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La cara fea de la jubilación laboral en Cuba

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LA HABANA, Cuba.- Según estudios realizados por el ministerio de Trabajo y Seguridad Social, y el Departamento de Asuntos Laborales y Sociales de la Central de Trabajadores de Cuba, durante los años venideros se irá ensanchando la brecha entre el número de jóvenes que arriben a la edad laboral, y la cantidad de trabajadores que lleguen a la edad de jubilación, siempre en favor de estos últimos.

En el pasado año 2021 los arribantes a la edad laboral en el país fueron 120 000 jóvenes, mientras que los que llegaban a la edad de jubilación eran unos 140 000. Sin embargo, diez años más tarde la situación que se pronostica es más preocupante: se mantiene el cálculo de 120 000 jóvenes arribando a la edad laboral, mientras que un total de 180 000 trabajadores arribarían a la edad de jubilación.

Ante un presagio de esa naturaleza, lo más lógico fuera que las autoridades, entre otras  previsiones, crearan desde ahora todas las condiciones para que el proceso de jubilación se desarrolle de una manera más expedita, ahorrándoles momentos ingratos a las personas merecedoras del descanso. Asimismo, debían de hacer que las pensiones de los jubilados les permitieran vivir una vejez digna y sin extremas penurias económicas.

Mas, la realidad indica que los trámites en torno a la jubilación suelen con frecuencia ser desgastantes y complejos para los aspirantes a la pensión. No son pocos los expedientes laborales que se pierden por negligencias de las administraciones, lo que ocasiona que el propio trabajador deba reconstruir su historia laboral, acopiando documentos de sus años de labor y salarios devengados. Por otra parte, muchos consideran arbitraria la disposición que exige tener un vínculo laboral en el momento de solicitar la jubilación, ello aunque se posea la edad adecuada y los años de labor que se piden para dicho trámite.

Durante el presente año han trascendido infinidad de quejas debido a las desigualdades que la Tarea Ordenamiento impuso en el monto de las pensiones. Comoquiera que se toman los años de mayores ingresos para calcular el importe de la pensión, aquellos que pudieron tomar el 2021 como referencia -recordar que ese año aumentaron los salarios-, cuentan con una pensión mayor que muchos trabajadores, de mayores méritos y años de labor, pero que no alcanzaron a laborar el primer año del ordenamiento monetario.

Sin embargo, sea de una u otra manera, la queja que plantean casi todos los jubilados se relaciona con lo exigua de su pensión ante los precios exorbitantes que se aprecian en todas partes.

Un antiguo trabajador cienfueguero que hace dos meses se acogió a la jubilación, y por tanto le incluyeron el año 2021 para el cálculo de su pensión, señaló que ha “cobrado ya dos veces, pero no me alcanza. El dinero vuela y la pensión no es tan alta como pensaba. Solo en lo que venden en la bodega y los medicamentos de mi esposa y míos se va todo. No me queda otra alternativa que, a pesar de mis achaques, hacer algo donde cobre un dinerito extra y cubrir algo más de los gastos”.

Pero el empeño legítimo de este jubilado cienfueguero en muchas ocasiones queda solo en el capítulo de los deseos, pues abundan las administraciones que les niegan el empleo a las personas mayores.

Por otra parte, los sindicatos oficialistas, que en teoría dicen atender a los trabajadores jubilados, en asuntos como invitarlos a festividades o atenuar algunas de las carencias que afrontan, en la práctica se olvidan de ellos en un lapso relativamente breve. Semejante desatención hace que estos seres de la tercera edad, ya de por sí agobiados por la precariedad económica que padecen, se depriman mucho desde el punto de vista emocional.

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¿Y las pensiones de los trabajadores jubilados?

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LA HABANA, Cuba.- Sin dudas, unas de las insatisfacciones que más salen a la palestra pública en las actuales condiciones de la sociedad cubana son las insuficientes pensiones que devengan los trabajadores acogidos a la jubilación. Todos los medios de difusión que reciben cartas de sus lectores acumulan una cantidad apreciable de quejas y observaciones acerca de tan delicado asunto.

En ese sentido sobresale un trabajo periodístico aparecido en el semanario Trabajadores, en el que autoridades del Instituto Nacional de Seguridad Social responden a inquietudes de los lectores, al tiempo que reafirman las pautas gubernamentales en materia de seguridad social.

Conviene destacar la manera en que el Estado se ha ido quitando de encima una parte importante del costo de la seguridad social -al menos en lo concerniente a las jubilaciones-, de forma tal que recaiga sobre los trabajadores el financiamiento de esa protección.

