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Embajada de EE. UU. en La Habana denuncia mala gestión económica del régimen cubano

Cuba, Estados Unidos, juicios, presos políticos

MADRID, España.- La Embajada de Estados Unidos en La Habana se refirió este martes a la mala gestión económica del Gobierno cubano.

A través de un tweet la entidad denunció que en medio de una pandemia el régimen ha priorizado la construcción de hoteles en lugar de proporcionar alimentos o medicinas al pueblo de Cuba. 

Además señaló que durante el 2021 EE. UU. autorizó millones de dólares en exportaciones humanitarias privadas para aliviar el sufrimiento de las personas en la Isla. 

En una segunda publicación la sede diplomática informó que “Estados Unidos aprueba rutinariamente la exportación de bienes humanitarios, productos agrícolas, medicinas y equipos médicos en apoyo al pueblo cubano”.

“Continuaremos apoyando las exportaciones de productos humanitarios a Cuba en 2022, tal como lo hicimos en 2021″, agregó la Embajada. 

Captura de pantalla a Embajada de Estados Unidos en La Habana.

El pasado 21 de diciembre el presidente Joe Biden publicó un memorándum en el que explicaba que no permitirá fondos para la participación en programas educativos y de intercambio cultural de funcionarios o empleados del gobierno de Cuba; como tampoco proporcionará asistencia no humanitaria y no relacionada con el comercio, de acuerdo a lo dispuesto en la sección 110 (d) (1) (A) (ii) de la Ley de protección de las víctimas de la trata. 

La medida permanecerá en vigor hasta que se cumplan con los estándares mínimos de la Ley o se hagan esfuerzos significativos para cumplirlos, señaló Biden.

El reporte sobre tráfico de personas en 2021, presentado en julio por la Oficina de Democracia, Derechos Humanos y Trabajo del Departamento de Estado de Estados Unidos, señaló que el gobierno de Cuba no cumple plenamente con los estándares mínimos para la eliminación de la trata de personas.

Estados Unidos señaló que en Cuba existe “una política gubernamental o un patrón de gobierno para beneficiarse de los programas de exportación de mano de obra con fuertes indicios de trabajo forzoso, particularmente su programa de misiones médicas en el extranjero”.

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Exportación de servicios médicos: fracasa otro negocio del castrismo

LA HABANA, Cuba. — Uno de los temas predilectos de la agitación comunista es el del enfrentamiento al “imperialismo yanqui”. En Cuba, los plumíferos y cotorrones al servicio del castrismo abordan el tema con frecuencia cotidiana. También se deshacen en elogios al pueblo cubano, que en la retórica de la propaganda que ellos mismos diseñan, “se enfrenta valientemente al Imperio”.

Hablan —pues— como si la política de permanente hostilidad hacia nuestro gran vecino norteño hubiese sido decidida por los once millones de habitantes de la Isla. Como si ese diferendo que conduce hacia ningún sitio se mantuviese por el deseo de los mismos que lo sufren, y no por la contumacia de los jefes, que lo ha decidido por sus espurios intereses de grupito de extrema izquierda.

Pero en esa retórica anti-norteamericana hay aspectos que la propaganda comunista suele evitar. Digamos, ellos insisten hasta el aburrimiento en el embargo (al que prefieren darle el nombre mentiroso de “bloqueo”), pero eluden reconocer que, por ejemplo, la mayor cantidad del pollo al que tiene acceso ahora mismo el pueblo cubano (principal y casi única fuente de proteína animal a su alcance) ¡proviene justamente del “Gran Satán”!

Los “rojillos” se abandonan también a exhaustivos inventarios de los éxitos (pocas veces reales y casi siempre imaginarios) que ellos y sus amigotes alcanzan, supuestamente, en sus enfrentamientos con el gobierno de Wáshington. Pero guardan un hermetismo total cuando los hechos tienen un signo opuesto. En tales ocasiones, se hace necesario que el analista lea entre líneas para comprender por dónde andan los tiros.

