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Cuentapropismo del azar

LA HABANA, Cuba, febrero, 173.203.82.38 -Sin dudas  la  apertura  del cuentapropismo en Cuba ha representado una grieta en el sólido muro, que constituye el basamento de la sociedad socialista. Tras mucho bregar  finalmente el gobierno cubano lo ha permitido y lo está extendiendo a casi todas las esferas de la vida pública, pero algunas áreas han quedado excluidas de la iniciativa privada legal, como el juego prohibido, parte integral de la idiosincrasia del cubano.

Como tampoco existe una lotería estatal,  al cubano sólo le queda la opción de jugar  “la bolita” de manera clandestina, como en un mercado negro. Los más avispados ponen  el banco, los intermediarios o sucursales se benefician con un porciento de la recogida, igualmente los recogedores de listas, al final de la pirámide aparecen  los jugadores empedernidos, que vienen  siendo como los clientes. El juego constituye una  verdadera estructura empresarial, que funciona completamente al margen del estado, en un país en el que el Estado tiene la manía de querer controlarlo todo.

Por ocurrir todo dentro del mundo de la ilegalidad, todos los días suceden a lo largo de la Isla peculiares historias relacionadas con el juego, algunas de las cuales darían para escribir un libro.

En Guantánamo recientemente un recogedor de lista  olvidó anotar un candado de tres números;  el  jugador afectado llegó con dos secuaces a la casa del recogedor con un camión y se  la  dejó vacía. En Palma Soriano  un banquero se lanzó del puente sobre el río Cauto, cuando no tuvo dinero para pagar todos los números premiados de su lista; el hecho ocurrió hace apenas unos días, cuando murió el preso político en huelga de hambre Vilman Villar tocó la coincidencia de que la lotería de la Florida –cuyos números se usan como ganadores en Cuba- tiró el candado “muerto con preso político”.

En Nuevitas  poner un banco cuesta  tres  mil pesos. Allí  el número fijo se paga a cincuenta pesos y el corrido a quince,   los bancos no aceptan jugadas en candados,  el dinero que se mueve en torno a  la  bolita en esas ciudades del interior del país no es tan significativo en comparación con las cifras de  La Habana, donde se juega duro.

En La Habana el número fijo se paga a setenta y cinco pesos, el corrido a veinticinco y el candado a novecientos.  Existen jugadores  que apuestan todos los días hasta mil pesos y otros  jugadores fuertes  que ponen  mucho dinero y utilizan un sistema matemático de cábalas que, según ellos,  les da mayores  posibilidades,    y ganan  muy  a menudo. Mueven el dinero en jabas de nylón repletas,   casi siempre es el chofer de un carro alquilado, que es su compinche, quien lleva a casa del recogedor el dinero de las apuestas o recoge el premio cuando su patrón gana.

En todas las cuadras, casi en todas las casas de Cuba, se conversa sobre el significado de un  sueño  o  se apuesta por el día de un cumpleaños.  Quiquito el tapador pudo  terminar  su casa  y ponerle piso con un candado que perseguía desde niño, “pordiosero con policía”,  cincuenta con  noventa y uno. Dice que  cuando llegó a su casa  y viró  la jaba  de billetes sobre la cama  dio un grito.

Carlitos el ojú jugaba  todos los días cero cero con cero cero y la gente de Jaimanitas se reía de él, porque  aseguraban que jugar esos números era botar el dinero, porque era imposible que saliera ese candado. La noche que lo anunciaron en la lotería de la Florida, todo el pueblo, que la escucha por el radio de onda corta, supo que  Carlitos había dado un paletazo  en  la bolita. Compró un televisor,  surtió la despensa,   se compró ropa y una bicicleta todo terreno.

Hay recogedores de bolita que hacen un recorrido por el pueblo brindando servicio a domicilio, pero casi siempre es el jugador  quien va personalmente a  realizar   la jugada a las sucursales. Coralia acertó una vez  el  candado  “iglesia con presidente”,  pero  después lo perdió todo  intentando repetir la hazaña.

Aunque desde el inicio de la revolución se dictaron leyes contra el juego en Cuba  continuaron las peleas de  gallos, de perros y la bolita. Mucho dinero se  mueve diariamente por toda Cuba de manera clandestina en el juego ilegal, que no es otra cosa que el  cuentapropismo del azar.