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Borrachera ideológica con resaca política

Fórum Juvenil de la II Conferencia Internacional Con todos y para el bien de todos (Heriberto González Brito/Trabajadores)
Fórum Juvenil de la II Conferencia Internacional Con todos y para el bien de todos (Heriberto González Brito/Trabajadores)

LA HABANA, Cuba.- Mezclar en un trago oficial media onza de cambios, seis de manipulación y ocho de patrioterismo en tres líneas de un alcohol degradado como el del comunismo insular, provoca una contumaz borrachera ideológica con resaca política entre los líderes, voceros, tracatanes, correveidiles, falsos seguidores y corifeos de la revolución.

El lenguaje enredado, los tumbos hacia cualquier lugar y la mirada extraviada de la sociedad, demuestran el nivel del pedo, la curda o la embriaguez de un fracasado proyecto que camina sin rumbo en busca del Santo Grial –el dinero–, que les ayude a encontrar el reino de la utopía, bajo los efectos de un ron casero que les permita seguir.

“Emborracharse de utopía”

De ahí que no me sorprendiera el aliento etílico de un artículo escrito y publicado recientemente en el Juventud Rebelde por un grupo de estudiantes de periodismo que, con el título “‘Emborracharse’ de utopía”, mezcla en un coctel patriótico continental varios ingredientes desaparecidos de la solera nacional, como fidelidad, vigencia, revolución.

Eufóricos por un trago político que les permite departir en los más encopetados salones con la izquierda caviar (Atilio Borón, Frei Betto, Ignacio Ramonet), o de la barra verde olivo (Abel Prieto, Katiuska Blanco, Kenia Serrano), los jóvenes reseñaron el Fórum Juvenil de la II Conferencia Internacional Con todos y para el bien de todos, en esta capital.

Según los periodistas, la declaración final del evento reconoce que “los jóvenes, como arcilla fundamental de las revoluciones, como baluarte de la libertad, nos mantendremos como ese ejército de luz que convocara Martí para liberar nuestras naciones de la opresión y el egoísmo; para elevarnos como montes y ser vistos de lejos”, en un ejercicio de amnesia o trastornos político-ideológicos, signo innegable de una borrachera vital.

Más allá del transcendental pensamiento martiano, lo demás es una resaca trasnochada de una embriaguez de sueños que despertó en pesadillas por el sonambulismo ideológico de la revolución. Por desgracia, en un creciente por ciento, nuestra arcilla fundamental, el baluarte de la libertad y el ejército de luz, se moldean, crecen como montes y son vistos de lejos, a 90, diez mil o un millón de millas de la revolución.

La sobriedad del corredor de fondo

A diferencia de muchos jóvenes de laboratorio comunista, clonados para repetir como beodos frases hechas, consignas, monsergas y discursos que carecen de cabeza y de pie, el resto de la juventud cubana mantiene una sobriedad espartana, con el fin de mantener una carrera de fondo con obstáculos insalvables, iniciada por sus abuelos y padres tras un pistoletazo disparado en el año 1959, que no alcanza la meta medio siglo después.

Esta realidad, soslayada o encubierta bajo los preceptos humanistas de José Martí, demuestra que la embriaguez es letal, causa vahídos, insomnio, ceguera, cirrosis ética, mareos en alta mar, pánico en el tren de aterrizaje de un avión, temblores entre coyotes, cansancio en un vendedor de pan, o abulia entre quienes laboran tras un mostrador.

¿De qué arcilla hablan estos jovenzuelos cuando se va pegada en los zapatos o dentro de los equipajes de quienes abandonan el país? ¿Qué luz, que no sea la del sol, pueden ver esos jóvenes que carretillean, compran oro, rellenan fosforeras o venden maní tosta’o?

¿Cómo crecer cual empinados montes si les chapean el futuro de raíz, y los podan, fumigan, trasplantan y riegan con un abono ideológico vencido que les impide crecer?

Los jóvenes están cansados de la mamadera gubernamental. La juma política, el chicote ideológico y la dipsomanía social, no causan una mínima nota entre la población. Por eso, unos sueñan con cambiar de barman y otros de buqué del alcohol. De ahí que prefieran un trago de wiski Chivas Regal, antes que una botella de ron Havana Club.

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Alcoholismo y juventud, una mezcla común en Cuba

Joven bebiendo en un parque wifi (foto: Ana León)
Joven bebiendo en un parque wifi (foto: Ana León)

LA HABANA, Cuba.- Las más recientes noticias sobre Cuba hablan de un país con elevado índice de envejecimiento poblacional, azotado por una crisis migratoria que ha aumentado sustancialmente en los últimos años, y una significativa desproporción entre los valores del mercado y los ingresos de la población trabajadora. A este escenario poco prometedor hace frente el gobierno de la Isla apoyándose en viejos discursos y metas utópicas, con la única modificación de que el otrora “futuro luminoso” ha sido sustituido por un “socialismo próspero y sostenible”.

