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Gobierno cubano busca reparar equipos de la “revolución energética”

equipos revolución energética

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El gobierno cubano quiere rescatar los equipos de la era energética. Foto Cubadebate

MIAMI, Estados Unidos.- La nueva estrategia del régimen cubano es crear brigadas de reparación para darle vida a equipos electrodomésticos, entregados hace más de una década, que forman parte de la llamada “revolución energética”.

Así lo dio a conocer el sitio oficialista Cubadebate, y también la Agencia Cubana de Noticias, quienes aseguraron que la nueva estrategia del Ministerio de Comercio Interior busca reparar y dar “mantenimiento a módulos eléctricos como cocinas ollas, refrigeradores, ventiladores, aires acondicionados y televisiones”.

Para lograr este cometido, los propietarios cubanos deben reportar los daños a las oficinas de estas áreas en cada sector de Comercio en sus municipios y Consejos Populares, para luego esperar a que un técnico del estado visite su casa.

Matanzas, Pinar del Río y La Habana ya cuentan con este servicio a domicilio, según los medios de prensa oficialistas, que también aseguraron que comenzará a abrirse a más provincia, como Holguín.

“Se trata de rescatar la experiencia de años atrás (…) a fin de solucionar aquellas necesidades de roturas de sus equipos electrodomésticos sin necesidad de acudir a los talleres” dijo Yosvany Pupo Otero, funcionario del Ministerio de Comercio Interior.

El funcionario estatal aseguró a Cubadebate que esta medida “será a la vez una de las vías para contribuir a elevar el ahorro de energía eléctrica y prolongar la vida útil de los equipos en cumplimiento de las orientaciones trasmitidas al sector del Comercio en el país por el presidente cubano Miguel Díaz-Canel Bermúdez”.

Esto es, según sus propias palabras, una manera de buscar “soluciones a los problemas de la comunidad a partir de acciones mediante iniciativas locales y un óptimo aprovechamiento de los recursos y medios existentes”.

No obstante a la buena “voluntad del régimen”, uno de los mayores reclamos de la población al respecto es la falta de piezas de repuesto, ligado a la escasez que azota al país en los últimos años.

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“Hemos cambiado la vaca por la chiva con los refrigeradores chinos”

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Este hombre compra un refrigerador fuera de la tienda Galerías Paseo (foto de León Padrón)

LA HABANA, Cuba – Entre las últimas acciones emprendidas por Fidel Castro antes de abandonar por enfermedad el poder en el año 2006 fue el cambio de los tradicionales bombillos por otros ahorradores, así como la repartición a los núcleos familiares de las ollas de presión, y por último, la sustitución de los antiguos refrigeradores que tenían los cubanos por los de fabricación china, marca Haier, con el objetivo de disminuir el consumo de electricidad en el país.

Transcurridos ya nueve años a partir de la intensa campaña para sustituir el viejo refrigerador norteamericano por el Haier Chino, muchos cubanos no han podido saldar aquella deuda bancaria adquirida con el estado que ascendía a los seis mil pesos, y lo consideran una estafa. Al respecto, comenta Catalina, una anciana de 91 años, viuda y residente en el Vedado: “Recuerdo aquellas caras jóvenes de los trabajadores sociales, que vinieron a cambiar los bombillos, y posteriormente nuestros refrigeradores. Jamás imaginé que tendría tanta preocupación por la deficiente iluminación de la casa con la instalación de los nuevos bombillos ahorradores que se funden rápidamente, y la constante revisión del depósito de agua en estos equipos. Tampoco enfrían como el que yo tenía, un Westinghouse adquirido en 1954 al precio de 217 pesos, y por la compra recibí gratis una caja de arroz El Gallo, y otra de malta, y jamás tuve que repararlo”.

Tras fallecer su esposo en 1996, Catalina heredó su chequera de 225 pesos. A esta anciana desde el 2005 le descuentan mensualmente 59 pesos y aún debe veintitrés plazos para saldar su deuda, unos mil trecientos cincuenta y siete pesos por lo que confesó que posiblemente no le alcance lo que le queda por vivir para pagarlo totalmente.

Refrigerador marca Haier, dentro de una vivienda (foto de León Padrón)
Refrigerador marca Haier, dentro de una vivienda (foto de León Padrón)

Otro caso es el de Jorge Ignacio, de 64 años, vecino de La Timba, a quien por poco le da un segundo infarto cuando su Haier chino, apodado por el pueblo como El lloviznita, dejó de arrancar tras padecer uno de los tantos apagones que acontecen en esa zona del municipio Plaza. “Mi padre compró al contado en el año 1957 un refrigerador yuma, que estuvo trabajando veinte años seguidos sin problemas. Se le cambió la máquina por una alemana, de la antigua R.D.A, que funcionó bien otros quince años. Después le instalaron otra de uso, y al poco tiempo tuve que comprarla carísima en la tienda en divisas, con un dinerito que le enviaron del Norte a mi esposa. Nunca hubo que reparar la chapa externa, y con volverlo a pintar ya resolvía”.

