1

La cola del pollo es nuestro mayor empeño

coleros Cuba

LA HABANA, Cuba.- Una de las figuras que ya inunda La Habana son los coleros, “coleros de nuevo tipo”, una “cólera de nuevo tipo” y no de buen pronóstico. Los coleros podrían resultar, al menos en algo, un poquitín más sofisticados que sus semejantes de otros tiempos, en esa eterna cola a la que el discurso oficial diera el nombre de revolución. Ellos, las coleras y los coleros, no son muy sofisticados, más bien son de sencilla apariencia, y podríamos encontrarlos en cualquier barrio habanero, pero sobre todo en esos espacios de ventas en los que los capitalinos nos procuramos la sobrevida.

Y esa figura que la “revolución” pariera luce ahora renovada y muestra sus destrezas en sus intentos para establecer la comunicación con sus “víctimas”. Realmente los coleros de hoy son más sofisticados que los de otras épocas, aun cuando las causas, y el final pretendido, sean los mismiticos de antaño. Estos coleros, entre los que hay “hombres nuevos” y “mujeres nuevas”, todos a la cubana, son un poco más hábiles que sus predecesores, y quizá sean las circunstancias las que provocaran los cambios. 

Sus discursos, sus persuasiones, tienen hasta cierta gracia, incluso algunos tintes de altruismo, aunque para algunos sólo sea puro discurso para embaucar a sus presas, que la mayoría de las veces son sus vecinos, aun cuando operen en sitios alejados de sus residencias. 

Y esta figura del colero podría dejarnos la impresión de que son un tin más atildados. Todos, hombres y mujeres, visten con discreción, con una reservada elegancia para no llamar mucho la atención, sobre todo cuando tocan a las puertas de sus vecinos, las posibles “víctimas”, y sonríen antes de dar los buenos días, las buenas tardes o lo que sea; y todo eso después de que hicieran minuciosos “estudios de mercado”. Los coleros son de tan pundonorosa apariencia que muchos podrían suponer que son frailes o monjas sin hábitos, porque a fin de cuentas la comunión, la devoción y la contemplación no necesitan siempre de esos hábitos que conocemos desde hace siglos.

Pero estas personas de las que escribo no son monjas ni sacerdotes, y podrían aparecer en la puerta de tu casa cuando abres después de la insistencia de unos fuertes toques. Y sonríen con una candidez que obnubila, y con tal “pureza” que hasta te podría hacer rezar un Padre Nuestro y muchos Ave María. Luego vendrá el gran momento, ese instante en el que te ofrecen sus servicios con voz queda y con una mirada tan tierna que te desbarata, tan distante de la ojeada torva que siempre te dedica la tendera. Tan dulces son las miradas de quienes se dedican a hacer colas, y no por altruismo, que hasta sería probable que te pusieras a llorar por la emoción y la candidez de quien “vino a salvarte”.

Y ya sabemos que todo lo que brilla no es oro, y que estos “devotos” no son tan fervorosos, aunque se ofrezcan a hacer las colas por ti, para que no tengas que levantarte en la madrugada ni pasar toda la noche en los alrededores de la tienda en compañía de extraños y del posible acecho de la policía. Los coleros están dispuestos a trabajar para todos, aunque prefieren acercarse a quienes peinan canas, sobre todo a quien vive con ciertos desahogos. Esa recua de esquilmadores, escogen bien a sus esquilmados, que podrían tener cualquier nombre o filiación política o religiosa, pero lo más importante es que ponen toda su atención en quienes estén llenos de carencias, y buscan a sus víctimas entre los adultos mayores de poca salud que no se resistirán a los ofrecimientos.

Con probada astucia tocan a las puertas para ofrecer sus servicios. Esas señoras y señores, entre los que hay quienes recibieron altos estudios, son muy sutiles y convincentes, y de fluidos discursos, y con apariencia de infelices mujercitas maltratadas por la vida y las escaseces, de hombrecillos enfermos y a quienes no les alcanza el retirito, aunque, y tengo muchas certezas, en ese ejército ya existen graduados universitarios, federadas, cederistas, y hasta militantes del Partido que se empeñan en hacer notar, como si hiciera falta, la carestía de la vida. Y es así que convencen de lo provechoso que puede resultar no ir por la tienda en tiempos de tantas enfermedades contagiosas.

Las verbigracias de estas figuras bondadosas son conmovedoras, y también sus historias: una madre encamada que espera la muerte, hijos pequeños y con padecimientos crónicos, maridos infieles, casas en ruinas y a punto de caer al suelo, y hasta son capaces de manejar la eucaristía. Y es que en Cuba no son pocos los que se atreven a esgrimir que en una bolsa de pollo está el cuerpo y la sangre de Cristo, y hasta su pasión, su muerte y su resurrección. La Cuba de ahora mismo es así de grotesca, mucho más que una vergüenza. 

Y esa vieja figura de los coleros es, en algo, diferente a quienes la antecedieron, como si antes les asistiera cierto empeño de renovación, y hasta propicia la tranquilidad de ciertos hogares, aunque a precios muy altos. Ellas, ellos, exigen quinientos pesos por hacer la cola y comprar el pollo, el picadillo, los cigarros, y se quedan, por mutuo acuerdo con el cliente esquilmado, con un paquete de pollo, de entre esos tres que toca a cada núcleo familiar una vez al mes, y también se embolsan un picadillo, y salchichas, y tres cajetillas de cigarros, que luego venden a otros a muy altos precios, tanto que hace que el negocio sea tan conveniente, y provechoso, rentabilísimo.

