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“No tengo idea de cuál es el origen, pero el sonido era más fuerte en el balcón”

Tania Bruguera; Cuba; sonido

Tania Bruguera; Cuba; sonido
Tania Bruguera (Foto: The Guardian)

LA HABANA, Cuba.- La primera vez que sintió el sonido pensó que se le había roto el televisor, pero “lo apagué y seguía allí. Después fui desconectando todos los equipos excepto el refrigerador, pensado que algo se había echado a perder. Pero seguía”, contó a CubaNet Tania Bruguera, que describe el sonido como algo electrónico.

“No tengo idea de cuál es el origen, pero fui a ver dónde era más intenso. Y lo encontré en una parte del balcón, a mano izquierda, que da a un edificio que antes era de la Seguridad del Estado y ahora es la ONAT nacional, hacia la zona del Someillan”, y no bastándole se asomó al balcón a ver el techo del inmueble para ver si había algún aparato nuevo, pero seguía el mismo aire acondicionado que ha estado siempre.

Tania Bruguera no sabe cuál es la intensión del sonido, similar al que funcionarios de las embajadas de Estados Unidos y de Canadá sufrieron en La Habana entre 2016 y 2017 causándoles neurológicos, incidentes por los que han acusado al régimen de Cuba.

Otras denuncias de este tipo pesan sobre los métodos de tortura empleados contra opositores en detenciones y cárceles cubanas. La música estridente en patrullas herméticamente cerradas, o motores cercanos a celdas de castigo han sido instrumentadas para doblegar a activistas.

Aunque dejó de escucharlo sobre las dos de la mañana, “sí te digo que hoy me levanté con una migraña horrenda, con cierta nausea, dolor en los oídos, como si tuviera algo, y verdaderamente es torturante porque no puedes dormir” y la incertidumbre es la peor tortura.

La artista cubana descartó que el sonido fuera producto a que se hubiera “roto” algo en la calle. “Miré por la ventana y todo estaba bien. Era seguido, por dos horas de modo intermitente, lo que lo hacía más atormentador, porque si fuera constante se convertiría en hábito, el cerebro lo asume, pero lo quitaban y lo ponían”, asegura.

Bruguera publicó lo que le sucedía en Facebook, sin vincularlo directamente a los “ataques sónicos”. Pero un amigo le envió el link de lo que les había sucedido a los funcionarios estadounidenses y a partir de ahí han ido en aumento sus temores.

“No tengo manera de corroborar nada. Eso fue, además, a una hora en que todos están durmiendo”, y así todo puede quedar en la cuerda de la paranoia artística, teniendo en cuenta que recientemente se hizo viral el video donde un grupo de personas la ofendía a gritos, en medio de un mitin de repudio, cuando intentaba llegar junto a otras activistas a la sede del Movimiento San Isidro.

Las reacciones en las redes han sido diversas, y van desde la solidaridad hasta la incredulidad y el escepticismo, pero la situación de vulnerabilidad que viven los artistas, los activistas, los periodistas y los opositores en la Isla cada día alcanza más tintes aterradores, donde hay golpizas, acosos, desapariciones relámpagos, llamadas anónimas, amenazas de muerte, entre otras formas de coacción.

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