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Se destapa gran desfalco en Comunales de La Habana

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Basural frente al Capitolio de La Habana (foto del autor)

LA HABANA, Cuba. – Como se ha hecho habitual, la Empresa Presupuestada de Comunales de La Habana ha vuelto a convertirse en escenario de un desfalco financiero considerable que involucraría a más de un centenar de funcionarios y trabajadores de la entidad, incluidos sus principales directivos, quienes guardan prisión provisional bajo proceso investigativo y que, en los próximos días, pudieran enfrentar cargos en los tribunales por delitos de malversación, falsificación de documentos y hasta por “propagación de enfermedades”.

De acuerdo con información ofrecida a nuestro medio por fuentes vinculadas al organismo estatal, desde finales del 2018 la Fiscalía Provincial procedió a la investigación de más de una decena de altos funcionarios de Comunales como resultado de inspecciones y una auditoria ordenadas por las más altas instancias del gobierno, durante las cuales fueron detectadas numerosas anomalías en los registros financieros de varias unidades, sobre todo en aquellas relacionadas con la recolección de desechos sólidos en la capital.

“Nuevamente hay casos de plantillas infladas, pagos de salarios excesivos, fraudes en el proceso de contratación, así como en el pago de las normas”, afirma una funcionaria de la Dirección Municipal de Finanzas del municipio Arroyo Naranjo, donde también se han detectado ilegalidades relacionadas con Comunales que pudieran llevar a la cárcel a más de un implicado en el asunto.

“Según lo que se ha podido filtrar se habla de pagos por encima de los 20 o 30 pesos (cup) por metro cúbico de desecho recogido cuando la norma debe estar entre los 10 y 15 pesos (…), los volúmenes de recogida tampoco son los que debieran ser, según la cifra que existe hoy en los registros, en las calles no debiera haber ni un papelito tirado y al contrario, lo que se ve es un horror”, explica la misma fuente.

Aunque a la prensa oficialista aún no le han permitido pronunciarse al respecto, quizás porque la Fiscalía Provincial no ha dado por cerrado el caso, se espera que en las próximas semanas cerca de una treintena de implicados sean sentenciados a penas de cárcel hasta por diez años, tal como sucediera en el 2015 con los funcionarios del servicio de comunales del municipio capitalino de Boyeros, acusados de desfalcar unos 9 millones de pesos (cuc).

Otro caso similar a este de ahora, y al de 2015, ocurrió apenas en el 2013 e incluso los detalles del robo fueron divulgados en internet, quizás muy a propósito, y más tarde representados como ficción en la televisión cubana cual estrategia ejemplarizante, algo que, a juzgar por la recurrencia del fenómeno, no ha surtido ningún efecto, tal vez porque la raíz del mal es mucho más profunda y extendida.

Tengamos en cuenta que a inicios de 2018, además del presupuesto de poco más de 100 millones de dólares destinados a  los servicios comunales de La Habana, según registros de la propia entidad, el gobierno de Japón donó 10 millones de dólares tan solo para labores de higiene en la capital, cantidades que apenas hicieron la diferencia, a juzgar por la crisis de basureros desbordados con que cerró el año y abrió el 2019.

“Comunales no es la entidad estatal presupuestada donde más se roba sino que es una de las pocas donde se hace más visible la corrupción. Los tanques desbordados, el mal olor, la gente dando quejas en los periódicos (…), pero la falta de combustible y de transporte, las nóminas infladas, es algo muy común en cualquier empresa del Estado. La solución: cortar cabezas, pero al monstruo le vuelve a crecer una peor”, es la opinión de uno de los trabajadores de comunales implicados indirectamente en el caso, y quien se mantiene en su casa, sin trabajar ni percibir salario, a la espera del juicio.

Se estima que en la actualidad, tan solo en La Habana, se generan unos 20 mil metros cúbicos diarios de desechos sólidos. Una parte considerable se acumula, a veces durante semanas, en los lugares de recogida, principalmente por falta de camiones y de contenedores, una situación que la mayoría de las veces la prensa imputa exclusivamente al embargo económico de los Estados Unidos mientras no se investiga a fondo las causas de los continuos desfalcos financieros en Comunales, ni tampoco por qué el desarrollo hotelero e inmobiliario, así como el crecimiento de visitantes extranjeros a la isla no ha ido aparejado a un plan de saneamiento e higienización más realista y efectivo. ¿Tareas pendientes o misterios por desentrañar?