Para alcanzar este nuevo propósito, el presidente Raúl Castro cuenta con los jóvenes, quienes tienen la responsabilidad –involuntaria– de ser la vanguardia de la revolución. Ello conduce a la siguiente pregunta: ¿en qué estado se halla la susodicha vanguardia? Según la Oficina Nacional de Estadísticas, el 20 % de la población nacional ha cruzado el umbral de los sesenta años de vida. A esta cifra hay que sumar la emigración anual de miles de jóvenes en edad laboral, mientras un rápido vistazo a los parques y esquinas de la capital revela un inquietante número de hombres y mujeres –de edad estimada entre 18 y 35 años– desocupados o viviendo, como se dice popularmente, del invento.

Una cubana bebiendo ron de una caneca, en el Bulevar de San Rafael (foto: Ana León)
Cubanos bebiendo ron de una caneca, en el Bulevar de San Rafael (foto: Ana León)

La certidumbre de que es absolutamente inútil perseverar en el estudio o conservar un puesto de trabajo cuya remuneración mensual se esfuma en tres días, ha causado la proliferación del ocio y la delincuencia. Dichos males pueden, por sí solos, hacer naufragar cualquier sociedad; pero en Cuba hay que sumarles el impacto del alcoholismo. A menudo es esa conciencia de vivir en “la lucha”, o el ambiente de eterna fiesta en que pretenden derrochar las 24 horas del día, lo que lleva a muchos cubanos a salir a la calle desde temprano, con una caneca de ron, una cerveza o un “Planchao” (cajita de cartón que contiene 200 ml de ron) para “cargar las pilas” y hacer frente “a lo que aparezca”.

La cultura etílica del cubano, sustentada en la condicionante histórica de vivir en una sociedad patriarcal y productora de uno de los mejores rones del mundo, se ha convertido en una cualidad de presumir, un pasatiempo sin horario predeterminado e incluso una muestra de status económico y refinamiento, en dependencia de la botella elegida. “Dime qué bebes y te diré quién eres”. En un país donde la comida escasea –tanto en los mercados agropecuarios como en las tiendas de recaudación de divisas– y cuyo presidente no habla de otra cosa que no sea la sustitución de importaciones, es sorprendente la variedad de bebidas alcohólicas que se ofrece en las tiendas, lo mismo en pesos cubanos que en CUC. Paradójicamente, las neveras destinadas a productos cárnicos permanecen vacías; pero en los estantes se alinean diversas marcas de cervezas importadas que los cubanos adquieren, ora por la insuficiente producción nacional, ora por el ánimo de ostentar típico de quienes han sufrido toda clase de penurias.

Las fotos que aparecen en este artículo fueron tomadas el jueves 21 de enero de 2016, entre las dos y las tres de la tarde. En ese intervalo fue posible presenciar un verdadero desfile de bebedores ocasionales, que se entregaban a su placer con fruición anunciadora de futura dependencia crónica. Cualquier persona que no conozca la realidad nacional podría pensar que estos ciudadanos están en su tiempo libre; pero en Cuba no es nada raro percibir aliento etílico en un enfermero o un dependiente farmacéutico, ni que un trabajador por cuenta propia se arrogue el derecho de beber mientras realiza su oficio, toda vez que no tiene la obligación de responder ante un jefe.

Otra de las terribles consecuencias del alcoholismo cubano contemporáneo es que no se limita a defenestrados insalvables, sino que se ha extendido al sector estudiantil. Se ha hecho habitual que alumnos de preuniversitario acudan a clases bajo los efectos directos del alcohol o de la resaca. Pero lo más alarmante es que al preguntarles el porqué de beber a cualquier hora del día, la respuesta sea: “porque no hay más ná”. Si bien estos casos reproducen un patrón de conducta social aprendido en la familia, también constituyen una elocuente muestra de la desilusión que embarga a los adolescentes cubanos, cuyas expectativas de colmar anhelos materiales básicos se hallan muy distantes del bolsillo filial.

Según el Departamento de Estadísticas de Salud Pública de La Habana Vieja –uno de los municipios más densamente poblados del país–, se ha detectado un progresivo aumento del consumo de bebidas alcohólicas en los adolescentes de entre 15 y 19 años; práctica que se hace más frecuente cuando arriban a las edades de entre 20 y 24 años, en las cuales normalmente se registra un alza ligera del poder adquisitivo. Esta negativa tendencia, manifestada por un segmento nada despreciable de la juventud cubana, ha coincidido además con la creciente violencia en los barrios marginales y en centros recreativos nocturnos, el consumo de drogas duras y el rechazo –apreciable desde edades tempranas– a alternativas educacionales.

