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Ministerio de Cultura: un laboratorio clínico

Alpidio Alonso Grau, OCDH, Cuba, MINCULT

LA HABANA, Cuba.- Siempre que el aparato rector de este país designa a un nuevo ministro los medios de difusión, o de disfunción, lo anuncian a bombo y platillo asegurando que fue entregada la “cartera” a fulano o mengana. Al parecer los ministerios son simplemente carteras, y quizá el nombre viene de la cantidad de papeles que los ministros guardan en ellas. Sin dudas esos funcionarios de alto rango deben tener muy buenas carteras, excelentes portafolios para resguardar sus asuntos, y las resoluciones que tratarán esos asuntos.

Las carteras ministeriales deben ser importantes en todas partes, sobre todo porque mantendrán a buen resguardo los proyectos de solución de los asuntos más significativos de un país; solo que todos coincidiremos en que hay carteras y carteras; pero de eso no entiendo mucho. Lo que quizá me importe un poco más es la cartera misma, los portafolios que sujetan los ministros pero mucho más el manejo que hacen algunos, como Alpidio Alonso, de su cartera ministerial, esa en la que se guarda toda la papelería de la cartera.

Y cada vez que pienso en Alpidio no consigo imaginarlo con una cartera que no sea la de guardar billetes, nunca con una cartera ministerial. Es que hay gente que no está hecha pa’ ser alto funcionario, y uno de ellos es Alpidio. Y pensando en él creo que lo que mejor le asentaría es un jolongo, que sin dudas llenaría de malas intenciones. El jolongo es más propio para el hombre que es Alpidio.

Alpidio es un hombre de toscas maneras que no sabría sostener con gracia ni cartera ni portafolio. Ya lo imaginé muchas veces sujetando, con sus toscas manos, un Burberry de mil ochocientos dólares. Y aclaro que el dinero no es el problema para que él tenga el suyo, el problema es la coherencia entre Alpidio y el Burberry. El problema es la chealdad de Alpidio comparado con la elegancia de un Burberry. Sin dudas él podría tener ese y también otros; un Hermès, un Dunhill o un Valextra, sin importar los miles de dólares o euros a desembolsar pa’ conseguir la recia elegancia de “un cuadro” tan cheo.

Insisto en que lo mejor sería el jolongo, más propicio para guardar ñames, boniatos, plátanos, cualquier vianda. La cartera ministerial trae consigo un montón de asuntos por resolver con mucha pericia y con cierta agilidad, lo que sin duda sí debe ser un problemón para el ingeniero eléctrico que nació en La Dalia, por allá por Yaguajay, y que luego de haber estudiado ciencias le dio por perpetrar algunos “versos”.

Y quizá fue esa cartera que le ofrecieron la que nos salvó de su vocación poética, quise decir de sus acosos poéticos, ¿Pastoriles? ¿Bucólicos? En verdad la única importancia que atribuyo a su gestión es que ha salvado a los curiosos de leerlo con más frecuencia, aunque él insiste, y le publican. Este hombre ya perpetró algunos libros de “peomas” como: “Alucinaciones en el jardín de Ana”, “El árbol en los ojos”, que sin dudas debe ser la razón de su ceguera, “Tardos soles que miro”, y quizá otros que duermen entre el polvo de los anaqueles de muchas librerías y de los que supe sus títulos por Ecured.

Si otra cosa lo señala es también muy perniciosa, quizá la peor desde que llegó a la casa señorial que los comunistas le quitaron a Julio Lobo. Y es que en esa mansión ha tenido que enfrentar algunos problemillas, como aquel 27N de sentada frente al edificio de su gabinete, y las secuelas que aparecieron luego, y que sin dudas tuvo como clímax aquel manotazo que le diera a un joven para arrebatarle luego el celular con el que lo filmaba.

