, y después las fritas. En menor número se expende papas rellenas, frituras y sardinas. En otros incluimos camarones, pescados, calamares, hamburguesas, guarapo, cigarros y fósforos, batidos, dulces, café, refrescos.

“Características de la explotación. El 46% de los propietarios trabaja por cuenta propia; pero existe otro 44% que posee empleados a sus órdenes, y en ocasiones el dueño no trabaja personalmente, sino que pasa solo a recaudar el importe de la venta. Un 40% tiene el puesto en arriendo, pero además explotan empleados.

“En relación con la procedencia de la mercancía, el 18%, se abastece en forma ilegal que va desde la compra de materia prima en bolsa negra hasta el robo de manteca en panaderías y trasiego ilegal de aceite de las bodegas, aun bodegas estatales. Otros se abastecen en el campo, comprando los productos a sobreprecio. El tipo más común de obtención de mercancía es mixto, utilizando los canales legales, así como la compra ilegal.

“Recomendaciones: prohibición absoluta por el MININT, el MINSAP, y el Poder Local de la apertura de nuevos establecimientos de este tipo. Debe irse a la supresión gradual de estos tipos de comercio, garantizando al pueblo mediante el Poder Local y el MININT el establecimiento de alimentos similares con una mayor calidad e higiene.

“¡Señores, no se hizo una revolución aquí para establecer el derecho al comercio! ¿Cuándo acabarán de entender que esta es la Revolución de los socialistas, que esta es la Revolución de los comunistas? ¿Cuándo acabarán de entender que nadie derramó aquí su sangre luchando contra la tiranía, contra mercenarios, contra bandidos, para establecer el derecho a que nadie ganara, vendiendo ron, 200 pesos, o 50 pesos vendiendo huevos fritos o tortillas.

“De manera clara y terminante debemos decir que nos proponemos eliminar toda manifestación de comercio privado, de manera clara y terminante.

“Hay que decir que no tendrán porvenir en este país ni el comercio ni el trabajo por cuenta propia ni la industria privada ni nada”.

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Sin insumos para una oferta estable: ¿Qué pasará con los bares privados en Villa Clara?

VILLA CLARA, Cuba. ─ Desde los portales de la tienda Praga y a través de las vidrieras se observa una llamativa estantería surtida de una amplia variedad de bebidas: marcas como Varadero o Caney ─que hacía tiempo habían “desaparecido” de los establecimientos del estado─ pueden adquirirse por ciudadanos que posean tarjetas en Moneda Libremente Convertible (MLC). A pocas cuadras del mismo Boulevard, donde se enclava este mercado de tres plantas, dos tiendas de Artex comercializan en moneda nacional botellas de Havana Club a más de 4 000 pesos cada una. La dependiente del lugar aclara que son las únicas disponibles en sus almacenes.

Hace pocos días las autoridades provinciales anunciaron la ansiada apertura de centros gastronómicos estatales y privados en horario nocturno en un acercamiento a la llamada “nueva normalidad”. Sin embargo, han sido muy pocos los propietarios de establecimientos particulares como bares y restaurantes que decidieron echar a andar nuevamente sus negocios. La razón fundamental es la ausencia de insumos que garanticen una oferta constante y a precios asequibles.

Los dueños de bares particulares se enfrentan a una crisis de materia prima sin precedentes. Resulta consabido que, históricamente, y ante la ausencia de un mercado mayorista, los TCP debían abastecerse de los propios centros estatales y las desaparecidas tiendas en CUC. A través de los medios de comunicación locales, los directivos vinculados a la producción de bebidas alcohólicas han referido que los centros de comercio y gastronomía en la provincia no cuentan con una oferta estable de rones tradicionales para brindar un servicio estable en sus instalaciones.

Blanca Blanche, propietaria del bar “Un tranvía llamado deseo”, situado frente al icónico Centro Cultural “El Mejunje” de Santa Clara, confiesa que se verá obligada a subir demasiado los precios de los tragos y la cerveza. Ejemplifica que, al comprar el ron en MLC por transferencia, un litro de Havana Club Especial llegaría a costar 700 u 800 pesos. No se imagina, entonces, el valor real que debería imponerle a una línea de esta bebida, a lo que le suma la compra de productos para la higiene, el pago de la electricidad y el salario de sus trabajadores.

La mayoría de los dueños de bares y restaurantes con servicio de barra se enfrentan a los vaivenes de los precios en el mercado informal, tanto de los artículos relacionados con sus negocios como de una moneda extranjera en la que no podrán cobrar sus servicios.

“Lo que hoy tiene un precio, mañana tiene otro”, confirma Blanca. “Si el cambio está un día a un 80 y después a 70, lejos de ganar lo que hiciste fue perder, no hiciste negocio alguno. Yo espero que surtan las tiendas para el fin de año. Hace falta que se estabilice la inflación, si no, los cubanos de a pie seguiremos en las mismas”.

