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Las “Calorías” de Komotú

El actor Miguel Moreno en la introducción del espectáculo. Foto del autor.

GUANTÁNAMO, Cuba.- Una vez más el grupo humorístico Komotú presentó en el teatro Guaso de Guantánamo, este fin de semana, un espectáculo humorístico para cerrar la temporada veraniega que por ucase del gobierno termina el 31 de agosto.

Ojalá que así fuera, pues el calor de este verano ha sido un verdadero incordio para los guantanameros debido a las altas temperaturas, una sensación que aumenta debido a que Guantánamo es una ciudad deforestada y carente de edificaciones altas que coadyuven a mitigar el bochorno estival. Pero sabemos que a la naturaleza nadie la manda y continuaremos con calor aunque los mandantes hayan declarado oficialmente la muerte del verano.

El espectáculo -nuevamente a teatro lleno- se inició con un inteligente y agradable monólogo introductorio interpretado por Miguel Moreno -guionista y director de la puesta en escena- en el que luego de explicar el contenido del término “caloría” y aprovechando el momento para hacer agudas observaciones sobre nuestros problemas alimentarios, aclaró que en este caso la palabra había sido desestructurada a conveniencia como “calor” y “ría”, no para hacer referencia a la canícula padecida sino para invitar a la risa a pesar de ella, que por cierto, también se sintió en el teatro.

Compuesto por esa introducción y seis cuadros donde sólo uno, el del final, fue una reposición, el espectáculo volvió a demostrar la calidad del grupo guantanamero, su capacidad de convocatoria y su lograda interacción con el público.

 

Después de la introducción, en el cuadro “El Médium” pudimos apreciar las buenas actuaciones de Miguel Moreno y Alexys Ayala -director del grupo- quienes potenciaron un guión costumbrista donde “Rabindranath Maljama”, un adivino de la India -interpretado por Ayala- trató de adivinar cómo serán los carnavales guantanameros en el 2019.

El segundo cuadro, titulado “El cine en Guantánamo”, estuvo interpretado por Miguel Moreno, quien asumió al crítico de cine “Segundo Colina”. Es una acertada y mordaz crítica a la carencia de cines en la ciudad, pues casi todos han sido reconvertidos en espacios para el baile popular o en locales con otros fines, un fenómeno nacional y al que Cubanet se ha referido en otras ocasiones.

“El yin y el yang”, tercer cuadro del espectáculo, refleja conflictos cotidianos entre vecinos y contó con las actuaciones de Yasnay Ricardo y Anachelis Matos. Sin dudas el menos logrado de todos, una adaptación del original concebido para la televisión, y que quizás merezca una mejor elaboración del guión, según comentó posteriormente a Cubanet Miguel Moreno.

“Oficina del explote” contó con la actuación de Ayala y Moreno en los papeles de dos dirigentes que han sido citados para rendir cuentas de su trabajo. Con una depurada concepción escenográfica y una fugaz pero efectiva intervención de jóvenes incorporados al espectáculo, el cuadro expuso varias de las corruptelas que desgraciadamente distinguen a muchos de los que conforman ese sector, quienes han convertido su paso por esas funciones en una vía para su enriquecimiento y la obtención de privilegios a costa del pueblo.

En “Si me dan un filo”, interpretado con eficacia e hilarante capacidad de desdoblamiento histriónico por Anachelis Matos, se recrean situaciones que pueden ocurrir con las cuidadoras de ancianos, un trabajo en expansión en nuestro país.

El cierre del espectáculo fue con el cuadro “La excepción de la regla”, en el que una díscola escolar interpretada por Miguel Moreno quebranta las esperanzas de su mamá -Yasnay Ricardo- quien desea obtener una plaza de recepcionista, y la paciencia del dirigente que debe concederla -Alexys Ayala- quienes se encuentran en una parada de ómnibus. Fue el momento culminante del espectáculo y reiteró las capacidades histriónicas de los tres actores, la inteligente sugerencia de mensajes subliminares y la explotación al máximo de las posibilidades del escenario en función del movimiento escénico de “Yemayanqui”, la niña díscola que provocó momentos hilarantes debido a sus preguntas, respuestas y ocurrencias.

En el espectáculo también trabajaron como invitados los jóvenes estudiantes de actuación Claudia Mc Pherson y Julio César González Moreno. También actuó Miguel Moreno Lobaina, estudiante de preuniversitario. Los tres pusieron un toque de frescura y originalidad en la puesta en escena haciendo uso de una técnica dramática que en más de una ocasión nos hizo recordar al genial Buster Keaton.

Con este nuevo ofrecimiento Komotú demuestra que no ha olvidado las implicaciones de su nombre, de ahí que su humor siga incidiendo en aspectos esenciales de nuestra vida, algunos abiertamente visibles, otros no tanto, pero todos develados eficazmente para provocar la risa y la meditación.

En una ciudad como Guantánamo, carente de espectáculos culturales de calidad, una oferta como esta no puede provocar menos que un sincero agradecimiento.




Humor no apto para militantes

La actriz Yasnay Ricardo junto al actor Miguel Moreno en el cuadro “Oficina Central de Justificaciones" (foto del autor)
La actriz Yasnay Ricardo junto al actor Miguel Moreno en el cuadro “Oficina Central de Justificaciones” (foto del autor)

GUANTÁNAMO, Cuba. -El grupo humorístico guantanamero Komotú celebra su vigésimo aniversario con un nuevo espectáculo titulado “El Muro”, que se ha estado presentado con notable éxito de público en el teatro Guaso de esta ciudad desde el pasado mes de diciembre de 2014, durante varios fines de semana.

