Jóvenes madres cubanas viven en ranchos: “Yo quisiera tener una casa”

MADRID, España.- Jóvenes madres cubanas residentes en Manatí, provincia de Las Tunas, viven en “hogares” en precarias condiciones, sin ayuda del Gobierno, a pesar de pedirla durante años.
Yine Palomo Rodríguez, de 21 años, madre de un niño de dos años y otro de cuatro, vive en un rancho levantado por ella y por su esposo, que ni siquiera han podido terminar por no tener el dinero necesario.
“Yo quisiera tener una (casa), donde uno pudiera tener todo”, deseó ante las cámaras de CubaNet la joven, que trabaja “poniendo uñas” y cuyo esposo trabaja para una cooperativa, haciendo guardia en los campos, y gana 1 200 pesos cubanos.
“Cuando el niño nació, el mayor, me dijeron (las autoridades) que me iban a dar el cemento para echarle al piso. El niño tiene cuatro años y todavía estoy esperando. Por lo que veo nunca nos van a dar esa ayuda”, dijo desesperanzada.
Por su parte, Adibel Palomino Guevara, de 22 años, vive agregada, con sus suegros, en una “casa” rústica, extremadamente pobre, junto a su esposo, su niña de cinco años y unos gemelos de tres.
Palomino Guevara relató a CubaNet que, debido a esta situación, hace años ocupó un consultorio deshabitado, pero las autoridades de Salud Pública la sacaron del lugar, alegando que lo necesitaban para un enfermero que había regresado de misión de Venezuela.
“Pero el enfermero no ha vivido ahí nunca y sigue deshabitado”, indicó.
La joven relató que hace un tiempo, cuando fue aprobada la ley de la ayuda que se le debía dar a las madres con más de tres hijos menores de 17 años, fue a las autoridades de la región a informarse sobre la ley.
“Me dijeron que tenía que esperar porque esa ley no se había aprobado en Manatí, algo que es incierto porque después de que eso baja de La Habana eso tiene que estar aprobado en todo el país”, señaló.
“Siempre me dicen que no hay recursos, que no hay materiales, que mi situación es complicada”, agrega.
Después de varios trámites en Vivienda y Planificación Física, le vendieron un terreno y le dieron los papeles para que construya una vivienda en el periodo de un año.
De no construir en ese plazo, le devuelven el 60 por ciento de lo pagado y pierde el terreno.
“Yo no puedo construir la casa porque no tengo los recursos, no tengo economía para hacerlo. Y yo no pienso en mí, yo pienso en el futuro de mis hijos”, dijo Palomino Guevara.
La familia se sostiene con el salario del esposo, “que no da para mantener a los cinco”. Según aseguró, en Manatí hay muchas madres en su misma situación.