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Un escritor con un ego muy grande

LA HABANA, Cuba, agosto (173.203.82.38) – De los informantes de Seguridad del Estado destapados la pasada primavera en el programa televisivo Las razones de Cuba,  Raúl Capote demostró ser  el único con dos dedos de frente y capacidad para fabular. Pero como ocurre invariablemente a los topos después que los destapan, parece que se lo tragó la tierra. Luego de los homenajes iniciales, ahora Raúl Capote es muy conocido y querido en su casa.

Si vuelvo sobre el tema del para nada dichoso descapotado, no es porque haya un nuevo episodio de su saga, sino porque acabo de leer  la extensa entrevista que concedió a Enrique Ubieta para el número 35 de la publicación mensual La calle del medio.

La entrevista se realizó días antes del destape televisivo –no dudamos de la confianza depositada por Seguridad del Estado en Enrique Ubieta-, pero debido a problemas de impresión, el número salió con varias semanas de retraso.  Gracias a ese contratiempo, Capote, con esa entrevista, logró volver efímeramente al candelero para lucir la chaqueta, no sólo la de súper agente, sino también la de escritorzazo.

Según Capote, la CIA andaba “desesperada buscando un escritor cubano disidente, y no había en ese momento alguien que ellos pudieran presentar como un escritor disidente, una especie de Solshenitzin”. Y por eso lo eligieron a él.

Nos pusimos de suerte. Si son tan torpes, tienen tan mal gusto literario y crean tales trastornos de la personalidad. ¡Dios nos guarde a los escritores disidentes de los agentes de la CIA!

Raúl Capote admite: “Habría que tener una autosuficiencia muy grande para creerte historias como esas que decían para adularte, que eras el mejor escritor cubano del momento, etc. Todos los escritores somos autosuficientes y nos creemos los mejores del mundo y pensamos que nuestra obra va a ser genial, pero hay que tener una medida de lo que es razonable”.

En su caso la medida no funcionó, porque de ser exactamente como lo cuenta, Capote, un escritor con un ego muy grande, se creyó lo que le hicieron creer los yanquis, que deben haber advertido su vanidad. Capote el Elegido, luego de  ser atendido por tantos oficiales de la CIA y estar con los funcionarios diplomáticos, del lado de allá del cristal de la sala de video-conferencias de la Sección de Intereses de Norteamericana, ahora se cree en la cima, no sólo de la contrainteligencia, sino también de la literatura cubana.

Así, en la entrevista, Capote asegura categóricamente que “hay muy pocas excepciones de libros hoy que uno pueda leer con pasión”. No le gustan “las críticas muchas veces fuertes de la realidad cubana” y  las novelas “que dicen las cosas que están mal”. Se queja de la falta de héroes literarios. “¿Cómo encontrar hoy en día personajes como los de Dostoievski?”, se pregunta. Supongo que lamente que además de El idiota, el escritor ruso no haya escrito también alguna novela titulada El informante.

Capote, en un intento de revivir el realismo socialista en plena posmodernidad, propone crear héroes literarios tomados de la cotidianidad, como por ejemplo, los profesores emergentes. O un personaje como él mismo. Por lo pronto ya tiene un libro escrito sobre sus experiencias como agente. Por suerte para la literatura, advirtió que su publicación puede demorar muchísimo. Explica sin pudor alguno que tiene el libro reposando, “hasta que me digan que puedo publicarlo, si consideran que es literariamente valioso”.  No hizo falta que aclarara quienes hacen tales valoraciones. No deja de ser conveniente que alguien, aunque sea los jefazos de Seguridad del Estado -qué remedio, alguien tiene que hacerlo-, le baje los humos literarios a un escritor tan presuntuoso.

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La razón principal

LA HABANA, Cuba, abril (173.203.82.38) –Terminó el  serial televisivo  “Las razones de Cuba”. Por ahora, lo sabemos. No es que a la dictadura (no a Cuba, basta ya de que los mandarines se apropien de la patria hasta para  nombrar un antipático programa de televisión) se le hayan agotado las razones. Cuando no las tiene,  que es casi siempre, las inventa en el aire.

Cada vez que el régimen lo precise habrá una nueva temporada de la serie. Sólo que por ahora, parece que el serial cumplió sus objetivos. De cualquier modo, en lo que los mandarines se toman su tiempo para revelar lo que se traen entre manos, volvemos a tener el alivio de un programa cómico los lunes por Cubavisión , después de las más de dos horas y media de teque de Mesa Redonda y el noticiero de televisión.