Antes de que se comenzara a hablar de la actualización del modelo económico, casi toda la contribución a la seguridad social corría a cargo de las empresas. O sea, que los trabajadores no recibían descuentos de salario por ese concepto. Únicamente a los trabajadores que laboraban en firmas extranjeras se les aplicaba un porcentaje de descuento para ese fin. También el presupuesto recibía los aportes para la seguridad social de los trabajadores por cuenta propia.

Mas, a raíz del aumento de salario que recibieron los trabajadores del sector presupuestado en el 2019, se estableció que estos comenzaran a contribuir a los gastos de la seguridad social. Así, para aquellos que percibieran ingresos mensuales de hasta 500 pesos, se les aplicaba un descuento del 2.5% de su salario básico: y si se ganaba más de 500 pesos, la contribución era del 5%.

Más adelante, con el advenimiento de la Tarea Ordenamiento, se generaliza en el país la contribución de los trabajadores a la seguridad social. Todos los trabajadores, tanto del sector empresarial como del presupuestado, deben contribuir con el 5% de su salario básico.

Y a pesar de toda esa contribución de los trabajadores a la seguridad social, el oficialismo considera que aún es insuficiente, y que el Estado debe asumir la diferencia hasta llegar al gasto total que hoy representa este concepto.

Lo anterior viene como anillo al dedo para reafirmar, por boca de las autoridades de la Seguridad Social, el punto de vista oficial que exonera de más presiones al “pobrecito” Estado: “No pueden incrementarse los salarios y las pensiones si no se aumenta la producción de bienes y servicios para satisfacer las necesidades cada vez más crecientes de la población y evitar la inflación, que tanto afecta a la economía del país”.

Y como todos sabemos que no habrá aumentos de la producción y los servicios, pues tampoco habrá aumentos de las pensiones. Esto cae como un jarro de agua fría sobre los pensionados cubanos, que aún tenían esperanzas de que sus pensiones sirvieran para afrontar la exorbitante carestía de la vida que se observa en la isla.

Basta con un sencillo ejemplo para ilustrar lo anterior. Con los precios de la bolsa negra, a la que deben acudir todos ante la insuficiente oferta del mercado estatal, un paquete de pollo a 500 pesos, una botella de aceite también a 500 pesos, una frazada de piso -si se encuentra- a 250 pesos, y un paquete de detergente también a ese último precio, acaban de un plumazo con la pensión media mensual que reciben los jubilados cubanos, que asciende a unos 1 578 pesos.

Si acaso, y malamente, le alcanzará la pensión a un jubilado para comer en uno de esos establecimientos denominados Sistema de Atención a la Familia, en los que nuestros jubilados se las ven peor que los hambrientos leones y cocodrilos en los zoológicos nacionales.

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Menú del S.A.F. Foto del autor

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Jubilados en Cuba: engaños, magra pensión y altos precios

HOLGUÍN, Cuba.- “Tiene que tener calma. Se están analizando todos los casos a nivel nacional”, la respuesta dejó pasmada a Estela Pérez, una jubilada que escribió al Instituto Nacional de Seguridad Nacional (INASS). Ella reclama el pago íntegro de su pensión. Desde enero, según lo estipulado, debía cobrar 1 528 pesos, pero a punto de finalizar el año, todavía le pagan 1 105, un error de 423 pesos mensuales que no se subsana.

“El ministerio me pide calma y eso es muy cómodo para ellos que no les falta nada”, dice la señora que cuando leyó la respuesta sintió pesimismo, abandono y despreocupación del gobierno. Ha escrito a todos “los niveles” y hasta ahora su problema no está resuelto. No encuentra sosiego en medio de la indetenible y leonina subida de los precios de los productos básicos.

El incremento de las pensiones es una de las medidas de la Tarea Ordenamiento (TO), vigente desde enero de este año que fijó en un mínimo de 1 528 y en 2 100 pesos la pensión y el salario, respectivamente.

Sin embargo, la mayoría de los jubilados no han recibido el dinero fijado para su chequera. Las reclamaciones han escalado hasta llegar al Instituto Nacional de Seguridad Social (INASS) y al Ministerio de Trabajo y Seguridad Social (MTSS). “Se ha cometido un error que será subsanado”, es una promesa institucional incumplida. Los pensionados sufren una visible afectación económica. Los precios de los productos de primera necesidad se han quintuplicado a causa de una galopante e indetenible inflación por el mal manejo gubernamental de la economía.

