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Empresa estatal socialista, perestroika y neocastrismo (I)

cuba lópez-callejas luis alberto rodríguez malmierca cabrisas

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Cabrisas, Malmierca. En el centro, López Callejas (foto archivo)

LA HABANA, Cuba. – Hace diez años el régimen vendía a la comunidad internacional y sobre todo a la administración de Barack Obama, que en Cuba existía un proceso de reformas con eje en el llamado cuentapropismo. Se trató en esencia de una jugada política que justificaría el posterior “deshielo”.

Ante el incremento de las sanciones económicas por parte de la actual administración, la profunda crisis que se vive en la Isla y la experiencia acumulada en Venezuela, el régimen cubano se apresta a usar alternativas más audaces para su sobrevivencia.

El periódico oficialista Trabajadores publicó un paquete de medidas las que, según, a solicitud de Miguel Diaz Canel, promueven un grupo de economistas. Las propuestas buscarían la renovación de la economía estatal e incluirían contenidos para una futura “Ley de Empresas” en la Isla. Dentro de las medidas están:

1. separar las funciones estatales y empresariales

2. descentralizar el comercio exterior

3. crear mayores incentivos financieros para la exportación y la sustitución de importaciones

4. cambios en el sistema bancario que favorezcan un mayor acompañamiento de las empresas

5. relaciones transparentes y legítimas entre todos los actores económicos

6. mayor autonomía empresarial, que las entidades puedan escoger su modelo de gestión, definir sus proveedores y clientes, precios, salarios y cargos propios

7. formar directivos y hombres de negocios, experimentación gerencial

Este paquete recuerda la misma lógica que durante el período de la perestroika en 1988 promovió Mijail Gorbachov para luego introducir reformas más profundas.

Examinemos cómo funcionaron en aquel contexto, hace más de treinta años y su proyección en la situación actual de la Isla.

Mientras Gorbachov trataba infructuosamente de estimular la economía soviética la crisis política y social se acrecentaba. Una vez que se produce la desintegración de la URSS, Boris Yeltsin toma el mando y comienzan nuevos intentos por salir de la profunda depresión. Los actores reformistas sentían premura por privatizar las empresas para evitar que la nomenclatura frenara el proceso de reformas. Dentro de ese contexto toman partido los directores rojos, cuadros de esa nomenclatura comunista, quienes a cambio de aceptar un giro en el rumbo político se adueñaron de las fábricas por ellos administradas y generarían un ambiente de rapiña.

Los directores rojos terminaron convirtiéndose en un freno para las transformaciones económicas. Estos cuadros recibían los réditos personales esperados, tributaban a sus aliados políticos pero temían una competencia real en el plano empresarial. Según algunas cifras menos del 2.5% de los directores rojos habían sido despedidos para finales de 1994. El escenario empresarial ruso no se desmonopolizó y fue testigo de una guerra entre los distintos actores por hacerse de las mayores empresas y establecer lealtades con agentes de poder. Gazpron fue un caso claro, Viktor Chernomyrdin, primer ministro durante el período de Yeltsin se convirtió en el primer director de dicha empresa y acumuló una fortuna estimada en 8 mil millones de dólares.

Muchos describen el final del comunismo ruso como un momento donde primó un vacío institucional. Sin embargo, especialistas como Anders Aslund aseguran que este período fue conducido por los directores rojos que usaron las anomalías institucionales y la incompatibilidad entre las políticas implementadas con la economía de libre mercado para obtener beneficios personales y de grupo. Ejemplo de estas políticas espurias son: forzar tasas de interés, distorsión de precios, múltiples tasas de cambio monetario, emisión desproporcionada de moneda, entre otras.

Cuando analizamos las propuestas presentadas en el periódico oficialista observamos pasos hacia la entrega de empresas en una especie de usufructo a los nuevos “directores o gerentes rojos”. Los puntos 1, 2, 3 y 4 preparan las condiciones para la implementación del punto 6.

Un elemento crucial dentro de estas medidas sería el relacionado con los bancos. Es un criterio generalizado que en los países ex comunistas la mayor fuente de corrupción surgió en estas instituciones. Desde el manejo de créditos blandos hasta el uso fraudulento de los tipos cambiarios dieron amplias posibilidades de hacerse de fuertes sumas de dinero.

En el caso cubano, el sistema bancario y financiero del castrismo se encuentra bajo la total égida de GAESA manejado por López Calleja. La actual designación de Manuel Marrero como primer ministro, facilita a esa élite determinar las inversiones de interés. Recientemente, también las remesas desde el exterior han pasado a ser oficialmente controladas por este conglomerado militar.