Los coleros-compradores, son una figura de la miseria cubana. Ellas y ellos hacen las tareas más tristes y sobresalientes de estos días cubanos: llevar la comida hasta los hogares a precios delirantes, abusivos.  

Y tienen hasta la apariencia de los “videntes”, esos que con solo una mirada de soslayo pueden reconocer la verdad del mundo y del tiempo, y siguen una pasión, pero una pasión insana y egoísta, una pasión ambiciosa y cruel. ¿Y son realmente culpables? Yo creo que no, los verdaderos culpables son esos tipejos del poder que se creen diferentes a nosotros. La culpa es de quienes se suponen héroes, de los que se creen dioses irreductibles e inmunes a la furia del pueblo. 

La figura del colero tiene la apariencia de ser infalible, por su gran astucia, pero también son, y de muchas formas, instrumentos del poder, sirven al poder y mortifican tanto como los “enérgicos comunistas”. El colero trae el pollo hasta la puerta de la casa. Y por eso para la mayoría resultan héroes y heroínas que viven en un contexto muy injusto, y nos hacen notar que arriesgan sus libertades, que pueden ser descubiertas y cumplir largas prisiones. Y el colero no es el que protesta, es el que se queda quietito para hacer colas cada día, y esquilmar.

La mayoría hace notar discretamente sus enojos ante la situación del país. Y hasta puede culpar al imperialismo grosero, a sus injusticias, tanto que hasta existen quienes suponen heroicidades en sus comportamientos. El colero es una figura salvadora que hace notar que su enemigo es el mismo de todos, y después de reconocer la filiación política de sus víctimas, repudia, o no, al gobierno. Ellos están dispuestos a enfrentar los más infames peligros, solo que esos enfrentamientos solo ocurren en discursos, en sus estrategias para convencer a las víctimas.

Sin dudas todo es una cuestión de ética, todo es cuestión de desentrañar los medios que usan esas figuras, esquilmadoras, para asfixiar a los esquilmados. Y sin dudas habrá que atender a sus verdaderos impulsos, que sin dudas no es una cuestión ética, de esa ética de la que tenemos noticias desde tiempos de Platón, el griego, no del platón en el que adobamos el pollo antes de cocinarlo. Sin dudas la justicia que nos falta es propiciadora de esos males. 

La injusticia es la base de todo lo malo que nos sucede. Si algo ha propiciado el comunismo cubano, y todos los comunismos, es el aislamiento y la propensión egoísta a buscar a cualquier precio lo que no se tiene, y que caiga quien caiga. Siempre que recuerdo aquella certeza de Santo Tomás, quien suponía que Dios era el último fin humano, pienso que los cubanos buscan más al pollo que al mismísimo Dios. 

Parece que la bondad y el amor no son la finalidad y la felicidad de los cubanos. Los cubanos nos interesamos más en la cola del pollo, en el pollo mismo. En esas filas, en esas moloteras, están las cubanas y los cubanos; pero como la “revolución” es más de machos, la cola del pollo, casi siempre, es para las mujeres. Los machos celebran los sabores, el sacrificio de su mujer en la cola. Los machos “son” mejores saboreando el pollo, ofreciendo una nalgada a su mujer y asegurando que le quedó muy rico el pollo. Y para probarlo le regalan un eructo. Así de groseros somos.  

ARTÍCULO DE OPINIÓN
Las opiniones expresadas en este artículo son de exclusiva responsabilidad de quien las emite y no necesariamente representan la opinión de CubaNet.

Recibe la información de CubaNet en tu celular a través de WhatsApp. Envíanos un mensaje con la palabra “CUBA” al teléfono +1 (786) 316-2072, también puedes suscribirte a nuestro boletín electrónico dando click aquí.




Cosas de Puerto Padre: el pollo es para tres

Pollo, Puerto Padre, TRD, Cuba

LAS TUNAS, Cuba. — En otro tiempo, no tan lejano, “en Cuba todavía había un poco de humanidad”, decía un anciano en una cola donde no encontraba a sus dos imprescindibles compañeros para comprar pollo racionado.

El hombre hablaba de aquella época del peso cubano convertible (CUC), cuya convertibilidad era un sofisma, porque sólo eran cambiables en la Isla, ¡eso sí!, con tasa de cambio real equivalente al dólar estadounidense.

“En aquel tiempo, si alguien no contaba más que con unos centavos de CUC para hacerse una sopa, podía ir a una Tienda Recaudadora de Divisas (TRD) y comprar una bolsa, aunque fuera con dos muslos de pollo”, decía el viejo.

Resulta que, en aquella era, antes de la “Tarea Ordenamiento”, cuando había suficiente pollo en Cuba importado de Estados Unidos, en las TRD se tomaban el trabajo de desarmar las cajas de 15 kilogramos de muslos o de cuartos de ave para luego empaquetarlos en bolsas de hasta medio kilo o algo así, que podían valer menos de dos CUC, equivalentes a 50 pesos cubanos o dos dólares estadounidenses.

En las TRD entendían que unos tenían más que otros y comercializaban la carne de pollo en paquetes accesibles a los bolsillos de los que menos tenían. Pero ahora no es así. Ahora, cuando a una familia le toca comprar pollo en TRD controlado por la cartilla de racionamiento, usted tiene que arreglárselas como mejor pueda en un trío, como aquel anciano, que no conseguía dos compañeros.