La otra cara de la ofensiva contra la basura en Cuba

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LA HABANA, Cuba.- El trabajo intensivo en la recogida de los desechos sólidos en La Habana ha sido tema de interés en los medios oficiales y alternativos, con especial participación de la ciudadanía que ha criticado tanto la omnipresente suciedad, como las deficiencias en las entidades estatales responsables por la higiene urbana.

Aunque cierta, esa es solo una arista del conflicto. A las irregularidades de los servicios comunales se suma la indisciplina ciudadana, factor que empeora la situación al punto de anular cualquier esfuerzo por parte de las instituciones. CubaNet entrevistó a funcionarias encargadas de organizar y revisar la recogida diaria de desechos sólidos en los municipios de Habana Vieja y Centro Habana, para confirmar que no obstante las irregularidades del Estado, el pueblo es igualmente responsable por la proliferación de basura en la capital.

A principios de noviembre se dio a conocer que Cuba ha aprobado la creación de una empresa mixta para la recogida de residuos sólidos en La Habana; una solución que podría mejorar tanto el problema de sanidad como la imagen de la capital con miras a su aniversario 500. El gobierno provincial ha señalado que la optimización del proceso de recogida de basura requeriría un aumento del número de camiones colectores, mano de obra y depósitos para el vertimiento de escombros.

Según precisó la agencia EFE a inicios de noviembre, se espera que Japón destine cien vehículos colectores para aliviar la situación de la flota disponible, que apenas supera los 50 carros, en su mayoría averiados a causa de la sobreexplotación y falta de mantenimiento. Mientras se negocian posibilidades, en las calles habaneras no se percibe interés alguno por cuidar el espacio público.

La recogida de desechos simples en la capital comienza cada día a las cuatro de la madrugada. Divididos por áreas, los pickers (barrenderos) garantizan que la ciudad amanezca limpia; pero apenas avanza la mañana vuelve a acumularse la basura en las cunetas, aceras y alcantarillas.

Los municipios de Habana Vieja y Centro Habana acogen la mayor cantidad de población flotante; de modo que el personal de Servicios Comunales no deja de barrer en todo el día. Es una labor mal remunerada y peor apreciada por las personas, que prefieren botar los residuos domésticos en medio de la calle con tal de no caminar hasta el depósito.

Si un vertedero es trasladado temporalmente debido a acciones constructivas u otras obras de desarrollo urbano, los residentes continúan tirando los desechos en el mismo lugar con absoluta impunidad; pues no existe un sistema de medidas que los obligue a desplazarse hasta el sitio designado.

El problema de los escombros se ha agravado porque se necesita un transporte especial para su recogida. A ello habría que añadir la falta de información, pues la mayoría de los cubanos desconoce que tiene la opción de realizar un contrato con la empresa de Servicios Comunales para que acuda un vehículo, pago mediante, a recoger los remanentes de obras de albañilería.

Las cajas de metal son las únicas aptas para soportar el peso de los escombros; pero tampoco hay suficientes y su ubicación es aleatoria, evitando sobre todo afectar la circulación vial. Sin impedimento legal, la gente vuelca los sacos de escombros en las esquinas, que pocas horas después se convierten en enormes vertederos.

Se estima que diariamente La Habana genera unas 2400 toneladas de residuos, manteniendo un déficit de 12 mil contenedores. Aunque se ha procurado estabilizar la frecuencia en la recogida de basura, la Empresa de Servicios Comunales no ha logrado complementar la labor de los pickers con la acción de los carros colectores debido a la escasez de insumos, personal, transporte especializado y combustible.

Para solventar el problema, el gobierno procura atraer capital extranjero. Sin embargo, tanto el esfuerzo de los obreros como las inversiones serán inútiles si no se castiga la indisciplina social y se acometen de forma organizada las empresas de desarrollo urbano. Se espera que para 2019 sea más apreciable el impacto de la ofensiva contra los desechos sólidos; pero hasta la fecha es imposible separar la imagen de La Habana de la inmundicia y el mal olor que inunda sus vecindarios.