Todo parece indicar que los cuentapropistas y las cooperativas agropecuarias y no agropecuarias tendrán que orbitar alrededor de las “empresas estatales de nuevo tipo” que incluirán la búsqueda de muchos de sus insumos, convirtiéndose en bisagras para intentar evadir las sanciones de los EU sobre las entidades militares y eje para el sector no estatal.

Con estas maniobras el régimen intenta dar una solución al diseño económico planteado durante el deshielo frente a la aplicación del capítulo tres y cuatro de la Ley Helms-Burtom. Los voceros del castrismo lo han dicho muy claro: el objetivo es fracturar el embargo.

La “privatización de nuevo tipo” que busca dar viabilidad al neocastrismo no solo enfrentará la falta de liquidez, el impago de la deuda, la inexistencia y ruina de una infraestructura básica, tendrá que lidiar con los altos niveles de corrupción existentes que se dispararán ante un escenario de gran incertidumbre.

Cuando los economistas oficialistas hablan de establecer “relaciones transparentes y legítimas entre todos los actores económicos” ponen sin dudas un toque de humor o cinismo. Recordar que el supra ministerio GAESA de la familia Castro posee todo el control económico, no es supervisado por la Contraloría General de la República ni tiene obligación alguna de rendir cuentas.

La llamada ley de empresas está anunciada para el 2022 un año después del próximo congreso del PCC planeado para abril del 2021. Mientras tanto, como han declarado, todo se mantiene en “estudio”.

(Primera parte. Puede leer la segunda parte aquí. Publicado originalmente en Estado de Sats.)

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Luis Alberto Rodríguez López-Callejas, cada día más cerca del poder absoluto

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Cabrisas, Malmierca. En el centro, López Callejas (foto cortesía del autor)

LA HABANA, Cuba. – De la reciente gira de Miguel Díaz-Canel Bermúdez por Europa, aprovechando su participación en la recién finalizada Cumbre de Países No Alineados, resalta por sobre los demás acontecimientos la cada vez más estrecha cercanía entre el exyerno de Raúl Castro, Luis Alberto Rodríguez López-Callejas y el mandatario de Cuba.

Si hace un año atrás, al presidente del Grupo de Administración Empresarial de las Fuerzas Armadas (GAE o GAESA, como es más conocido) solo milagrosamente se le podía distinguir como a uno más en las comitivas que acompañaron a Díaz-Canel en sus primeros viajes al extranjero ‒la prensa oficialista se cuidaba de publicar imágenes donde apareciera el que es considerado el empresario más poderoso de Cuba‒, en los últimos días todo indica que las órdenes fueron revertidas y lo que antes era secreto absoluto comienza a revelarse como una presencia constante en cualquier negociación o acto político de relevancia, aún sin que se mencionen su nombre y el cargo que desempeña.

Si en las imágenes publicadas de la visita de Díaz-Canel a Nueva York en septiembre de 2018 apenas se puede distinguir a López-Callejas en un par de ellas, en un papel algo secundario, en las últimas semanas, su inclusión en el mismísimo epicentro de la delegación, junto a Bruno Rodríguez Parrilla, Ministro de Relaciones Exteriores (otro Rodríguez perteneciente a la misma línea familiar de López-Callejas) y a Rodrigo Malmierca Díaz, Ministro del Comercio Exterior y la Inversión Extranjera, refuerzan los rumores sobre la probable preparación del militar devenido empresario para la sustitución de Ricardo Cabrisas Ruíz, vicepresidente del Consejo de Ministros.

De acuerdo con información ofrecida por funcionarios del gobierno cubano, cercanos a Cabrisas Ruíz, este se encontraría en proceso de entrega de su cargo en los próximos meses y la presencia cada vez más frecuente de López-Callejas en las reuniones del Consejo de Ministros, al cual no pertenece, y en despachos con el propio Díaz-Canel serían una señal de que la sustitución pudiera realizarse en cuestión de semanas, posiblemente antes de finalizar 2019 o a inicios de 2020.

Por otra parte, fuentes relacionadas con GAESA, consultadas por CubaNet, descartan la posibilidad de tal cambio, en tanto hasta el momento no se observan movimientos significativos al interior del conglomerado militar, aunque sí reconocen el aumento de la participación pública de López-Callejas en actividades relacionadas con la agenda internacional de Miguel Díaz-Canel, algo que ni siquiera sucedía en el período de Raúl Castro, quien siempre lo mantuvo en las sombras.

Quizás porque aquella fue una etapa en que el exyerno era mucho más útil en los planes de consolidar el poderío de GAESA en el escenario económico de Cuba, o por no hacer demasiado evidente la militarización de la economía ‒y a la vez apropiación abierta de esta por parte de los Castro‒ en un momento en que las relaciones entre los Estados Unidos y el régimen comunista se tornaban menos tensas que años atrás.

