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Sexto número de la Revista de la Vagancia en Cuba

Revista de la Vagancia en Cuba: “El emigrante cree que va tarde a todas partes” (Foto del autor)

LA HABANA, Cuba. – Aunque viene con el número 8 -por lo que es ya una costumbre burlona- en verdad se trata de la sexta salida de esta revista, que ojalá durara, pero que sus editores, al parecer, y por propia voluntad, no piensan seguir publicando durante mucho tiempo más.

El curioso nombre juega con la Memoria de la vagancia en la Isla de Cuba, publicado por José Antonio Saco en 1832 para llamar la atención sobre las graves “enfermedades morales” de la sociedad, intentando “buscarles el remedio y llamando la atención pública hacia un objeto de tanto interés”.

Cada número lleva un subtítulo y conviene recordar todos los de las cinco ediciones anteriores, aparecidas durante más de dos años. “Se botó el guarapo” (1); “Tanto ron en nuestras vidas y ni siquiera hemos empezado a vomitar” (2); “Si fuera fácil no sería para nosotros” (3); “Trocar el árbol por la leña” (4), y “Confirmado: el mundo es ancho y ajeno” (5).

“El emigrante cree que va tarde a todas partes”, es el subtítulo de este número, impreso como los anteriores, pues los editores continúan la línea de distribuir la revista así, y no digitalmente, pese a las dificultades que deben enfrentar y del limitado número de lectores que podrán alcanzar.

Como siempre, el inicio es “Larvario habanero (una modesta clasificación)”, la punzante sección de Santiago Díaz M., Optimista Taladro, y continúan unos excelentes “Poemas visuales”, de Mario Espinosa “o la ironía como anticorrosivo”, según lo presentan los editores, agradeciendo “sus páginas sobre música y cine y el sagrado juego de sus caligramas, en los que logra unir la contundencia de una buena broma “literaria” a la simplicidad difícil de un poema o imagen”.

Y en verdad llama la atención, por ejemplo, “Poema lunático” con ese despliegue de inventiva tipográfica que logra insólitas representaciones apoyándose en la visualidad de las artes plásticas y las cinematográficas, con una economía de recursos casi asiática y una ironía por momentos descacharrante.

“Epifanía, insurrección y comunión en la playa de La Concha de Marianao” es un texto de Marcelo Liberato Salinas, a quien se nos introduce así: “la anarquía como posibilidad de habitar (destruir, reinventar) lo cubano”. Seguirlo, dicen los editores, es como caer “de las lavanderías chinas de La Habana de los cuarenta en la Siberia del Padrecito de los pueblos, de Bakunin en Alfredo López…”

Liberato Salinas nos sumerge en una barroca meditación donde sociología y ecología se aúnan: “Ante la liquidación espiritual y la esquizofrenia oficial en curso, las masas han respondido con las bacanales de borracheras y excesos colaterales que tanto maquillan la tristeza de las autolesiones físicas y mentales. El colapso sanitario que se percibe cada mañana de verano en la playa de La Concha no es solo un «problema ambiental»”.

Y su hilo de ideas nos lleva a un extremo sorpresivo pero coherente: “Es este ambiente de confuso vacío el que induce los llamados a reforzar la gobernabilidad, “como si a los gobernantes no les fuera imprescindible haber labrado ese vacío previamente para presentarse como los sacrificados salvadores de una situación crítica”. Ahí estamos muy cerca de las condiciones propicias para que, con toda serenidad, ellos decidan disparar al pueblo en nombre del pueblo”.

Relatando duro

Vuelven luego esas irrevocables “Viñetas” de Arsenio Rodríguez Pettersen. “Aquel viejo censor, el de la oficina carmesí, el dueño de la manopla, el hombre que coleccionaba castañuelas, sí, aquel que golpeaba por placer, ¿lo recuerdan? Bueno, pues nada, ahora escribe sobre antropología”.

Otro largometraje en dos segundos: “Aún sin sacudirse el polvo del camino, encontré en Kentucky a un exfuncionario de cultura, un invertebrado moderador de penosos paneles y abrazador de policías encubiertos que escribían informes con forma de sonetos. Llegó a Louisville por el río Ohio para esconderse en el sótano del tío Tom y pedir asilo, en la tierra donde juró no vivir nunca”.

Otra de las viñetas de Rodríguez Pettersen trata de “pepillos que cruzan a la orilla de los contestatarios para tomarse una foto y decir que ellos estuvieron ahí”, que “tienen una meta común, buscar la biografía del último sacerdote de Hiroshima, para saber si es estéticamente correcto perder la fe en el último momento”.

Para recordar, estas líneas escalofriantes: “El fantasma de Pol Pot recorre La Habana, vino en un crucero y tiene manilla, va para un todo incluido, comprará maracas para los Khmer Rouge, para así darle ritmo al horror”.

