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Fidel es un tipo talentoso, ególatra, que odia al pueblo de Cuba

Huber Matos, Foto Augusto César San Martín
Huber Matos, Foto Augusto César San Martín

LA HABANA, Cuba.- Hubert Matos es un símbolo de la lucha contra la tiranía que desde 1959 domina la isla de Cuba.

Admirador como soy de la rebeldía y perseverancia  -algo que lo caracterizó hasta el último aliento-, durante mi visita a los Estados Unidos, en enero del pasado año, me hice el propósito de no regresar sin entrevistarlo.

A través de Cuba Independiente y Democrática (CID), organización que fundó para llevar la libertad a su tierra, concertamos la cita sin dilaciones.

Con la ayuda del estudiante Christopher Campa,  de 17 años, para captar las imágenes del encuentro –se filmó y las imágenes están inéditas-, nos encontramos las tres generaciones en su casa de Miami. El mismo hogar que lo recibió el 2 de octubre de 1979, proveniente de Costa Rica, adonde fue desterrado por Fidel Castro, y al país donde pidió vaya su cuerpo transitoriamente, antes de descansar en Cuba algún día.

Huber Matos nos ofreció cuatro horas de su preciado tiempo para explorar su incansable vida, entregada por entero a Cuba.

Ante su pérdida física, ocurrida este jueves 27 de febrero, adelantamos a Cubanet fragmentos de la entrevista, tomando notas de la transcripción del video.

Cubanet: ¿Tengo entendido que su nombre tiene que ver con la vida que ha llevado?

HM: -El primer detalle, o el más importante en mi vida es que me pusieron un nombre que los muchachos decían que era distinto… ¿De dónde sacaron ese nombre de Huber?

– Cuando yo iba a nacer, mi padre había leído el libro  de un investigador, biólogo, un naturalista, suizo de origen alemán, que se llamó Francisco Huber. Y yo decía: ¿Qué tengo que ver con eso? Ese hombre se quedó ciego cuando empezó a estudiar la vida de las abejas. Pasó veinte años estudiando el tema con el auxilio  de dos ayudantes, y escribió el libro más sabio que hubo sobre la vida de las abejas por esa época.

-“Esa persistencia, esa voluntad recia de ese hombre… Eso quiere decir que usted tiene que ser fuerte por dentro”, dijo mi padre, y así me crió.

Christopher Campa, Huber Matos, Augusto Cesar, en el jardín de Huber.
Christopher Campa, Huber Matos, Augusto Cesar, en el jardín de Huber.

-No puede uno ablandarse, no puede uno dejarse derrotar por las circunstancias adversas…La vida de un ser humano tiene una función principal que va más allá del salvar el pellejo.

-De manera que debo mucho a mis padres y a mis maestros. No es casualidad que pudiera resistir los 20 años de prisión. Claro, el factor suerte. Si en esas palizas que dan… Una vez por poco me revientan. Me hicieron traquear la región cervical.

Cubanet: Pero usted también formó valores en el magisterio cubano.

HM: -Pasé años formando maestros en la escuela normal de Manzanillo. Éramos unos 20 profesores formando maestros, desde el primer año hasta el cuarto. Tratando, no solo de darles conocimiento, en mi caso también de formar conciencia.

-Les decía: La Republica es un ente que hay que edificar día tras día. Cada uno de ustedes tiene un rol que cumplir, no solo de enseñar a leer y a escribir, y enseñar las cuentas… ayudar a formar al ciudadano en el campo donde le corresponda. Ayudar a formar conciencia.

-De joven le tenía miedo a la prisión. Una vez a un pariente lo condenaron a 1 año, 8 meses y 21 días porque se había llevado una muchacha y no se quiso casar con ella. Me pidió que lo visitara en la prisión. “Primo, sácame de aquí”, le dije,  “ esto es insufrible”. Después tuve que soportar 20 años de cárcel.

Cubanet: Usted estuvo encarcelado debido a un proceso tenebroso y vengativo en los inicios de la  revolución. Vinculado a sucesos como la muerte de Camilo Cienfuegos, uno de los capítulos oscuros de la revolución. ¿Siente odio hacia los Castro, declarados enemigos suyos desde entonces?

HM: –Con toda seguridad, te lo digo así de manera muy sincera, la cuestión del odio no,  es un rechazo y unas cuentas pendientes. Pero yo subordino eso de las cuentas pendientes al daño que le han hecho y que le están haciendo a Cuba. En el orden personal,  superé todo lo que me hicieron.