Se imaginarán ustedes que el destape cada semana de un topo de la Seguridad del Estado, ya aburría. Al principio había curiosidad -paranoicos y morbosos que somos los perennemente vigilados- por saber a quién le tocaba el destape. Capaz que fuera el que nos hubieran pegado a los talones precisamente a nosotros. Ese mismo, el que menos te imaginas, aunque lo único que pueda informar a su oficial es que no usamos  seudónimo.

La rutina de los destapes ya daba ganas de vomitar. “Hasta la belleza cansa”, decía el gran filósofo José José.  Y no es este el caso precisamente, porque los infiltrados que mostraron,  totalmente anti-estéticos y anti-televisivos, con los bocadillos mal ensayados y sus historias para tontos de remate,  mejor los hubieran dejado reposar bajo la manta o el capote. Ni siquiera es bella la capitana Mariana, con sus grandes ojos desmesuradamente abiertos para explicar lo que no hay modo de explicar y la artificiosa dulzura represiva de sus gestos y su voz.

Los destapes de “Las razones de Cuba” resultaron decepcionantes. Con tanta bulla y alarde, uno esperaba algo más fuerte: el diablo con  twitter y facebook,  el crujir de dientes, el Armagedón de la disidencia interna.

Parece que -¡ay Selena, tú sí que sí y no la tal capitana Mariana!- a los muchachos de la Seguridad “no les queda más”. Sólo la peste a azufre. Y a boca sucia.

¡Miren que presentar como súper-agente epónimo al infeliz de Carlos Serpa y arriba de eso, concederle el carné de periodista emérito de la UPEC! Y qué me dicen de que cuando anunciaron que iban a presentar líderes fabricados por la CIA para destruir a la revolución, se apearon con un masón expulsado por  chivatear a sus hermanos de logia y un escritor encapotado y elusivo  al borde del ataque de nervios.

Así y todo, “Las razones de Cuba” consiguió aumentar varios kilos la paranoia de algunos opositores, lo cual no deja de ser saludable, a ver si son más precavidos y coherentes, menos pasionales y se ahorran unos cuantos trapos sucios.

Pero el éxito mayor del culebrón con guión del G-2 será entre la manada de cretinos y sumisos que  llevan  el policía y el chivato sembrados en el alma por los seriales televisivos, de Sector 40 a Día y Noche. Sólo que con “Las razones de Cuba” no les jugará la lista con el billete cuando comparen a Felo, Julito El Pescador y El Tavo con Carlos Serpa y Raúl Capote. ¡Qué se le va a hacer! Esta es la vida real y eso es lo que hay. Así y todo,  repetirán el estribillo de que la Seguridad del Estado  se las sabe todas y las que no, si no se las soplan sus chivatos, se las imagina. O las inventa, que suyo es el reino, el poder, los teléfonos  y el pan de gloria.

Para justificar su miedo, mientras se encargan de inventar qué comen, explicarán: “Aquí no hay quien se mueva, hay que estar quietos  porque no se sabe quién es quién”.  En definitiva, que haya bastante gente  que repita  pendejadas así es la principal razón de Las razones de Cuba.

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Ni el gobierno, ni Collera

LA HABANA, Cuba, abril (173.203.82.38) – El pasado 28 de marzo, el Dr. José Manuel Collera, ex Gran Maestro de la Gran Logia de Cuba, fue el intérprete principal del documental Las Razones de Cuba, donde, hizo una serie de “revelaciones” sobre las actividades que desde el año 2000, llevaban a cabo un grupo de personas para “desestabilizar” al régimen cubano.

Lo significativo de todo esto es que las personas a quienes el Dr. Collera denunció, eran sus hermanos masones, a las que lo unían juramentos de fidelidad y mutua protección.

La Gran Logia de Cuba, por tradición, ha estado ligada a los principios de la Masonería Regular; lo cual le ha garantizado el visto bueno de una organización internacional a la cual se encuentran afiliadas más de un centenar de Grandes Logias en todo el mundo, y donde militan personas de poder económico e influencias políticas nada despreciables.

Durante décadas, el gobierno cubano trató de destruir a la Masonería cubana, acudiendo a cuantos métodos estaban a su alcance; no obstante, la institución sobrevivió.

