Puerto Padre: robo con violencia a la vista de la Fiscalía

LAS TUNAS, Cuba. — El pasado viernes, en plena calle y próximo el mediodía —circunstancias que ya dicen de la situación de impunidad en que vivimos—, una mujer de 69 años de edad fue víctima de un delito tipificado en el Código Penal como robo con violencia e intimidación en las personas.
El hecho ocurrió cuando dos individuos —al día de hoy sin identificar— cubiertos con mascarillas, acorralaron a la señora, que quedó en estado de embotamiento y la despojaron de una cadena de oro y dos anillos del mismo metal, joyas valuadas en unos 700 dólares.
El delito se produjo frente a la vivienda colindante con el patio trasero de la Fiscalía municipal, a la vista de los ventanales de la segunda planta de esa institución, en la calle Carlos Manuel de Céspedes, entre la avenida Máximo Gómez y la calle Simón Bolívar, en el centro de la ciudad de Puerto Padre.
Este no es el único delito de robo con violencia ocurrido en Puerto Padre en circunstancias similares, atendiendo a que otras mujeres han sido robadas en el transcurso de este año de forma parecida. A una de ellas le fue sustraída una cadena al regreso de una actividad religiosa, mientras que a otra, al salir del Banco Popular de Ahorro (BPA), sito en la calle Carlos Manuel de Céspedes, le fue arrebatada la cartera con el dinero que acababa de extraer del BPA.
Cabe preguntar: ¿Se encuentra insegura hoy la ciudad de Puerto Padre como tantas otras ciudades de Cuba? La respuesta es sí, hay inseguridad ciudadana por múltiples factores: económicos, políticos, sociales, morales, cívicos, familiares y psico-genéticos, entre otros, pero, sobre todo, por un deficiente trabajo policial concerniente a la prevención y el enfrentamiento de los delitos, las personas proclives y en atenuar —pues no es posible sólo con trabajo operativo erradicar— las causas y condiciones que propician los hechos delictivos contra la propiedad, que marcadamente también inciden contra la vida y la tranquilidad de las personas.
Con tal de perpetuarse en el poder, los dirigentes del régimen castrocomunista han priorizado con fuerzas, medios, técnicas y entrenamiento de unidades especiales —como vimos durante la represión de las protestas de los días 11 y 12 de julio de 2021— la “seguridad del Estado” (entiéndase: su propia seguridad), descuidando las tareas de seguridad pública, traduciéndose tal “descuido” en sucesos reiterados de comisión de delitos que, por quedar sin esclarecimiento, como resultado, crean en las personas proclives una sensación de impunidad que los llevan a delinquir reiteradamente, porque sabido es: no existe tarea de prevención como el esclarecimiento rápido y preciso del delito producido. Nada detiene al delincuente no congénito —nada detiene al criminal nato— como ver entre rejas a sus compañeros de andanzas.
Pero la impunidad no sólo es en las ciudades, sino también en las áreas rurales, donde son continuos los robos de ganado, y no solamente vacuno, sino también caballar, ovino, caprino, de aves y de toda suerte de cosechas, que no escapan a la depredación de los ladrones, haciendo insostenible —por el calvario de su vigilancia— cualquier tipo de producción agropecuaria.
Y, en ese estado de intranquilidad ciudadana, es común que usted vea a los oficiales operativos de la policía política, auxiliados por redes de chivatos, mantener una vigilancia extrema, día y noche, sobre personas que consideran “contrarrevolucionarias”, activistas de derechos humanos y periodistas independientes. Sin embargo, no verá usted en Cuba, como en cualquier lugar del mundo civilizado, policías de ronda para prevenir delitos; verá policías, sí, para velar por la seguridad del Estado y no por la seguridad ciudadana, pero ¡cuidado!, si ya en Puerto Padre asaltaron a una mujer a la vista de la Fiscalía, a ese paso doble de los ladrones, en La Habana podrán asaltar a la vista del Tribunal Supremo y del Consejo de Estado. Y así, como tomarse un vaso de agua, individuos enmascarados tomaran por el cuello a una anciana para robar sus joyas, como ya por leyes revolucionarias robaron sus haciendas. Entonces, el socialismo y el hombre nuevo proseguirán su camino y pasarán del totalitarismo y la robolución a la anarquía vandálica. ¡Si no es que ya pasaron!
ARTÍCULO DE OPINIÓN
Las opiniones expresadas en este artículo son de exclusiva responsabilidad de quien las emite y no necesariamente representan la opinión de CubaNet.