Una situación de ese tipo pudimos observarla el pasado martes. Ese día, el Noticiero de la Televisión Cubana, en su Emisión del Mediodía, informó sobre una reunión sostenida por el primer ministro Manuel Marrero Cruz con directores provinciales de Salud Pública, así como rectores y decanos de centros de altos estudios consagrados a la Medicina.

En la noticia figuró de modo destacado el ministro de esta última especialidad, doctor José Ángel Portal Miranda. Se trataba de algo que era de esperar en un evento que, al decir de la locutora Gisela García Rivero, estaba centrado en el objetivo de “dar un vuelco de calidad al Programa del Médico y el Enfermero de la Familia en 2022”.

En su intervención, el mencionado ministro del ramo, refiriéndose al supuesto propósito de mejorar de modo sustancial esa asistencia primaria, expresó: “Ya pasamos la etapa donde la colaboración internacional competía con ese principio”. A lo cual agregó una frase que aclara aún más cuál es la situación actual: “Ni la masividad de la colaboración hoy está presente…”.

Aquí es conveniente que, para beneficio del lector (sobre todo si es extranjero), aclaremos cuál es la verdadera esencia de esa política a la cual aludió el mayimbe de la medicina antillana. Estamos hablando de las llamadas “misiones internacionalistas” que implican el envío de profesionales cubanos de esa rama a prestar servicios en otros países.

Aunque la propaganda comunista, cada vez que aborda el tema, insiste en el hipotético “altruismo” que lo preside, en realidad se trata de un negocio harto provechoso para el régimen de La Habana. Los profesionales de la salud abandonan su país y a sus seres queridos durante años para radicarse en lugares a menudo apartados, insalubres y hasta peligrosos. A cambio de sus servicios, el país receptor desembolsa unos honorarios que se ajustan a las normas internacionales.

El pago lo recibe no el profesional universitario, sino el codicioso “Estado revolucionario cubano”. Este reparte la suma (que como regla supera los mil dólares mensuales) con el facultativo del que se trate. Las cifras varían de un país a otro; ¡pero la norma es que los “patronos socialistas” entreguen alrededor del 20% del dinero y se engullan el 80% restante!

Se trata de un negocio redondo (para los comunistas, claro; no para los explotados galenos). En medio de la debacle que el aparato de producción de bienes y prestación de servicios de Cuba ha sufrido bajo el castrismo, los ingresos provenientes de esa “colaboración médica internacionalista” llegaron a convertirse en el principal rubro de ingresos del esmirriado presupuesto de la Isla.

Ha sido Estados Unidos el país que ha llevado la voz cantante en la batalla mundial por desenmascarar ese negocio turbio y ese trato leonino. Los norteamericanos han denunciado esas operaciones como una nueva modalidad del tráfico de esclavos; como una violación gravísima y flagrante de los derechos humanos y laborales de médicos y enfermeros.

¡De lo dicho en televisión por el ministro Portal Miranda se colige que esa denodada campaña ha alcanzado el éxito! Ella ha logrado desenmascarar y esclarecer la verdad de lo que se esconde tras la pantalla de “desinterés y altruismo” que, para consumo de socios y tontos útiles, exhiben los comunistas y repiten y divulgan sus medios masivos de comunicación.

Si la “colaboración internacional” en ese campo ya no “compite” con la prestación de mejores servicios médicos a los desatendidos cubanos de a pie, ¡no es porque el régimen castrista haya renunciado buenamente a ese pingüe negocio! Si ya no se prevé que haya “masividad” en esa colaboración, ¡es sólo porque la demanda ha mermado de modo notable! Y debemos suponer que, en esa merma, la decidida campaña estadounidense haya desempeñado el papel central.

Pero claro que los portavoces y alabarderos del castrismo no hablan tan claro ni usan tan pocas palabras para expresar las cosas. Para ello hay que interpretar sus enmarañados dichos y desentrañar el sentido de los eufemismos que utilizan. Creo que, por esta vez, el Ministro de Salud Pública de Cuba habló de más, y sólo gracias a ello podemos enterarnos del fracaso parcial sufrido por el castrismo en la venta de servicios médicos.