La repercusión de este complejo problema podría resumirse en el incidente registrado el propio día 21 de enero ante la emblemática “Bodeguita del Medio”, cuando una turista argentina, mojito en mano, preguntó sorprendida: ¿Acá está permitido beber en la calle? La respuesta salió de uno de los músicos del combo, que alegremente aseguró: “Amiga, aquí usted puede beber dondequiera”.




Crean en Cuba una red de jóvenes para “relanzar el socialismo”

Una joven lleva una prenda con los colores de la bandera de EE.UU., una moda muy extendida en Cuba (EFE)
Una joven lleva una prenda con los colores de la bandera de EE.UU., una moda muy extendida en Cuba (EFE)

MIAMI, Estados Unidos.- Con el objetivo de “relanzar el socialismo y el anticapitalismo como fundamentos revolucionarios de las prácticas políticas y sociales en Cuba, América Latina y el mundo” surgió en Cuba la “Red de Jóvenes Anticapitalistas”, una organización que pretende de alguna manera recuperar la “pureza revolucionaria” en un país cuyas políticas más recientes apuntan al mercado mundial como tabla de salvación.

El nacimiento de la iniciativa ha sido anunciado en el blog La Joven Cuba, afín al gobierno cubano, y ha tenido lugar “cuando el imperio del capital en el mundo arrecia su guerra cultural de recolonización de las mentes, las voluntades, la definición de las opciones de transformación, y las vidas de millones de personas, a las que se les invita o se les impone la resignación a la sociedad capitalista mundializada”.

Las características de este proyecto también son visibles en un blog llamado El Punto. Allí se afirma que la Red es “un bloque intergeneracional” aunque su nombre indique lo contrario, porque “más allá de la condición biológica, se asume la juventud en tanto condición política revolucionaria”.

Mientras los jóvenes en Cuba parecen tener más interés en un iPhone que en pertenecer a la juventud comunista, la “Red de Jóvenes Anticapitalistas”, creada en noviembre del pasado año, será la encargada supuestamente de “estimular la apropiación crítica del pensamiento marxista como base para develar las estrategias de dominación capitalista e identificar nuevos caminos de construcción del socialismo”

No obstante, los jóvenes de la Red han reconocido los “problemas ideológicos” de sus contemporáneos, y hablan de “la despolitización de amplios sectores de la sociedad, su reclusión a los espacios privados”, así como del “economicismo rampante que busca situarse en la base de las políticas económicas, la escasa participación del pueblo en su control, y la debilidad de las instituciones y organizaciones como sus proveedoras”.

Todo ello hace “peligrar la reproducción ampliada del proyecto revolucionario y de su hegemonía libertaria”.

En Cuba no existen partidos políticos y el socialismo es impuesto por la constitución, pero la Red se declara como buscadora de “recuperar y divulgar el legado de las luchas y del pensamiento revolucionario en América Latina y en el mundo, en particular: la experiencia de la revolución cubana en el poder”, entre otras propuestas que recuerdan al romanticismo de izquierdas de las primeras décadas de comunismo en la isla caribeña.




“Cuando un pueblo emigra, sus gobernantes sobran”

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Familiares se despiden en Terminal 2, aeropuerto de La Habana (foto de Internet)
Familiares se despiden en el aeropuerto de La Habana (foto tomada de Internet)

LA HABANA, Cuba.- Convertido en primer ministro por decisión propia, el 16 de febrero de 1959 Fidel Castro dijo que en pocos años el estándar de vida del cubano sería más elevado que el de Estados Unidos. Y dijo además que no se afeitaría la barba hasta que no se hubiera cumplido la promesa de tener un buen gobierno.

Cometió un gran error: dejar que fuera el tiempo quien tumbara sus pelos. Varios éxodos le ha regalado la vida en los últimos tres años para que él y su hermano reconozcan el fracaso de su gobierno: en 2013, cien mil cubanos optaron por la ciudadanía española, acogidos a la llamada “ley de nietos”; en 2014, 43 mil cubanos emigraron a Estados Unidos y por estos días, más de cinco mil cubanos en edad laboral, muchos de ellos jóvenes, atraviesan numerosos países como emigrantes para llegar a Estados Unidos.

Pero, ¿qué hacen los hermanos Castro mientras los cubanos se marchan de Cuba?