Se agrava la crisis de la basura en las calles de La Habana




¿Una de las urbes más sucias del mundo?

LA HABANA, Cuba.- La Habana pudiera clasificar entre las ciudades más sucias del planeta. Ni siquiera las zonas más visitadas por los turistas, como el Casco Histórico, escapan a la mugre que, con los años, se ha convertido en una lamentable marca de identidad.

A pesar de ser la acumulación de basura uno de los problemas más urgentes a enfrentar en la capital, los programas y proyectos de rehabilitación de calles y edificaciones pocas veces lo ha tenido en cuenta, de modo que la suciedad siempre queda a la vista de todos, incluso obstruyendo la circulación de peatones y autos en las vías, obstaculizando el acceso de ómnibus y pasajeros en las paradas o estropeando las fachadas de edificaciones patrimoniales.

“No se piensa en cómo hacer desaparecer la basura cuando se comienzan nuevos proyectos. Simplemente se termina el lugar y después colocan tres, cuatro tanques en la misma entrada de la edificación, incluso a veces impidiendo la entrada o bloqueando la acera, la calle, es un desatino total, es como si no quisieran resolver el problema de la basura”, opina Carmen Benavides, arquitecta de la Dirección Provincial de Vivienda en La Habana.

Aunque, según declaraciones de varios funcionarios de la Dirección de Servicios Comunales de la capital, constantemente se diseñan nuevas estrategias para enfrentar el problema, hasta el momento no se ha encontrado una solución definitiva.

“Sigue acumulándose la basura a la vista de todos. El problema se aplaca un tiempo y luego regresa y es cada vez peor”, dice Gisela Torres, del Consejo de la Administración Popular en Centro Habana: “Se piensa que colocando más tanques recolectores en todas las esquinas se soluciona y no es así. Tiene que haber sistematicidad en la recogida de la basura, tiene que hacerse varias veces en el día y no una vez cada tres o cuatro días, o cuando los carros tengan combustible (…). Ya es hora de que comience a clasificarse la basura y que no todos los desechos vayan al mismo lugar porque sucede que vienen los buzos (recicladores) y para sacar las botellas y cartones echan todo fuera de los tanques”, considera la funcionaria.

Por su parte, Oscar Martínez de servicios comunales de la Habana Vieja, es de la opinión de que deberían establecerse horarios para que tanto las empresas como los habitantes de la ciudad saquen los desechos:

“A cualquier hora ves a la gente sacando la basura. Antes en La Habana había horarios, casi siempre era por las noches. La gente era incapaz de echar basura en las esquinas a cualquier hora. (…) cuando niño pasaba una carreta y tocaba una campana, entonces la gente sacaba la basura y la ponía a la entrada de la casa para que la recogieran. (…) Eso era en los años 50, cuando supuestamente había pobreza en Cuba, bueno, si ya se supone que hemos avanzado y hay más educación, ¿entonces por qué hay más suciedad?”, dice Martínez.

Se calcula que cada año alrededor de unos mil tanques recolectores nuevos son emplazados en las calles de la capital, sin embargo, en el mismo período de tiempo debe ser retirada una cantidad similar debido a su rápido deterioro.

“La gente los quema, los rompe para llevarse las ruedas para armar carretillas, los trozos de plástico los funden para hacer pozuelos, adornos de plástico, piezas de repuesto”, dice José Ramón Fuentes, funcionario de Comunales en la capital: “Tanques acabados de poner, al día siguiente ya no sirven para nada. (…) Las papeleras de metal se las roban para hacer palomares y corrales para animales. Las he visto en el campo en máquinas inventadas para cernir frijoles, arroz, rollón porque tienen agujeros. (…) También está el problema de la falta de emplazamientos para los recolectores, están en medio de la calle, y están expuestos a que los carros los choquen (…) son un peligro, pero a todo el mundo se le olvida buscarles un lugar, seguir el ejemplo de otras ciudades en el mundo (…) Uno no puede ver lo que ya es costumbre, eso pasa con la basura, nos hemos acostumbrado a vivir rodeados de basura, y no la vemos”, señala Fuentes.