-Cuando salí en libertad, pude recibir reconocimiento a nivel internacional… Después, cuando escribí mi libro, dejé constancia de mi historia.

-Ahora mismo me llamaron a México para hacerme un reconocimiento de Héroe de la Libertad en América, yo me dije: “Concho, no imaginaba esto… Creo que esto está más allá de mis derechos, de mis méritos”.

-De todos modos, pienso que de alguna forma es un reconocimiento al reclamo del pueblo cubano por que se respeten sus derechos. Trato de cobrar la cuenta que está  pendiente (al gobierno) con el pueblo de Cuba.

-A Camilo lo mataron los Castro. No tengo la constancia, pero si sé que Fidel tenía unos celos tremendos de Camilo, por su popularidad. No perdía oportunidad, en los meses que estuve en el poder, del 1ro. de enero (1959) hasta el 21 de octubre, que fue cuando renuncié, de tratar de predisponerme con Camilo.

-Fidel recorría dos veces todas las provincias. Yo estaba de jefe en Camagüey. Nunca pasaban quince días sin que Fidel me llamara para decirme algo… Los dos (Fidel y Raúl Castro) estaban empeñados en que formara parte del gobierno. O de Ministro de Relaciones Exteriores, o de Ministro de Agricultura, al principio, cuando hablaban de la Reforma Agraria. En todas las conversaciones siempre trataban de predisponerme con Camilo.

-Camilo era un tipo que el pueblo aplaudió, pero era desorganizado, borracho… Yo tenía amistad con Camilo y se lo decía: “Cuídate, tú sabes que Fidel en público te elogia, pero en privado dice peste de ti”. Camilo no le daba mucha importancia a eso.

-Aprovecharon la cobertura de mi renuncia para ver si mi gente mataba a Camilo… Después aprovecharon mi situación para eliminarlo.

-Como lo mataron, yo no sé cómo lo mataron. Lo que sí sé es que mataron al piloto y al jefe de la escolta. No puedo afirmar como lo mataron porque no tengo elementos… Camilo estorbaba la popularidad de Fidel.

Cubanet: ¿Ha sentido miedo?

HM- He tenido la suerte de ser un hombre que no se asusta tan fácilmente. En situaciones más difíciles no me he acobardado.

-Fui a juicio convencido de que me iban a fusilar, me iban a fusilar pero diciendo mi verdad. Si no me fusilaron fue porque se equivocaron. Llevaron mucha gente para propiciar mi fusilamiento, para que gritaran paredón, y resulta que cuando terminé de hablar, me aplaudieron. Y me aplaudieron porque dije: “Bueno, si con mi muerte se salva la verdadera revolución cubana y se salva la república, pues bendita sea mi muerte”.

Cubanet:   Usted conoce íntimamente el apego de los Castro al poder. ¿Considera que existe voluntad de cambio por parte de Raúl?

HM  -Un cambio para sobrevivir ellos. Siempre hay que esperar de los Castro el propósito del engaño, de la trampa. Porque son dos individuos que aunque difieren mucho en sus condiciones personales, coinciden en eso de timar a los demás. De engañar a los demás y de salirse con la suya.

-Fidel es un tipo talentoso, ególatra que con toda seguridad le tiene un odio tremendo al pueblo de Cuba, sin que uno se pueda explicar por qué. Odia y desprecia todo lo que no sea su propio interés. Su afán de dominio y de poder trampea a la humanidad entera.

-Raúl tiene mucho cuidado de asegurar esto y asegurar lo otro, es organizado. Fidel es un caos.

-Están siendo flexibles en cuanto a maniobrar aquí y allá, pero si encuentran una situación adversa muy seria, verán qué inventan en el camino. Ese es Raúl Castro, a mi manera de ver, al hombre que conozco y el que he ido conociendo a través de sus pronunciamientos.

Cubanet: ¿Si le dijera que enviara un mensaje a las nuevas generaciones de cubanos, que diría?

HM: –Que vale la pena hacer el máximo esfuerzo por realizar los ideales de los fundadores de la nación cubana. En una república de verdad, como decía Martí, “con todos y para el bien de todos”.