Con el ascenso oficial de Raúl Castro al poder en 2009, lo que anteriormente fuera una entidad militar que participaba casi de igual a igual en el escenario económico junto a otras empresas e instituciones estatales relacionadas con el turismo y la inversión extranjera, en poco menos de una década terminó por absorber más del 80 por ciento de las actividades comerciales, exportadoras, financieras e inversionistas, así como por generalizar e instituir los métodos ensayados desde el Departamento Económico de las Fuerzas Armadas.

El ejemplo más recientes serían las tiendas recaudadoras de dólares, enmarcadas en un esquema de GAESA que integra desde los propios establecimientos comerciales, el sistema de proveedores, las agencias importadoras y las entidades financieras.

El posible ascenso de Luis Alberto Rodríguez López-Callejas a ocupar una cartera ministerial relacionada con la inversión extranjera o quizás en la presidencia del propio Consejo de Ministros no sería una decisión tomada al azar, ni quizás una iniciativa del recién estrenado presidente de la república, sino otro movimiento estratégico de Raúl Castro, desde su posición de Primer Secretario del Partido Comunista, en su empeño por perpetuar por más tiempo la dinastía Castro, incluso sin ocupar la presidencia de Cuba.

Sean ciertos o no los rumores de su ascenso al Consejo de Ministros, la extensa red de relaciones personales con el empresariado extranjero, su habilidad para los negocios, la lealtad a los Castros así como el dominio de los más oscuros entresijos de la economía cubana que, de acuerdo con la opinión de personas de su círculo personal, llega a ser mucho más certero que el de cualquier otro funcionario actualmente en funciones, lo han vuelto una figura imprescindible en este nuevo tablero de juego que no es otro que el mismo y con las mismas piezas, ahora coloreadas de acuerdo con las circunstancias.

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Fondos FAR, pormenores de una escalada

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De izquierda a derecha, Ramón Machado Ventura, Raúl Castro, Polo Cintra Frías, Ramiro Valdés y Guillermo García Frías (AFP)

LA HABANA, Cuba. – En 2009, mientras la mayoría observaba con asombro cómo Raúl Castro se deshacía de todos los hombres de confianza de su hermano Fidel Castro, a quien sustituyera oficialmente en el poder en 2008, pocos prestaron atención a uno de los cambios más significativos respecto a la monopolización de la economía por parte del aparato militar.

Si la defenestración del primer vicepresidente Carlos Lage Dávila, del canciller Felipe Pérez Roque, y del secretario del Consejo de Estado Carlos Valenciaga Díaz junto a otra veintena de personajes que integraban el llamado Grupo de Apoyo del Comandante en Jefe fue el mayor escándalo en la estructura de poder en Cuba desde los juicios sumarísimos a los generales Arnaldo Ochoa Sánchez y José Abrantes Fernández, la apresurada renuncia de Francisco Soberón Valdés, ministro presidente del Banco Central de Cuba desde su creación en 1997 hasta el 2009 fue quizás el movimiento estratégico más importante entre todos los realizados por el ex ministro de las Fuerzas Armadas.

Francisco Soberón había estado al frente de la banca nacional desde 1995, como presidente, y en 1997 fue nombrado ministro presidente cuando se reestructuró la institución, pero antes, desde diversos puestos en el gobierno, siguió las indicaciones de Fidel Castro de registrar como propietario, o asumir la presidencia, en Guernsey, Reino Unido, de varias empresas navieras, inmobiliarias, financieras y de otros servicios de tipo off shore, algunas de las cuales aún continúan activas, como Anglo-Caribbean Shipping co. Limited o Ceiba Investments Ltd., esta última refundada en 2018, y con crecimiento importante desde 2013 debido a las inversiones inmobiliarias asociadas a las empresas de capital mixto Monte Barreto S.A., Miramar S.A., Cuba Canarias S.A. y Toscuba S.A., casi todas vinculadas a la firma Meliá y al Grupo de Administración Empresarial de las Fuerzas Armadas de Cuba (GAESA), de acuerdo con lo que aparece en los propios reportes publicados en internet por el consorcio domiciliado en Reino Unido. (1)

La remoción de Soberón fue hasta cierto punto una estrategia silenciosa pero que a muchos dejó boquiabiertos por lo extraño de la dimisión, anunciada en los medios oficialistas como una decisión espontánea del funcionario, quien además renunciaba a su membresía en el Comité Central del Partido Comunista.