En la actualidad, el Estado corporativo que es Cuba no recauda las divisas en las TRD a la usanza de la otra época, sino en las tiendas MLC (Moneda Libremente Convertible). No sé por qué razón, sin mercancías para vender ni divisas para recaudar, algunas TRD mantienen ese nombre: prosiguen llamándose Tiendas Recaudadoras de Divisas y, como dice el refrán, “de Pascuas a San Juan” venden en pesos cubanos “pollo por cajas”.

Sí, no se asombre el lector, en Puerto Padre, y vaya usted a saber en cuántos otros lugares de Cuba, alguna que otra vez, TRD vende “pollo por caja para tres”. Esta suerte de santo y seña (“pollo por caja para tres”) significa que una caja de pollo de 15 kilogramos debe ser repartida a través de la cartilla de racionamiento entre tres núcleos familiares, sin importar cuántas personas lo integren. Y, óiganme, si comprar pollo en las tiendas de MLC suele ser una odisea, imagine usted cómo será comprarlo por la cartilla de racionamiento en las TRD.

A poco más de 600 pesos la caja, usted no puede comprarla por sí sólo, sino entre tres personas, que pueden ser desconocidas entre sí, de las que una debe recoger el dinero, las libretas de racionamiento e ir a la cola por los vale-autorizo, un ticket registrado en la bodega de comercio racionado donde usted compra.

Pero puede suceder que esa persona guía —encontrándose en la cola para recibir los vales-autorizo que confirman que usted es cliente de la tienda de productos racionados y que ese día le toca comprar pollo en TRD —, antes de hacerse con los vales, se encuentre con dos familiares o dos amigos, y deshaga el trío en que usted se encuentra (como le sucedió a aquel anciano) para formar otra triada con las personas de su preferencia. Entonces, el marginado debe reiniciar la odisea de unirse a otras dos personas para, así, poder ir por la caja de pollo congelado, y luego, en algún lugar de la calle, en una acera, en un parque o en la casa de uno de los tres compradores, desarmar la caja batiéndola contra el suelo para desprender el hielo y, sin balanza para pesar lo que corresponde a cada cual, sino a ojo de buen cubero, dividir las desiguales piezas de pollo entre tres partes, “equitativamente”, para tres familias.

Se trata, sin dudas, de una tarea imposible, “porque ni todas las postas son del mismo tamaño ni todas las cajas de pollo tienen la misma cantidad de postas”, decía el anciano de Puerto Padre. Y, ciertamente, algunas cajas tienen el peso requerido, pero nada más con 22 cuartos de pollo, por lo que una porción habrá de cortarse en tres partes, que nunca serán iguales sin el empleo de una balanza.

Si inicios de la crisis y del desabastecimiento, que ya es crónico, las TRD, por decisión gubernamental, comenzaron a vender los productos de primera necesidad según el empadronamiento del comercio racionado —y en el caso del pollo, pesado y vendido según el vale-autorizo con el número de la cartilla de racionamiento, esa distribución equitativa quedó en el olvido—, ahora son tres las familias que se deben unir para comprar el producto.

Según la legislación vigente para el Ministerio de Comercio Interior (MINCIN), “los derechos del consumidor son inviolables por los proveedores e irrenunciables por los consumidores”, y el proveedor está obligado a desarrollar “la actividad productiva y de servicios” adoptando “normas éticas y de conducta” que evite “prácticas comerciales abusivas o engañosas que perjudiquen la seguridad, salud y los intereses de los consumidores”. Pero una cosa dicen las leyes de Comercio y otra diferente es la odisea que viven los cubanos en este tiempo.

Recibe la información de CubaNet en tu celular a través de WhatsApp. Envíanos un mensaje con la palabra “CUBA” al teléfono +1 (786) 316-2072, también puedes suscribirte a nuestro boletín electrónico dando click aquí.




EE. UU. exportó a Cuba 31 212 toneladas de pollo en febrero pasado

pollo, Cuba, Estados Unidos, importaciones

MADRID, España.- Las toneladas mensuales de carne de pollo importadas en Cuba desde los Estados Unidos alcanzaron en febrero de 2022 las 31 212 toneladas. 

De acuerdo al economista cubano Pedro Monreal, esta cifra constituye el tercer mayor registro de las últimas dos décadas, solamente superada por los “picos” de julio de 2019 y marzo de 2021.

Según precisó Monreal a través de su cuenta en Twitter, estas importaciones dieron un salto del 33 % en cuanto a las toneladas y del 28 % en el valor, en relación con el mes de enero de 2022. 

“Se registró una reducción del valor del kilogramo del pollo estadounidense exportado a Cuba en febrero de 2022 (0,87 USD) en comparación con el nivel de 0,91 USD en enero de 2022”, precisó también el economista.

En los primeros 11 meses de 2021, el gobierno de Estados Unidos exportó a Cuba carne de pollo por un valor de 252,8 millones de USD, una cifra 43 % mayor que el valor de todo el pollo estadounidense exportado a la Isla a lo largo de 2020 .

Vale destacar que, como ha asegurado en ocasiones anteriores Pedro Monreal, la carne de aves es, por margen considerable, el primer alimento importado por Cuba, y es un producto para el cual existe muy poca capacidad de oferta de origen nacional. 

A pesar del embargo, tan empleado por el Gobierno cubano como justificación a la crisis económica que vive el país, entre 2001 y 2021 Estados Unidos exportó a Cuba un total de 2,78 millones de toneladas de carne de pollo con un valor acumulado de 2 368 millones de USD. 