-Eso que existe y que los Castro nos han impuesto, es cualquier cosa pero no una república. Lo contrario de los ideales a que inspiraron  los mambises, los fundadores de la nación cubana. Esto tiene de feudo, de prostíbulo, de colonia, de finca, de cualquier cosa, pero no de una república.

-El compromiso con los fundadores de la nación cubana y el compromiso con los valores que inspiraron a esos fundadores, es permanente. De servicio a la colectividad.

-Confío en eso. No sé si demorará, 20, 15 o 100 años más el que logremos una república de verdad. Vale la pena hacer el máximo esfuerzo por ese logro.

Cubanet: ¿Le faltan cosas por hacer a Huber Matos?

HM: -Antes de morirme -aunque uno no sabe si la muerte le llega mañana o pasado mañana-, tengo que escribir algunas cosas más. Voy haciendo mis apunticos por ahí. No me puedo engañar, porque 94 años no es una cifra muy cortica.

-Escribí el libro Cómo llegó la noche;  me falta dejar por escrito cómo queremos que sea el amanecer.

-Todavía me queda un poquito de entendimiento, pero indudablemente los almanaques son respetables.

 




Huber Matos: El comandante de la libertad

Hubert Matos con Marti al fondo
Hubert Matos con Marti al fondo

LA HABANA, Cuba.- Huber Matos, como otros muchos cubanos, ha muerto sin ver el final de la larguísima noche sobre nuestra patria. Pero en su caso cumplió a cabalidad la obra de la vida que decía Martí.

Hasta el último minuto de su extensa vida, lo dedicó a la lucha contra la dictadura y por la libertad de su pueblo.

A Huber Matos, el comandante de la columna 9, cuyas acciones fueron decisivas para la victoria rebelde, quisieron eliminarlo de la Historia por oponerse a la instauración de un régimen totalitario. Por borrarlo, lo borraron hasta de las fotos de los primeros tiempos del régimen revolucionario, donde aparecía a la vera de Fidel Castro.

La carta de renuncia a su cargo, por estar en desacuerdo con el rumbo comunista que tomaba la revolución, quisieron presentarla como una conjura. Fue una farsa el juicio sumario que le siguieron. Lució muy burdo el máximo líder, cuando declaró en aquel proceso contra Matos y lo acusó de alta traición, sin que tuviera oportunidad de defenderse.

Como fusilarlo, dado su prestigio, hubiese sido demasiado escandaloso, aún en aquel año 1959 en que se fusilaba a diestra y siniestra, lo condenaron a 20 años de prisión. Resistió con firmeza y dignidad. Los maltratos y las huelgas de hambre no consiguieron hacer huella en él.

Tan pronto llegó al exilio, creó Cuba Independiente y Democrática.

Hace poco más de una década, su libro Como llegó la noche fue leído con la avidez que da lo prohibido por miles de cubanos, que pudieron entender quién fue realmente Huber Matos y por qué el régimen pretendió hacerlo desaparecer de sus anales.

Hubert Matos, Camilo y Fidel 1959
Hubert Matos, Camilo y Fidel 1959

Las veces que tuve el privilegio de hablar con él, fue receptivo y muy lúcido, a pesar de su avanzada edad. No dudé en llamarlo comandante; en su caso ese grado alcanzaba una connotación que trascendía por mucho lo meramente militar. Para los que aspiramos a una patria con libertad y democracia, Huber Matos siempre será el comandante de la libertad.

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Muere Huber Matos, ícono anticastrista

Vea entrevista con Huber Matos exlcusiva para Cubanet

El comandante borrado del billete

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La Cabaña y las ferias del olvido

LA HABANA, Cuba, marzo, 173.203.82.38 -Cada año, la Feria Internacional del Libro de Cuba, cuya sede principal está en La Cabaña, lleva más lejos las fronteras del olvido, y del menosprecio por la Historia. En su origen, fue la Feria del Libro; luego, ha sido también la Feria de la Gastronomía, la Artesanía, y las Diversiones. Cada año, se parece más a una plaza medieval, en donde confluyen y se exhiben los comerciantes, poetas, narradores y actores –que por supuesto, han recibido el “visto bueno” del Estado. Pero ese espíritu carnavalesco de las ferias, adquiere en La Cabaña una singularidad grotesca.