Santiago Díaz M., vuelve con un largo e intensísimo texto, “Las alturas de un guía de turismo”, donde nos hundimos en el mundo del turismo de la mano de un cicerone por varios puntos de la Cuba de postales. “Solo hacen estúpidas comparaciones esos turistas devoradores de países… No han terminado de aburrirnos con sus preguntas y ya están haciendo comparaciones”.

En un brillante ejercicio de narrativa picaresca, con una escritura hirviente y subida de tono en todo, sin corrección política y sin pararse a coger aliento, el escritor que así se gana la vida nos muestra una cara que desde afuera no puede ni adivinarse: “Bien se ve que esas cabecitas tan democráticas no le han visto los huevos al diablo. Izquierdosas cabecitas en busca de un Amo, de un Máximo Líder”.

Difícil el trabajo del pícaro ilustrado, hartándose de idiotez turística: “¿Por qué esa espectacular aparición de más preguntones y curiosos, más o menos enterados del destino soviético? Entre las razones particulares de cada visitante, hay una que se repite demasiado: muchos, muchísimos de esos turistas han venido a visitar nuestra Red Disneyland antes de la Transición. Pero ¿de qué Transición vienen a hablarnos esas gentes?”

Su quehacer de jinetero, bien lo sabe, no es ni remotamente solo oficio marginal: “Más jineteros hay en las Instituciones, en los altos niveles… Llega una delegación, un personaje, y lo que le cae encima es una bandita de pordioseros de la vanguardia nacional a arrancarle un viaje, un almuerzo, un contacto, lo que sea. La miseria tiene sus Ministros”.

Este sexto número recoge fotos de Amed Aroche, “amante del espacio, de las imágenes”, que sabe lograr que los objetos ordinarios cobren una especie de inminencia agazapada, o que revelen cicatrices de azares inimaginables, como actores que cuentan una historia tremenda: un tazón con un lápiz en el asa se torna divertida amenaza con la adarga al brazo…

El cierre es típico de la RVC. Si otras veces se despiden con aforismos de Lichtenberg, novelas de tres líneas de Félix Fénéon o una provocación caníbal de Jonathan Swift, ahora lo hacen con selecciones del Diccionario del Diablo de Ambrose Bierce. Y prometen “Un déjà vu en Corea del Norte”, “La balsa mecánica”, “La libertad parece una mierda, pero no lo es” y “Tiembla tierra, entrevista a Juana Bacallao”, entre los próximos títulos.

El número viene acompañado por un cartel del imprescindible Julio Llópiz-Casal —uno de los confabulados en esta publicación impar— para una muestra de animados japoneses del Studio Ghibli que exhibió la Cinemateca, en cuyo reverso hay nada menos que una historieta del mismo autor multidisciplinario, “Totoro «el Fashion» y la desilusión de Terminator”.

21 de noviembre de 2018




Revista feminista cubana Alas Tensas: “Quieren cortarnos las alas”

(YouTube)

MIAMI, Florida.- La revista cubana Alas tensas ha publicado un editorial pese al acoso oficialista sobre los impulsores del proyecto, informaron estos vía correo electrónico.

“Sin duda”, acusa el editorial de Alas Tensas, los censores del régimen castrista “quieren o necesitan que nuestro medio independiente, y autoproclamado feminista, desaparezca”.

A continuación, CubaNet reproduce el mencionado texto de manera íntegra:

¿Por qué quieren cortarnos las Alas?

Quienes realizamos la revista feminista Alas Tensas, venimos sufriendo acoso y ataques sistemáticos durante los dos últimos meses. Sin duda quieren o necesitan que nuestro medio independiente, y autoproclamado feminista, desaparezca.

Como dice la feminista británica Mary Beard en su ensayo La voz pública de las mujeres: “lo que suscita los ataques no es lo que quieras decir, sino el hecho de que lo digas”. Nos recuerda Beard que un grito preferido del discurso patriarcal, y que ella también sufrió, es el “Cállate, puta”, cuando una mujer se atreve a rebasar los límites del espacio doméstico y tomar la palabra en el ágora. Así tratan de pedirte que te metas de nuevo en la cocina o a zurcir los calcetines.

Hemos experimentado demostraciones de fuerza por todos lados. Lo más reciente ha sido la prohibición de viajar fuera del país. No solo se viola nuestra libertad de movimiento sino también nuestro derecho a la superación: nos han impedido participar en cursos de formación feminista y talleres de periodismo con enfoque de género.