Se prevé que en las próximas semanas comenzarán a implementarse nuevas regulaciones, coordinadas entre los gobiernos locales y el Instituto de Planificación Física, para intentar ofrecer una solución a la higienización en las principales zonas de la  capital.  Entre las medidas anunciadas estaría el establecimiento de horarios fijos para la recogida de los desechos, la imposición de multas y sanciones severas para las personas naturales y jurídicas que incumplan con lo establecido, además de la obligatoriedad de establecer emplazamientos que no obstaculicen las vías de circulación ni estropeen las fachadas de edificios.

No obstante, entre los funcionarios estatales hay poca confianza en la efectividad de las disposiciones debido a la magnitud del fenómeno que algunos han llegado a calificar como incontrolable por el excesivo gasto de recursos que implicaría ajustarse al cumplimiento de normas que no toman en cuenta la realidad económica.

Uno de los funcionarios entrevistados, del cual nos reservamos la identidad por petición suya, nos ha dejado con su respuesta varias interrogantes que quizás pudieran adelantar el fracaso de la iniciativa: “No es que no se pueda hacer, se puede hacer pero ¿con qué dinero? ¿Dónde está? Y si quitamos los tanques de la calle, ¿dónde los ponemos? ¿Vas a poner un inspector al lado de cada tanque? ¿Vas a vigilar a cada vecino que tire una jaba de basura desde el balcón?”.




Trabajador de Comunales: “Estamos trabajando sin guantes hace más de dos meses”

Recogedores de basura en Holguín (foto del autor)
Recogedores de basura en Holguín (foto del autor)

HOLGUÍN, Cuba.- Trabajadores de la empresa de servicios comunales de la ciudad de Holguín que están directamente vinculados a la recogida por las calles de los desechos sólidos laboran en condiciones precarias, denunció Laurencio Reyes, quien trabaja hace más de siete años en un carro recolector de basura.

“Nuestras jornadas son de más de ocho horas diarias y a veces trabajamos los siete días de la semana sin descanso”, comentó y afirmó que es esta la peor etapa de su vida laboral con la empresa.

Ante la falta de carros especializados en la recogida de basura, servicios comunales utiliza para esta labor a siete tractores con carretas, así como camiones particulares alquilados que carecen de las condiciones idóneas. Los trabajadores se ven obligados a interactuar directamente con los desechos y muchos de ellos lo hacen sin los medios de protección adecuados.

“Estamos trabajando sin guantes hace más de dos meses, ya lo solicitamos pero los jefes nos responden que no hay”.

Tampoco disponen del overol, vestimenta que cubre todo el cuerpo, ni de la máscara para cubrir la boca y la nariz.

Laurencio sabe que existen leyes que lo protegen contra estas violaciones que comenten los directivos de la empresa, pero él y sus compañeros no han recibido el apoyo del sindicato al que están afiliados, a pesar de que todos los meses pagan una cuota sindical.

“Este problema lo hemos planteado varias veces en nuestra sección sindical y ellos nos dicen que no pueden hacer nada”, aseguró.

Sin embargo, Laurencio tiene pruebas de que los jefes extraen del almacén estos medios de protección para comercializarlos a altos precios en el mercado negro.

“Yo sé quiénes están en ese negocio de la reventa de los guantes y otros medios, pero si los denuncio será peor para mí porque ellos son una mafia organizada”, enfatizó.

Ante la falta de protección para la salud, varios de los trabajadores han estado aquejados por padecimientos respiratorios y enfermedades gastrointestinales, incluyendo el cólera, epidemia que en este momento azota al municipio cabecera.

Consecuencia del déficit de trabajadores de Comunales más la indisciplina social (foto del autor)
Consecuencia del déficit de trabajadores de Comunales más la indisciplina social (foto del autor)

“No solamente mis compañeros están padeciendo estas enfermedades, también sus familiares están expuestos a estas dolencias y muchos de ellos han sido ingresados en hospitales por diarreas agudas”, aseveró.

Aunque la empresa les paga un salario al mes que en ocasiones pasa los mil pesos, desde hace algunos meses hay un déficit e inestabilidad de la fuerza de trabajo de barrenderos y hombres para la recogida de la basura.