Ya no sólo las editoriales cubanas se preparan para lanzar allí sus productos, sino también los vendedores de alimentos, que por ejemplo, envuelven sus pasteles en un naylon, y le pegan una etiqueta que dice “Leer es crecer”. En mi última visita a la fortaleza, vi desplegadas en las áreas del foso seco unas carpas con restaurantes, y un parque de diversiones para niños. Dentro del recinto amurallado había más carpas, la mayoría para vender libros, otras los discos de música. No faltaban los populares kioscos de comida. Entre dos árboles colgaba una tela que anunciaba el “1er Festival de la Caricatura/ Para los 5 con Humor”. Bajo la mata de mango reposaban los dibujos, guindados con palitos de tender. Entré a una exposición de arte contemporáneo, fotografías y artesanías de la República de Angola. Pasé rápido a través de una exhibición de fotos, dedicada a la Crisis de Octubre de 1962. Divisé otra, sobre Juan Almeida. A la sala del Ché, en la Comandancia, apenas entré, me fui. Ya no tengo paciencia para el adoctrinamiento.

En la librería mayor, o pabellón de los libros en moneda nacional, vendían unos cuadernillos infantiles, que eran cómics sobre la vida de Manuela Sáenz, “la Libertadora del Libertador”, Ignacio Agramonte, y Fidel Castro. En este último se ilustraba el asalto al cuartel Moncada, y los juicios posteriores. Curiosamente, esas historietas se mezclaban con otras, como la de Batman.

¿Y sobre la historia de La Cabaña, qué? Hay sólo dos piezas conmemorativas (además del  tímpano de la puerta de entrada final) que recuerdan a figuras históricas, no vinculadas con la Revolución cubana. Una, que está en el llamado Foso de los Laureles, es un monumento al poeta cubano Juan Clemente Zenea, fusilado allí en 1871. La otra es una tarja metálica en recuerdo del capitán Feliciano Risech Amat, la cual fue colocada por sus “compañeros de promoción”, de 1930 a 1933. Algún día espero ver inaugurada una tarja colectiva, o quizás un monumento, que diga: “Aquí fueron encarcelados, por ser hombres libres: José Martí, Juan Clemente Zenea, Hubert Matos, William Morgan, Reinaldo Arenas, Nelson Rodríguez Leyva, Ángel Santiesteban”, y muchos más. Un tributo semejante debiera hacerse en el Castillo del Príncipe, cuyas celdas hoy están vacías y abandonadas, y también en el Castillo de Atarés, que recientemente fue donado por el ejército a la Oficina del Historiador.

El filósofo georgiano Merab Mamardashvili ha escrito que “el órgano de la vida, el órgano propio al hombre, es la Historia”. Y es un órgano porque es un instrumento, una herramienta de signos, con la que el hombre se define y se realiza, y con la cual articula su identidad, ya que cualquier identidad se basa en los imaginarios de la Historia, que le dan sentido al presente. La Historia es el puente que enlaza al tiempo, y donde éste adquiere su plenitud; y es el horizonte al cual se proyecta lo finito-particular hacia lo infinito-universal. Luego, ¿qué puede significar La Cabaña? Puede ser la jactancia que desafía al invasor extranjero, la firmeza de una ciudad orgullosa, que quiere defender su bonanza; y también puede significar el naufragio de la libertad, el martirio de los hombres libres, aunque (en su reverso) muestre el brillo espiritual y la entereza de quienes decidieron ejercer su autonomía.

En realidad, La Cabaña ha sido un símbolo de amenaza y opresión a la libertad, y por ende,  debe servir –como un destino de compensación histórica– para fomentar aquello que negó: el espíritu de libertad. Allí pudiese crearse un museo, una galería, una escuela (relacionada con la arquitectura y la restauración, o con lo que sea), pero siempre debe haber un lugar de homenaje para las figuras de su historia. Las calles de La Habana están llenas de tarjas que recuerdan a los mártires de la dictadura de Batista, y de Playa Girón, aunque hoy en día son prácticamente desconocidos, y de ellos, sólo sabemos con certeza su nombre, su tiempo de vida, y que murieron por haberse integrado a una lucha política.

La Historia hay que aceptarla, aunque no nos guste, y hay que honrarla, aunque nos duela, cuando ha sido un camino de aprendizaje. Si la Patria pudiese hablar, seguramente le diría a La Cabaña:

“Si deshecha en menudos pedazos / llega a ser tu memoria algún día / nuestros muertos alzando los brazos / la sabrán defender todavía”.