Ileana Álvarez, directora de la revista Alas Tensas, fue invitada a un taller de periodismo en Panamá (6 de abril), y a culminar una beca en el Instituto Simone de Beauvoir, la Escuela Regional de formación feminista con sede en México (22 de abril). No pudo salir del país en ninguna de las dos ocasiones porque en el Sistema Único de Identificación Nacional (SUIN) que maneja la Dirección de Identificación, Inmigración y Extranjería (DIIE), aparece “regulada por interés público”.

El diseñador Yaudel Estenoz tampoco pudo salir del país, cuando intentó viajar a Trinidad y Tobago este 22 de abril, para allí solicitar una visa de estudiante por una beca de estudios que ganó para realizar una maestría en los Estados Unidos.

Antes, el 24 de marzo, le fue decomisada su laptop al escritor, poeta visual y periodista Francis Sánchez, cuando regresaba al país, por la aduana del aeropuerto de Santa Clara, después que revisaron sus archivos personales y hallaron un trabajo sobre las elecciones y el machismo en la historia de Cuba. Sánchez supo que la misma “regulación” pesaba sobre él al intentar prorrogar su pasaporte.

Las prohibiciones de viajes son solo la punta del iceberg. Primero, fuimos [email protected] o nos citaron a “conversaciones” —como ellos le llaman— con oficiales de la Seguridad del Estado. En esos encuentros, se recibieron graves acusaciones y amenazas. En fin, recortan nuestras alas.

Dentro del concierto de modos de expresión espontáneos, independientes —blogs, youtubers, el paquete, periódicos, casas productoras de música, video, cine…— que surgen últimamente pese a grandes trabas, somos la única revista cubana con la especificidad de autodefinirse “feminista”.

Esta ideología intentó extirparse de Cuba, por “burguesa”, tildándola en primer lugar de innecesaria, al decretarse de facto que con la Revolución quedaban abolidas todas las discriminaciones. Sin embargo, aquí estamos desde octubre de 2016. Nuestra realidad venía demostrando que, más allá de logros como el derecho al aborto, la ley de la maternidad, la equidad salarial o el acceso al estudio y al trabajo, hay serios problemas pendientes en Cuba, de los que no se habla, que se agravan, mientras siguen surgiendo otros.

Entretanto, medios estatales, inclusive algunos dirigidos al público femenino, callan. Para empezar, en Cuba ni siquiera se reconocen estadísticas de feminicidios. Ni existe una ley contra la violencia de género.

No es la primera vez que se pretende “desactivar” un proyecto y una revista feminista. Mujeres comunicadoras del grupo MAGÍN que pretendían cambiar la imagen de la mujer en los medios, fueron “desactivadas” en 1996 —habían comenzado a unirse solo tres años antes—, y su proyecto de revista nunca pudo ver la luz. Ni siquiera lograron inscribirse en el Registro de Asociaciones. Esta historia puede hallarse en los testimonios que rescatamos en Alas Tensas, como “Magín, sencillamente” o “Magín: Nunca dejes de sentirte estrella”. Obviamente, lo que molesta es “esgrimir la queja”, como diría María Zambrano, o sea, tomar el ágora.

Volviendo sobre Mary Beard, coincidimos en una causa de intolerancia patriarcal: “no es lo que quieras decir, sino el hecho de que lo digas”. Ahora Alas Tensas intenta también sobrepasar el ámbito de representaciones simbólicas que atañe al “querer decir”, saliéndose del pensamiento abstracto y del marco cerrado y más cómodo de la academia, para llevar la palabra a la esfera pública.

A pesar de hacer nuestra publicación desde una pequeña ciudad como Ciego de Ávila en el interior de Cuba, nuestro trabajo adquiere al parecer una dimensión social, internacional, que no nos toleran. La mentalidad del controlador —dígase también secuestrador— es mantenernos [email protected], [email protected] al espacio geográfico y mental que nos han trazado, para que la verdad, nuestra verdad, nunca se conozca o pierda relevancia.

Desde nuestro primer editorial: “Nace Alas Tensas en Cuba…” no dudamos en llamar a la sociedad cubana “machista y patriarcal”, porque así ha estado lastrada a través de siglos. Luego, hemos cometido el “pecado” de mostrar que en Cuba también hay mujeres que son asesinadas por la violencia machista, a manos de abusadores, y por falta de acción preventiva, así se revela en esta historia escalofriante: “El feminicidio hay que contarlo: Misleydis, asesinada a pesar de repetidas denuncias”. Cuestionamos, en fin, la tradición patriarcal, la hipocresía estructural y naturalizada, como en el artículo “¿Es el Día Internacional de la Mujer un día para festejar?”