Quizá Alpidio soñó con un gobierno como el de Hart o Prieto, como esos que se desarrollaron con “cierta normalidad”, sobre todo porque esos antecesores suyos tuvieron un poquitín más de ecuanimidad, que no de “lucidez”, o para ser más exactos: se enfrentaron a unos artistas más contemporizadores con el poder totalitario, más dóciles.

Así que el desempeño de Alpidio ha estado lleno de atolladeros de los que solo ha podido salir gracias a la voluntad de sus superiores, dispuestos a salvarle la vida en el cargo. Pero ese “señor” no es inteligente y sus destrezas son escazas. A Alpidio le debemos que por ahí ande suelto un abusador, un violador, a quien tildan de trovador y responde al nombre de Fernando Bécquer, que no es otra cosa que el gran causante de un montón de malas “canciones”, más bien de bodrios, y de un montón de abusos.

Alpidio es, sin dudas, el más impopular de los ministros cubanos y estoy seguro de que hasta le gana la pelea, aunque parezca poco probable, al ministro de ingeniería y minas, y también al del interior, al jefe de la policía, al de la agricultura, y al de la industria alimenticia. Alpidio es el causante de Alpidio y de sus atrocidades. Alpidio actúa según sus instintos, que no son buenos, y por eso se le arman ciertos rollos como ese en el que se viera enredado, junto al ICAIC, cuando Lester Hamlet salió por la puerta ancha y con pasaporte rojo del aeropuerto habanero para aterrizar en un airport de USA.

Lester, el director de “Tú”, se ocupó más bien de él mismo y decidió quedarse en USA portando un pasaporte rojo. Lester, como muchos, quiso abandonar el barco, aun sabiendo que su passport era tan rojo, tan purpurino, como el gobierno comunista que lo emitiera. Lester, como tantos otros, le “hicieron el juego” al poder, a conveniencia, pero le salió el tiro por la culata. Lester dijo Yo en lugar de “Tú”, y se embarcó.

Lester respondió a su instinto de salvación, a ese “pataleo que es tan común en los ahogados y en los ahorcados”. Hamlet quiso establecer una recia concordancia con el orden del mundo, lo que en Cuba no es posible, y la culata le dio en un pómulo, le dio en el arco superciliar izquierdo, y sangró, sangró muchísimo, y la sangre que brotaba se confundió con el vino rojo y con las banderas del socialismo y le dijeron por allá: “Bajando que está nevando”.

Lester, como muchos, pretendió vivir en Cuba, hacer una obra en Cuba, ser reconocido en Cuba, pero eso lleva una larga cuota de fidelidades a los fidelistas, y él devoto las cumplió, y por allá notaron el sanguinolento color de su pasaporte y no lo dejaron llegar a buen fin. Le dijeron no, aunque un poco antes les dijeran a otros que sí. Lester es uno entre los muchos que se propusieron engañar al gobierno del Norte, algunos lo consiguieron, y por allá andan, pero a diferencia de él escaparon con pasaporte ordinario, para no regalar las evidencias.

Y ahora Alpidio tendrá que aceptarlo de vuelta para que no se le “caliente más la cosa”, porque no tiene donde meter a Lester. Alpidio debe dar su asentimiento. Alpidio dejó caer algo de peso sobre cada plato de la balanza y quedó atento por un rato a “la razón del equilibrio”. Y así fue que optó, le sugirieron que optara, por el más conveniente, ese asentimiento del que se dice que es una representación cataléptica.  Y de la catalepsia pasará a la epilepsia, porque ya veremos partir, o nos enteraremos cuando lleguen, a muchos artistas de Patria o Muerte, que desangraron a los de Patria y Vida.

ARTÍCULO DE OPINIÓN
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Rusia reitera apoyo militar a regímenes de Cuba, Venezuela y Nicaragua

Rusia ministro

MIAMI, Estados Unidos.- Serguéi Shoigú, ministro de Defensa de Rusia, aseguró este miércoles que su gobierno reitera el apoyo militar a los Gobiernos de Cuba, Venezuela y Nicaragua ante “amenazas externas”. “Son naciones que desde hace años hacen frente a distintas formas de presiones e incluso a amenazas del uso de la fuerza”, dijo.

