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¿Acaso defiende Abel Prieto nuestra auténtica memoria histórica?

Abel Prieto (d) junto a Enrique Ubieta en 2016

Abel Prieto (d) junto a Enrique Ubieta en 2016
Abel Prieto (d) junto a Enrique Ubieta en 2016 (Foto de archivo)

LA HABANA, Cuba.- Los gobernantes cubanos y sus intelectuales orgánicos se jactan de que una de las supuestas fortalezas del socialismo cubano radica en la defensa de la memoria histórica de nuestra nación. En contraposición, censuran a aquellos países que deciden olvidar el pasado, o una parte de él, con vistas a construir un presente libre de rencores.

En ese contexto se inscribe un artículo del señor Abel Prieto, ahora director de la Oficina Nacional del Programa Martiano, Buscadores de huesos, indios y cowboys: la batalla por la memoria, periódico Granma, edición del 3 de mayo.

El también narrador y ensayista apunta que “Hay dos posiciones del neofascismo frente a la memoria: apostar por el olvido y promover la amnesia colectiva, de modo que la gente viva atontada, sin raíces, sin mirar atrás, o manipular el pasado”. El primer caso, y tomando como base los criterios de ciertos políticos españoles, es ejemplificado por el autor con el tránsito de España hacia la democracia tras la muerte de Francisco Franco; mientras que para el segundo  ̶ o sea, la manipulación del pasado ̶  se refiere a la decisión del presidente brasileño, Jair Bolsonaro, de conmemorar el golpe de Estado que sacó del poder al presidente Joao Goulart en 1964.

En el caso cubano, Abel Prieto estima que uno de los temas básicos de los que atacan a la revolución cubana es la promoción de un “presentismo frívolo que rechace el análisis histórico, y hacer circular la imagen embellecida de una Cuba prerrevolucionaria que nunca existió”.

Y ya que el ex Ministro de Cultura pretende erigirse como un rescatador a ultranza de nuestro pasado, valdría la pena hacernos la siguiente pregunta: ¿acaso defiende él nuestra más genuina memoria histórica?…

Mucho se ha escrito, y con razón, acerca del embuste castrista de presentarse como herederos de los mambises que se lanzaron a la manigua en las gestas independentistas de 1868 y 1895. En esta ocasión destacaremos otro detalle que confirma la anticipación de las ideas liberales con respecto a las de corte socialista o de izquierda, como las llamaríamos en la actualidad.

No sería hasta el 18 de marzo de 1923, al calor de los ecos de la Revolución Bolchevique en Rusia en 1917, que se fundaría la primera organización con ideología marxista-leninista en Cuba, que contó con solo 27 integrantes. Nos referimos a la Agrupación Comunista de La Habana, la que daría paso dos años más tarde a la creación del Partido Comunista de Cuba, bajo la dirección de Julio Antonio Mella, Carlos Baliño y el maestro canario José Miguel Pérez.

Sin embargo, cuarenta y cinco años antes, en 1878, ya los cubanos contaban con un partido político legal, el Partido Liberal  ̶ luego transformado en Partido Liberal Autonomista ̶ , el cual enarbolaba las libertades de imprenta, asociación, reunión, religiosa y de enseñanza, así como las inviolabilidades del domicilio, la correspondencia y la propiedad.

Entonces, si el señor Abel Prieto se dedicara a observar objetivamente nuestro pasado, se convencería de que nuestras raíces son liberales y no socialistas. De esa manera no defendería, como evidentemente lo hace, el artículo 4 de la nueva Constitución de la República, que establece la irrevocabilidad del sistema socialista imperante en la Isla.

Pero no. Eso sería pedirle mucho a este intelectual incondicional a la maquinaria del poder. Él observa la manipulación del pasado que practican otros, pero adopta la estrategia del avestruz para no ver la suya.