Lo que publicamos, al ser digital, puede ser leído en cualquier parte. Nos permite entrar en contacto con feministas del mundo y ampliar algo que se llama sororidad: hermandad entre mujeres con conciencia de género. Quienes hemos hecho Alas Tensas —Ileana, Francis, Yaudel, más algunas integrantes del Consejo de Redacción— pertenecemos a LASA (Latin American Studies Association), y hemos participado en los congresos académicos de Nueva York (2016) y Lima (2017), siempre en el área temática de “Sexualidades, géneros y estudios feministas”. Resultados de nuestras investigaciones y los paneles preparados para tales congresos, se han publicado en nuestras páginas, por ejemplo “La poesía cubana actual escrita por mujer: rebeldía a través del etnos y la orientación sexual”, y “La Avellaneda en Martí: del juicio sombrío al testimonio de luz”. Asimismo, por cierto, debemos participar en el XXXVI Congreso Internacional de LASA previsto en Barcelona del 23 al 26 de mayo, pues integramos el panel “Historia, feminismo y representaciones feministas en Cuba. Los nuevos relatos”. Pero —lanzamos esta alerta a la comunidad académica—, no podremos asistir, si no se nos levanta la injusta restricción de viaje.

Nos han dicho que no es el “momento histórico” propicio para nuestra labor. Generaciones enteras han ido postergando sus sueños, su creatividad, autocensurándose en aras de que ese momento histórico llegue. Mientras… la vida pasa, y nos sorprende cansadas y envejecidas, con nuestros hijos desperdigados por el mundo, y a [email protected] viviendo de sus remesas. En estos sesenta años la sociedad experimenta un constante dejà vu, repitiendo los mismos errores. La mayoría vive en un clima de miedo, cruzan hacia la otra acera cada vez que ven venir a alguien que ha “caído en desgracia” como lo fueron en “su momento” Dulce María Loynaz y Virgilio Piñera.

En Cuba, en estas décadas, hemos visto demonizar siempre la iniciativa civil: la no surgida por mandato oficial. Hoy nos ocurre a [email protected], a casi [email protected] [email protected] periodistas y medios independientes. Nos acusan de cibermercenarios. Violan nuestra privacidad. Incautan nuestros equipos de trabajo. Bloquean nuestras páginas. Nos crean casos legales. Nos amenazan. Involucran a nuestras familias.

Así, los nombres de Alas Tensas se unen hoy a muchos otros también amenazados o restringidos. La lista de imposibilitados de viajar, actualmente, sigue creciendo.

Feministas que conocen que la categoría género se intersecciona con otros factores como raza, sexualidad, religión, economía, ideología… deben comprender que, en nuestro caso, el acoso que sufrimos por hacer periodismo no puede desligarse del hecho de vivir en Cuba, en una provincia del interior, [email protected] de la capital, escribir con enfoque de género y proclamarnos explícitamente feministas. Por tales razones, nuestra vulnerabilidad aumenta.

Debemos recordar que el primer ejemplo documentado de un hombre mandando a callar a una mujer aparece en el inicio de la cultura occidental, en la Odisea, cuando Telémaco recrimina a su madre, Penélope, por atreverse a expresar su deseo de escuchar un canto más alegre entre los bardos. Entonces, él le pide a ella que se encierre: “Madre mía —dice—, marcha a tu habitación y cuídate de tu trabajo, el telar y la rueca, y ordena a las esclavas que se ocupen del suyo. La palabra debe ser cosa de hombres, de todos, y sobre todo de mí, de quien es el poder en este palacio”.

Algunas personas, porque nos quieren y cuidan supuestamente —igual que Telémaco a la madre—, nos ruegan que, por nuestro bien, hoy guardemos silencio. En ese pedido en voz baja sentimos que se repite el grito “Cállate…” del poder masculino que viene desde arriba.

Abogamos por nuestro legítimo derecho a expresarnos libremente, a realizar periodismo [email protected] a la verdad y a ser un medio feminista. Y agradecemos a las personas de buena voluntad, de Cuba y el mundo, que nos acompañen en este reclamo.




Nueva revista en Cuba “para romper tabúes” sobre sexualidad

(Cortesía)

LA HABANA.- La revista “Tremenda Nota” ha hecho su debut en los medios digitales sobre Cuba este martes, con un primer número para empezar a abordar temas como “el sexo, el género y la realidad de las comunidades LGBTI”, según una nota de prensa dada a conocer por sus creadores.

El nuevo medio será realizado “desde la isla” tendrá una edición mensual “con especial hincapié en lo multimedia” y dos idiomas: español e inglés. El objetivo de la publicación es “escribir para romper mitos y tabúes sobre Cuba”.

El primer número ha abordado como tema central el sexo en Cuba. “Ya es tiempo de romper tabúes, de acabar con los prejuicios residuales al hablar sobre estos temas en nuestra sociedad y de afrontar que hemos resultado un destino elegido por mucho turistas por ofrecer sexo ‘fácil, bueno y barato’”, dice la escritora Milena Hidalgo en el primer editorial.