Estados Unidos también se ha mantenido exportando a la Isla productos como soya, fruta, café, salsa de tomate, vegetales frescos y comida para animales.

Recibe la información de CubaNet en tu celular a través de WhatsApp. Envíanos un mensaje con la palabra “CUBA” al teléfono +1 (786) 316-2072, también puedes suscribirte a nuestro boletín electrónico dando click aquí.




Exportaciones de pollo desde EE. UU. hacia Cuba alcanzaron récords históricos en 2021

Paquetes de pollo importados por Cuba desde EE. UU.

MIAMI, Estados Unidos. — Las exportaciones de carne de pollo desde Estados Unidos hacia Cuba registraron récords históricos en 2021, indicó el economista cubano Pedro Monreal.

El experto confirmó en Twitter los envíos superaron por primera vez la barrera de las 300 000 toneladas, con 307, 6 mil TM por un valor anual de 279,7 millones de dólares estadounidenses.

Cifras del Servicio de Agricultura Extranjera y del Departamento de Agricultura de EE. UU. muestran que la tendencia al aumento se mantuvo durante el pasado mes de diciembre, cuando las exportaciones de carne de pollo desde EE. UU. hacia la isla caribeña registraron un incremento de 15,7% en las toneladas y de 7,1% en el valor, en relación con el mes de noviembre.

“Las estadísticas estadounidenses de 2021 indican un nivel relativamente estable de exportaciones mensuales de carne de pollo a Cuba, generalmente con niveles superiores a los del año inicial de la crisis (2020), y también a los de 2019, antes de la pandemia”, escribió Monreal en Twitter.

Añade el economista que en diciembre de 2021 también se registró una reducción del valor del kilogramo del pollo estadounidense exportado a Cuba (0,87 USD) en comparación con el 0,94 USD de noviembre de 2021.

Monreal recordó que entre 2001 y 2021, Estados Unidos exportó a Cuba un total de 2,78 millones de toneladas de carne de pollo con un valor acumulado de 2 368 millones de USD.

El experto destaca, además, que solo el 39,5% del total de toneladas de esos dos decenios fue exportado en los últimos cinco años.

Pese a las quejas del régimen cubano contra las sucesivas administraciones estadounidenses por causa del embargo, el país norteño sigue siendo uno de los principales mercados para la compra de alimentos.

Solo en noviembre de 2021, las exportaciones de productos agrícolas y alimentos desde Estados Unidos hacia Cuba crecieron en un 144,2% en comparación con noviembre de 2020, según un reciente informe publicado por el portal Cuba Trade.

Las exportaciones de ese mes incluyeron pollo, soya, fruta, café, salsa de tomate, vegetales frescos y comida para animales.

Recibe la información de CubaNet en tu celular a través de WhatsApp. Envíanos un mensaje con la palabra “CUBA” al teléfono +1 (786) 316-2072, también puedes suscribirte a nuestro boletín electrónico dando click aquí.




Pollo por cerdo: la oferta del régimen a los habaneros por fin de año

Pollo, Carne de cerdo, La Habana, Cuba

LA HABANA, Cuba. ─ Con los precios de la carne de cerdo y los frijoles negros a cifras récords de 350 y 120 pesos, respectivamente, muy pocas familias habaneras pudieron comer arroz congrí con lechón asado en Nochebuena.

En 2020, el gobierno de la capital había vendido una pieza de carne de cerdo (pierna, paleta o lomo) por núcleo familiar a 21 pesos la libra, pero este año los capitalinos lo que recibieron fue una libra de pollo gratis por consumidor para las tradicionales cenas de 24 y 31 de diciembre.

“¿Recuerdas el pollo por pescado, eh? Bueno, este año lo que metieron fue pollo por puerco. ¡Acabaron! ¡Con el hambre vieja que hay!”, declaró a CubaNet Francis Ramírez Peralta, una vecina del reparto Luyanó, en el municipio de Diez de Octubre.

La libra de pollo formó parte de un módulo gratuito que desde principios de semana se distribuye en la ciudad y que incluye, además, tres libras de arroz por consumidor. Los más de 700 000 núcleos familiares censados en la capital también pudieron comprar un combo de productos compuesto por un pomo sellado de litro y medio de Ron Bocoy, un litro y medio de ron a granel y cuatro cajas de cigarro fuerte de la marca H. Upmann.

En Nochebuena las colas para comprar la libra de pollo no recesaron hasta el cierre de los comercios (Foto del autor)

Más allá de la sensación de alegría transmitida por las luces parpadeantes y guirnaldas en los arbolitos navideños, los platos en las mesas de las familias tuvieron la tristeza de cualquier otro día del año. De acuerdo con Maida Manrique, residente del barrio Mantilla, en Arroyo Naranjo, a no pocos habaneros le tocó “celebrar” con jamonada, huevos o croquetas.

“Hubo gente que se guardó el pollo para otro día tener segura la comida de los niños y los ancianos de la casa porque todo esto que han dado es para callarle la boca al pueblo en fin de año”, comentó Manrique aludiendo a la escasez de alimentos y la inflación de sus precios durante 2021.

El incremento de la venta de alimentos en diciembre no ha pasado desapercibida para la mayoría de habaneros, sobre todo porque los meses precedentes estuvieron marcados por el atraso en la distribución de varios productos de la canasta básica.