Muy sencillo: Como telón de fondo, se divulga la creación del Centro de Estudios de la Juventud (CESJ), para que estudie de manera integral a la juventud de hoy, en coordinación con la Red Nacional de Investigadores sobre la Juventud (RNIJ). Ambos organismos informan que en marzo de 2016 obtendremos un análisis parcial de sus estudios, mientras que los resultados finales estarán en 2017, con la publicación de un libro sobre los jóvenes cubanos. Para esa fecha, es muy probable que los jóvenes que se analizaron en 2015 y en 2016, hayan zarpado hacia Estados Unidos, en balsas o a pie por distintos países.

Pasan los días y continúa el telón de fondo. En La Habana se celebran asambleas de la Federación Mundial de Juventudes Democráticas, con el fin de revitalizar la lucha de la izquierda juvenil. Sus 130 delegados, reunidos en el Palacio de Convenciones, aplauden una dictadura de izquierda, mientras tratan de descubrir por qué los cubanos huyen de esa misma dictadura.

En la prensa aparecen numerosos artículos sobre las causas verdaderas de las crisis migratorias en Europa, pero nunca se dicen las verdaderas causas de las nuestras y se ofrecen conciertos compuestos por grupos musicales de jóvenes en los barrios más céntricos de la Habana, bajo el nombre de “Juventud unida por la paz”.

Para no variar, nos visita el teólogo Frei Betto, quien exhorta a los jóvenes cubanos a que mantengan viva la llama revolucionaria y la esperanza por el Socialismo; en la prensa se reciclan discursos de Fidel Castro, ofrecidos en décadas pasadas en la Universidad habanera, y, en la mayor brevedad, se reúne en asamblea de balance el Partido Comunista de Cuba para debatir el tema de la atención e incorporación de los jóvenes a tareas económicas y sociales. Por último,  sale en el Noticiero Nacional que jóvenes norteamericanos marchan el 8 de noviembre por las calles de Washington, en demanda de justicia para el clima, la raza y la inmigración.

Así responde una dictadura ante un pueblo que emigra y donde los jóvenes no representan una arcilla maleable, porque no se sienten responsables de continuar con un gobierno fracasado.

¿Será que ya no convencen a nadie los cantos de sirenas de la Revolución, repetidos y repetidos en su prensa diaria durante más de medio siglo?

Lo piensa el mismo Partido Comunista. Si algo representa un gran riesgo para el futuro inmediato de la dictadura castrista, es el empeño de los jóvenes de huir de cualquier modo del país. Ante este panorama, una pregunta nos podemos hacer todos: ¿Cuál sería el éxodo que pondría punto final a esta trágica historia? ¿Será acaso el éxodo de los que sofocaron la iniciativa privada, los que echaron a puntapié a los emprendedores, a los osados que levantaban la economía del país?

Nuestro José Martí, con su clara visión de la política y de los hombres, lo dijo por lo claro: “Cuando un pueblo emigra, sus gobernantes sobran”.




¿Qué le hace falta a la juventud cubana? (vídeo)

que le hace falta a la juventud cubana[youtube]https://www.youtube.com/watch?v=pZLpYkxABdo[/youtube]




La manía de los celulares

Una mujer con su teléfono móvil en La Habana (foto de archivo)
Una mujer con su teléfono móvil en La Habana (foto de archivo)

LA HABANA, Cuba – Entre los adolescentes y los jóvenes cubanos hay manía, fiebre, destemplanza, por los teléfonos celulares, los iPod, los iPhone, las tabletas y otros artilugios similares.

Los muchachos andarán hambreados, mal vestidos, con los zapatos rotos, y no tendrán dinero para ir a bailar a una discoteca, pero no les puede faltar un celular. Eso les confiere onda, estatus. Y mientras más sofisticado y con más aplicaciones, mejor; le suplicarán por teléfono a algún pariente en Miami que suponen rico y dispuesto a complacer sus antojos. Luego, cuando tenga el móvil, si no tiene saldo, si el pariente “de afuera” no se lo ha recargado, no importa: entonces lo usará para jugar, escuchar música o tomar selfies. Lo importante es lucirlo, “especular”, como se dice por acá.

Uno los ve a toda hora con los puñeteros aparatos en la mano, la vista fija en la pantalla, los dedos en los botones, los audífonos en los oídos, ajenos a lo que les rodea, a riesgo de que, de tan entretenidos, los aplaste un carro al cruzar la calle.