“Yo sigo trabajando aquí porque no sé hacer otra cosa y es la única forma que tengo para mantener a mi familia, pero la mayoría de mis compañeros se ha ido porque este es un trabajo muy duro y con muy mala atención al obrero”, opina Laurencio quien asegura que ante la falta de mano de obra la empresa está utilizando reclusos para la recolección de los desechos sólidos.

Según cálculos dados a conocer por la dirección de Servicios Comunales en el canal local Tele Cristal, el municipio de Holguín, con más de 300 mil habitantes, genera diariamente alrededor de 2 900 metros cúbicos de desechos sólidos y de ellos solo se recogen 2 400 cada día.




En Lawton y la Víbora las ratas están de fiesta

Los tanques de basura limpios en una de las barriadas de Diez de Octubre y en los alrededores abundante escombro (foto de Granma)
Los tanques de basura limpios y en los alrededores abundante escombro (foto de Granma)

LA HABANA, Cuba. -El pasado 12 de diciembre de 2014, en el periódico Granma, en un extenso trabajo titulado “El rastro de la basura”, la periodista Arlin Alberty Laforte se quejaba de la desmedida acumulación de basura en la capital debido a la impuntualidad en la recogida.

Refería la periodista que al estar rebosados los contenedores, los vecinos botaban la basura en la calle, generándose numerosos vertederos donde proliferaban moscas, cucarachas y roedores.

Las situaciones más críticas con la recogida de basura, según la periodista, ocurrían en los municipios más poblados de la capital, Diez de Octubre, Arroyo Naranjo, Habana Vieja, San Miguel del Padrón y en Alamar, el mayor núcleo urbano del municipio Habana del Este. En algunas zonas de estos municipios la basura no era recogida desde hacía más de dos meses.

Unos días antes de los festejos de fin de año, la Administración Provincial, adoptó un conjunto de medidas dirigidas a poner fin a esta lamentable situación. Los vecinos de los municipios afectados vieron aparecer de repente flotillas de camiones, recogedores frontales y brigadas de limpiadores de calles. En los últimos días de diciembre y los primeros de enero todo quedó limpio.

Era de esperar que esta situación no se repitiera y que en las calles no hubiese más basureros improvisados. Pero lamentablemente no ha sido así.

En un reciente recorrido por la Calzada de Diez de Octubre, en La Víbora, y algunas de las principales calles de Lawton (Dolores, Concepción, Armas, Milagros y San Francisco) este reportero pudo observar que la situación en cuanto a acumulación de basura es realmente alarmante.

Ya no es que todos los contenedores estén rebosados, ni que haya micro-vertederos, sino que tramos de muchas de estas calles, se han convertido en basureros, algunos con más de 15 y 20 metros de largo.

Los vecinos, al ver que nuevamente pasan semanas y meses sin que recojan la basura, se han acostumbrado a tirar en la calle no solo basuras y todo tipo de inmundicias, sino también escombros y todo lo que estorba en sus hogares.

Luego de que al comienzo del año se le diera una batida a la basura acumulada, en el municipio Diez de Octubre, el más poblado de los 15 que tiene la capital, hace dos meses que no recogen la basura.

Con hechos así, parece una burla que La Habana fuese seleccionada como “Ciudad Maravilla del Mundo”.

La responsabilidad por la recogida de basura corresponde a la Empresa Presupuestada de Comunales, a la cual el Estado le ha asignado recursos financieros y logísticos para que cumpla ese cometido en todos los municipios capitalinos.

A mediados de diciembre de 2014, los directivos de Comunales dieron a conocer que en toda La Habana había 13 000 contenedores y que del equipamiento disponible para la recogida diaria de desecho sólidos (carros recolectores, camiones de volteo, carretas) estaba disponible solo el 60%.

La Habana huele loma de basura en la calle
Foto de archivo

De los 62 camiones recolectores, que son el componente principal para garantizar la recogida diaria de basura, 42 pertenecen a la Unidad Provincial de Higiene. De ellos, 15 estaban paralizados de manera permanente por roturas y los 33 restantes presentaban inestabilidad en su salida por diversas causas, entre ellas, la falta de luces, lo que les imposibilitaba realizar la recogida de basura en el horario nocturno, como exigen las normas higiénicas.

A pesar de la extrema centralización que tiene el gobierno con los recursos que asigna, la Empresa Presupuestada de Comunales no cumple su cometido.

