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Abuso de poder

LA HABANA, Cuba, agosto, 173.203.82.38 -El abuso de poder brota como la mala hierba en el país. Cualquier mequetrefe con autoridad para desarrollar una función, la cumple más allá de lo establecido. No importa si es sólo custodio de una vaquería en Mayarí, portero de un hotel en Bolondrón, o auxiliar de limpieza en una funeraria de la capital. Hace sentir su poder.

Y no por el buen trato, la eficiencia en resolver, o la premura para dar una orientación al solicitante o al afectado, sino por la soberbia con que alardean para demostrar que  “aquí el que manda soy yo”.

Nereyda Estévez fue víctima de una injusticia laboral. O mejor dicho, de la prepotencia del director de un combinado cárnico en Camagüey. Con 54 años, y 33 como auxiliar B, limpiadora de tripas en esa unidad, quedó separada de su trabajo.

Cuando reclamó al organismo de justicia laboral, este falló a su favor. Pero como el director mantuvo la decisión de mantenerla fuera de su empleo, Nereyda apeló al Tribunal Provincial, el cual también le dio la razón.

Sin embargo, el  director del combinado no acata las resoluciones de instancias de nivel superior. Quien determina es él, y decidió que Nereyda jamás lavará una tripa en Camagüey.

Similar suerte con el autoritarismo ramplón, corren el licenciado Jorge Luis Calas y un grupo de profesores en la Ciudad Escolar Camilo Cienfuegos, en el municipio Bartolomé Masó, provincia Granma.

Reclamantes de un plus de 60 pesos sobre su salario, estipulado para  quienes realicen la guardia educativa en centros internos del país, ellos sólo reciben 20 por decisión de la directora del plantel. Los otros 40 nadie sabe adónde van a parar. De nada sirvió el argumento de que por esta arbitraria medida hayan dejado de percibir 630 pesos en el curso escolar que finalizó. Tampoco que dirigieran su queja a la dirección municipal de educación.

La directora  les dio como única respuesta que si no estaban de acuerdo con su decisión podían solicitar la baja del centro. Algo así como: “tengo un cultivo de profesores en el huerto escolar, y si ustedes no quieren seguir, busco más. Sus derechos me los paso por el moño, y en la tierra paz, y en la escuela yo”.

Bajo esos métodos autoritarios, que violan los derechos de los ciudadanos, lo mismo es despedido un trabajador de comunales en Guáimaro, un estudiante universitario en Santiago de Cuba, que un deportista de alto rendimiento de un equipo nacional. El hecho es que quienes se desempeñan  como sepultureros, cuidadores de baños, médicos en un hospital, pilotos de un avión, o en cualquier otro sector estatal, están a expensan del abuso de poder.

La imposición a contrapelo de la ley es una epidemia nacional. Al parecer, para imitar a quienes desde las más altas instancias del país quitan y ponen a sus subalternos, haya o no razón, sin preocuparse por dar explicaciones.

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