A esto se suma un errático trabajo y la desorganización en los bancos, reflejado en la tardía ubicación del dinero de la pensión en las cuentas bancarias asociadas a las tarjetas magnéticas, y largas e interminables colas de los pensionados que los obliga a estar horas de pie, bajo el riesgo de contagio de la COVID-19. Irregularidades y retrasos en la entrega de la chequera en la Dirección de Trabajo y Seguridad Social completan el mal que aqueja a los jubilados cubanos.

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Jubilados en una cola. Foto Fernando Donate

La mala concepción de la Tarea Ordenamiento, la insensibilidad y la burocracia han sido aliadas.

Numerosas insatisfacciones obligaron a la ministra de Trabajo y Seguridad Social, Marta Elena Feitó Cabrera, a abordar el tema en un espacio televisivo de la Mesa Redonda en el mes de mayo. Por oficio se daría solución a la situación y se completaría el pago con carácter retroactivo, fue la respuesta de Feitó Cabrera, pero hasta hoy persiste el problema.

Las viudas que viven solas, como Estela, llevan la peor parte. Ella se dirigió a la INASS municipal. “Me informaron que el 12 de febrero enviaron mis datos al ministerio y desconocían la razón del por qué no estaba solucionada mi afectación”. La respuesta no le satisfizo y después de gestionar la dirección electrónica de Virginia Marlén García Reyes, directora general del INASS, la jubilada le escribió a través del e-mail de su nieto. “Me pidió calma y paciencia después de cinco meses de espera y sin darme una fecha fija de solución. La píldora tranquilizadora fue que se me pagará retroactivo”, dice Estela, quien es una de las tantas viudas que está padeciendo por los errores del gobierno.

“No tienen en cuenta que trabajé 32 años y que ahora los precios han subido”, se lamenta Estela, que pone en dudas el repetido discurso gubernamental de que nadie quedará desamparado y que se atenderán a los más vulnerables. “Es todo una mentira y una propaganda política barata”, afirma.

Estela no ha encontrado apoyo institucional. “Pertenezco a un sindicato de jubilados, pero no me defiende. Solo me pide la cotización y mi participación en los desfiles”.

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Colas en el banco. Foto Fernado donate

Cambio de método que trae dificultades

En 2008 se autorizó que las viudas se acogieran al importe de la chequera de su fallecido esposo en caso de que esta última fuera mayor. Ahora es diferente: se suman las dos chequeras.

Cuando en 2009 fallece el esposo de Gladis González, ella se acoge a la pensión de su esposo. Una decisión que ahora le trae dificultades. Para subir el importe de su chequera tiene que dejar de cobrar como viuda y hacerlo como trabajadora jubilada. “En la Mesa Redonda la ministra dijo que por oficio eso se arreglaría y se les pagaría a las viudas como trabajadoras, pero no se ha cumplido la promesa. En el INASS municipal me dijeron que a nivel nacional se ha beneficiado una minoría”, dice González.

Las dos afectadas coinciden en que estas incongruencias también son el resultado de la improvisación y apresuramiento en las medidas tomadas para aplicar la llamada Tarea Ordenamiento. En la oficina del INASS en Holguín hay desinformación: no atinan a responder preguntas elementales. “No sabían algo tan elemental como cuánto nos iban a pagar. No les pedí que realizaran un cálculo complejo. No sabían algo tan sencillo como cuál sería el importe de mi chequera. Es increíble”, comenta Estela.

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Jubilados en una cola. Foto Fernando Donate

Dice sentirse engañada. “Antes de aplicar la TO se dijo que capacitarían al personal, pero la realidad demuestra lo contrario. Están trabajando mal”, dice Estela, quien además considera que la TO se aplicó apresuradamente y con cabos sueltos; así como que se eligió en el peor momento para su puesta en práctica: en pleno auge de la COVID-19 y la agudización de las carencias.

Ante una evidente violación de lo establecido, Estela se pregunta: “¿a quién puedo demandar si los abogados también son del gobierno?, ¿quién cuida mis derechos?, ¿por qué demora tanto que nuestra voz sea escuchada?, ¿es otro fallo de la democracia en Cuba?”.

¿Afortunados?

Eliecer Velázquez es uno de los “afortunados” que ya recibe su pensión. Sin embargo, se siente insatisfecho: los 1 528 pesos de jubilación son insuficientes. Dice que se necesita más de tres nuevos salarios mínimos para cubrir sus necesidades. Además, su vecina, que nunca tuvo desempeño laboral, cobra como viuda una pensión similar. “Eso es injusto si se compara con los más de 40 años de trabajo que acumulé”, dice Velázquez.