Fundado en Guantánamo el 9 de septiembre de 1994 por Jorge Luís Vega (actualmente reside en el extranjero) y Alexis Ayala, el grupo está conformado también por Miguel Moreno y Yasnay Ricardo, quienes han popularizado en la televisión nacional a sus personajes La Llave y La Cuca respectivamente.

Relevantes premios a nivel nacional como los de los festivales nacionales del humor Aquelarre en 1996, 97, 98, 2000, 2003 y 2005; el de teatro en el 2000, el de mejor puesta en escena en el 2005, el premio nacional de la televisión cubana en el 2009 y el premio Caricato de actuación otorgado por la UNEAC (Unión de Escritores y Artistas de Cuba) en el 2010, unidos a la calidad de sus textos y al nivel de sus actuaciones colocan a Komotú en un lugar de vanguardia dentro del Centro Promotor del Humor, al cual pertenecen. Según han dicho en otras ocasiones, su mayor premio continúa siendo la fidelidad de los guantanameros, reflejada nuevamente en el teatro a lleno completo.

El Muro: Disección de una derrota

“Un hombre muy viejo con unas ganas enormes”, interpretado por Miguel Moreno, es el cuadro inicial de la obra y funciona como una especie de preámbulo. Usando la figura de Matusalén, el monólogo de fuerte acento costumbrista inserta abundantes expresiones incisivas que invitan, después de la risa delirante, a la reflexión. A veces con un gesto o una inflexión de la voz el actor lo dice todo gracias a la eficaz comunicación y empatía que de inmediato establece con el público, un mérito que no es exclusivo de este cuadro sino de toda la obra y actores.

Los actores Yasnay Ricardo y Alexis Ayala en el cuadro  “El muro de los lamentos” (Foto del autor)
Los actores Yasnay Ricardo y Alexis Ayala en el cuadro “El muro de los lamentos” (Foto del autor)

El rejuego entre texto y gestualidad se pone de manifiesto en varios momentos, por ejemplo, cuando el personaje afirma: “No me hagan preguntas tontas como: ¿Qué se siente siendo tan viejo? A mí me han sacado más pellejo que al picadillo de la bodega”, para luego cuadrarse a modo militar y afirmar: “969 y pa´lante. ¿No se me olvida nada? Ya me iba sin decirle nada al pueblo. Pueblo: ¡Nada! Son muchos años diciéndole nada a la gente”.

Lo que vendrá según Matusalén es el diluvio, por eso nos dice: “Viene un diluvio y tenemos que estar preparados. Va a venir lo que va a venir. No olviden que estamos rodeados de agua y aunque no cojamos medallas en natación somos buenos en canoa y kayak. Canoa, a no sé cuántas millas y kayak para que no te cojan”.

El segundo cuadro, titulado “Los que están judíos” (o El Muro de los lamentos) es muy breve y está centrado en la crítica a los precios de los productos agrícolas. En él actúan Yasnay Ricardo y Alexis Ayala.

El tercer cuadro, titulado “La Oficina Central de Justificaciones” es, en mi opinión, el mejor de la obra y una pieza de exquisita factura que combina elementos del teatro del absurdo con un eficaz uso de la escenografía, para realizar una acerba crítica a la burocracia cubana. La obra se inicia con el actor Miguel Moreno en su papel de Mc Kenzie en la recepción de la oficina, una entidad encargada de elaborar las justificaciones que las entidades estatales deben entregar a quienes las supervisan y al pueblo.

Se recibe una llamada telefónica y Mc Kenzie dice: “Afuera de nuestra oficina hay un muro. Usted viene, se arrodilla y se lamenta. Ojo, lo que usted diga ahí es responsabilidad suya. Apúrese que a fin de mes llegar al muro es casi imposible. Puede usar anónimos. No se preocupe que sus lamentos no los leerá nadie, quedarán en el muro”.

El actor Miguel Moreno en el papel de Matusalén, cuadro “Un hombre muy viejo con unas ganas enormes” (Foto del autor)
El actor Miguel Moreno en el papel de Matusalén, cuadro “Un hombre muy viejo con unas ganas enormes” (Foto del autor)

Las actuaciones de Yasnay Ricardo, Alexis Ayala y Miguel Moreno son excelentes y refuerzan con eficacia el mensaje subliminal que no es otro que la develación de la hipocresía, ineficacia y corrupción que corroen a la sociedad cubana así como la mutilación de los derechos ciudadanos.

El último cuadro, titulado “El suicidio”, trata sobre un trabajador que decide suicidarse porque le están pagando un salario muy alto, lo cual da desde el inicio la magnitud de la farsa. El problema radica en que quiere hacerlo en un monumento dedicado a unos ciudadanos chinos y ese día una comitiva oficial de ese país ha decidido ir al sitio. Por tal razón se despliega un operativo de la Seguridad del Estado para impedir el suicidio del trabajador. Se trata de otro texto inteligente que esta vez lanza sus dardos contra los bajos salarios que perciben los cubanos y contra el estado de vigilancia permanente que nos acosa.

Agradezco mucho a Komotú su espectáculo, aunque todavía, pasada la risa, algunos de sus chistes me devuelvan un sabor amargo.