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¿Quién es Kiele Cabrera, la joven que se lanzó al estadio en el juego de Cuba vs Venezuela?

CIUDAD DE MÉXICO.- Unas semanas antes, Kiele Alessandra le pidió a un primo que dibujase una mano morena levantada al aire con una esposa colgada. Era el brazo del rapero Maykel Castillo cuando escapó de la policía el 4 de abril en San Isidro. Luego, junto a ese puño erguido escribió una frase. Kiele imprimió el diseño sobre un fondo blanco y el 31 de mayo fue al estadio de béisbol.

En el cuarto inning del juego, entre las selecciones de Cuba y Venezuela, la muchacha se lanzó al campo y corrió sin mirar atrás. Sostenía abierto el mismo cartel que había impreso, pasó junto a los jugadores de ambos equipos y exhibió la bandera a las cámaras. La gente en las gradas la aplaudía y coreaba libertad. En el cartel se leía la consigna “Free Cuba”.

Kiele Alessandra Cabrera tiene 23 años y nunca ha ido a Cuba, como tampoco ha podido ir su madre, que nació en Estados Unidos. La isla que conoce es la que escuchó de su padre, quien huyó en una balsa luego de haber participado en el Maleconazo en agosto de 1994; y la que le ha contado su abuela materna exiliada desde los 60.

Georgina Chirino, su abuela, fue una líder sindical que se enfrentó al gobierno de Fulgencio Batista. Empezó en su activismo justo como reacción a una golpiza que sufrieron unos jóvenes en La Habana tras lanzarse al campo del estadio de béisbol con carteles contra el dictador.

Kiele Cabrera
Georgina Chirino, abuela de Kiele Cabrera. Foto cortesía

Georgina incluso se vinculó a finales de los 50 al Movimiento 26 de Julio y los ayudó en su trabajo de propaganda. Sin embargo, cuando la Revolución triunfó supo que había empezado una nueva dictadura y se les opuso. En 1961 tomó un avión, temiendo por su vida, y nunca más regresó a su país. Desde el exilio continuó su activismo. Colaboró con Mujeres de Mar por Cuba como fotógrafa, recogiendo los testimonios de la época. No faltó a marchas, a protestas, ayudaba a las personas que llegaban sin nada. Kiele creció con ella. Y cuenta que a ella se parece.

La isla del siglo XXI que conoce esta muchacha es también la que lee en la prensa independiente y observa desde el prisma de las redes sociales. No ha puesto un pie en La Habana, pero sabe quién es el Gato de Cuba y por qué está preso, o qué ocurrió con los manifestantes de Obispo.

Por las redes ella escuchó sobre San Isidro en noviembre de 2020. Entonces supo sobre un grupo de jóvenes artistas acuartelados, con demandas que iban desde la libertad de creación hasta la liberación de un rapero detenido. Eso dice que la inspiró.

Kiele, aunque trabaja como asistente de producción y se graduó de Relaciones Internacionales, también es artista. Ella estudió música y vincula desde el canto esa mezcla de culturas e idiomas que la conforman. El activismo contra la dictadura cubana, por otra parte, ha estado en su vida, como una herencia familiar, desde que tiene memoria.

“Ver a artivistas que están dentro, buscando un país mejor, vinculando el arte con las denuncias, me hizo sentir que había un lugar dónde yo cabía.”

En los últimos meses ella ha participado en eventos en Miami en solidaridad con el Movimiento San Isidro, y a inicios de mayo su nombre apareció por primera vez en algunos medios. Con una foto del artista Javier Caso (hermano de Ana de Armas, quien estaba en huelga de hambre), esta joven cubanoamericana pidió en una protesta a la popular actriz que se pronunciara sobre la situación en su país de origen, que perdiera el miedo.

“Si las personas que estamos fuera del país no tenemos el valor para revelar lo que pasa allí, cómo vas a esperar que los de adentro lo hagan. El coraje hay que mostrarlo, aunque todos siempre tememos.

“Vengo de una familia perseguida. A mi abuela intentaron asesinarla. Mi madre trabajaba junto a una infiltrada de la Seguridad del Estado que intentó llevarla engañada a Cuba. Eso nos vuelve paranoicos, desconfiados. Mi mamá creció con esos temores, y yo igual. Es un miedo generacional, pero hay que alzar la voz para que no siga pasando.

“Por eso me lancé al campo de béisbol, pidiendo libertad”.

Dice que entonces sintió nervios, pero no temor; que vio la oportunidad de llamar la atención sobre la realidad en la isla, y la tomó. Confía en las leyes norteamericanas y estaba segura de que no le pasaría lo mismo que a Luis Robles. “Hasta ahora no tengo cargos, solo me prohíben volver a ese estadio”.

Antes de lanzarse el 31 de mayo, Kiele había visto el video de los Panamericanos de 1999 de Cuba contra Canadá, cuando un aficionado irrumpió con un mensaje similar al suyo. El hombre fue golpeado en el terreno por los jugadores de la isla, mientras los comentaristas cubanos justificaban la violencia y lo llamaban “gusano”.

“Quise recrear esa historia y darle otro final. Aunque esperé algún tipo de repudio, sabía que son otros tiempos y el régimen no quiere dar esa imagen de violencia, que es lo que siempre han hecho, porque el mundo está mirando. Por eso mismo hay que alzar la voz.

Mi abuelo desde niña me decía que quería llevarme a Cuba y ver su barrio. Hasta el último día mi abuelo quiso regresar y no pudo. Mi abuela tiene 87 años y no ha pisado su país en cinco décadas. Mis padres están envejeciendo y tampoco lo han hecho. No pueden seguir muriendo generaciones anhelando regresar. Cuba debe ser el país de todos”.

– ¿Qué es lo más deseas conocer de la isla?

– Quiero ver las montañas de las que me hablaban mis abuelos. Y ver el color verde iluminado por el sol. Quiero ver cómo brilla la luz en Cuba.

Kiele Cabrera, la joven que se lanzó al estadio de pelota de West Palm Beach. Foto cortesía

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