Según informó la agencia estatal rusa Sputnik, Shoigú afirmó que el Kremlin “históricamente” ha desarrollado una “asociación con Cuba, Nicaragua, Venezuela y otros países”, naciones que requieren un abastecimiento del armamento más moderno y preparación de los militares para la actividad militar en condiciones bastante complejas, expresó el ministro.

Durante sus declaraciones en la Conferencia de Seguridad de Moscú, Shoigú manifestó que “el apoyo de Rusia es requerido ahora más que nunca”, y explicó que entre las “amenazas externas” a La Habana, Caracas y Managua están “el terrorismo estrechamente relacionado con la producción ilegal de drogas y los intentos permanentes de iniciar otra serie de revoluciones de colores”.

“Las sanciones económicas y financieras son ampliamente utilizadas y se complementan con el uso de la fuerza, la provocación de incidentes militares y las campañas de desinformación de la población”, añadió el ministro ruso.

De acuerdo a la información de Sputnik, Shoigú asegura que “la mayor amenaza en la actualidad” es la creación de alianzas globales que dividen al mundo, además de la agresiva presión económica a países soberanos para obligarles a cambiar su política.

Para 2015 ya el ministro de Defensa de Rusia había expresado la disposición de su gobierno de suministrar “armas modernas” al régimen de La Habana. “Estamos dispuestos a seguir colaborando con las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Cuba (FAR) con el equipamiento de armas modernas y equipo militar”, indicó Shoigú entonces.

Con respecto a Venezuela, el ministro de Exteriores de Rusia, Sergey Lavrov, recibió el pasado martes a su homólogo venezolano Jorge Arreaza en Moscú, a quien transmitió el apoyo del Kremlin al Gobierno de Nicolás Maduro en “su rumbo independiente en política nacional y exterior”.

En la novena Conferencia de Seguridad Internacional en Moscú participan uno 50 políticos internacionales y más de 600 delegaciones de más de un centenar de países y de organismos internacionales, entre ellos la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa y la ONU.

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Alpidio: la “revolución” lo formó como ingeniero y lo usó como ministro

Alpidio Alonso Grau, OCDH, Cuba, MINCULT
Alpidio Alonso Grau (Foto: Granma)

LA HABANA, Cuba.- Cada vez desarrollo más esa propensión, que siempre tuve, de asociar cosas, hechos…; confieso que me gustaría no andar haciendo tantos parentescos, pero es algo que no está en mí, y lo peor es que crece con los años sin que consiga menguar esos apegos, aunque algunas de esas asociaciones que propongo podrían resultar descacharrantes, aunque quizá solo tengan la apariencia de ser descacharrantes, y no lo sean tanto. Confieso que en estos días últimos me entretuve hurgando en ciertas sociedades; y es que por más que lo intento no consigo desatender un suceso de la vida cubana que emparento ahora con una escena de película, una escena que algunos recuerdan mucho y que otros jamás miraron.

En esa escena aparece una mujer exuberante, una mujer de belleza rara que se mueve, se pavonea por todo el escenario. Esa mujer debió saber siempre que su cuerpo tenía la razón, que eran felices sus movimientos, y también sus formas. Esa mujer siempre supo que ese cuerpo suyo, y la manera en que lo movía, tenían, tienen aún, un gran predicamento, y mucha fuerza su figura esbelta. Ella se sigue llamando Rita Hayworth  y se le escucha todavía, como si aún cantara aquello que realmente interpretó, y también grabara, Anita Ellis. Ella, Rita, mueve aún los labios dando la apariencia de que canta. Ella se llama Rita Hayworth pero interpreta a Gilda en una película, y ambas usan la voz de Anita Ellis.