Es inútil dirigirles la palabra, porque no escuchan. Si llamas a uno y logras que con desgano se quite un audífono –jamás los dos–, te mirará, con ojos robóticos, cual si fueras un bicho raro, y tardará un rato en entender de qué carajo le hablas, de tan absorto como estaba en la música house, el reguetón, o el trash metal si es uno de los chicos del parque de la calle G. Luego de responderte de mala gana, inmediatamente se volverán a enchufar. Y seguirán andando por la vida, tan incomunicados como personajes de una película de Antonioni.

Desde que malamente habilitaron la conexión wifi en La Rampa da grima pasar por allí. Aquello parece el set de una película de ciencia ficción catastrofista. Manadas de muchachos y muchachas con los aparatos en mano y caras de zombis, sentados en los muros y las aceras, que es donde único les permiten estar, a pleno sol, a expensas de los rateros, disputándose los puntos donde creen que hay una cobertura algo mejor.

El fenómeno de la adicción a los celulares es mundial, pero en Cuba es particularmente preocupante debido a la creciente pérdida de valores y la estupidización de la sociedad, producida por un sistema fracasado, que no tiene arreglo pero no acaba de derrumbarse.

Qué diría el adusto Che Guevara, tan pirado por la homogeneidad comunista, si viera a los hijos y los nietos de los que se suponía fuesen el hombre nuevo convertidos en esta horda encuerusa y cochambrosa de “aseres” y “jebitas” de mínimo vocabulario, pésimos modales y pensamiento poco menos que básico, fascinados por las marcas y la pacotilla de la sociedad de consumo, absortos con estos adminículos, locos por largarse a cualquier otro país, hablando una jerga ininteligible en la que para subrayar lo que dicen –o más bien lo que no dicen, porque no saben cómo decirlo– emplean sonoras onomatopeyas y repiten cada dos por tres la pregunta: “¿viste?”

Ningún padre que tenga dos dedos de frente, por el sano desarrollo de sus hijos, debía permitir que los videojuegos y las aplicaciones de los móviles sustituyan a los juegos y los deportes, que las series y los culebrones destierren el hábito de leer buenos libros, ver buen cine y escuchar música que sea música y no ruiditos secuenciados y monocordes ritmos de herrería.

¿Será posible que a la larga las amistades y los noviazgos reales sean reemplazados por los de Facebook?

Mis dos hijos mayores, de 28 y 30 años, respectivamente, no son esclavos del celular, y suelen apagarlo cuando no quieren ser molestados, que es a cada rato. No sucede así con el menor, que acaba de cumplir los 21, y sí es adicto al móvil, que no suelta ni dormido. Por suerte, cuando lo agarró la fiebre del PlayStation y el Xbox, a la que yo tercamente me opuse, y antes de que se hiciera de un celular, ya había tenido tiempo de jugar fútbol y pelota manigüera, de trepar a los árboles, nadar en playas y lagunas y mataperrear bastante, descalzo y sin camisa.

Muchos me dicen que opino así porque me estoy poniendo viejo, que últimamente no me reconocen, tan de vanguardia como siempre fui. Puede ser, me veo cada día en el espejo. Hay que ir a la par de los tiempos, lo sé, pero hay cosas que no cambian, que no pueden cambiar, y si lo hacen, es el caos. Como el que se nos viene encima, con tantos chicos autómatas que no hemos sabido criar.

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Internet satelital y llamadas baratas para Cuba son posibles, sin Embargo

O3b NetworksA principios de este mes de septiembre, la compañía de telecomunicaciones O3b Networks, anunció que su constelación de ocho satélites, cuatro de los cuales fueron puestos en órbita el mes pasado, ya se encuentra en funcionamiento.

El nombre de la compañía O3b proviene de las iniciales en inglés de la frase “Other 3 Billion” y se refiere a los 3 mil millones de personas sin acceso a Internet que aún existen en el mundo. La compañía es capaz de ofrecer Internet por satélite de alta velocidad a lugares aislados donde es difícil, o demasiado caro, construir una infraestructura de fibra óptica. El área de cobertura incluye a Latinoamérica y el Caribe, África, el Medio Oriente, Asia y Australia.

Aunque el internet por satélite no es nuevo, la principal ventaja de los satélites de orbitas bajas de O3b es que permiten proveer Internet de alta velocidad y baja latencia (el tiempo que tarda la señal en viajar) de manera comparable a la ofrecida por conexiones de fibra óptica, pero a un precio mucho menor.

La mayoría de los satélites de otros proveedores de internet y datos funcionan en órbitas geoestacionarias – a un poco más de 22.000 kilómetros sobre la superficie de la Tierra. Debido a la gran distancia aumenta el tiempo que tardan las señales de datos en llegar a su destino. Los Satélites de O3b, sin embargo, funcionan en orbitas de baja altura, a sólo unos 8.000 kilómetros por encima de la superficie de la Tierra. Esta cercanía disminuye la latencia y hace que pueda competir con los servicios de fibra óptica.