Escriben además en este primer número los periodistas Rafael Gordo Nuñez, Maykel González Vivero, Gabriel Guerra Bianchini y Gabo Galano, todos reporteros freelancer con experiencia tanto en medios cubanos como en internacionales, resaltó la nota de prensa.

La revista ha utilizado el hashtag #SoloEnCuba para promocionar en las redes sociales su número inicial, debido a que “sólo en Cuba ‘el porno está prohibido pero muchas personas lo ven’, que sólo en Cuba ‘se fornica más en los bancos de las plazas que en las camas’”.

Además de su web oficial, la revista también se lanzó en Twitter, Facebook e Instagram. Habrá además una versión PDF descargable “por los problemas de conectividad en Cuba”.

Se puede tomar contacto con la revista a través de [email protected].




¿Se rebela revista oficialista contra el Gobierno cubano?

La publicación antes y después de ser borrada del dominio de La Jiribilla (Captura de pantalla/CubaNet)

MIAMI, Estados Unidos.- La revista oficialista cubana La Jiribilla ha reproducido un artículo del escritor cubano Orlando Luis Pardo Lazo donde este critica de manera cruda al castrismo.

El texto se titula “La guajirá castrista en contra de Halloween” y arremete contra la política de las autoridades en la isla de censurar la celebración por el día de brujas, que se ha hecho cada vez más popular entre los jóvenes.

Pardo Lazo es un conocido crítico del Gobierno cubano. Vive actualmente fuera del país.

Los medios como La Jiribilla son controlados o censurados por el Partido Comunista, por lo que resulta sorprendente el hallazgo de este texto en dicho sitio. La publicación se define a sí misma como una “revista de la cultura cubana” e incluso tiene en su página principal varios materiales dedicados al fallecido Fidel Castro.

El artículo fue quitado al cabo de pocos minutos de la web oficialista, que lo tomó a su vez de CiberCuba, donde estaba publicado originalmente.




Revista independiente ‘Art Crónica’ tiene su portal web

(artcronica.com)

LA HABANA, Cuba.- En el umbral de una forzada clausura por falta de recursos económicos la revista Art crónica que dirige el crítico de arte David Mateo, ha logrado recolarse en la web con la construcción de un portal digital, bajo la concreción de un reciente auspicio anónimo e independiente.

Fundada en el año 2012 como una publicación dedicada a las artes visuales de Cuba y la región latinoamericana, esta iniciativa personal se sustentaba a través de colaboraciones de artistas, intelectuales y personas sensibilizadas con el proyecto.

Con un carácter bimestral la revista de formato digital recogió firmas de importantes autores y reflejó el devenir de acontecimientos importantes, que en muchas ocasiones no tenían visibilidad en los medios oficiales, como por ejemplo, la celebración en La Habana del Congreso de la Asociación Internacional de Críticos de Arte (AICA).

El 19 de septiembre se lanzó a puertas cerradas en el estudio Gorría, ubicado en San Isidro, la nueva visualidad y proyección de Art crónica. En ocasiones anteriores, este espacio ya había colaborado con la revista.

Similares proyectos no oficiales se multiplican en La Habana por estos tiempos, como El Oficio, revista de arte y Literatura, llevada por jóvenes egresados de la Facultad de Artes y Letras; o la aun sin presentación APULPSO, que se enfocará en la animación y la historieta.




Una revista de la vanguardia indisciplinada

Cubierta de la revista (Foto: Ernesto Santana)
Cubierta de la revista (Foto: Ernesto Santana)

LA HABANA, Cuba.- “Un país en el que toda miseria es banal: a nadie le importa el Gran Faltante”. Un breve texto como este ejemplifica qué podremos leer en la Revista de la vagancia en Cuba (RVC). “Un país «Siempre-la-Perra-de-Alguien»…” Como vemos, «el país» es uno de los objetos sobre los que se enfocan los textos, sobre todo en «Quejestorio». “Un país cuya gerontocracia daría palmaditas en el hombro al Emperador Amarillo.” Pero la RVC no se detiene ahí.

Obviamente, el nombre nace de la Memoria de la vagancia en la Isla de Cuba, publicado en 1832, donde José Antonio Saco llamaba la atención sobre las graves “enfermedades morales que padece la isla de Cuba”, intentando “buscarles el remedio y llamando la atención pública hacia un objeto de tanto interés”. Pero, más allá de esa relación seria y jocosa a la vez, esta revista no quiere hacer sociología, sino literatura.

Y, si bien por su asunto el estudio de Saco fue un suceso en su día, habría que ver la repercusión que tendrá la RVC, teniendo en cuenta que solo se imprime en blanco y negro, con pocos ejemplares y que todavía no está en Internet. Pero de seguro habrá quienes hallarán en sus páginas una creatividad y una independencia muy inusitadas.