La responsabilidad de que la basura se recoja diariamente y que avenidas y calles permanezcan limpias y atendidas corresponde a la administración municipal. Para cumplir dicho cometido se supone que dispongan de los recursos financieros y materiales necesarios.

La titular de Finanzas y Precios Lina Pedraza, en su intervención ante la Asamblea Nacional del Poder Popular, el 20 de diciembre de 2014, explicó que lo recaudado por concepto de impuestos a las personas con licencia para ejercer la actividad privada y a las cooperativas agropecuarias y no agropecuarias, ascendió a 83 360 000 dólares, lo que significó un crecimiento de un 29% con relación a la etapa precedente. La ministra aseguró que dicho dinero fue destinado íntegramente a los 166 municipios que hay en el país, para que enfrenten los gastos de la salud, la educación, la cultura y los servicios comunales.

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El suelo que pisarán los yumas está sin barrer

Barrendero limpiando tanque de basura (foto del autor)
Barrendero limpiando tanque de basura (foto del autor)

LA HABANA, Cuba. La Habana amanece con los mismos harapos de la noche anterior. Al deterioro creciente de su infraestructura se suma, de manera cada vez más alarmante, una suciedad en su medioambiente que amenaza la salud de sus habitantes.

Pareciera que no existen trabajadores encargados de la limpieza de las calles. Buscamos conversar con algunos de ellos, para conocer de primera mano las razones de tanto abandono.

Ernesto Román Miran Soler, de 67 años, se levanta muy temprano en la mañana para cumplir su meta, un tramo que comprende 10 cuadras (1 kilómetro).

Nos dice Miran Soler: “Llevo 2 años con el mismo carrito y los mismos tanques. Están deteriorados, pero no hay más; y aunque el Estado no me dé utensilios nuevos para trabajar, tengo que hacerlo, si no de qué voy a vivir. Fíjate que los artículos de aseo personal que deben darnos mensualmente, lo recibimos cada 9 meses. A la empresa no le importa si contamos o no con los medios de trabajo. Ya nos hemos cansado de plantearlo y nada se resuelve”.

Frank Quintana Mendoza, otro de los entrevistados, nos comentó:  “Mi salario depende de los viajes que da el camión. Tienen que ser 5 como mínimo. A veces sacamos unos 600 pesos al mes (25 dólares). Puede que haya gente que crea que eso es mucho, pero el salario no se corresponde con el trabajo que realizamos y los riesgos que tenemos que enfrentar”.

La opinión generalizada en la calle acerca de los trabajadores del sector de Comunales coincide en que “trabajar en esas condiciones es abusivo, porque todo el trabajo hay que realizarlo a mano. Lo mismo hay que botar escombros que basura”.

Calles llenas de basura (foto del autor)
Calles llenas de basura (foto del autor)

El salario promedio de los trabajadores que laboran en la recogida de basura puede alcanzar los 608 pesos al mes. Sin embargo, parte de ese dinero lo tienen que emplear en comprar los utensilios de trabajo, garantizando así no carecer de ellos. El suministro que debe garantizar la Empresa puede tardar meses.

La falta de incentivos económicos, y la prolongada carencia de herramientas y otros medios de trabajo, favorece el desinterés de los que tienen a su cargo la limpieza de la ciudad. A esta falta de motivación, se suma el temor a contraer enfermedades infecto-contagiosas, por el constante peligro a que se exponen sin las mínimas condiciones de protección.

Ernesto Román cobra $608.00. Él crea sus propios medios de trabajo: “El recogedor lo fabrico con partes de un tanque plástico, la escoba que tengo para barrer es de guano de palma, hecha por mí. El carretón lo tengo que reparar cada día, porque está en mal estado y se le caen las gomas. Pero qué voy a hacer, si no lo hago, ¿de qué vivimos yo y mi familia? Estoy tratando de no dejarlo, para poder tener una jubilación”.

Y mientras, la Empresa de Comunales, entre la corrupción y el “enriquecimiento ilícito” de sus funcionarios, continúa sin interesarse por sus trabajadores. Esos que amanecen en las calles, con sus recursos propios, peleando la dura batalla contra la falta de recursos laborales, las enfermedades y la montañas de basura, haciendo lo que pueden, hasta donde se lo permiten.