No se le echaba a patadas como hicieran con Lage y Pérez Roque, sino que se le aceptaba la renuncia al principal hombre de las finanzas cubanas para que se retirara en su casa como cualquier anciano jubilado, mientras muy oportunamente el director del Banco Financiero Internacional (BFI), Ernesto Medina Villaveirán, un exmilitar que ya había ocupado cargos en GAESA, lo sucedía en funciones, muy en contra de cualquier pronóstico hecho al interior del propio Banco Central.

Una renuncia inesperada

¿Por qué ese cambio tan raro y apresurado? Se preguntaron algunos pero la prensa estaba muy ocupada en las otras cabezas cortadas por Raúl Castro para dedicar tiempo a aquella que apenas parecía inclinarse ante el nuevo Castro.

Se ha difundido de modo informal que fue una enfermedad la que hizo decidirse a Francisco Soberón por el retiro después de haber estado casi tres lustros en el cargo, pero otras versiones sobre lo sucedido, de familiares y funcionarios cercanos al exministro, apuntan a una renuncia forzada donde no faltaron chantajes y demás presiones, apoyados en grabaciones similares a las realizadas entre 2006 y 2009 por el equipo de espionaje creado por Raúl Castro a espaldas de su hermano y dirigido por Alejandro Castro Espín contra el grupo de altos dirigentes desleales castigados en 2009.

Raúl Castro, para gobernar a sus anchas, necesitaba de su gente de confianza y eso requería dejar vacante los puestos ocupados por los favoritos de su hermano. El mejor modo de hacerlo era demostrarle con hechos a Fidel Castro que estaba rodeado de infieles.

Hasta el momento no existen pruebas tangibles sobre lo que sucedió realmente con Soberón, aunque acerca del contenido de estas, que lo obligaron a la renuncia, hay quienes aseguran, como sería el caso de un familiar del ex ministro que ofreciera su testimonio a CubaNet bajo condición de anonimato, que no eran lo suficientemente probatorias de traición a Fidel Castro, como sí lo fueron los casos del vicepresidente Lage y del canciller Pérez Roque.

En lo que respecta a Soberón al parecer las pruebas acusatorias se limitaron a una conversación telefónica donde daba instrucciones al propio Ernesto Medina, entonces director del Banco Financiero Internacional, quien después lo sustituyera en el cargo, sobre una transacción internacional no aprobada por Fidel Castro y que tenía como destinatario al empresario chileno Joel Max Marambio Rodríguez ‒que al año siguiente el régimen de la isla acusaría de corrupción junto a Alejandro Roca Iglesias, ministro de la Industria Alimenticia‒, además de un par de documentos que demostraban un mal manejo de las cuentas asociadas a entidades de carácter off shore registradas en Reino Unido a nombre del propio Soberón, como era el caso de Ceiba Investments, uno de los grupos de inversionistas extranjeros más importantes para el gobierno cubano, al punto de haber jugado un papel primordial en las gestiones para la visita a Cuba del Príncipe de Gales en marzo de 2019.

Si bien el equipo de espías de Alejandro Castro no pudo aportar pruebas irrebatibles de que Soberón se beneficiaba con parte de los ingresos reportados por las off shore de las cual fue presidente entre los años 1995 y 2009, la falta sirvió a los propósitos de Raúl Castro de comenzar el traspaso paulatino del Banco Financiero Internacional, perteneciente al Banco Central de Cuba, hacia GAESA, el sistema empresarial de las Fuerzas Armadas, en manos de su ex yerno, Luis Alberto Rodríguez López-Callejas.

“No se encontró nada realmente grave (…). Esa transacción a una cuenta que se decía era de Marambio, que jamás se probó que fuera así, se puede decir que fue algo normal, aunque es raro que él haya olvidado la orden (disposición del Consejo de Estado) sobre congelar esa y otras cuentas de las empresas de Marambio en Cuba, hubo algo raro ahí pero la orden era reciente y Fidel confiaba ciento por ciento en Soberón, claro, con esto [Raúl Castro] podía callarle la boca a Fidel, que no quería que le quitaran a Soberón ni que el BFI se fuera a las FAR (…), a eso se agarró Raúl porque no había nada contra el pobre hombre (…), Raúl es muy astuto y sabía que a Soberón había que tratarlo con delicadeza, asustarlo pero no demasiado, se conocían lo suficiente (…), por lo de Ceiba y otros trapos sucios”, asegura bajo condición de anonimato un ex oficial del Ministerio del Interior vinculado a los procesos de destitución emprendidos por Raúl Castro en 2009.