(Foto de la autora)

Hasta el momento, las cartas de estos bares están sujetas a cambios constantes, ya que dependen, en su mayoría, de la oferta de las tiendas MLC.

“No tengo idea por el momento de cómo serán los precios, aunque no serán los mismos, ya que el costo de la materia prima ha aumentado”, refiere vía WhatsApp Yaudel, propietario del bar “QHay”. “Hay que sentarse y sacar los costos de cada trago para saber el precio en el que se pueden ofertar”.

Javier, copropietario del bar “Piraterías” de Santa Clara, uno de los más frecuentados por el público joven de la ciudad, considera un sinsentido el hecho de que un negocio tenga que comprar en una moneda distinta a la que vende.

“Es algo que no tiene sostenibilidad y obliga a los negocios a ir al mercado negro a comprar MLC”, confirma. “En caso de que se aceptara MLC en el negocio, no creo que será representativo la cantidad de personas que paguen esa moneda. Este cambio de moneda va a traer variaciones continuas en los precios y en la carta. Imagino que muchos negocios inflarán inicialmente los precios para cuidarse de esas fluctuaciones, lo cual afectará lógicamente a los clientes”.

Bar “Piraterías” (Fotos: Facebook/Bar Piraterías)

Con los nuevos precios: ¿quiénes frecuentarán los bares?

Para ofrecer una idea de los gastos a los que se enfrentará, Blanca desglosa los insumos necesarios para preparar el trago Alexander. Afirma que lleva cacao, café, ron Especial y leche en polvo. El precio de esta última asciende a 300 pesos la bolsa en el mercado informal.

“El primer fin de semana puede que se llenen los bares. Después, los verás vacíos”, afirma ella. “Ya lo experimentamos en la primera apertura. Un negocio no se sostiene por uno y dos días, tiene que haber una constancia de una venta, aunque sea de mínimo rango. A veces, digo que habrá que vender los mojitos con ron decano a granel, pero ese no es el estilo ni el propósito de mi bar. Los bares humildes como el mío, de gente que hemos hecho las cosas desde cero, somos los más perjudicados. Otros, los que tienen a un capital acumulado podrán abrir y correr los riesgos. En el mundo la competencia funciona así: el que más invierte es el que más gana”.

Varios propietarios y dependientes de bares entrevistados para este reportaje confirman que los TCP siempre han estado desprotegidos en cuanto a garantías de insumos para mantener un servicio estable. Gran parte de los negocios particulares se mantienen regidos por la llamada “ley de oferta y demanda” impuesta por el mercado informal. Calculan que tendrán que invertir inicialmente miles de pesos para surtir sus barras.

“El público siempre ve estos negocios de bares y restaurantes como acaparadores. Incluso, la prensa se ha ocupado de que los vean así”, prosigue Javier. “Pero la realidad es que no nos han proporcionado el tan ansiado mercado mayorista, obligándonos a ir a comprar en la red de tiendas minoristas que tienen otro objetivo. En resumen, los precios serán altos, incluso, me da pena con los clientes, tendremos que hacerlo así o cerrar”.

(Foto de la autora)

Sobre el patrocinio, estos propietarios de bares opinan que, a diferencia de la capital, donde se encuentran las casas matrices, hacia las provincias no se estila que las marcas acudan a estos lugares para obsequiar cristalería y otros artículos que promocionen los rones de producción nacional.

De acuerdo con Javier, en “Piraterías” se valdrían de la plataforma “Yerro Menú”, una herramienta novedosa que permite la consulta online del catálogo de productos. “Para el caso de la carta, nosotros optaremos por utilizar cartas online. Pondremos código QR en cada mesa para que los clientes accedan a ella con sus móviles, así evitaremos el contacto entre los clientes y la carta física. Esa carta se editará a diario para mostrar sólo lo que tenemos disponible en el día”.

Sobre la asistencia de público a estos sitios, también existen miradas escépticas. Alejandro Rodríguez, estudiante universitario que trabajaba en su tiempo libre en uno de los bares de Santa Clara, considera que “con los precios que tendrán ahora los tragos, bajarán las ganancias, porque no habrá tanta clientela y, por tanto, la solución de estos cuentapropistas será contratar la menor cantidad de personal posible”. Por otra parte, el muchacho advierte que tanto el público joven que trabaja con el estado como los propios universitarios se verán imposibilitados de frecuentar los bares”.

Un poco más optimista, Javier afirma que no tiene duda alguna de la asistencia de público. “Aunque la dinámica en los bares sea más tranquila, debido al límite de capacidad, pues de igual forma la gente irá a despejar y a tomar un trago luego del trabajo. Desde mi punto de vista, la competencia de los bares debería estar enfocada en la calidad de sus servicios y productos o en la relación calidad y precio. Por ahora, el mejor bar será el que tenga más inventario y la calidad pasará a un segundo orden. Tendremos que adaptarnos, pero la inestabilidad, indiscutiblemente, atenta contra estos negocios”.