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Violaciones laborales en Cuba: un mal que se agudiza

LA HABANA, Cuba. ─ Pese a ser Cuba signataria de los ocho Convenios Fundamentales aprobados por la Organización Internacional del Trabajo (OIT), la violación en la Isla de las Normas y Resoluciones aprobadas por esa entidad es sistemática.

Las denuncias formuladas por los integrantes de la Asociación Sindical Independiente de Cuba (ASIC), sumadas a la gestión del Grupo Internacional por la Responsabilidad Social Corporativa (GIRSSC), y monitoreadas y recibidas por diferentes mecanismos de la OIT, lograron se abriera un expediente por hostigamiento, represión.

Sin embargo, el régimen cubano y el Partido Comunista (PCC) continúan violando esos y otros derechos,  más allá de comprometerse a rectificar las causas que han generado las recomendaciones y sanciones ─no vinculantes─ por parte del Comité de expertos en Normas y Resoluciones (CEAR) y el Comité de Libertad Sindical (CLS) y otros mecanismos laborales, administrativos y de control de la OIT, encargada de garantizar el respeto de los derechos sindicales y laborales bajo cualquier forma de gobierno y en todo tipo de sistema social.

Previo a la Marcha Cívica por el Cambio, convocada para el 15 de Noviembre del año en curso, las autoridades cubanas cometieron flagrantes violaciones de los derechos laborales al expulsar por su opinión política a un profesor de la Universidad de Ciencias Médicas de Cienfuegos y a un Médico General Integral en Holguín, entre otros profesionales y obreros que fueron separados de su ocupación y empleo por apoyar la iniciativa.

Estas violaciones están recogidas en el Convenio 111 de la OIT, relativo a la discriminación en materia de empleo y ocupación, que prohíbe todo tipo de discriminación y exclusión en cualquier forma, incluyendo “cualquier distinción, exclusión o preferencia basada en motivos de raza, color, sexo, religión, opinión política, ascendencia nacional u origen social que tenga por efecto anular o alterar la igualdad de oportunidades o de trato en el empleo y la ocupación”.

En carta dirigida al gobernante cubano Miguel Díaz-Canel el día primero del presente mes, la Presidenta de la Alternativa Democrática Sindical (ADS), Nelva Reyes Barahona, y el Secretario General de dicha organización, Nilton Souza Da Silva, rechazaron las violaciones sindicales que se cometen en Cuba y exigieron el cese del hostigamiento, la represión y las amenazas de cárcel contra Iván Hernández Carrillo, líder de la Asociación Sindical independiente de Cuba (ASIC) y exprisionero de la Causa de los 75, también conocida como Primavera Negra. En la misiva también se condenaron la prohibiciones en Cuba del derecho a la libre sindicalización (Convenio 87), así como la imposibilidad de acceso ─para los sindicalistas independientes─ a un trabajo decente y a un salario digno, requisitos contemplados en los Protocolos de la OIT, entre otras demandas laborales y sindicales amparadas por esa entidad.

Si bien la inversión extranjera resulta necesaria, y hasta cierto punto beneficiosa para la economía cubana, en el plano de los derechos laborales, los hoteles, fábricas y corporaciones radicadas en la Isla se comportan igual que la Empresa Estatal Socialista. La imposibilidad de la libre sindicalización en sus instalaciones, la imposibilidad de contratación directa (obrero-empleador) y la intromisión y manipulación del régimen cubano en las negociaciones de los Convenios Colectivos de Trabajo ─para salvaguardar los intereses del Estado─ generan nuevas violaciones, ahora en el plano corporativo.

Esta falta de responsabilidad social corporativa de los inversionistas extranjeros en Cuba ─que sí cumplen sus leyes al dedillo en sus países de origen─ es otra causa de preocupación de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) y de otros mecanismos multilaterales que, a nivel mundial, supervisan que no se violen los derechos laborales.

ARTÍCULO DE OPINIÓN
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