Margot Fuentes, una jubilada del sector textil, siente disgusto con los 1 528 pesos que al fin recibe. “Soy licenciada en Contabilidad y Finanzas y mi vecina cobra la misma jubilación que yo, a pesar de que ella solo tiene un noveno grado porque no quiso seguir estudiando y siempre fue una auxiliar de limpieza”.

Todo esto se desenvuelve en un contexto dramático por el aumento del envejecimiento poblacional. Según el censo de 2012, el 18.3% de la población cubana tiene 60 años o más. En 2020 creció a 21.3%. En este momento Holguín refleja el 20.6 % de envejecimiento poblacional.

Estela dice que seguirá escribiendo. “No puedo esperar al año 2022 a que me paguen lo que me pertenece por ley. El INASS me pidió paciencia, que me pagarían retroactivo y que se estaba trabajando por un plan. Pero mientras el plan se cumple, ¿cómo yo sobrevivo a los precios altos?”.

Cajero automático roto. Foto Fernando Donate

Obstáculos para cobrar la pensión

Los inconvenientes para el cobro de la pensión son otros de los obstáculos que afectan a los jubilados.

Antonia llegó a la seis de la mañana a la oficina del Correo Central. Hizo el número 20 en la cola. Un jubilado estaba desde las cuatro de la madrugada e hizo el número tres.

Para evitar las colas, Antonia solía cobrar el sábado porque había menos personas a la espera. Pero ese día ahora lo dedican al despacho de la paquetería internacional como medida para solucionar los atrasos de las entregas.

Sin embargo, la espera de Antonia y los demás jubilados fue en vano, “caminé 25 minutos ida y vuelta por gusto. No pudimos cobrar, en toda la mañana no hubo corriente”.

Al día siguiente, frente a la Casa de Cambio (CADECA), hay una extensa cola de jubilados. Son las 11:30 de la mañana. Después de una larga espera bajo el sol un jubilado comenta: “Cuando me jubilé pensaba que iba a descansar y no ha sido así. Es una locura muy grande hacer esta cola. Es peor que si estuviera trabajando”, dice el anciano con el rostro visiblemente cansado.

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Cajero roto banco de Vista Alegre. Foto Fernando Donate

También son frecuentes las roturas de los Cajeros Automáticos. El del banco del reparto Vista Alegre de la ciudad de Holguín hace más de dos meses está sin prestar servicio. “Para cobrar camino muchísimo hasta el centro de la ciudad. Los coches y los bicitaxis están muy caros”, dice Manuel Gámez, un jubilado que recibe su pensión a través de una tarjeta magnética, y que en el trayecto teme enfermar de COVID-19.

Por su parte, Emilio González ha sufrido la inestabilidad del depósito bancario de la pensión en su tarjeta magnética. “Este mes he ido en tres ocasiones al Cajero Automático y mi tarjeta no tiene dinero. Todavía el banco no me ha dado respuesta”, se lamenta, mientras un vendedor callejero pregona a toda voz un nuevo récord: el precio del plátano a 12 pesos la unidad.

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“Con el aumento, ¿qué me compraré?”

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Jubilados cubanos hacen cola para cobrar sus chequeras. Foto archivo

LA HABANA, Cuba.- “Algo es algo”, comentan, resignados, los jubilados y pensionados cuando se refieren al minúsculo aumento en sus chequeras. Y es que los que se tienen que apañar con estas a duras penas sobreviven, porque los elevados precios impuestos por el gobierno a los alimentos y artículos de aseo y de primera necesidad dejan cada vez más empobrecido a este sensible sector de la población, que suma más de dos millones de cubanos, de los cuales la gran mayoría cobrará a partir de ahora 300 pesos de pensión, pues el incremento es de cincuenta pesos, o sea, dos dólares.

Sin embargo, cuando se anunció el inesperado aumento de sueldos y pensiones, la impresión de muchos fue que el incremento en estas últimas sería considerable. De ahí que fuera frecuente escuchar los proyectos que cada uno tenía para gastarlo. Jorge y María, por ejemplo, pensaban pasar el día en la playa y almorzar en alguna cafetería, pero cuando cobraron se preguntaron como la cucarachita Martina: “¿Qué nos compraremos?” Hasta que se dieron cuenta de que su única opción era irse para el agromercado a ver qué podían conseguir de comida.