Cuando Collera asumió la presidencia de la Gran Logia de Cuba, desconoció las leyes que servían de base a todo el andamiaje jurídico-doctrinal de la Masonería Regular; relacionándose de forma ostensible con masones cubanos agrupados en logias no afines a las Grandes Logias Regulares radicadas en los Estados de Nueva Jersey y Florida, poniendo en riesgo las relaciones fraternales de estas entidades con la Gran Logia de Cuba. Collera conocía que si alguna de estas organizaciones rompía sus vínculos con la de Cuba, por el efecto dominó, las restantes también lo harían.

Esta situación que tuvo su punto más alto el 28 de enero de 2003, fecha en que Collera, que a la sazón ocupaba el cargo de Gran Secretario, cuando presentó a las masonas en un acto oficial de la Gran Logia, que se efectuaba en el Gran Templo Benito Juárez. El propósito del agente Gerardo era:

.Dividir a los masones de la Isla

.Dividir a los que radican en el exilio

.Dividir a los de la Isla y los del exterior.

Estos propósitos se lograron.

¿Cuál era el proyecto real de estas acciones? La Gran Logia de Cuba quedaría aislada, pudiendo constituirse un Gran Oriente que agrupara a algunas de las entidades masónicas cubanas radicadas en el exterior, a otras organizaciones de Centroamérica y el Caribe, poniéndolas al servicio del proyecto Alba, dirigido, por el zar de la Masonería, Collera Vento.

En la sesión semestral del Parlamento Masónico, efectuada en septiembre de 2007, Collera trató de que la Gran Logia de Cuba reconociera a tres logias de cubanos radicadas en los Estados Unidos, acción que se vio frustrada por la oposición de Gustavo Pardo. La votación resultante constituyó un rechazo abrumador a esta moción. Ni el gobierno cubano, ni Collera, han perdonado a Pardo que impidiera sus planes.




Presentación pendiente

LA HABANA, Cuba, abril (173.203.82.38) – Lo esperé la tarde del jueves 10 de marzo, a la entrada de la Gran Logia de Cuba, en Carlos III y Belascoaín. Gustavo E. Pardo debía presentarme ese día ante los miembros de la Gran Logia. Por circunstancias ajenas a su voluntad, Pardo se retrasó unos minutos y me marché antes de que llegara.

Después de ver, el lunes 28 de marzo, otro capítulo del bodrio televisivo Las Razones de Cuba, titulado Ayudas peligrosas, comprobé algo de lo que Pardo me hablaba con insistencia: la injerencia del régimen en las actividades masónicas y su interés en controlarlas. Incluso, su influencia en los procesos electorales de la institución, con el objetivo de cerrarle el paso a los jóvenes masones.

Es obvio, después de las primeras entregas de Las Razones de Cuba y el destape de los agentes Emilio y Alejandro, que la dictadura busca motivos para cercenar cualquier forma de disensión. Ahora su interés es manipular al Consejo Supremo de Grado 33 para la República de Cuba, y desprestigiar a  Gustavo Pardo, ex Canciller de este Grado, Presidente de la Academia Cubana de Altos Estudios Masónicos y además, colaborador habitual de CubaNet.

En el año 2008, se logró torpedear la aspiración de Pardo al cargo de Soberano Gran Comendador Grado 33. El hecho tuvo su precedente en el año 2007 con una disposición de Caridad Diego, jefa de la Oficina de Asuntos Religiosos del Comité Central del Partido Comunista, exigiendo que Pardo no fuera designado como representante del Consejo Supremo, órgano que lleva151 años de fundado y cuenta con más de 300 miembros.

En octubre de 2010 quedó frustrado el intento de expulsar a Gustavo Pardo y otros siete miembros de la masonería, sólo porque estos solicitaron por escrito a José Ramón González Díaz, Gran Maestro de la Gran Logia de Cuba, que procediera ante la violación de los estatutos de fraternidad por parte de uno de sus miembros.

Los ataques a Gustavo Pardo en el documental Las razones de Cuba, son sólo más de lo mismo, y buscan impedir  que él salga electo Gran Maestro Masón de la Gran Logia de Cuba en las próximas elecciones de 2012.

La estrategia es vieja, una simple fórmula que  ha sido utilizada desde los primeros años de la revolución: desprestigiar a todo el que se atreva a desafiar con la verdad a los maquinadores y, por supuesto, presentarlo como agente del “imperialismo yanqui”.

Lamentablemente, al igual que la Gran Logia de Cuba y su Consejo Supremo Grado 33, se sabe que las organizaciones religiosas y las pocas ONGs permitidas en el territorio nacional, también están penetradas por la policía política.