Un pomo de Ron Bocoy fue la bebida que el gobierno vendió a los habaneros por fin de año (Foto del autor)

De manera específica, la asignación mensual de huevos y pollo sufrió afectaciones de hasta tres meses en los 15 municipios de la capital, según el reporte de medios oficiales. En Arroyo Naranjo, Boyeros, Diez de Octubre y San Miguel del Padrón, fuentes locales reflejaron que hace pocos días pudieron comprar el pollo correspondiente a septiembre, octubre y noviembre.

“En este momento, como está todo, el pollo es un lujo. Pero los huevos son el salvavidas del cubano, con dos tú haces una tortilla y comen cuatro. No es bistec, pero te acuestas con la barriga llena. ¿Tú crees que no tenían para distribuir de mes en mes, y que de pronto consiguieron lo de todos los meses juntos? Claro que no, eso lo tenían planificado para esta fecha, para que el pueblo escapara el 24, el 25 y el 31 con esa basura”, puntualizó Arnaldo Ballester, vecino del barrio Mantilla en Diez de Octubre.

Además de la cuota mensual de cigarros criollos, los consumidores de la capital recibieron cuatro cajas de la marcas de cigarrillos H. Upmann (Foto del autor)

A principios de mes los delegados del Poder Popular habían informado en las Asambleas de Rendición de Cuentas sobre la distribución, junto a las tres libras de arroz, de tres libras de frijoles, un pollo entero y 12 cervezas por consumidor, con motivo de las fechas festivas de fin de año.

”Nada llegó, sólo arroz. Cuento y muela como siempre, una librita de pollo y ron de mala muerte fue lo que tocó este año. Es lo que merecemos, por aguantones”, comentó a este diario Ivón Suárez, del municipio de Regla.

Recibe la información de CubaNet en tu celular a través de WhatsApp. Envíanos un mensaje con la palabra “CUBA” al teléfono +1 (786) 316-2072, también puedes suscribirte a nuestro boletín electrónico dando click aquí.




Puerto Padre: cuando el pollo vuela

Puerto Padre, Pollo, Las Tunas

LAS TUNAS, Cuba. ─ Reconstruía el muro de un embalse en la tierra que perteneció a mi padre ─a unos 12 kilómetros de Puerto Padre─ cuando a las 10:24 a.m. del pasado 20 de octubre recibí en mi celular un mensaje diciendo: “Ahora andaba Marta pidiendo dinero no sé para qué”.

Como Marta es mensajera de algunos vecinos cercanos y recoge dinero cuando hay algo que comprar en la carnicería o en la tienda por la cartilla de racionamiento supuse que algo estaría a la venta y respondí: “Yo estoy allá sobre las 2:00 pm”. Sin embargo, rápidamente entró otro mensaje diciendo: “Es el pollo por cajas el que van a vender”.

Entonces, respondí el SMS con un confiado “ya voy, hay tiempo”. Eso fue a las 12:44 p.m. Pero me equivocaba: no llegaría a tiempo para comprar mis 7,5 kilogramos de pollo, equivalente a media caja vendido a precio de mercado por cartilla de racionamiento, que, en teoría, y por razones administrativas y epidemiológicas de COVID-19, suministrarían de forma mensual las ya escasas TRD (Tiendas Recaudadoras de Divisas), que todavía venden en pesos cubanos luego de la dolarización galopante que experimenta Cuba.

Casi al mismo tiempo de recibir el SMS anunciándome que venderían “pollo por caja”, recibí otro mensaje diciéndome: “Hay pollo por la libreta en la carnicería y pollo por caja en la tienda”. El pollo de la carnicería es el racionado; una postita, un muslito, media cadera o algo así por “consumidor”, así es que respondí: “Voy en camino con viento de frente (en bicicleta) pero antes que cierre la carnicería y la tienda estoy ahí”. Y en la carnicería estuve a tiempo para recibir el mismo desconsuelo que en el pasado septiembre: “Deme la libreta para anotarlo”, dijo el carnicero vestido de verde cual cirujano en un quirófano.

Pero la tienda ya a las tres de la tarde estaba con la puerta bien cerrada. ¡Ni un alma! ¡Ni una caja de pollo a la vista! Y entonces proseguí hacia carnicería, donde había una cola pequeña, digamos de 15 a 20 personas delante de mí, y otras tantas que fueron llegando después de llegar yo, pero ¡ay! ¡Sorpresa…! Al hombre y a la mujer que iban delante, el carnicero vestido de cirujano comenzó a decirles: “Denme la libreta para anotarlos”. Y ese “denme la libreta para anotarlos” es santo y seña de maldición. El de se acabó. No hay. Hasta la otra vuelta. Y cuando me paré delante de él, y como igual me había sucedido en el mes anterior, sonriendo, el carnicero me dijo: “Bueno, no vas a comer pollo por la libreta, pero vas a comer pollo de la shopping”.

Harto de estar harto de no llevar a casa nada que comer llamé a un dependiente conocido: “Y mi media caja de pollo, ¿qué?”, dije. El dependiente me dijo que la orden que tenían ellos era de vender un día por tienda, y el que se quedó sin comprar se quedó, pero que fuera al día siguiente a las siete de la mañana que ya verían qué hacer por mí. Y fui. Y a otro cliente en igual condición a la mía nos vendieron en 640 pesos una caja de pollo de 15 kilogramos para los dos: “Vayan a la carnicería para que pesen la media caja de cada uno dijo el dependiente”.

