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La otra Alpha 66

LA HABANA, Cuba, noviembre (173.203.82.38) – Ni un poquito le habrá gustado al caudillo cubano y a su sucesor que la organización anticomunista Alpha 66, hoy sea otra, porque sus viejos métodos de lucha –los mismos que nuestros dos caudillos emplearon para arrebatarle el poder al dictador Batista- hayan cambiado, acordes con los tiempos.

Uno de sus fundadores, el ex preso político plantado y poeta cubano Ernesto Díaz Rodríguez, anunció recientemente los cambios de en el método de lucha y explicó, eso sí, que, en caso de que el pueblo de Cuba se lance a las calles, “cualesquiera que sean las condiciones de lucha, Alpha 66 estará presente, para ayudarlo a recuperar la libertad perdida”.

Pero la respuesta de Fidel Castro a esa otra Alpha 66 no se hizo esperar. Como dueño de todos los medios de difusión de la isla, su gobierno publicó rápidamente en el periódico Juventud Rebelde un reportaje sobre uno de los pocos mártires con que cuenta esa larga historia de Alpha 66, en sus acciones contra instalaciones militares del régimen castrista.

El reportaje, publicado en la edición impresa el pasado 13 de octubre, no deja de mencionar a Andrés Nazario Sargén, como uno de los culpables del ataque a la bahía de Boca de Samá, a 70 kilómetros de Holguín.

Pero como expresa Díaz Rodríguez, Alpha 66 es una de las organizaciones con más mártires, acusada injustamente de terrorista, un método de lucha que desde los años cuarenta Fidel Castro empleó para su lucha política, tanto en nuestras ciudades como en la Sierra Maestra, con su guerra de guerrillas, llamada por los campesinos desde entonces como ¨muerde y huye¨.

El propio Nazario Sargén, ya fallecido en el exilio, explicó en numerosas oportunidades que la lucha de Alpha 66 era una lucha armada, sí, pero limpia, de frente; una lucha llevada a cabo por hombres cubanos y valientes, decididos a morir por la libertad de su país.

En entrevista reciente hecha a Ernesto Díaz Rodríguez, quien pasó casi la mitad de su vida en una de las prisiones de Castro, precisamente por venir a Cuba a luchar con Alpha 66, aclara que, aunque la propia Declaración de los Derechos Humanos reconoce que el uso de la fuerza es válido cuando en un país impera un gobierno de fuerza, ¨…un régimen totalitario que cierra todas las opciones para el entendimiento entre los ciudadanos ¨, la organización a la que él no ha dejado de pertenecer jamás, ni en la propia celda donde sobrevivió, no desea para Cuba una guerra civil, una guerra desigual entre un ejército bien armado y un pueblo hambreado.

¨ Pero si esto ocurriera –repitió desde el exilio- , Alpha 66 estará lista para ayudar a ese pueblo nuestro. Eso que no se olvide ¨.