En cuanto al agente encubierto José Manuel Collera (Gerardo), protagonista del más reciente capítulo del detestable culebrón , infiltrado desde el año 1975 dentro de la membresía de la Gran Logia de Cuba, su expulsión de la fraternidad masónica hace ya dos años no fue casual. Se sabía de la pata que cojeaba, o mejor dicho, de la pata que aún cojea.

Manuel Collera, que se dice “martiano fervoroso” y también admirador de Carlos Manuel de Céspedes, sabe que violó las leyes de la fraternidad masónica por más de tres décadas. Al traicionar a la institución, traicionó también a su hermanos masones, incuídos los masones próceres de nuestra Patria: José Martí, Antonio Maceo, Céspedes e Ignacio Agramonte, por mencionar a algunos de los más ilustres.

Está pendiente mi presentación ante la Gran Logia de Cuba, y no pierdo la esperanza de ser parte algún día de la fraternidad masónica de mi país. En otro lugar no lo concibo. No importa que  haya otros “gerardos” infiltrados, tratando de interferir en las decisiones de la Gran Logia de Cuba. Me basta con saber que entre los masones cubanos hay hombres como mi presentador, en quien confío, y cuya amistad me honra.

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La injerencia del Estado

LA HABANA, Cuba, abril (173.203.82.38) – El sábado 11 de noviembre de 2006 La Corte Suprema de Justicia Masónica le celebró juicio a José Manuel Collera Vento, ex Gran Maestro y ex Gran Secretario de La Gran Logia de Cuba, y dispuso: primero, la suspensión de todos sus derechos masónicos; y segundo, la prohibición de entrar a la Gran Secretaría y sus dependencias.

Esto fue un hecho extraordinario; por primera vez se juzgó y se suspendieron los derechos de un ex Gran Maestro de la masonería en Cuba. Aunque existía un precedente singular, el Soberano Gran Comendador del Grado 33 (1932-1933) Lisardo Muñoz Señudo, expulsó de la fraternidad al Gran Inspector General y Presidente de la República, en funciones, Gerardo Machado Morales, por dictador.

Collera Vento creía ser un iluminado, intentó reformar la legislación masónica vigente para permanecer más tiempo en el cargo de Gran Maestro. Al no poder realizar sus deseos optó por ser Gran Secretario. Desde ambos puestos realizó una diligente labor encaminada a socavar las bases y la tradición masónica.

En ese sentido, trató de introducir un grado ajeno al rito utilizado en los ceremoniales en Cuba. Promovió la creación de logias femeninas y su empeño apuntaba a fusionarlas con los talleres masculinos. Esto habría situado a la masonería cubana fuera de los preceptos aceptados, y en consecuencia, separada de la Confederación Masónica Iberoamericana.

También aparentaba estrechar los lazos fraternales con los masones emigrados de las diferentes agrupaciones del Sur de los Estados Unidos. En la práctica les creó divisiones. A su vez, comenzó a denominarse irregular al masón cubano del exterior que venía de visita, lo cual creó confusión, fricciones y malestares. Algunos hermanos se percataron de las variadas acciones lesivas que realizaba. Una vez que detectaron sus intenciones les impedían que las llevara a efecto y lo emplazaban públicamente.

La reacción de Collera Vento la conocemos por una carta del 17 de noviembre de 2006, seis días después de ser sancionado, que dirige al Maestro de una logia en West New York, donde dice que Gustavo Pardo es la mano oculta en su contra, y posteriormente añade: “Debe recibir las consecuencias que merece. Se ha anunciado que él será el próximo Gran Comendador del Supremo Consejo de Grado 33, a partir de enero de 2008, para lo cual todo está preparado electoralmente. Pero se ha ganado el derecho a cerrarse ese camino; su conspiración contra mí tendrá un costo para él”.

Entonces, el gobierno cubano presionó para que no fuera elegido. Ahora, Collera Vento se declara el agente Gerardo de Seguridad del Estado, y en un programa televisivo ataca a Gustavo Pardo. Quieren impedir que sea Gran Maestro en 2012.




Los avatares de Rey y Carmen

LA HABANA, Cuba, abril (173.203.82.38) – El pasado lunes 28, la entrega correspondiente a ese día del serial Las razones de Cuba, destapó como chivato de turno al ex dirigente supremo de la Gran Logia Masónica de Cuba, quien, durante casi todo el programa se dedicó a enumerar los contactos que, en el ejercicio de sus funciones, estableció con algunos extranjeros.