Pero el carnicero sabía lo que iba a suceder porque puso en la pesa pieza sobre pieza hasta llegar a siete kilogramos. “Falta”, dije. “No”, replicó el carnicero, y comenzó otra pesada que supuestamente debía alcanzar los 7,5 kilogramos, pero que sólo pesó 6,95. Y volviéndose con gesto triunfal, el carnicero dijo: “Siete y siete 14, falta un kilogramo, ¿vieron de donde falta el pollo aquí en la carnicería? ¡Todas las cajas vienen iguales, a todas les falta!”.

Un kilogramo de pollo en la “shopping” cuesta algo así como 42,66 pesos cubanos, que sumados por, digamos, 500 clientes de una tienda a la que le sustraigan un kilogramo por cada caja, suman 21,330 pesos. Y así sucede en cualquier lugar de Cuba. Así me sucedió a mí en Puerto Padre, donde el pollo vuela.

Recibe la información de CubaNet en tu celular a través de WhatsApp. Envíanos un mensaje con la palabra “CUBA” al teléfono +1 (786) 316-2072, también puedes suscribirte a nuestro boletín electrónico dando click aquí.




Alimentos y aseo racionados: la otra cruz de los holguineros

Módulo, detergente, alimentos pollo

Cola para comprar módulo (Foto del autor)

HOLGUÍN, Cuba. – Más de cuatro horas lleva Bruno Enrique Toledo frente a la tienda Modas Praga. Espera comprar un “módulo” que contiene pollo, un pomo con un litro de aceite y cuatro paquetes con detergente. Llegó a las 9 de la mañana y está obligado a realizar el sacrificio, ya que esta es la única manera de adquirir los productos. En la larga espera le han aumentado los mareos, también los dolores que padece en la pierna izquierda a sus 81 años de edad. En su casa él es el único que puede hacer la cola: sus hijos no viven en Holguín y su esposa está enferma. Bruno pensó que el nuevo sistema de venta aliviaría sus problemas, pero se equivocó.

A finales de septiembre, el régimen inició la venta regulada en las tiendas en CUC de Holguín de los productos más demandados y escasos. Se accede a ellos a través de la libreta de racionamiento, cuyo número establece el orden de las personas en la fila. En principio, la “novedosa” idea fue bien acogida, pero ha sido blanco de duras críticas por los problemas que persisten después de tres meses en práctica.

La medida fue creada para evitar las largas colas debido a la escasez de productos de primera necesidad que azota al país desde finales de 2019 por la falta de liquidez del régimen cubano para pagar las importaciones. La crisis se profundizó este año con la pandemia, que obligó a cerrar las fronteras, disminuyendo la entrada de divisas del turismo internacional.

Pese a la “original” medida, continúan las interminables colas y las aglomeraciones en la provincia, marcada por una situación epidemiológica “altamente compleja” debido al aumento de casos de coronavirus.

En Holguín también hay insatisfacciones con el pesaje del pollo.

“La otra vez lo pesé en la casa y al pollo le faltaban 120 gramos, que multiplicados por miles de paquetes vendidos suma una cifra considerable. ¿Quiénes se quedan con esa mercancía que le roban al pueblo?”, se pregunta Bruno.

El ticket de venta emitido por la caja registradora imprime un precio único para tres productos diferentes. Esto propicia el engaño en el pesaje del pollo, una mercancía que llega empaquetada con un peso específico que después se altera para vender los cinco kilogramos que establece el módulo.

“Cuando el producto se vende a granel siempre hay robo, mucho más cuando el cliente no ve el pesaje. Hay paquetes con 18 muslos de pollo, otros con 20 o 21”, dice una señora.

El día antes los clientes de su bodega fueron citados para las nueve de la mañana. Pero pasadas las 2:30 de la tarde Bruno todavía no sabe a qué hora podrá finalmente comprar.

El esporádico y lento empaquetado de los productos en jabas de nylon ocasiona un retraso que irrita a los clientes tras interminables horas de espera.

“Eso es desorganización. Si saben con un día de antelación que van a vender 1 500 módulos ya hoy tenían que tenerlos  listos. Ellos comienzan a preparar la mercancía a las nueve de la mañana y en una hora solo tienen listos 50 paquetes. Esperan que se acaben los 50 para empezar a empaquetar de nuevo, y por eso la cola demora tantas horas. Mira como hay empleados de la tienda sin hacer nada. A esos yo los pongo a preparar paquetes y seguro la cola es más rápida”, dice Bruno.

Los más afectados y vulnerables por la prolongada espera son las personas de la tercera edad, que también se exponen al contagio por COVID-19.

Cristina Sánchez, otra cliente, recuerda que este problema se arrastra desde el mes de octubre, cuando se extendió la “novedosa” forma de venta.

“La primera vez nos citaron a las 8:30 de la mañana y, por desorganización, comenzaron a las 2:20 de la tarde, casi seis horas después. En noviembre sucedió algo similar. Ahora en diciembre se repite la misma historia”, dice Sánchez.

Todos en la cola están obligados a estar varias horas de pie, entre ellos muchos ancianos con limitaciones físicas. “Si me siento en el parque corro el riesgo de perder el turno y después tengo que esperar al final. En Cuba el cliente está a merced del vendedor, al contrario de lo que sucede en cualquier parte del mundo”, comenta un señor que se auxilia de un bastón.

Un trabajador que solicitó el anonimato por temor a ser despedido dijo a CubaNet que la labor de empaquetar es un esfuerzo extra que no está incluido en el salario.