La portada muestra el conocido rostro que aparece entre los celebrantes del cuadro El triunfo de Baco, más conocido como Los borrachos, de Velázquez. Aunque se anuncia como tercer número, Se botó el guarapo —de acuerdo con el aire burlesco y corrosivo del proyecto—, en verdad este es el número inaugural.

Abren dos textos de Optimista Taladro, Larvario habanero y Huronear en Recicladas, seguidos por una muestra de fotografías de Juan Pablo Estrada, descrito como “camagüeyano de oficio. Uno de los pocos fotógrafos cubanos a quien no se le aplicaría la greguería de Ramón Gómez de la Serna: «el ideal del joven aspirante a fotógrafo es comprarse la mejor cámara para hacer fotografías de miserables». Nuestro camagüeyano no hace de la miseria otra vaquita lechera. Es vegetariano. No encontró otra solución para el problema de la carne. Estudia en el ISA. Se aburre como un candado en ese pantano de las artes”.

Continúan varias viñetas de Arsenio Rodríguez Petersen, donde hallamos piezas como Juego de sangre: “Un intelectual puede firmar una sentencia de muerte por fusilamiento, escrita correctamente según la gramática de la lengua. (…) Pero ¿qué sucedería con el lector del supuesto fallo? Al ver la firma no sabrá distinguir si se trata de un gesto cercano a lo artístico o a lo jurídico. Se preguntaría si la firma de la persona es para acuñar la validez de lo escrito desde lo jurídico, desde lo estético o desde ambos saberes. O si solo se trata de dejar claro la autoría del veredicto y, a la vez, si dicho veredicto pertenece al reino de la ficción o no”. Y disparos como Currículum: “Escribió la mejor nota de suicidio de los últimos cincuenta años en el país”.

Vienen los cuentos Un personaje cioranesco, de Optimista Taladro, Cancerbero, de Rodríguez Petersen; el texto S/T (muerto el perro), de Julio Llópiz-Casal, Quememos las librerías de La Habana, de Optimista Taladro; Microfonazo, sano intercambio entre nos… (Entrevista con Julio Llópiz-Casal), de Raquel Cruz —“Vivimos en un país en el que los protagonistas de la vanguardia histórica terminaron dando a la cultura nacional una lección de disciplina que contradijo sus programas, independientemente de sus aportes”—; Belleza de Flaubert (del Estupidario (Sottisier), de Bouvard y Pécuchet.

Lo último es Quejestorio (selección), también de Optimista Taladro, una colección de sentencias demoledoras, como las que cité al principio y como: “Un país en el que un asalto parece un saludo y un saludo un asalto”. O: “Un país cuyos intelectuales (esas perras de Congreso) son capaces de adular a cualquiera… por una croqueta”. O: “Un país en el que toda vida es vivida como una enfermedad venérea en tiempos de carnaval”.

El cierre es una nota: “Cualquier semejanza entre la realidad y la ficción se debe a la desfachatez de la primera y no a los golpes de acierto de la segunda.”

En la contraportada tenemos información sobre los autores: “Santiago Díaz M. Optimista Taladro. Sentencioso filodoxo entregado a profundas reflexiones sobre el ‘female sport’, la pasmadera y todo lo demás. Es autor de Notas para unos cuentos del cansancio. Julio Llópiz-Casal. Un gamo suelto. Seguramente el único «joven valor de la plástica» capaz de asociar en una misma idea a Lezama Lima, Virgilio y Piero Manzoni. Su obra es lo más auténtico de la isla: no excluye el reggaetón, la política ni lo que vino después de Warhol. Arsenio Rodríguez Petersen. Il Monstruo. Conversador expansivo que ha alcanzado los chispazos de un auténtico maestro del grotesco. Es autor de gran número de viñetas de feroz contundencia”.

RVC es lo que ocurre cuando varios amigos deciden publicar una revista según su propio criterio, con escasos recursos, pero sin flojera. Aunque acierten en que ser joven no otorga ningún mérito artístico, hay que anotar que son jóvenes por la sencilla razón de que un proyecto así no se le ocurre a ningún cincuentón.

RVC es una revista que solo quiere expresarse, más que imponer nada o arrasar algo. No es posmoderna, no es contestataria, ni siquiera pretende ser revolucionaria. No ensaya ser valiente, porque, como Evtuchenko, no considera que hablar honestamente deba considerarse un acto de coraje. Ni siquiera aboga por la libertad de expresión: sencillamente la practica.




Inventario de asombros cubanos: Diabluras en Espacio Laical

Lenier González y Roberto Veiga (foto tomada de internet)
Lenier González y Roberto Veiga (foto tomada de internet)

Miguel Fernández Díaz, CAFÉ FUERTE.- Al igual que otros tantos performances de falsa ilustración con inflación mediática, el pas de deux de Roberto Veiga y Lenier González en la escena de Espacio Laical terminó y continúa, en buen cubano, en una danza de diablitos.