Por algún motivo que seguramente conocerán el director del programa y sus jefes del tenebroso Departamento Ideológico del Comité Central del partido único, para la televisión se redactó un libreto en el que el informante evitaba cuidadosamente mencionar la entidad a la que pertenecía, la cual incluso eludió denominar con el socorrido término de “organización fraternal”; simplemente habló misteriosamente de su cargo dirigente en “una ONG”.

Diferente fue la situación con el también maestro masón de larga data Gustavo Pardo. De él, que desde hace algún tiempo está aspirando a dirigir la Gran Logia de Cuba (empeño en el que es apoyado por lo que más vale y brilla en esa institución de tan destacada prosapia), sí se explicitó su pertenencia a esa institución fraternal, al tiempo que también se le colgaba el conocido cartelito de “contrarrevolucionario”.

Dejando a un lado la actuación del señor Collera Vento, “plato fuerte” de la entrega, quisiera detenerme en lo que se planteó sobre el matrimonio integrado por el señor Reynaldo Febles y la señora Carmen Vallejo, quienes llevan adelante un humanitario programa de ayuda a los niños enfermos de cáncer.

Tuve el honor de conocer a Carmen y Rey, como son cariñosamente conocidos, hace muchos años. Como los tres somos melómanos, coincidimos tiempo después en un concierto sinfónico en el Teatro Amadeo Roldán. Les expresé la sincera admiración que siento por ellos y por la labor hermosa y difícil que realizan. Me respondieron que eran ellos quienes me admiraban debido a mi estancia en prisión.

No hubiese tenido mucho sentido ponernos a discutir sobre quién era mayor admirador o más admirado, pero en este caso sigo creyendo tener la razón. El hecho cierto es que no creo estar hecho del material que se necesita para realizar una labor tan ingrata como la que ellos, con tanto amor, llevan a cabo con el fin de dar un poco de consuelo a niños enfermos de cáncer, quienes, como perspectiva inmediata, enfrentan la virtual certeza de morir en pocos meses.

Se trata, a no dudarlo, de una tarea harto difícil. Es inevitable que, en el contacto con los menores, Carmen y Rey se encariñen con ellos. Con el paso del tiempo, si el desenlace es fatal, el único consuelo que le cabe a la pareja es el de haber aliviado los últimos días de la joven víctima, haber compartido con ella el inevitable dolor, haberle inspirado resignación cristiana para enfrentar ese trance que no es fácil ni para un anciano.

Pero he aquí que los publicistas del comunismo, en su protervia, han encontrado el modo de tratar de empañar incluso esa labor tan hermosa. En el panfleto televisivo de marras han atacado con virulencia esa actividad humanitaria, tergiversando las motivaciones de la abnegada pareja y buscando la forma de vincular su trabajo con el de la USAID, y hasta con la CIA.

Por supuesto, Carmen y Rey reciben ayuda de diplomáticos extranjeros y de toda persona con capacidad para brindarles apoyo económico. Naturalmente, para llevar regalos a sus niños, tienen que comprarlos en las tiendas en divisas. No hay dudas de que, para lograr esto último, deben organizar actividades de recaudación de fondos.

Lo que ocultan los agitadores comunistas es que el progenitor de Carmen fue el difunto comandante René Vallejo. Sólo que ella, en lugar de dedicarse -¡como tantos otros!- a medrar de su condición de hija de papá, nacida en cuna verde olivo, escogió el camino más difícil y digno: optó por romper con el sistema y usar, junto con su marido, su admirable carisma.

Por todo lo antes dicho, la pasada entrega del bodrio Las razones de Cuba, ha logrado algo que parecía imposible: sentar nuevas pautas en la larga historia de la vileza y la mezquindad humanas. ¡Ojalá que los padres de los niños enfermos de cáncer, con los que Carmen y Rey han mantenido cordiales relaciones, no se dejen engañar por la asquerosa propaganda comunista!




Múltiple traición

LA HABANA, Cuba, abril, 173.203.82.38 -En la noche del lunes 28 de marzo, el programa “Las Razones de Cuba”, presentó el testimonio del ex Gran Maestro de la Gran Logia de Cuba, Dr. José Manuel Collera Vento, quien se identificó como el agente “Gerardo” de la Inteligencia cubana.

El Dr. Collera dedicó la mayor parte de su presentación a delatar presuntas acciones desestabilizadoras de algunos de sus “hermanos” masones, a quienes había jurado proteger y defender, compartiendo con ellos “las alegrías y las desgracias”.

El primero de ellos fue precisamente el autor de este artículo, quien fue reiteradamente mencionado por dicho personaje, acusándolo de ser un colaborador de oficiales de la CIA encubiertos bajo la fachada de diplomáticos. Su exposición estuvo acompañada por fotos, videos y un resumen del expediente que de mi tiene la Seguridad del Estado.