“No tenemos motivación para trabajar. Cobramos 780 pesos al mes y eso es muy poco. Si nos pagaran un porcentaje por la cantidad de paquetes que hiciéramos esto no sucedía”, comentó el empleado.

La venta del módulo siempre ha sido un día de semana y en horario laborable. Por la demora en la venta, las personas en la cola llegan tarde al trabajo o ese día no van a trabajar.

En una ocasión, a Eulises lo regañó su jefe por llegar tarde. No entendió que estaba en una cola para comprar productos de primera necesidad y que esta es la única manera de poder adquirirlos. Hoy la cola se ha demorado más de lo habitual y ya Eulises no podrá ir a trabajar. “Me espera un castigo, pero lo prefiero a quedarme sin comida para mi familia”, dice.

La desorganización en la tienda también sale a la luz cuando se detiene la venta por la falta de dinero en la caja cobradora para dar el vuelto en CUP, que se une a  la incomprensible demora para abastecerlas.

“Es absurdo que estas cosas sucedan. He esperado mucho tiempo en la cola y tengo que estar mucho más porque no hay dinero para dar el vuelto”, le dice irritado un señor a la empleada de la caja que se limita a mirarlo y a encogerse de hombros.

Un cartel pegado en la facha de la tienda detalla el precio de los productos, que en total suman 397,50 pesos, una cifra muy alta no sólo para los 777 pesos del salario medio mensual en Cuba, sino para las pensiones que, según datos oficiales, oscilan entre 242 pesos y los 500 pesos.

En un país en el que 2,3 millones de personas tienen más de 60 años, solo algo más de la mitad (1,2 millones) reciben su pensión. Los demás reciben un tipo de subsidio no contributivo llamado “asistencia social”, aún más bajo, que va desde los 217 a los 260 pesos mensuales, una cantidad insuficiente para cubrir las necesidades básicas cuando se sabe que medio kilo de arroz cuesta 30 pesos.

“Mi pensión de 320 pesos no me alcanza. Pedí dinero prestado para pagar el módulo. Después vendo tres paquetes de detergentes y pago la deuda”, dice a CubaNet Ana Gloria, una anciana del reparto Alcides Pino.

El módulo se entrega una vez al mes y la pequeña cantidad de productos que lo componen rinden para pocos días.

“¿Alcanza el pollo, un litro de aceite y cuatro paquetes de detergente para un mes? Eso es insuficiente hasta para una sola persona, y en mi casa somos seis. Tenemos que vivir muy limitados para sobrevivir el resto del mes”, responde Marcos Menéndez a una pregunta de este diario.

Para evitar aglomeraciones dentro de las tiendas, las ventas se realizan en las afueras de los centros comerciales, donde el sol castiga a los clientes.

En ocasiones la lluvia ha obligado a las personas en la cola a refugiarse en los corredores cercanos que no dan abasto para la gran multitud, lo que provoca aglomeraciones e incumplimientos en el distanciamiento social.

A las cinco de la tarde la venta se detiene. Se agotaron los paquetes de detergente, algo que nadie entiende porque debería haber una conciliación entre la cantidad de núcleos familiares con la cantidad del producto para vender. Después de 45 minutos de espera, la gerencia de la tienda decide iniciar la venta con otra marca de detergente más cara.

“El primero que estaban vendiendo es mejor. Este de ahora tiñe la ropa y es más caro”, le comenta una señora a una amiga.

A las nueve de la noche, la gerencia de la tienda decide cerrar el local. Más de 100 personas no pudieren comprar. “La venta se iniciará mañana a las ocho y media de la mañana”, dice un empleado.

“Estuvimos muchas horas esperando y mañana seguro estaremos muchísimas más por culpa de la desorganización”, dice en tono de disgusto un anciano que se retira.

Recibe la información de CubaNet en tu celular a través de WhatsApp. Envíanos un mensaje con la palabra “CUBA” al teléfono +1 (786) 316-2072, también puedes suscribirte a nuestro boletín electrónico dando click aquí.




Compras cubanas de pollo en EE.UU. cayeron 30% en 2020

Pollo, Cuba, Estados Unidos

Pollo, Cuba, Estados Unidos
(Foto: Cibercuba)

MIAMI, Estados Unidos. – Las exportaciones de pollo desde Estados Unidos hacia Cuba tuvieron un decrecimiento significativo en 2020, lo que explica el déficit del producto en la red minorista nacional.

De acuerdo con el economista cubano Pedro Monreal, entre enero y octubre de 2020 el país norteño exportó 143 296 toneladas de carne pollo hacia la Isla, lo que representa apenas el 69,5% de las exportaciones del producto en igual periodo de 2019.

El especialista señala que, pese a la caída general, hubo un leve repunte de la compra de pollo durante el mes de octubre, situación motivada por la disminución de los precios.

“Las exportaciones de carne de pollo de EE.UU. a Cuba registraron en octubre un leve crecimiento de 3,4% en las toneladas en relación con el mes anterior, a pesar de haberse gastado menos, aprovechando una baja en el valor unitario de la tonelada de pollo”, explicó Monreal en Twitter.

Cifras del Departamento de Agricultura de Estados Unidos (USDA) precisan que el precio del kilogramo del pollo estadounidense bajó a 0,72 dólares en octubre, valor notablemente inferior al 0,91 registrado en septiembre.

“Entre enero y octubre de 2020 las exportaciones de pollo de EE.UU. a Cuba han oscilado, pero se estabilizaron en el tercer trimestre”, añade el economista.

