“Follia continua”: las instituciones culturales “públicas” para privados extranjeros


MADRID, España – Una galería privada italiana se hace la fiesta por sus 25 años –de buenos negocios– en el Centro Wifredo Lam de La Habana. Es obvio que basta con llegar a Cuba con dinero, algunos nombres famosos en la bolsa y… abracadabra
Sería interesante que el Centro Wifredo Lam, a través de uno de sus medios de comunicación como Facebook o el propio website, publicara los planes culturales que tiene en su futuro próximo, pues por ningún lado aparece que están por hospedar una de las galerías privadas más concurridas y agresivas de Italia y de toda Europa, la Galleria Continua, la cual, en su página de Facebook y en su website exalta su próximo desembarco en la conocida institución cultural cubana.
Creo que tanto el público cubano del arte como los galeristas del resto del mundo deberían saber que en Cuba una galería privada extraterritorial puede auto festejarse, insertándose en el programa de una institución cultural pública; cosa que no sucede ni siquiera en la Europa misma, pues a un espacio público allí no le está permitido hospedar entidades privadas, y esto con la clara intención de salvaguardar la integridad de las iniciativas culturales de valor social, además de impedir la injerencia de sectores privados en la actividad pública.
Sería interesante también conocer el criterio bajo el cual esto está ocurriendo, y la relación entre los interesados; en este caso Jorge Fernández, director del Centro Wilfredo Lam, Lorenzo Fiaschi, socio en la Galleria Continua, su compañera Laura Salas Redondo y Carlos Garaicoa, artista de la galería.
El caso se vuelve más llamativo porque, según la enciclopedia oficialista cubana Ecured, el centro Wilfredo Lam es una “institución cultural destinada al estudio, investigación y promoción de las artes visuales contemporáneas de los países en vías de desarrollo de África, América Latina, Asia y el Caribe, también llamados del Tercer Mundo”.
Con mayor razón si sabemos que la Galleria Continua, una eficiente maquinaria de astucias que ya insertó sus proyectos en la última Bienal de La Habana, posee un espacio privado en La Habana vieja y ahora usará para su fiesta el único espacio público para el arte contemporáneo con que cuenta la sociedad cubana. Así vemos ya que las instituciones culturales comienzan a favorecer la consolidación y el dominio en el arte cubano por parte de sociedades extranjeras, y que el sector cultural ya está dando señales de descontrol ministerial, cosa que sería interesante si incluyera también a las galerías cubanas, que lógicamente no existen.