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En Cuba existe un “plan de marginalidad que impide a los cubanos progresar”

Eliodanis Herrera

MIAMI, Estados Unidos.- El joven cubano Eliodanis Herrera Sánchez denunció que los medios oficiales del régimen exponen una realidad distinta a la que viven las personas de a pie, y asegura que en Cuba existe un plan de marginalidad para mantener a un sector de la población en un nivel que les impide progresar.

Herrera Sánchez asegura que tiene toda la voluntad, el deseo y la fuerza para trabajar, y así ayudar a su familia a salir de la grave crisis económica en la que se encuentran, pero no le dan trabajo. “Hace aproximadamente dos años nos encontramos pasando por una situación económica pésima, la cual se ha incrementado desde enero, con el reordenamiento monetario”.

El joven afirmó ante las cámaras de Palenque Visión que se ha presentado en varios lugares, como en el Órgano del Trabajo de su municipio, en Mayarí, provincia de Holguín, y siempre recibe la misma respuesta: “que no hay trabajo”.

“Me presenté en el gobierno municipal y prácticamente no me dejaron ni hablar. La mujer que me atendió me dijo que su trabajo no era buscarle empleo a nadie”.

Eliodanis Herrera, que vive con su madre, afectada por varios problemas de salud, incluidos algunos nerviosos, y una hermana menor que aún está en edad escolar, dice nunca haber tenido problemas legales, jamás, afirma, se ha manifestado contra el gobierno, por lo que no entiende la razón por la que no le ofrecen empleo.

“Si yo nunca he tenido problemas, y nunca me he manifestado ni siquiera en contra del gobierno por qué razón se me margina de esa manera. Nunca he estado en un tribunal, nunca he sido procesado por la ley, en mis manos nunca ha habido una esposa puesta”, reclamó.

En el año 2016 Eliodanis Herrera regresó a su natal Holguín después de haber sido oficial de las Tropas Guardafronteras y estudiar en La Habana, desde entonces ha sido una odisea mantenerse él y su familia. “He tenido que hacer de todo, desde recoger materia prima y revenderla, hasta hacer carbón vegetal; viajar para Holguín en plena pandemia y revender cosas para comprar algunas otras y traerlas para mi casa. Así hemos estado sobreviviendo”.

“Lo más irónico es que a unos metros de mi casa está el puente que da acceso a Cayo Saetía, una villa turística de Gaviota que está enclavada en un cayo de 42 km cuadrados, donde hay suficiente empleo, pero no me dan trabajo y no me dicen la razón”, sentenció.

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OCDH pide a empresas españolas no participar en “explotación feudal” de trabajadores cubanos

Economía, turistas Turismo, Cuba, Embargo

MIAMI, Estados Unidos. — El Observatorio Cubano de Derechos Humanos (OCDH) pidió a las empresas españolas con presencia en Cuba no participar en la “explotación feudal de los trabajadores cubanos” y exigió al régimen de la Isla cambios en la “injusta” normativa laboral.

La solicitud de la ONG, entregada a la Confederación Española de Organizaciones Empresariales (CEOE) y a la Cámara de Comercio de ese país, toma como referencia los resultados del Cuarto Informe sobre el Estado de los Derechos Sociales en Cuba, que en esta ocasión sobre las condiciones laborales en el sector turístico en la Isla.

“El 55% de los cubanos dijo que existe ´discriminación de algún tipo´. El 72% considera que la principal razón son las ideas políticas. También se señalan como razones de discriminación las relaciones sociales (no tener influencias, 36%), la orientación sexual (33%) o ser parte de una organización cívica independiente (32%)”, indica el OCDH.

De acuerdo con el Observatorio, el 70% de los cubanos abordados sobre el tema sostiene que la contratación en el sector turístico debería realizarse directamente entre la empresa y el trabajador.

Asimismo, el 56% de los encuestados entiende que el Estado “no debería quedarse con un porcentaje de su salario” y el 54% considera que hay más control político e ideológico en dicho sector.

Según el reporte, solo dos de cada 10 trabajadores consideran que se les permite la libre actividad sindical en la industria turística.

Fuera del sector turístico, el 80% prefiere la libertad de contratación y el 70% está en contra de que el Estado se apropie de parte del salario de los trabajadores.

“La situación del sector turístico es reveladora. Los cubanos exigen recibir directamente los salarios de las empresas extranjeras, sin permitir el expolio de hasta el 90% por parte del gobierno cubano”, afirmó Alejandro González Raga, director ejecutivo del OCDH.

“Estamos a favor de la inversión extranjera en la isla, pero siempre cumpliendo los estándares a los que obligan la Unión Europea y la Organización Internacional del Trabajo (OIT) sobre los derechos de los trabajadores”, aseguró el directivo.

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