Área de cobertura - O3b Networks
Área de cobertura – O3b Networks

Hasta el momento han contratado los servicios de O3b las Islas Cook, Pakistan y Nigeria. La compañía informa que muchos de sus clientes son ahora capaces de proporcionar servicios de datos a sus clientes cuando antes sólo eran capaces de ofrecer servicios de voz. Su servicio de datos es capaz de proporcionar un ancho de banda de 1.2 Gbps con una latencia de menos de 150 milisegundos.

“La parte emocionante de nuestro reto ahora es mantener el ritmo con la demanda”, dijo el CEO de O3b Steve Collar en un comunicado. “Tenemos 28 clientes que están esperando con impaciencia la activación del servicio y todos han escuchado la reacción positiva de los clientes que ya están en servicio firmado.”

La isla de Cuba se encuentra dentro del área de cobertura y es uno de los mercados del tercer mundo en la mira de O3b. Las ventajas para los cubanos serían muchas:

  • Internet de banda ancha y baja latencia en cualquier lugar del país sin necesidad de invertir en costosa infraestructura de fibra óptica.
  • Posibilidad de ofrecer servicios de Internet de alta velocidad para móviles como 3G, 4G, WiMAX y LTE.
  • Posibilidad de ofrecer servicios de voz alta calidad (sin demoras por latencia o “delay”) y a bajos precios, lo cual abarataría el alto costo de las llamadas telefónicas internacionales que tanto malestar causan a las familias cubanas.

La excusa de siempre, El Embargo

O3b Networks no es una compañía norteamericana y por lo tanto no estaría sujeta a las sanciones del Embargo norteamericano a Cuba. Las oficinas operacionales de O3b se encuentran en la Isla de Jersey, una democracia parlamentaria bajo la monarquía constitucional del Reino Unido. Aunque algunos de sus inversores principales son norteamericanos, como por ejemplo, Google Inc, en 2009 la administración Obama incluyó enmiendas al embargo que eximen de sanciones a los norteamericanos que deseen ofrecer servicios de telecomunicaciones a la isla e incluso permite pagos directos por estos servicios.

Cuba necesita, hoy, más que nunca, de las nuevas tecnologías. Las universidades, los hospitales, los centros de investigación, los pequeños negocios, los profesionales cubanos, etc., necesitan urgentemente de acceso asequible al internet de banda ancha para no quedarse rezagados respecto al resto del mundo.

Esta nueva oportunidad, literalmente “llegada del cielo”, permitiría mejorar el acceso al internet en la Isla y también abaratar el costo de las comunicaciones telefónicas entre los cubanos dispersos por el mundo y sus familiares.




Condones viejos como ollas de Fidel

Jóvenes, Cuba_foto tomada de internet
Jóvenes, Cuba_foto tomada de internet

LA HABANA, Cuba -Cuando en los primeros meses de este año desaparecieron del mercado los condones, surgieron comentarios entre de la población. Unos opinaban que los recogieron ante las protestas de los clientes porque estaban vencidos desde enero de 2012 y aún no habían entrado los nuevos. Otros decían que era con el propósito de aumentar la natalidad.

Muchos criticaban la irresponsabilidad del Ministerio de Salud Pública, pues todos sabemos que la prolongada ausencia de condones en el mercado podría ocasionar un aumento de las infecciones de transmisión sexual o del VIH-SIDA, o de los embarazos no deseados. Pero lo que a nadie se le ocurrió pensar fue que volverían a vender los mismos condones vencidos.

El asunto llamó mi atención cuando escuché a un joven protestar en la farmacia con una frase que, aunque bastante vulgar, es muy usada en estos tiempos para definir la grave situación por la que atraviesa el país: “¡Esto es de p…, queridos amiguitos!”

Precisamente, sobre ese tema conversaba hace poco con una vecina que por temor a represalias me pidió no mencionar su apellido cuando narrara su experiencia. Marta tiene dos hijos varones, de 17 y 19 años. Ella les habla del peligro del sexo sin protección, pero además les compra los condones y siempre verifica que los lleven encima, pues dice que son despreocupados. Hace unos días fue a la farmacia a comprarlos, y cuando vio que habían caducado, no pudo contenerse ante la absurda explicación de la empleada y en un tono de voz algo más alto de lo que acostumbra, le dijo: “Y dime, si uno se rompe y mi hijo coge el SIDA, ¿con qué lo van a indemnizar? ¿Con una librita mensual de carne de res y diez de plátano burro?”.