BFI para GAESA, primeros forcejeos

Con la salida de Soberón, Raúl Castro había dado el primer paso para convertir el Banco Financiero Internacional en propiedad de los militares. Un proceso que tardaría en cuajar unos cuantos años, hasta que finalmente el Banco Financiero Internacional fue absorbido por GAESA en junio de 2016, solo tres meses después de la visita de Barack Obama a la isla, un acontecimiento que aceleró las transformaciones de Raúl Castro en tanto había quedado claro que la normalización era un hecho pero que los militares quedarían fuera de los planes del gobierno norteamericano.

Si Fidel Castro se había mostrado receloso con la idea de traspasar el Banco Financiero Internacional a los militares del círculo íntimo de su hermano Raúl, los discursos de Obama en la isla terminaron por convencerlo de que la única forma de reforzar el control sobre las cuentas manejadas desde el BFI era confiarlas al sistema económico del ejército y crear los llamados Fondos FAR de la Reserva Estatal, de los cuales una parte considerable fue usada en el pago de la deuda externa, lo que de inmediato repercutiría negativamente en la economía nacional, dando comienzo a un período de desabastecimiento profundo del cual el país aún no ha logrado reponerse.

“El BFI había comenzado ese proceso (el traspaso a GAESA) desde que nombraron a (Ernesto) Medina frente al Banco Central, muy sutilmente, sin que nadie lo supiera (…) pero comenzaron a cambiar personal. (…) Fidel había aceptado lo de Soberón pero no que las FAR absorbieran el BFI”, comenta un ex alto funcionario del Consejo de Estado de Cuba, que resultó afectado por la oleada de destituciones de 2009. Por temor a las represalias, ya que reside en Cuba, nos ha solicitado no revelar su identidad.

“Un año antes de mi destitución (2009) ya se comentaba que el BFI pasaría a las FAR, después no se dijo nada más porque Fidel en una reunión había dicho que no, estuvo muy alterado con eso, igual con lo de quitarle Habaguanex a Eusebio (Leal) (…). No pude presenciar nada porque ya en ese momento yo llevaba unos cuantos años alejado de todo pero sé lo que ocurría a través de amigos que se han mantenido al habla conmigo y de otras personas que al principio pensaron que no saldrían afectados pero después se dieron cuenta que todo era un plan para aniquilar al grupo de Fidel (…). Sé que a Raúl le costó mucho trabajo (absorber el BFI), fueron cerca de siete años intentándolo, entonces fue la visita de Obama la que le vino como anillo al dedo (…), Raúl había prometido a muchos acreedores el pago de la deuda, los europeos estaban nerviosos con lo de la normalización con Estados Unidos y el tiempo se agotaba. (…) El año 2015 fue lo nunca visto, visitas de congresistas, empresarios, reuniones con el Club de París, el presidente francés, presiones por todas partes (…). Obama dejó claro que no quería comercio con empresas militares, había que mantener contentos a los europeos y los que conocíamos bien a Fidel sabemos que todo eso le importaba un comino y nadie podía mover un centavo sin su consentimiento pero ya estaba viejo, enfermo, encerrado en su casa, y lo que pasó con Obama en Cuba lo puso muy nervioso. (…) Terminó cediendo y como era de suponer el dinero se evaporó en un abrir y cerrar de ojos. (…) También [los militares] se echaron (agotaron) todo el combustible de la Reserva Estatal (…), eso no me lo dijo nadie, Raúl lo dijo en aquel Pleno del Partido, que se habían echado las reservas. Su propia gente hizo lo que le dio la gana pero él les había dado luz verde. Eso disgustó mucho a Fidel, creo que eso fue el colmo para él, ver el desastre que hizo su hermanito con el dinero”, comenta el también ex miembro del Comité Central del Partido Comunista.

Estructura de Ceiba Investmens Ltd., domiciliada en Reino Unido.

Primera parte de un reportaje investigativo realizado por periodistas de CubaNet. Puede leer la segunda parte aquí

(1): La corporación Ceiba Investments Ltd incluye además las empresas Ceiba Property Corporartion Ltd, GranSlam Ltd, ambas incorporadas en Guernsey, Reino Unido; Ceiba MTC Property Inc, incorporada en Panamá; Ceiba Tourism B.V., Mosaico B.V., incorporadas en Holanda; Mosaico Hoteles S.A., incorporada en Suiza; Homasi S.A., Meliá Hotels International S.A./HIMCA S.A., incorporadas en España; además de las cubanas ya mencionadas (Monte Barreto, Miramar, Toscuba y Cuba Canarias). En el caso de Mosaico Hoteles S.A. su sede migró de Suiza a España. Véase al respecto gráfico de la estructura de la corporación. Fuente: www.ceibalimited.co.uk.

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