Para mayor desgracia, una de las mayores dificultades que ha presentado todo este proceso previo a la entrega de la nueva chequera con el aumento es la desorganización y la falta de información, puesto que no se han difundido por los medios los lugares establecidos a donde deben dirigirse los interesados. Aún hoy hay una gran desorientación, mucha confusión y numerosas chequeras por repartir.

Como hacía algunos meses que se habían cerrado las oficinas para los trámites de las chequeras, y ante la avalancha de personas que acudieron a la INASS municipal (Seguridad Social), fueron habilitadas algunas oficinas para repartir los nuevos talonarios, algo que habría sido efectivo si se le hubiera informado a la población. El día 14 fueron cerrados estos locales y una gran mayoría de pensionados ni se enteró. Entonces, el día del inicio del cobro, en el portal del correo se ubicó una empleada para entregarles las chequeras a las personas que cobraban allí y a otras que acudían en busca de orientación.

“Busqué en el Tribuna (periódico local) y como no decía nada me fui hasta el Municipio para recoger la chequera y me mandaron para acá. Es una odisea como están las guaguas, pero a quién le importa eso”, le contó un anciano a la empleada mientras le entregaba los documentos.

Luego otro, molesto, reclamó: “Fui hasta 16 y A porque me dijeron que era allí, pero ya se habían ido y no dejaron ni un cartel”. La empleada le respondió que sí habían dejado uno, a lo que una mujer que esperaba repuso con ironía: “A lo mejor se mojó, se lo llevó el viento, o se lo robaron”.

Un señor que al parecer había venido antes, preguntó por su chequera y la empleada, en voz baja, le respondió: “Todavía no ha aparecido la tuya”. “¿Cobraré este mes?”, se lamentó él, y ella con amabilidad, lo tranquilizó: “Claro que sí, aparecerá antes, ya verás”.

Mientras miraba la cantidad de talonarios sobre su mesa, la joven repetía constantemente: “A partir del 21 estaré en el banco. Díganselo a todos los que conozcan”, pues a partir de esa fecha se empieza a pagar en los bancos. Todo parece indicar que, una vez más, el “boca a boca” será la única opción para difundir información necesaria y de verdadero interés social. Y esto, en un país que no escatima recursos para propaganda política y campañas de adoctrinamiento masivo sobre cualquier asunto en el que le convenga al gobierno manipular la opinión pública nacional y extranjera.

Así pues, la forma tan desacertada en que los directivos del Instituto Nacional de Seguridad Social (INASS) han manejado la entrega de las chequeras a los ancianos e impedidos, ha demostrado una profunda falta de sensibilidad y de cultura gubernamental para emprender acciones sociales que contribuyan al bienestar y el mejoramiento de la vida cotidiana de los más necesitados.

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Aumentan a 10 CUC las pensiones para jubilados en Cuba

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Jubilados en Cuba (Foto: Raquel Valdés)

MIAMI, Estados Unidos.- El régimen cubano anunció que a partir de este 1 de noviembre se incrementarán las jubilaciones en la Isla. La cuantía mínima anteriormente era de 200 pesos, ahora la pensión mínima de la seguridad social por concepto de jubilación será de 242 pesos, informó en conferencia de prensa Yusimí Campos Suárez, viceministra de Trabajo y Seguridad Social, de acuerdo a la noticia publicada por el medio estatal Cubadebate.

La funcionaria agregó que también se entregarán 70 pesos más a los núcleos familiares protegidos por la asistencia social, y dijo que esta medida es un “anticipo parcial a la que se debe realizar para organizar los salarios, las pensiones y las prestaciones de la asistencia social en el país”.

Esto se rige por el principio de “no dejar desamparado a ningún ciudadano y priorizar con las medidas que se adopten a las familias o personas con menos ingresos”, aseguró Campos.

De acuerdo a la publicación oficialista, estos incrementos en la asistencia social favorecerían a 99.114 núcleos familiares que abarcan a 157.791 personas, entre tanto la seguridad social beneficia a 445.748 personas jubiladas que perciben pensiones inferiores a 242 pesos.

Resulta entonces que las nuevas pensiones de los jubilados cubanos serán alrededor de 10 CUC, lo que equivale en la isla más o menos a cuatro litros de aceite comestible al precio de las tiendas minoristas del Gobierno, o unos cuatro kilogramos de pollo crudo.