Otros implicados, fueron los norteamericanos Dr. Curtin Winsor Jr. y Marc Wachtenheim, quienes son miembros de la Gran Logia de Washington, DC. Estos Sres. viajaban a Cuba con el fin de apoyar a las Organizaciones No Gubernamentales y particularmente a la Masonería.

Winsor es un alto directivo de la Fundación Canadiense “Donner”, la cual donó aproximadamente unos 60 000.00 USD a la Gran Logia de Cuba, fondos que fueron administrados por Collera Vento, que a la sazón era el Gran Maestro de esa Entidad.

Por otra parte, este individuo había recibido el apoyo y la confianza de ciertos masones exilados; quienes llegaron a influir para que el prestigioso conductor del programa  “A Mano Limpia”, que se trasmite por el Canal 41 de Miami, presentase a Collera como un “opositor” al régimen cubano. Supongo que hoy esas personas se sientan muy mal.

Aunque desde hace varios años se sospechaba que Collera era agente de la inteligencia cubana, esta hipótesis se vio reforzada en los últimos días, en que ya se daba por hecho la participación del ex Gran Maestro como testigo de la fiscalía en el juicio seguido en la Isla en contra del contratista norteamericano Alan Gross.

En la reunión efectuada por el Parlamento masónico, el pasado 27 de marzo era notoria la convicción de que Collera Vento sería el protagonista de la serie “Las Razones de Cuba”; por esta razón muchos masones dejaron de asistir a distintas actividades institucionales para ser testigos de lo que allí ocurriría.

Pasado el primer impacto, puede asegurarse que este programa es una gran chambonada, en la cual los que peor parados quedan son el múltiple traidor Collera Vento y su empleador, el gobierno castrista.




La verdadera razón

LA HABANA, Cuba, marzo (173.203.82.38) – “No se sientan tan seguros, tengo más agentes Emilio”. Ese fue el mensaje, un poco viejo y gastado,  que envió Seguridad del Estado a la disidencia y a los que mantienen una posición crítica frente al gobierno, en su reportaje mal titulado “Las razones de Cuba”, que presentó la televisión cubana la noche del 26 de febrero.

Las imágenes mostraron a dos sujetos infiltrados, inmiscuyéndose en  la vida de los otros para sembrar cizaña. Dos instrumentos de trabajo para crear mentiras y desacreditar. Me imagino la decepción de aquellos que los tuvieron cerca. Lo seguro es que ellos no son agentes por convicción, sino víctimas de chantaje.

Cuando vi el anuncio en el noticiero sentí curiosidad. Quede impactada y sin habla ¿Quién lo diría? El periodista independiente Carlos Serpa Maceira, más conocido por el Departamento de Seguridad del Estado (DSE), como “agente Emilio”, entró por la puerta grande en los medios de comunicación.

¡Qué triste papel el de Serpa! El pobre infeliz, parecía un payaso en plena función de circo. No sé si el sabe, que ganó la repugnancia de muchos y perdió lo más preciado que tiene un ser humano, la dignidad.

Trataron de reivindicarlo. Le dieron un reconocimiento como si fuera un luchador. El hombre disfrutaba el júbilo del campo de batalla, donde sus jefes son los únicos que tienen las armas. ¿Quién podría confiar nuevamente en alguien así? El cartel de chivatón lo acompañara por el resto de su vida.

En realidad no dijeron nada nuevo ¿Quién no sabe que hay más agentes Vladimiro, y que tienen una fábrica de disidentes? De hecho nadie escapa de la duda. Todo el que opina, y lo hace de frente, con nombres y apellidos, mientras la mayoría susurra o calla, levanta sospechas.

Sin embargo, aun queda un aliciente. A pesar de no tener derecho a réplica, somos  muchos los que estamos dispuestos a pasar por encima de toda duda. Por otra parte, los agentes de la policía política no están muy seguros. ¿Cómo se filtrarían las imágenes de los decesos de Mazorra o el video del ciber-policía explicando los peligros de internet?

El  golpe fue duro y se sintió. No tanto por el contenido, como por las consecuencias. Son los dueños de los medios de comunicación. No hay forma de defenderse y hay que reconocer que estamos en desventaja. Sin embargo, a pesar de la mentalidad guerrerista del gobierno y su afán de “infiltrar las filas del enemigo” y de que ellos tienen el poder y los medios para aplastarnos, ni se sintió el miedo.