Y es que ahora, a los empleados de las farmacias las autoridades sanitarias les han “orientado” que traten de explicar lo inexplicable. En el periódico Granma del 19 de enero de 2014, la ingeniera Dulce María Martínez Pereira, del Centro para el Control Estatal de Medicamentos, Equipos y Dispositivos Médicos (CECMED), explicó que se indicó un “refechado” para el cambio de la etiqueta en los condones vencidos desde 2012, pero como no contaban con la técnica necesaria para ello, emitieron “una circular” para venderlos así mismo.

"Momentos", vencidos en enero de 2012- Foto GL
“Momentos”, vencidos en enero de 2012- Foto GL

Según esta funcionaria, existen en el país millones de condones en estas condiciones. También afirma que son de buena calidad, y que el país no está en condiciones de tirar esos productos, más cuando ellos mismos los evaluaron y determinaron que mantienen sus condiciones técnicas adecuadas. Lo cual, dicho en buen cubano, significa: “Para que dejaran de protestar les íbamos a cambiar la fecha, pero como no pudimos, resuelvan con eso, que no hay dinero para comprar más”.

Pero la población no cree en estos condones, porque para los cubanos aún está fresca en la memoria la mala experiencia de la “revolución energética”, cuando fuimos engañados con los equipos electrodomésticos por el propio Fidel Castro, que ante las cámaras de televisión ponderaba la buena calidad de los mismos.

Entonces, como estamos acostumbrados a “resolver” y sabemos aprovechar las oportunidades, ha comenzado un floreciente mercado de condones en la bolsa negra. Y como estos vendedores no pagan fisco ni licencia, la actividad permite que se puedan vender a un precio módico. Pero además, los hay para todos los gustos. Y quien los quiera mejores, tendrá que ir y comprarlos en CUC (moneda equivalente al dólar) en la farmacia del hotel Habana Libre.

 




Becas, génesis del arte de “resolver”

Jóvenes cubanos en escuelas en el campo_foto tomada de internet
Jóvenes cubanos en escuelas en el campo_foto tomada de internet

LA HABANA, Cuba.- Sorprenderse a estas alturas por los robos que ocurren en los predios del Instituto Superior de Ciencias Agropecuarias, localizado en el municipio Calixto García, de la ciudad de Holguín, al oriente de la Isla, es algo que parece como un chiste.

Madelín Cabrera Cruz ha dejado constancia de su asombro en una carta publicada en la edición del 11 de abril del diario Juventud Rebelde.
Uno de los afectados es su hijo que, para colmo de males, no quiere continuar sus estudios en el centro universitario. Los cacos le birlaron el colchón y algunas prendas de vestir.

Esta historia me remite a aquella época de las Escuelas en el Campo en que todos los estudiantes de secundaria y posteriormente los de preuniversitario, teníamos que ir por 45 días a  realizar labores agrícolas a parajes ubicados a cientos de kilómetros de nuestros hogares.

Esos planes comenzaron en la segunda mitad de la década del 60 hasta las postrimerías de los 90. Valga  decir que surgieron al calor del voluntarismo de Fidel Castro con  aquello de formar el hombre nuevo bajo la nefasta combinación de estudio, trabajo y fusil, es decir, adoctrinamiento, esfuerzos laborales sin retribución monetaria y preparación combativa para “la guerra contra el imperialismo yanqui”.

Alejados de los padres y sin una supervisión profesional, el experimento fue un desastre. Allí miles de jóvenes tuvieron sus primeras experiencias sexuales y adquirieron vicios de todo tipo. Precisamente, el robo resultó ser una de las prácticas más comunes.

Entre 1973 y 1976, lapso en que me tocó formar parte de esos contingentes, fui víctima y testigo de innumerables escamoteos.

Colchones, sábanas, ropas y zapatos desaparecían a diario. Rara vez los responsables de los campamentos descubrían a los autores de las fechorías.
La iniciativa fue en sí uno de los laboratorios para sistematizar las malas costumbres. Aquellos vientos trajeron tempestades que no cesan de dejar su impronta en todos los estratos sociales.

La candidez de Madelín ante hechos que desde hace décadas ocurren diariamente, no solo en el Instituto al que su hijo no quiere seguir asistiendo, es, más que anacrónica, risible. Hace décadas que el robo en Cuba es lo habitual e institucionalizado.

Cogerse lo que no es suyo es lo habitual en este país y algo que nadie  se atreve a criticar en profundidad. De hecho, hay hasta nuevos verbos para definir el acto; como los socorridos “inventar” o “resolver”.
¿Ha oído hablar Madelín de los pesajes fraudulentos en los agro mercados  o  los precios alterados en las tiendas recaudadoras de divisas? En este país ni los teléfonos públicos, ni los bancos de los parques, ni las señales de tránsito, ni siquiera las tumbas de los cementerios se salvan de los depredadores.