Entre tanto, según dijo Belkis Delgado Cáceres, Directora de Prevención, Asistencia y Trabajo Social del Ministerio de Trabajo y Seguridad Social, se acogen al incremento de la asistencia social los núcleos familiares que reciben prestaciones monetarias temporales y excepcionales de la asistencia social.

“La cuantía de 70 pesos se le agrega a la que hasta ahora ha recibido el núcleo familiar”, afirmó.

Según la Oficina Nacional de Estadísticas e Información de Cuba, el país tenía en 2017 1.669.510 jubilados, con una pensión media de 285,71 pesos. El salario medio en el mismo periodo era de 767 pesos.

En 2017, el Gobierno anunció que preveía duplicar para 2030 el presupuesto de la seguridad social que hoy está dotado de 6.000 millones de pesos (CUP).




Españoles jubilados emigran a Cuba para “vivir como cubanos”

Libreta de racionamiento en Cuba. (Foto tomada de Internet)

MIAMI, Estados Unidos.- Dos españoles jubilados decidieron en el año 2007 mudarse a Cuba. José Ignacio Pérez y su esposa Carmen, quien falleció a causa del cáncer en 2013, mantuvieron siempre que esa fue la mejor de decisión que pudieron tomar. Después de la muerte de Carmen, José Ignacio Pérez sigue viviendo en el mismo barrio La Vigía, de Santa Clara, en el tercer piso de un edificio de microbrigada.

De acuerdo a una extensa entrevista que publicó el diario español El Confidencial, Pérez asegura que al principio los trataban diferente, como a extranjeros, pero poco a poco se fueron acostumbrando, y los vecinos vieron que ellos se integraron a la comunidad como dos cubanos más.

José Ignacio Pérez español residente en Cuba. Foto El Confidencial

Carmen había nacido en Cuba pero emigró a España con 10 años, y su esposo había estado en la Isla solo dos veces. Residieron en Castilla La Mancha, al centro del país ibérico, hasta que decidieron “vivir como cubanos”. Y ambos cumplieron su sueño, aunque entre los dos sumaban una pensión de 1.500 euros al mes, según informa el periódico.

De vuelta en su tierra, con su marido español, tuvo libreta de abastecimiento, colas para comprar viandas, quejas por el transporte y atención médica gratuita, y hasta el día de su muerte mantuvo que era la mejor decisión que había podido tomar.

La decisión de mudarse a Villa Clara llegó cuando los hijos de José Ignacio y Carmen se independizaron. La mujer había sido maestra y él trabajaba como electricista. Los dos estaban jubilados. No se lo pensaron y dieron el paso. Ambos militaban en organizaciones de solidaridad con Cuba, y aun así les costó mucho tiempo y dinero conseguir la residencia permanente.

Tras más de una década viviendo en la Isla, Nacho, como cariñosamente le dicen, no se arrepiente de haberse mudado a Cuba. Lo mejor, reconoce, no es que el dinero se multiplique al cambiarlo a pesos, ni la seguridad de las calles, sino la gente, más “abierta y solidaria”.

De los 7.000 extranjeros que han decidido emigrar a Cuba, 2.700 son españoles. Eso, sin contar otros 117.000 que entre 2007 y 2011 consiguieron la nacionalidad española por la Ley de Nietos.




Ocho dólares al mes, el pago por una vida de trabajo

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(Foto: Archivo)

LA HABANA, Cuba.- Uno de los reclamos permanentes de los trabajadores estatales cubanos es que les sean aumentados sus salarios con vistas a afrontar la galopante carestía de la vida. Apenas transcurre alguna reunión o conferencia sindical en que ese tema no salga a la palestra. Sin embargo, siempre tropiezan con la negativa de las autoridades gubernamentales o los jerarcas de la oficialista Central de Trabajadores de Cuba (CTC).

Ahora acaba de trascender que una solicitud semejante ha partido de los jubilados y pensionados, quienes se quejan de la insuficiencia en la cuantía de los importes que reciben de la Seguridad Social. Y deben de haber sido muchas las solicitudes para que el órgano oficial de la CTC, el periódico Trabajadores, se hiciese eco de ellas.

En la edición del lunes 11 de diciembre de ese semanario (“Aumento de pensiones, cuestión de economía”)  aparece la respuesta que la jefa del Departamento de Trámites de Pensiones del Instituto Nacional de Seguridad Social (INASS), Ana Margarita Martín Pérez, ofrece a dichas solicitudes. La funcionaria reafirma que, por el momento, no habrá tales aumentos, y que solo pudieran sobrevenir “cuando las condiciones económicas del país lo permitan”.