¿Por qué el afán de denigrar, si somos una “minoría insignificante”? ¿Será porque crece el número de personas dispuestas a decir lo que sienten, sin tapujos? ¿Será que temen al ejemplo Túnez, Egipto, Libia, Yemen y Argelia? ¿Si están tan seguros de su revolución, a qué le temen? Tal vez no estén tan seguros, y esa sea la verdadera razón.




Pobre topito

LA HABANA, Cuba, marzo (173.203.82.38) – Como es habitual en estos casos (¡son tan predecibles “esta gente”!), algunos estaban seguros de que en el tan insistentemente anunciado capítulo “Los peones del Imperio”, de la serie “Las razones de Cuba” (¡vaya título pretencioso!) destaparían a algunos  topos de la Seguridad del Estado infiltrados en la disidencia interna. Pues bingo: cuando pasaron el programa en la noche del sábado 26 de febrero, destaparon a dos: Moisés Rodríguez y…redoble de tambores y fanfarria de la orquesta  sin maestro del circo Pubillones-Ringling-Castro Brothers. ¡Taratatán! Compañeros y compañeras, ante ustedes ¡Carlos Serpa Maceira!

Al tal Moisés Rodríguez lo vi sólo una vez, en mucha mejor forma física, hace más de 11 años, en noviembre de 1999 –no recuerdo si antes o después  que se efectuó la Cumbre Iberoamericana en La Habana-  cuando cubrí una reunión de líderes opositores,  sentados  en  sillitas plásticas en su sala, en el intento infructuoso de ponerse de acuerdo. El tipo vivía cerca de Calabazar, en una encantadora casa, muy cerca de la perrera del Ministerio del Interior. Supongo era el lugar ideal para él.

Pero faltaría a la verdad si niego que me pilló de sorpresa  que Carlos Serpa, tan combativo y que tanto gritaba por Radio Martí, fuera el otro topo. Como tantos en la prensa independiente, muchas veces sentí lástima por Serpa. Tanto que lo reprimía la policía política. Tan pequeñito, tan flaquito que parecía un pionerito. Quién hubiera supuesto que en realidad, aunque pesara menos que un comino el hombrecillo, era un micro-policía.

Muchos comentaban que Serpa era malísimo como periodista, pero muy valiente y laborioso. Escribía reportes infames, llenos de errores ortográficos y faltas de concordancia, para Misceláneas de Cuba,  pero todos estábamos dispuestos a perdonárselos porque acudía a todas las marchas de las Damas de Blanco, para reportarlas a Radio Martí en vivo y en directo. Por radio  se esmeraba más que por escrito, sólo que exageraba el dramatismo. Ahora sabemos de dónde sacaba tanto brío y valor.

En cuanto a disparates, incultura y falta de calidad, no tenía que esforzarse mucho, porque era bruto natural. Lástima que no faltarán quienes digan que todos los periodistas independientes son tan boniatos como él. Esa es precisamente la jugada. Allá el que la quiera creer.

Carlos Serpa nos explica ahora por televisión cómo se prepara una campaña mediática contra el gobierno cubano, con la misma vocecita de pito con que hablaba por Radio Martí y unos ademanes sacados de aquel programa Sector 40 de cuando él aun no había nacido, que no convencen ni a la abuelita de la Caperucita ¡Como si fuera difícil y hubiera que inventar para denunciar los abusos y las barbaridades, que de tan  cotidianas y rutinarias, aburren!

El objetivo del programita televisivo protagonizado por Serpa, reforzado con conversaciones por teléfonos pinchados y cámaras y micrófonos no tan ocultos (¿para qué el ocultamiento si todos sabemos que vivimos en un estado policial?) es no sólo desacreditar a las Damas de Blanco y los periodistas independientes, sino aumentar  la desconfianza y la paranoia, el “aquí no se sabe quién es quién”, no sólo entre los disidentes, sino entre todos los cubanos. ¿Cuántos subnormales, con el policía que les sembraron en el alma, no repiten a coro la pendejada de que “esta gente se las sabe todas”?.

Hablando de topos sembrados en el periodismo independiente, llama la atención la diferencia abismal entre el agente David (Manuel David Orrio) y las pocas luces del agente Emilio (Carlos Serpa). ¡Cuánto ha decaído el Departamento de Seguridad del Estado en estos últimos años!  ¿No tendrán topos un poco mejores? ¿Tendrán razón, también en esto, los aseres de mi barrio cuando dicen que no hay más ná?