Gilda es el centro de la película. Gilda es el personaje que interpretara Rita. Gilda, Rita, usa mitones negros y un vestido escotado del mismo color. Negro el vestido y los mitones, y gráciles los movimientos, elegantes, sensuales. Ella es provocadoramente justa, es encantadora, y dueña de una incitación que arrasa. Ella es Rita, pero es también todas esas mujeres que representa. Y desde hace días no consigo olvidar ese instante en el que Rita, interpretando a Gilda, se quita el guante, y canta, y culpa a Mame del incendio de Chicago, y también de un terremoto en San Francisco, de una tremenda nevada en Nueva York, y hasta de la muerte de alguien de quien no recuerdo el nombre.

Mame, según Rita, es la culpable de muchas cosas. Mame es la culpable, eso dice una Gilda representada por Rita Hayworth. Rita culpa a Mame y se despoja de uno de sus mitones y los lanza al público, y un rato después recibe un bofetón. Rita culpa a otros, pero no se culpa; y recibe uno de esos bofetones que estremecen, uno de esos golpes que quedan para siempre en el recuerdo de quien los presenciara, y también de quien los recibe en su cachete, incluso cuando ese bofetón es solo parte de una escena de película.

Rita recibe un bofetón que le propina un Glen Ford celoso por el coqueteo que despliega Gilda, representada por Rita, en el escenario; y tan fuerte sería el bofetón que hasta el peinado de la actriz, del personaje, se descompone. Y todo eso me lleva a pensar en Alpidio Alonso, no porque él se despeinara, que bien sabemos que es casi calvo el hombre…

Pienso en Gilda y en Alpidio Alonso, pero insisto para que no suponga el lector que esta relación que propongo tiene que ver con cabelleras y bellezas, porque Alpidio es calvo y es feo, además de tosco y antipático, todo lo contrario de Rita, que fue bellísima y sensual, y elegante, y delicada, y con mucha clase, como sucede en las personas que exhiben buena educación.  Y la verdadera razón de esta extraña juntamenta que armo ahora, “arbitrariamente”, está emparentada con un golpe, con el arrebato de un teléfono móvil.

Ya sé que puede parecer algo arbitraria esta relación, pero la vida también lo es. Y a mí se me antoja relacionar una de las más famosas cachetadas del cine, esa que recibió Gilda en un escenario de cabaret, con el caso Alpidio, ese caso que tristemente no es ficción, que tristemente es parte de la más real de las realidades, no del cine. El golpe de Alpidio sí que se concretó, fue muy real. Y ese golpe con mano abierta ocurrió en el Ministerio de Cultura, en esa “casita” que antes fuera de Julio Lobo y luego de los comunistas, cuando se adueñaron de ella sin recato, sin vergüenza. Y allí, en la casa de Julio Lobo, pasa sus días Alpidio Alonso, y hace allí sus estropicios.

El bofetón de Rita, aunque está en la historia, no es real aunque lo pareciera; ese bofetón es solo una simulación con apariencia de ser cierta, como suelen ser las cosas en el cine; pero lo otro, eso que sucedió en el Ministerio de Cultura, en la casa que fuera de Julio Lobo, es tristemente cierto, y fue Alpidio quien acudió a la agresión, quizá buscando una “propina” del poder más alto. Fue Alpidio quien golpeó. Quien dio el golpe es un alto funcionario del estado, un ministro de cultura, un hombre de quien se dice que es poeta, pero yo creo que no lo es, creo que el hombrecito golpeador no es otra cosa que un rimador de pacotilla, y también supongo que llamarlo rimador resulta exageradamente bondadoso.

El ministro de cultura nació en noviembre, en un pequeño poblado de Zulueta. Al recién nacido escorpión le pusieron por nombre Alpidio, con A, y no Elpidio, por suerte, porque ese nombre, es decir, Elpidio, significa esperanza, que es lo menos que nos ofrece este ministro escorpión. Así que nadie se atreverá a intentar que creamos que Félix Varela dedicó a este señor sus “Cartas a Elpidio”, aunque pensándolo bien habría sido bueno que él creyera que le estuvieron dedicadas, y hasta que Varela le reclama, como reclama a Elpidio, para que descubriera la impiedad y a los “monstruos detestables”.