Sin dudas, se trata de una respuesta desesperanzadora para todo aquel que esté al tanto de las tribulaciones que padece la economía de la isla. Porque, en primer término, aumentar salarios, pensiones o jubilaciones implica inyectar dinero en la circulación, y si esa operación se realiza sin el debido respaldo productivo, se crea el caldo de cultivo para la aparición de una inflación generalizada. Una escalada de precios que afectaría mayormente a esas propias personas de bajos ingresos.

Claro que el gobierno tendría a su disposición otra variante que no supondría la inyección de dinero en la circulación. Se trata de la hipotética disminución del tipo de cambio del CUC con respecto al CUP o moneda nacional, que es con la que se pagan las pensiones y jubilaciones. Una disminución de ese tipo de cambio, hoy fijado en  1 CUC igual a 25 CUP, aumentaría el poder adquisitivo de los portadores del CUP, entre ellos los jubilados y pensionados.

Sin embargo, esa variante choca con la pobre oferta que exhiben los centros comerciales cubanos, los cuales se verían arrasados ante un incremento repentino de la demanda.

¿Y qué debería pasar para que las autoridades pudiesen aumentar la oferta?  Pues cualquiera de estas dos variables: un aumento de la producción nacional de bienes, o un incremento de las importaciones de mercaderías. Y, al parecer, el país no está en condiciones de acceder a ninguna de ellas.

Con respecto a las importaciones, afectadas por lo endeble de las finanzas externas de la isla, vale acotar que, según cifras publicadas por la Oficina Nacional de Estadísticas e Información (ONEI), en el año 2016 Cuba importó mercaderías  por mil 432 millones de pesos menos que en 2015. Y de acuerdo con cifras preliminares, el 2017 podría seguir esa tendencia bajista.

No debemos olvidar que buena parte de los jubilados y pensionados cubanos perciben 200 CUP al mes, lo que equivale a unos ocho dólares.  Si los estándares internacionales insisten en que sobrevivir con menos de un dólar diario es caer por debajo del límite de la pobreza, entonces ¿cómo calificar a esas personas que subsisten con menos de treinta centavos de dólar por día?[alert type=”e.g. warning, danger, success, info” title=””][/alert]




‘Se lo di todo, mi juventud, a esto’

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MININT pide a jubilados que vuelvan al trabajo

cuban-officer-cdr-201009GUANTÁNAMO, Cuba. – Todavía se mantiene como práctica en el Ministerio de Educación el llamado plan “La escuela al campo”, un período en  que los estudiantes deben ir a trabajar gratuitamente a la agricultura si no quieren que se les manche el expediente escolar.

Recuerdo que, en mi época de estudiante, luego de recibir la escasa ración de alimentos mal cocinados era común que un grupo  permaneciera en los alrededores del comedor. Lo mismo que ocurría cuando se repartía la merienda en pleno campo; casi siempre un  jarro de agua con azúcar, una especie de tentempié para poder terminar las extenuantes jornadas de trabajo bajo el sol. Dicho grupo lo conformaban los asiduos del “reenganche”.

El hambriento montón de muchachos  esperaba pacientemente hasta que se oía el aviso, momento en que se abalanzaban sobre la abertura en la pared de madera, que daba a la cocina, para recibir una nueva bandeja de comida; o sobre el atribulado repartidor del agua con azúcar para que les echara otro poco del líquido en su vasija.

Los del MININT se apropian del término

Pero la voz “reenganche”, además de  significar la posibilidad de no pasar tanta hambre, también significa prolongar el tiempo que dura el servicio militar, algo que por estos días se ha puesto de moda entre algunos jubilados del Ministerio del Interior (MININT) en Guantánamo.

Un jubilado de esa entidad gubernamental ‒la que se encarga principalmente de los órganos represivos del Estado‒ contó a este reportero que, recientemente, había recibido una citación para que se presentara ante un funcionario de la Dirección de  Personal y Cuadros de la Jefatura Provincial. El entrevistado solicitó permanecer en el anonimato.

Pensando que  se trataba de un trámite para aumentar el monto de su jubilación ‒una “bola” que viene cobrando fuerza desde hace algún tiempo entre los ex “combatientes” de Guantánamo‒ el hombre se levantó muy contento el día señalado y fue bien temprano al lugar de la cita.