En los últimos meses, Serpa desapareció. Fue  como si se lo hubiera tragado la tierra. Decían que  había sufrido un infarto y que estaba muy delicado, en Nueva Gerona. Y  todos sentíamos mucha lástima por él. Pero ahora  que lo sacaron de la madriguera para interpretar el guión televisivo que le escribieron sus jefes (visita a la celda del Comandante en el Presidio Modelo incluida, cerca de su casa en Gerona, porque no había combustible para llevar al topo a pasear al cuartel Moncada o la granjita Siboney), la lástima es mayor. Imaginamos cómo se sentirá. Tal vez el infarto, de ser cierto y mortal, habría sido preferible. ¡El Pobre topito! Ahora que no sirve para chivatear, nene, ¿qué va a ser de ti?

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Hasta que la muerte los retire

LA HABANA, Cuba, marzo (173.203.82.38) – No puedo asegurar que la totalidad de los comunicadores independientes y la sociedad civil prodemocrática en Cuba, quedáramos boquiabiertos con el cambio de casaca de quien fuera el reportero habitual de las Damas de Blanco, Carlos Serpa Maceira (agente Emilio de la Seguridad del Estado). El documental “Las razones de Cuba”, transmitido por la televisión oficial el sábado 26 de febrero, por sobre todo viene a justificar el repudio internacional hacia el gobierno cubano y sus órganos represivos.

Obviamente, el guión escrito para Emilio- al menos en lo referente a sus menesteres en la “contrarrevolución interna”- llegaba a sus finales y era hora de que el “loco” o el “intranquilo”, como muchos solían apodar a Serpa Maceira, regresara a la normalidad.

En este nueva saga de agentes encubiertos plantados en las filas de la disidencia interna, el espanto pasará y el resultado no será otra que dejar claro al mundo cómo la fabricación de noticias falsas corre a cuenta del gobierno.

De Carlos Serpa Maceira, el agente Emilio, se decía que había sido un policía tronado en la Isla de la Juventud. Desapareció de las filas opositoras poco después del séptimo aniversario de la Primavera Negra de marzo de 2003. Los rumores decían que había sufrido un pre infarto cardiaco a consecuencia de sus actividades contestatarias y que, por consiguiente, estaría fuera hasta obtener el permiso de salida hacia los Estados Unidos.

¿Qué ganan estos agentes después de su destape como “héroes” de la revolución? ¿Pudiera Serpa Maceira correr la misma suerte de Arsenio Saavedra Candelario, administrador de la heladería Coppelia, el ex agente Felo, encarnado por el actor cubano Albeto Pujol en su personaje “El Tabo”, del serial televisivo “Su propia guerra”?

Saavedra se infiltró dentro de la delincuencia del barrio de Belén y cuando se supo de sus delaciones, recibió pescozones, puñaladas y hasta plomazos a quemarropa. No lo creo, afortunadamente, a Serpa-Emilio, aunque hoy La Habana le quede grande y distante, le tocó lidiar con gente pacífica, nadie le va a dar ni un cocotazo.

Dado que Emilio puede “caer bien parado” en su nueva vida y quizás administrar el Coppelia de la Isla de la Juventud o hasta lograr algún puestecito en la terminal aérea de Gerona, le espera una nueva guerra. Donde quiera que ofrezca sus “servicios” a la Patria, tendrá que lidiar con otros contrarrevolucionarios, y no hablo de opositores, sino de esos que sobreviven robándole al Estado; o sea, casi todo el pueblo.

Serpa Maceira no tendrá que huir de los delincuentes, como el menos afortunado administrador de Coppelia; los delincuentes huirán de él. ¿A qué vendedor clandestino se le ocurrirá tocar a su puerta?

Es su original “código de ética”, Serpa Maceira seguramente va a mantener su teléfono móvil gratis y los pesitos convertibles de estímulo cada mes, al menos por un tiempo, hasta que pasen sus cinco minutos de fama y lo “racionalicen”.

De alguna manera el régimen tiene que demostrar que la oposición interna está compuesta por “mercenarios al servicio del imperialismo”. Así trata de justificar sus actos de barbarie como el hundimiento del remolcador 13 de marzo, el derribo de las avionetas de Hermanos al Rescate, el fusilamiento sumario de tres jóvenes en 2003 o los golpes y palos propinados por turbas a mujeres indefensas; por mencionar solo algunos.

En cuanto a los agentes destapados y por destapar, los pobres, tendrán que librar su propia guerra; hasta que la muerte (y no sus jefes) los jubile.

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