No sé qué significa Alpidio, pero seguro que nada tiene que ver con la esperanza, y tampoco con el gabinete de cultura de una nación, pero aun así ese Alpidio dirige la cultura del país, aunque no hiciera otra cosa, creo que ya lo dije antes, que juntar diez versos octosílabos y ocuparse de que exista entre ellos una rima consonante; y es que él prefiere la poesía rimada. Y rimando versos se hizo “poeta” y se labró su camino hacia la silla ministerial, hacia la casa que fuera de Julio Lobo, sin que sepamos mucho de su empeño, sin que podamos reconocer hasta hoy sus buenas maneras.

Creo que nos tocó reconocer sus maneras peores, esas que lo emparentan con las bofetadas, y no las recibidas, como le tocara a la Gilda representada por Rita; él se decidió por otro personaje, él prefirió ser el que pega, él sería una especie del Glenn Ford, sin el talento de Glen Ford, y quizá por eso le pegó a uno de esos artistas que se manifestaron en el ministerio, y no en la cara pero si en la mano , y se dice que hasta le arrancó el celular que lo filmaba, porque a Alpidio no le gusta, como si le gustaba a Rita y a Glen, que lo filmen, y mucho menos cuando exhibe ese apego suyo a la violencia. Al parecer ese hombre tiene muy malas pulgas, y no le complace que lo estén mirando mucho, a diferencia de aquella mujer de la canción que dice: “esa mujer lo que quiere es que la miren”…

Y Alpidio no quiere que lo miren, y sobre todo no quiere que lo filmen. Difíciles quereres los suyos, sobre todo en un país donde el G2 filmó todo cuanto quiso y a todo el que tenía entre cejas; pa’ mostrarlo luego, pa’ desprestigiar, pa’ acosar, pa’ hacer bulling, pa’ meter en la cárcel a quien le molestaba. Fue el G2, el MININT, quien inició esas prácticas, quien incentivó el uso de esas filmaciones,  …y ahora resulta que Alpidio, y también el G2, sufren de perretas enormes cuando se usan con ellos esos métodos que ellos mismos inventaron.

Alpidio golpea, y arrebata un celular, pero no con la gracia de un gran actor, no como Glen Ford, porque Alpidio es muy cheo, porque ese Alpidio, el “ministro”, no tiene voz ninguna…; y ese quizá sea su único parentesco con Rita Hayworth: los dos doblan; la actriz para aparentar que es, en la ficción, una gran cantante, y Alpidio porque grita el discurso que antes le dictaron, ese discurso que, le advirtieron, debe defender si quiere seguir siendo el rey de la casa de Julio Lobo.

Alpidio cumple con lo que antes le dictaron, cumple con la orden de arrebatar el teléfono, de impedir que se escuche el discurso de quien discrepa; y si tiene que arrebatar un teléfono lo hace, si tiene que dar un pescozón, un manotazo, también lo hace, y quizá más, mucho más. Y es que Alpidio, a diferencia de Rita Hayworth, siempre está en el escenario, en un set de filmación, en una cabina de radio, en la plana de un periódico, poniendo su voz a lo que otros dictaron antes.

Alpidio mueve los labios, repite el discurso de otras voces, de voces con poder real, y entre una frase y otra arrebata un teléfono, pega un manotazo, que es cosa muy común en Cuba cuando de reprimir se trata…, y luego escribe, perpetra versos de alguna mala décima. Alpidio no es más que un guajiro, creo que de “La Dalia”, en la casa de Julio Lobo. Alpidio, como los otros, como hace incluso el poder más alto, culpa a Mame, y Mame podría ser un periodista independiente, un opositor, cualquier muchacho inconforme, cualquiera que no aplauda, cualquiera que use un celular para filmar.