Terminó con el chanchullo pueril –que ellos mismos promovieron por correo electrónico– acerca de si fueron liberados, como ellos mismos dijeron a la usanza del socialismo burocrático, en vez de decir que sus renuncias habían sido aceptadas, o si fueron más bien destituidos como editor y vice-editor, respectivamente, de la publicación Espacio Laical, que aparece junto a Palabra Nueva y Bioética bajo el epígrafe “Otras Revistas” de la Arquidiócesis de La Habana. Bajo el epígrafe “Revistas” están Amor y Vida, Nosotras y Vivarium.

Al producirse su salida de Espacio Laical, ambos editores alegaron que el perfil socio-político de la publicación había causado tensiones con “determinados sectores de la comunidad eclesial”, las cuales se proyectaron “sobre la figura del Cardenal-Arzobispo y sobre nuestras personas”.

Ahora que ni Veiga ni González tienen siquiera acceso a las computadoras del Arzobispado de La Habana, el chanchullo continúa con repique más intenso de la misma campana: “Determinados elementos de la jerarquía y del clero [preferían] una revista más beligerante con el gobierno, pero no poseen ni la integridad ni el coraje para hacerlo”, asevera González, quien aprovecha para tocar también una campanita de la sacristía editorial con mucha más estridencia.

Pregón del debate

“El Arzobispado de La Habana –afirma González– ingresaba anualmente decenas de miles de dólares en calidad de apoyo a Espacio Laical. Se les hizo creer a varias entidades extranjeras que ellas pagaban en exclusiva la revista. Nosotros tenemos documentados detalladamente cuatro casos. Luego ese dinero era destinado a otros fines. La revista era muy prestigiosa dentro y fuera de Cuba, y les sirvió para gestionar mucho dinero a costa de nuestro trabajo. Y es bueno decir que de todo este dinero, Roberto y yo recibíamos 40 CUC cada uno al final de mes; y los recursos para gestionar la publicación eran pírricos”.

No está nada mal ganar unos mil pesos mensuales en Cuba por editar una revista trimestral con suplementos mensuales en línea, pero todo parece indicar que la carencia de integridad y coraje abunda, porque Espacio Laical nunca abordó aquellas tensiones y ni González ni Veiga aclaran hoy quiénes eran tales elementos, tal y como dejaron de hacerlo antes al espetar en el periódico mexicano La Jornada que había “sectores del Partido Comunista que siguen manifestándose a la vieja usanza [y] torpedean el diálogo”.

Así como la revista, con tanto pregón de reflexión y debate, salía con el diablo en el cuerpo por no reflexionar ni debatir sobre sí misma, González proyecta hoy, sobre la figura del Cardenal-Arzobispo, algo más que tensiones derivadas del perfil editorial: el demonio de fondos manejados indebidamente. Solo que antes de bajarse con que “tenemos documentados detalladamente cuatro casos”, González debía presentar todas las cuentas, porque el tremendo fenómeno sociológico de una revista cubiche tan rentable merece la mejor y más detallada explicación posible.

González y Veiga recurvaron a la escena mediática de Miami gracias al reciclaje hecho por la reportera Nora Gámez en El Nuevo Herald de sendas entrevistas “con un estudiante graduado” (sic), las cuales fueron publicadas por González y Veiga en Cuba Posible, sitio digital que ellos mismos montaron a mediados de 2014 como “laboratorio de ideas [y] plataforma para facilitar el debate”, protegidos por el paraguas del Centro Cristiano de Reflexión y Diálogo Cuba, con sede en Cárdenas.

Delimitación espacial

Bajo la sotana de la Arquidiócesis habanera, Espacio Laical nació en 2005 como órgano oficial del Consejo de Laicos y bajo la dirección de José Ramón Pérez. A la salida de Veiga y González, Gustavo Andújar asumió la dirección, pero desde la primavera de 2012 la revista se presentaba ya como proyecto del Centro Cultural Félix Varela y, como director del centro, Andújar era también director del consejo editorial de la revista. Según la panoplia digital de Espacio Laical, González aparece en el número 6 (abril-junio 2006) como miembro del consejo editorial y Veiga irrumpe como editor en el número 9 (enero-marzo 2007); para el número 12 (octubre-diciembre 2007), J. R. Pérez tenía a Veiga como editor y a González como vice-editor, con Jorge Domingo en la jefatura de redacción.