Pero el oficial que lo atendió le dijo que la citación se debía a que necesitaban que se reincorporara al trabajo del MININT, pues carecían de fuerza de trabajo capacitada y con experiencia dado el déficit de personal que acusa la entidad en la provincia. Déficit que, por cierto, también se nota en el resto del país.

En el lugar del encuentro había otros como el viejo,  citados con el mismo objetivo. El oficial que entrevistaba al jubilado le confesó que el ofrecimiento de “reenganche” se debía a la inestabilidad del personal, la gran cantidad de bajas y la poca incorporación de jóvenes, esto último a pesar de los altos salarios que la entidad paga a sus trabajadores y los recursos que pone a su disposición.

Una de las características de la propuesta de “reenganche” que está haciendo el MININT en Guantánamo es que a los jubilados se les respetará el monto de la pensión, a la cual se añadirá el pago del salario completo por la nueva labor, método empleado también por otros organismos para recuperar a los jubilados.

Conociendo la  precaria situación del entrevistado, este reportero le preguntó por qué no había aceptado. Muy  molesto, el hombre respondió: “Ya yo no estoy para ese tipo de  ‘reenganche’”, y salió rumbo a su casa como bola por tronera. Sus razones tendrá.




Al final del camino

LA HABANA, Cuba, febrero, 173.203.82.38.- Alejandro Gilberto Soto Marrero espera de pie y con la vista perdida, junto a la puerta de la que solía ser una casa familiar en los años sesenta. Hoy es un hombre de aproximadamente 67 años, con el cuerpo delgadísimo. Su piel llagada nos muestra el hueso casi al desnudo. Su mente,  pese a la desatención y la penuria, aún se encuentra lúcida.

Su padre español, incitado por deseos de conquista, emigró a Cuba desde su natal Tenerife, a finales del siglo XIX. Su madre era cubana de nacimiento. Ambos fallecieron. Él solo heredó la pobreza.

Según Soto Marrero, hace más de 15 años perdió parte del techo de la casa y comenzaron las filtraciones; el agua acumulada creó un foco de larvas de mosquitos, su hermano y él se quejaron a muchas instituciones. Pedimos ayuda al gobierno de Guanabacoa  -lugar donde vive-, a la Dirección Municipal de Vivienda, al Departamento de Seguridad Social, pero ninguno les dio respuesta.

“Se jubiló con solo 200 pesos, no puede comer ni construir, lo pasa mal económicamente, es uno de los tantos excluidos de esta revolución y solo ha sido comprendido por aquellos que no tienen el dinero para ayudarle”, afirmó Andrés Pérez, opositor y delegado de la Comisión de Ayuda a Presos Políticos y sus Familiares

En la casa reina un clima de tristeza. Su hermano menor, José Sixto Soto Marrero, quien vivía con él, murió el pasado verano.

“Escuché unos gritos que provenían del rincón donde solía dormir mi hermano. Llevábamos varios días sin comer y mi debilidad me impidió ayudarle”. Cuando los gritos cesaron, ya había muerto; según los médicos, de un paro cardíaco. Alejandro Gilberto asegura que su hermano murió de hambre.

En agosto del 2012, Rita María Montes de Oca y su esposo Vladimir Alejo, ambos activistas de Derechos Humanos,  por varios días permanecieron con la boca cosida sin ingerir alimentos, en señal de protesta con el fin de llamar la atención de las instituciones gubernamentales sobre la situación social de Soto Marrero.

“Es nuestro vecino de toda la vida; conocemos el caso y ningún sacrificio es suficiente para ayudar a personas necesitadas como él”, alegó Montes de Oca.

Durante la última reunión celebrada en el Palacio de Convenciones, en un análisis sobre la ejecución de la economía durante el 2012 y sus proyecciones para el 2013, Lina Pedraza, Ministra de Finanzas y Precios, y Oris Silvia Fernández, presidenta del Instituto Nacional de la Vivienda,  afirmaron que se entregarían subsidios para familias de bajos ingresos que necesitan realizar acciones constructivas en sus viviendas.

René Mesa, titular del Ministerio de la Construcción, planteó que el Lineamiento 299 aprobado por el Sexto Congreso del Partido Comunista de Cuba, expresa la decisión de entregar subsidios a personas naturales para la compra de materiales de construcción y el pago de mano de obra para iniciar, reparar o rehabilitar viviendas, que la disposición legal entraría en vigor a partir de este 15 de enero.

El no tener un refrigerador, un televisor y un colchón, pone de manifiesto la miseria de algunos cubanos fatigados de trabajar durante toda la vida.