Peor situación exhibe el abastecimiento desde Brasil. Según Monreal, se conoce que las exportaciones de pollo procedentes del gigante suramericano se habían desplomado en 62,4% en octubre y se espera que en pocos días se confirmen los datos correspondientes al mes de noviembre.

Pese a las sanciones implementadas por la administración Trump hacia el régimen cubano, el 2019 fue el año récord de exportaciones de pollo de Estados Unidos hacia Cuba.

Las cifras muestran que entre 2000 y 2019, EE.UU. exportó hacia la Isla un total de 2,3 millones de toneladas de carne de pollo con un valor acumulado de 1 944 millones de dólares.

Recibe la información de CubaNet en tu celular a través de WhatsApp. Envíanos un mensaje con la palabra “CUBA” al teléfono +1 (786) 316-2072, también puedes suscribirte a nuestro boletín electrónico dando click aquí.




Embargo: “EE.UU. exportó US$ 81 millones en productos a Cuba entre enero y mayo”

Pollo, Cuba, Estados Unidos

Pollo, Cuba, Estados Unidos
(Foto: Cibercuba)

MIAMI, Estados Unidos. – Las exportaciones de productos de Estados Unidos a Cuba alcanzaron un valor de 81,6 millones de dólares en los primeros cinco meses de 2020, según datos del portal digital US Trade Numbers.

El 94,7 de las importaciones hechas por el régimen de la Isla se concentraron en cinco productos: pollo, maíz, fosfatos, soya y tractores.

“En los primeros cinco meses de 2020, las exportaciones de EE.UU. a Cuba alcanzaron 81,6 millones de USD y el 77% fue carne de pollo”, escribió en Twitter el economista cubano Pedro Monreal.

El régimen de la Isla importó también desde EE.UU. productos químicos, mecánicos y artículos médicos, en su mayoría prótesis.

El especialista añade que la mayoría de los envíos se realizaron desde los puertos de Mobile (Alabama), New Orleans (Luisiana) y Jacksonville (Florida).

US Trade Numbers señala que Cuba ocupó el puesto número 137 entre los socios comerciales de Estados Unidos, con un valor total hasta mayo de $ 85,24 millones.

Además de los $ 81,6 millones recibidos por conceptos de exportaciones, el país norteño importó por un valor de $ 3,64 millones.

“El comercio entre EEUU y Cuba refleja excepciones en las regulaciones del bloqueo. Quien esté interesado en una opinión legal acerca de la validez del uso del término ‘bloqueo’ pudiera consultar un texto de Paul A. Shneyer y Virginia Barta, escrito en 1981”, precisó Monreal.

El pasado 16 de julio, el gobernante cubano Miguel Díaz-Canel culpó al embargo de Estados Unidos por la crisis económica que atraviesa la Isla caribeña.

“¿Por qué Cuba no tiene más divisas? Entre otras cosas, por el bloqueo, por la persecución financiera”, dijo el mandatario cubano en su intervención.

Recibe la información de CubaNet en tu celular a través de WhatsApp. Envíanos un mensaje con la palabra “CUBA” al teléfono +1 (786) 316-2072, también puedes suscribirte a nuestro boletín electrónico dando click aquí.




Régimen cubano aumenta importación de pollo desde Estados Unidos

Pollo, Cuba, Estados Unidos

(Foto: Cibercuba)

MIAMI, Estados Unidos. – Las exportaciones de pollo desde Estados Unidos hacia Cuba aumentaron el pasado mes de abril, según cifras del Departamento de Agricultura de EE.UU. (USDA, por sus siglas en inglés) reveladas por el economista Pedro Monreal.

El experto señala que el aumento de las operaciones se debe a la caída del precio del kilo de pollo en EE.UU., lo que permitió a la Isla importar más gastando menos.

“Las toneladas de carne de pollo exportadas por EEUU a Cuba registraron en abril de 2020 un incremento respecto a marzo, aunque se redujo el valor en USD de esas exportaciones. Cuba pudo aprovechar la reciente reducción del precio por kilogramo del pollo estadounidense”, escribió Monreal en Twitter.

El pollo es uno de los alimentos más demandados por los cubanos. Sin embargo, desde hace meses, las personas se ven obligados a hacer largas colas para llevar el producto a sus hogares debido a la crisis de escasez que atraviesa el país.

“En abril de 2020, el precio por kilogramo de la carne de pollo exportada por EE.UU. a Cuba tuvo una brusca reducción de más de 24% en relación con el mes anterior, y fue el menor precio de los últimos 12 meses. EE.UU. es el mayor suministrador de carne de pollo de Cuba”, suscribió Monreal.

El economista señala que, pese al aumento de las importaciones de pollo, el volumen de compras continúa siendo inferior al registrado el año pasado.

“Las exportaciones fueron estables en marzo y abril, pero a un nivel muy inferior al que llegaron a tener entre mayo y septiembre de 2019. Es un factor que explica la actual escasez del producto en el mercado interno cubano”.

Ya en marzo del presente año la Isla había importado más de 15 mil toneladas de pollo desde Estados Unidos, un incremento del 84.5% en el valor exportado con respecto a meses anteriores.

Recibe la información de CubaNet en tu celular a través de WhatsApp. Envíanos un mensaje con la palabra “CUBA” al teléfono +1 (786) 316-2072, también puedes suscribirte a nuestro boletín electrónico dando click aquí.