Ni como revista ni como proyecto Espacio Laical se concibió como recinto del perro guardián del poder estatal ni de la lidia de gallos reformistas que propiciaran transitar a la democracia, unir a todos los cubanos o salvar la patria. Sin embargo, la inflación con bomba mediática exterior empinó esta publicación como si fuera el epicentro del movimiento laico en la arquidiócesis habanera, con Veiga y González pregonando que, en virtud de la revista, “la relación Iglesia-Estado en Cuba ha dado un salto cualitativo”. Un cable de Reuters llegó a exaltar la revista como “el único medio capaz de reunir a los cubanos de diferentes tendencias políticas dentro y fuera de la Isla para discutir sobre diversos temas”, mientras uno de sus colaboradores soltó que Washington debía tomar un editorial de Espacio Laical [“Senderos que se bifurcan”, mayo de 2013] “como indicador del sentir de la sociedad civil cubana y sus sectores aperturistas relevantes”.

Las disfunciones en la erección de minorías con arrastre suficiente para influir en las decisiones políticas suelen concitar alucinaciones, como que imprimir una revista o abrir un sitio en Internet vale tanto como poner una piedra fundacional de la república con todos y para el bien de todos.

Así como Roberto Robaina y Felipe Pérez Roque se creyeron cancilleres en el Estado, Veiga y González se invistieron como voceros en la Iglesia. Atizados por el cardenal Ortega Alamino y, sobre todo, por el finado monseñor Céspedes y García-Menocal, quien urdió “edificar la Casa Cuba”, Veiga y González dieron rienda suelta a la misma imaginación sociológica que ya había llevado a otros del laicado, como Dagoberto Valdés con la revista Vitral y Oswaldo Payá con el Proyecto Varela, a sublimarse en contextos virtuales afuera y perder la conexión a tierra en el contexto vital desde dentro. Al tenor de los opositores empeñados en cambiar leyes sin cambiar el Parlamento, Veiga y González se creyeron, como editores de una revista más, que eran paladines de una “oposición leal” y jefes de cierto Ejército de Liberación Nacional, pero no dieron guerra con balas ni votos, sino vueltas y más vueltas teóricas en torno “al destino histórico de la nación”.

Esas vueltas no solo llegaron a marearlos, sino que revolvieron el embaraje laical de la oposición leal, como ilustra la propuesta de mejorar el orden democrático con elecciones directas del Presidente y demás miembros del Consejo de Estado, para no tener que coger por los cuernos al toro de Hans Kelsen: solo por ingenuidad o hipocresía puede pensarse en la democracia sin pluralidad de partidos.

En eso les pasó por arriba la ruedita práctica de que hasta publicar una revista entre otras de una arquidiócesis puede malograrse, incluso dentro de la propia Iglesia.  Y ahora pareciera que marcan el paso de otro diablito cubiche: no saben cómo desaparecer y suenan cascabeles.




Voces 7

LA HABANA, Cuba, abril (173.203.82.38) – El sábado 9 de abril se realizó el lanzamiento de la séptima edición de la revista Voces, en la sede de la Academia Bloguer, situada en el domicilio del matrimonio Yoani Sánchez-Reinaldo Escobar.

La presentación estuvo a cargo del escritor Orlando Luis Pardo. La velada contó con la presencia de blogueros y amigos de los anfitriones.

El número abre con el trabajo de Miriam Celaya, Razones para una sinrazón, que aborda la serie Las razones de Cuba, presentada durante varios lunes por la televisión cubana, al que sigue el texto de Rafael León Rodríguez, La ciberguerra o los ciberpretextos. En tanto Laritza Diversent, a través de su trabajo Cuba: incierto futuro de internet, enfoca la expectativa creada por el cable de fibra óptica tendido entre Venezuela y Cuba.

Fonte versus Obama, tituló Juan Orlando Pérez su remembranza de la época en que compartía aulas y sueños con Eduardo (Tato) Fonte, a quien muchos llaman “el ciberpolicía”.

El dilema del modelo cubano, una bien documentada visión de la problemática cubana de estos tiempos, salió de la pluma de Dimas Castellanos; mientras que Rolando Alum muestra el entramado de la salud pública cubana en su texto Cuestionando la salud pública.

La revista publica otros textos de indudable calidad, como De ejércitos y reformas, de José Gabriel Barrenechea; Malas lenguas, de Manuel Ballagas. Rogelio Fabio Hurtado publica su traducción de Havana 1953, del poeta norteamericano Allen Ginsberg

La última batalla política de Jimmy Carter, texto de Yoani Sánchez, inicia el último segmento de esta entrega, dando paso a Maikel Iglesias con sus Apuntes breves sobre reencarnación en Cuba. Orlando Luis Pardo Lazo no tituló el tema que cierra el séptimo esfuerzo de este pequeño y laborioso grupo de cubanos jóvenes, pero les anticipo que su labor intenta llamar la atención sobre la crueldad con los animales, punto de inquietud de muchas personas a lo largo y ancho de la aldea global.