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Ministro no; esbirro

Alpidio Alonso Cuba cultura
Fidel Castro, Alpidio Alonso y Abel Prieto. Foto La Jiribilla

LA HABANA, Cuba.- No fue una mujer, como creyó casi todo el mundo al ver las primeras imágenes de lo ocurrido ayer frente al Ministerio de Cultura (MINCULT), la que sufrió la agresión por parte del ministro Alpidio Alonso Grau, cuando un grupo de artistas e intelectuales le recordaba que el plantón del 27 de noviembre de 2020 no fue un flash mob, y que el diálogo sigue siendo una promesa incumplida por parte de las autoridades. El agredido fue Mauricio Mendoza, periodista de Diario de Cuba, quien de un manotazo vio su móvil caer en poder de un sujeto que llegó a ser Ministro de Cultura por obra y gracia de Raúl Castro, investido con cierta premura en retribución a su obediencia incondicional al Partido Comunista.

Alpidio Alonso salió ayer de su ministerio-fortaleza en el Vedado, acompañado de un corro de matones como él para enfrentar a jóvenes cubanos y pacíficos que insisten en la necesidad de ser escuchados, de saber hacia dónde se dirige el diálogo iniciado el 5 de diciembre entre las autoridades de la cultura y una selección de artistas e intelectuales donde solo figuró uno de los 32 que habían accedido al MINCULT la noche de la sentada.

En aquel primer acercamiento quedó implícito el compromiso de propiciar otras conversaciones, pero no pasó de ahí. Silencio en el Ministerio y su contraparte rosa; represión contra miembros del Movimiento San Isidro, periodistas independientes y artistas que insistían en mantenerse apegados a lo acordado el 27 de noviembre; y una extensa campaña difamatoria desde el noticiero estelar contra los participantes en la huelga de San Isidro y el plantón.

Ayer, cuando se cumplían dos meses de la protesta, regresaron los jóvenes al Ministerio de Cultura, donde los esperaron con policías armados y el viceministro Fernando Rojas les advirtió que allí no podían estar, utilizando como pretexto la crisis epidemiológica. La situación se salió de control tras la embestida del ministro contra Mendoza, momento que se ha hecho viral en las redes sociales porque mostró, sin ambages, la catadura del personal que dirige la cultura cubana bajo la tutela del castrismo.

Decir que Alpidio Alonso se comportó como un dirigente sindical de base es ser muy generoso. Su conducta fue la de un esbirro, un sujeto sin educación que no cabe en su rol prefabricado de funcionario “sensible y receptivo ante las inquietudes de los jóvenes artistas”. Alpidio Alonso no dio la cara el 27 de noviembre ante aquella multitud de cubanos libres, porque su pulverizado cerebro de “cuadro” no habría aguantado un minuto de debate con ninguno de los jóvenes que esa noche lo esperaron y tuvieron que conformarse con la presencia del eterno viceministro; el mismo que ayer salió a enfrentarlos con su regañina de alguacil condenado al buró, y su deplorable estampa de alcohólico insalvable.

Era cuestión de tiempo antes que el limitado intelecto de Alpidio sucumbiera a la presión y dejara salir al rústico paje que lleva dentro. Ya en la reunión de diciembre, apertrechado con el guion conveniente y flanqueado por Abel Prieto para atajar algún giro inesperado en el discurso de sus interlocutores, el ministro lucía desencajado.

El reto fue excesivo para un mal ingeniero devenido en peor poeta, que había llegado al MINCULT en un momento de crisis, en el año 2016. Por entonces Abel Prieto aguantaba provisionalmente el cargo del que habían sido tronados Rafael Bernal y Julián González Toledo en un período de cuatro años. El nombramiento de Alpidio Alonso fue una movida desesperada, y la sensación de estar sentado sobre brasas no lo ha abandonado jamás.