No hay límites para “el Hombre Nuevo”. Y no hay denuncias que resuelvan el problema. Cada una de las cartas  de los lectores que regularmente aparecen en la prensa oficial, se pierde en este escenario de anarquía, miseria y corrupción que hemos estado construyendo durante 55 años.

Además, lectora Madelín, si de cuestionar se trata, sería bueno  preguntar por el origen de las fortunas de quienes gobiernan el país. Acaso sus modestos salarios oficiales justifican las casas que poseen, los viajes por el primer mundo, y los automóviles de último modelo, usados por ellos y sus familiares.   Pero, claro, es muy probable que esa carta no salga publicada en Juventud Rebelde.

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Todo por “la pasta”

Interior del ómnibus hacia la playa Baracoa_foto del autor
Interior del ómnibus hacia la playa Baracoa_foto del autor

LA HABANA, Cuba.-En este país apenas hay manifestaciones políticas en la calle, pero sí  una  guerrita  entre   cubanos,  con  mucha  violencia  verbal y física, engendradas por  las carencias  y los interminables  caminos sin salidas.

El pasado jueves, dentro de  un tumulto que me subió  a empujones y preso  de una  gritería solo comparada a la de un manicomio,   logré montar  en  un ómnibus  420, que cubre la ruta Paradero-Playa Baracoa. Nos  ubicamos  como sardinas en lata, a veces molestando al que iba sentado en el asiento.

En la acera  quedaron  muchos intentando subir.

Un camión particular del Mariel  llegó a la parada  y  le tocó  el claxon a  la 420,  para que se moviera. El chofer de la guagua gritó que no se iba a mover de allí,   porque  tenía que ingresar 465 pesos al paradero, y  para eso  había que llevarse la guagua  llena.

Hubo protesta  entre la multitud, porque ya no cabía nadie  más…con el calor, la  apretazón. Se  estaban retrasando  para llegar  a  sus faenas. El chofer les gritó:

-¡Me da lo mismo!

Era  un hombre de cincuenta años, de piel  muy  blanca,   casi roja,  tan gordo  que apenas  cabía en el asiento.  Estaba enfurecido  con la empresa, que le había asignado una tarifa  a recaudar considerada injusta. Descargaba su ira con el pueblo.

La demora del ómnibus en la parada se volvió un  fastidio. Le pidieron  al chofer  que arrancara  de una vez. Entonces gritó:

-¡Ahora, si quieren, bájense! – y cerró la  puerta.

Dos jóvenes que intentaban subir recibieron un portazo y  le reclamaron  con palabras duras. El chofer  les gritó:

-¡Ahora, por mi p….  , se van a quedar abajo!

Dentro de la guagua, las mujeres  que llevaban niños exigieron que cuidara su lenguaje, pero el chofer arremetió con palabras  más fuertes.

Uno de los jóvenes cogió una piedra y apuntó  contra la guagua. La conmoción  fue tremenda. Las madres se tiraron al suelo con los niños y  varios  hombres saltaron  a la calle por las ventanillas. El  chofer abrió la puerta e invitó a los muchachos  a subir  al  ómnibus, a pelear, y la guagua entera le rogó que cerrara la puerta para  que no subieran.

El otro joven también cogió una piedra y amenazó con  romper los cristales. Otra vez  el pánico de madres protegiendo a sus hijos  y hombres  por las ventanillas saltando a la calle. Fue el momento cuando  el chofer sacó  de debajo de su asiento un extintor, y  realizó  un ademán de abrir la válvula y soltar un chorro de gas.

Hubiera querido transmitir  este suceso  en vivo. Tal vez  con la noticia en movimiento contribuiría más con la imagen de los malos modales en la sociedad cubana,  protagonizados por dos jóvenes con piedras  amenazando  un ómnibus repleto, y   un chofer indispuesto con  la  empresa,  con  un extintor  que tal vez  sí   funcionaba.

El  choteo,  esa  arma del cubano que  medio siglo  de comunismo no han logrado  desterrar,   se impuso finalmente.  Chistes, chiflidos, burlas y risas de la gente hicieron   que el chofer guardara el extintor, cerrara la puerta y  arrancara. No sin antes gritar  a los muchachos  que los  cogería  más tarde.

Los muchachos  le contestaron desde la acera:

-¡No te preocupes, viejo, que te vamos a sorprender una de estas  noches,  cuando regreses  de Baracoa, y  te vamos a  coser a puñaladas. Ahí mismo, en tu asiento!