“En la cultura cubana el satanismo es un fenómeno raro”

LA HABANA, Cuba.- La novela “La Puerta Roja”, un libro escrito por el teólogo cubano Johan Moya Ramis, acaba de ser publicada por la editorial española Atmósfera Literaria. La religiosidad que rodea la narración llena de intrigas y suspenso ubica a la obra literaria como el primer thriller teológico cubano.
La trama se desarrolla en un Instituto ecuménico en La Habana, actual Instituto de Ciencias de la Religión, donde un profesor de nombre Ezequiel llega a la crisis de la mediana edad con muchas dudas y cuestionamientos, incluso acerca de su fe.
A esta crisis de personalidad se suma la frustración por haber desviado su deseo de ser el gran guitarrista de una banda de rock. Esta es la forma en que el autor construye una estructura narrativa para enredar una conspiración envuelta en catolicismo, demonología y rock and roll.
La rutina del profesor se rompe cuando se ve obligado a indagar la desaparición de un estudiante que realizaba una investigación sobre el Satanismo. Así se desarrolla una trama que, en adición, nos muestra el fenómeno demonológico en Cuba y su vinculación con la escena rocanrolera de la isla.
Una de las virtudes de la novela es el tratamiento que otorga al satanismo y la demonología en la isla. El libro es una especie de actualización del fenómeno social, cuya dimensión se desconoce sobre todo a partir de la desaparición de la escena del rock.
Sin embargo, el autor de “La Puerta Roja” afirma: “En la cultura cubana el satanismo es un fenómeno raro, pero se está dando, poco a poco ha ganado un lugar que no estaba en el mapa social hace unos 20 o 30 años”.
La editorial española Atmósfera Literaria se mantiene vinculada en el mercado con la nueva novela negra cubana, con autores como Lorenzo Lunar; Rebeca Murga o Marcial Gala. En esta ocasión, la casa editorial no solo apostó por lo cautivador del texto, sino también por el aporte de la obra literaria de Johan Moya.
La otra realidad que describe la novela
En el capítulo 8 de “La puerta Roja” leemos:
“Durante los años que Ezequiel llevaba de profesor, eran muchos los rumores de pasillo que circulaban sobre Franco. Unos decían que era miembro activo de la Seguridad del Estado y que ahí se había hecho especialista en simulación de escenarios para desvirtuar o romper organizaciones”.
En el libro también nos encontramos con la realidad social que nos rodea: corrupción, desconfianza sembrada por el otro y la intrepidez de los cubanos que se arriesgan a trabajar como periodistas independientes.
Abraham, el médico que apuesta por el periodismo independiente, aparta la desconfianza social existente en la isla y une la investigación de su reportaje a la indagación de Ezequiel. Así entra en la historia un personaje polémico que, a decir del autor, alejó hasta el infinito su libro de las casas editoras cubanas.
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