Hoy miles exigen su dimisión, no solo por haber agredido a un periodista que hacía su trabajo; sino porque su falta de tacto y diplomacia desembocó en una ola represiva donde fueron golpeados ciudadanos indefensos a quienes los gendarmes de la policía política exigían callarse la boca. “¡Suéltenme! ¡No les voy a dar ni cojones!”, gritaba una mujer a la que intentaban quitarle su teléfono celular. Ese audio largo, exasperante, es el registro de una violencia que permea la realidad nacional, ganando intensidad ante un pueblo paralizado por el miedo y una opinión extranjera que sigue mirando hacia otro lado.

El régimen no tiene un perfil amable. De la base a la cúpula se han enquistado la chusma y la delincuencia. Mariela Castro incita al terror desde las redes sociales; Alpidio insiste en que no habrá diálogo a menos que sea en los términos del MINCULT, que son los términos de la dictadura; y desde el noticiero el camarada Humberto López asume sin recato la tarea de justificar el desafuero del ministro, el insolente manotazo que ya le ha dado la vuelta al mundo.

El castrismo es un anciano senil emperrado consigo mismo. Cada día le resulta más difícil reacomodar sus fichas, porque se ha quedado sin repuestos. Necesita gente que piense, o finja que piensa. Ambas habilidades son muy escasas en las reservas del poder, y Alpidio Alonso es una clara muestra de ello; un síntoma de la crisis estructural que ve en la negación y la violencia sus únicas alternativas para retardar el inevitable final.

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EE.UU. incluye a Tareck El Aissami en la lista de los más buscados por ICE

Tareck El Aissami. Archivo

MIAMI, Estados Unidos.- El Gobierno de Estados Unidos incluyó al ministro venezolano de Industria Tareck El Aissami en la lista de los más buscados del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE), por sus siglas en inglés, según una publicación del organismo en la red social Twitter, de acuerdo a una nota de la agencia de noticias Reuters.

El aviso, emitido este miércoles, informa que el ministro venezolano, y uno de los hombres de confianza de Maduro, es buscado por sus presuntos vínculos con el narcotráfico.

El Aissami, de 44 años, “facilitó cargamentos de narcóticos desde Venezuela, incluyendo control de aviones que salieron de una base aérea venezolana y rutas de drogas mediante los puertos en Venezuela”, dice el aviso, citando a la Oficina de Control de Activos Extranjeros (OFAC), que ya había sancionado a El Aissami en 2017.

El Ministerio de Comunicación no respondió de inmediato una solicitud de comentario.

El Aissami ya había sido acusado este año por el gobierno de Estados Unidos de violar las sanciones impuestas por Washington hace dos años por su presunta relación con narcotráfico.

En un comunicado en ese entonces, el Departamento de Justicia estadounidense indicó que El Aissami y el empresario venezolano Samark José López Bello evadieron las sanciones al utilizar aviones privados provistos por empresas establecidas en Estados Unidos.

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Plan de la economía cubana saldrá de participación de los trabajadores, dice Gobierno

Alejandro Gil, Cuba, salarios, inflación

Alejandro Gil, ministro de economía en Cuba. Foto archivo

MIAMI, Estados Unidos.- El régimen de Miguel Díaz-Canel anunció esta semana que a partir del próximo año el plan de la economía cubana “saldrá de la participación activa de los trabajadores en cada empresa”, lo que considera es “una nueva concepción” que carecerá de “directivas específicas” o “límites”, según una nota publicada en el sitio oficialista Cubadebate

“Hasta el momento se confeccionaba un modelo global de la economía, del cual salían las directivas específicas por sectores, es decir, las solicitudes de bienes y servicios, así como el nivel de importación y de exportación predefinidos que tendría la economía”, dijo Alejandro Gil, ministro de Economía y Planificación (MEP).

En su intervención en la sesión inaugural del VIII Congreso de la Asociación Nacional de Economistas y Contadores de Cuba (ANEC), el ministro dijo que ahora “no hay camisa de fuerza”, pero aclaró que “habrá que ser objetivo, realista y consciente”.

Así mismo, aseguró que esta nueva manera, “reclamada durante años por los trabajadores”, también requiere de un cambio de mentalidad, porque “habrá quien esté habituado a que los números le lleguen desde arriba”.

De acuerdo a las declaraciones de Gil, citadas por Cubadebate, para el próximo año, “en medio de las restricciones que presenta el país y del recrudecimiento” del embargo, “se puede garantizar crecimiento y desarrollo debido a la existencia de capital humano, una industria nacional con potencialidades por aprovecharse mejor y un comercio exterior más diversificado”.

Según el ministro “uno de los problemas que lastra el desempeño de la economía cubana es la persistencia de una mentalidad sumamente dependiente a la importación. En los últimos años ha existido una tendencia hacia el incremento de las compras en el exterior, lo cual tiene una repercusión en la actualidad”, dijo.

En medio de una crisis de desabastecimiento que se acrecienta, y que a algunos les recuerda el llamado Período Especial, en un país donde no se produce nada porque no tiene materias primas y las fábricas han dejado de funcionar por falta de mantenimiento, además, Alejandro Gil dice que “la economía debe ir preparándose para ir disminuyendo gradualmente esas compras, aunque no se resolverá de inmediato”, reconoció.




Abel Prieto: probablemente liberado de sus funciones

LA HABANA, Cuba, mayo, 173.203.82.38 – Abel Prieto Jiménez, Ministro de Cultura de Cuba desde 1994, pudiera haber sido liberado de sus cargos en la última semana, según indican fuentes de ese Ministerio; sin que hasta el momento los medios informativos del gobierno hayan confirmado la democión.

La posible caída de Prieto, quien sustituyó a Armando Hart Dávalos hace más de quince años, era vaticinada por todos los analistas, luego que fuera alejado del Buró Político y el Comité Central, tras el Sexto Congreso del Partido Comunista, celebrado a mediados de abril.

Según varias fuentes, que piden anonimato, junto con Prieto Jiménez fueron despedidos el viceministro para el turismo y atención a personalidades, Rubén del Valle, y Abel Acosta, vice Ministro para el área de la música.

Acosta, un ingeniero que pasó de viceministro agrícola a cultura, bajo la sombra de sus cófrades Felipe Pérez Roque e Iroel Sánchez, fue, supuestamente, despedido debido al destape de serios problemas de contabilidad en su área, tras una auditoría realizada a principios de mayo.

Según la información, Rafael Bernal, uno de los viceministros sobrevivientes a la purga, ha quedado al frente del Ministerio, de forma interina.

Se especula que el nuevo Ministro de Cultura sea Miguel Barnet, presidente de la UNEAC (Unión Nacional de Escritores y Artistas de Cuba) y allegado a los más importantes círculos de poder, ya que el otro candidato potencial, Luis Morlote, un fanático castrista y miembro del Buro Nacional de la Unión de Jóvenes Comunistas, no fue designado al Comité Central de los comunistas.

Abel Prieto, ganó un espacio importante entre artistas e intelectuales pro régimen, al defender las posibilidades de que éstos viajaran al exterior y  recibieran pagos en divisas convertibles.  Pero esos pasos fueron los únicos positivos, por lo que se convirtió en un burócrata más del gobierno y de hecho en el único Ministro que se mantenía en el cargo desde el fin de la era Fidel Castro.

La destitución de Prieto, largamente pronosticada, coincide con la represión contra el pintor pinareño Pedro Pablo Oliva, expulsado del parlamento provincial pinareño a mediados de mayo y cerrado su estudio taller donde impartía enseñanza artística para niños y jóvenes.  La expulsión de Pedro Pablo, por dar entrevistas “discutibles” a medios no revolucionarios, parece ser una alerta a los artistas, de que no se les permitirán ningún tipo de libertades.

No obstante, para muchos los acontecimientos evidencian que en el seno de los intelectuales pro castristas existen desavenencias con el poder.

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