Continúa Jorge Ignacio: “Decidimos cambiarlo por el chino, que continuamos pagándolo por descuento salarial. Hace poco se tupió el refrigerador, y no enfriaba abajo. Después se quedó sin gas. Un mecánico particular hizo el trabajo. Pero a los pocos días el motor no arrancaba, tras ocurrir un apagón. Por suerte, era el termostato. Porque si es el compresor no hay alambre para enrollarlo en los predios capitalinos; sin embargo, los particulares del campo dicen que sí tienen recursos para arreglarlo. Aquí en La Habana, el estado no posee los motores para sustituirlo, y dice el cartel de la Reparadora de Equipos, sita en 22 y Zapata, en el Vedado, que cuando lo hay cuesta 840 pesos un motocompresor Haier 183. Y donde un condensador importará 407 pesos. En el caso del Haier 08, poner una puerta de conservación vale 212 pesos, la mitad del salario promedio de un trabajador en Cuba”.

De igual manera se expresó Gerardo, residente en la calle 18, entre Línea y Calzada, en el Vedado, a quien hace seis meses se le rompió el tristemente célebre Lloviznita. “Imagínate, tengo dos niños pequeños, y el hogar sin refrigerador es una de las peores desgracias para las familias pobres. Inmediatamente lo reporté al único taller que hay en el municipio Plaza. Y cuando vino el técnico estatal dictaminó que la máquina se quemó. Me dijo que debía ser paciente, como los asiáticos, porque había una inmensa cola de espera por esta causa.  En estos momentos no se puede hacer otra cosa. Y yo le respondí que al final, hemos cambiado la vaca por la chiva con los refrigeradores chinos”.

Taller de reparación de refrigeradores, en Zapata y 22, Vedado (foto de León Padrón)
Taller de reparación de refrigeradores, en Zapata y 22, Vedado (foto de León Padrón)

Cubanet también entrevistó a un hombre sentado en una esquina de la calle 1ra y Paseo, en el Vedado, con un cartel que decía “Compro un frío”. “Adquiero estos equipos para cortarlos al medio y convertirlos en neveras para después venderlas en el campo”, apuntó.

Varias preguntas se hacen actualmente los cubanos de a pie: ¿Por qué no hay moto-compresores para los refrigeradores chinos? ¿Acaso no están garantizadas todas las piezas de repuesto? ¿Qué pasará en el futuro cuando se incremente el número de roturas? ¿A quién se le vendieron las toneladas de chatarra en que se convirtieron los viejos equipos que el gobierno recibió gratis?

Ya incluso se ha puesto de moda en las calles habaneras este pregón: ¡Compro refrigeradores rotos, o funcionando! Cualquier marca. No te molestes más. ¡Dale, que me voy!

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@leonlibredecuba




Nuestra impagable deuda interna

LA HABANA, Cuba, febrero, 173.203.82.38 -El artículo ¿Hasta cuándo el río revuelto?,  publicado en el periódico Granma el 8 de octubre de 2010,  analizaba críticamente el impago de los electrodomésticos vendidos a plazos al pueblo por el Estado, hace cinco años, en pleno auge de la “Batalla de ideas”, sin tener en cuenta la capacidad real de pago de las familias que los adquirieron.

El autor del artículo atribuye el multimillonario impago a la ingratitud de los centenares de miles cubanos morosos en sus pagos mensuales, omitiendo que esta situación es el resultado del delirante voluntarismo del anterior gobernante y su desaparecido equipo de la “Batalla de Idea”, encargado de ejecutar  las enloquecidas órdenes impartidas directamente por el Comandante en Jefe.

El precio promedio del módulo de equipos vendidos a crédito a cada familia “beneficiada” por el plan (cocina, refrigerador, aire acondicionado y bombas de agua que demandaban reposición) asciende a 10, 595.96 pesos, suma que los deudores están obligados a liquidarle al estado mediante el pago de mensualidades.

A finales de 2010 el gobierno informó que se habían dejado de recaudar 557 millones de pesos debido al incumplimiento masivo de los pagos de los efectos electrodomésticos por parte de la población, situación que continúa pendiente en el presente año. Se tiene previsto recaudar 707 millones de pesos, teniendo en cuenta el total que todavía adeuda la población.

Si  sumamos el pago de la vivienda, el agua, la electricidad y el transporte que debe hacer una familia, llegamos fácilmente a la explicación de por qué la gente no paga las mensualidades al Estado para saldar la deuda que hace cinco años asumieron.

El salario promedio que hoy devengan los trabajadores cubanos  no sobrepasa los  420 pesos mensuales, lo que hace que la deuda asumida equivalga a más de dos años íntegros de salario. Con el sueldo mensual de 420 pesos, los cubanos primero compran los alimentos subsidiados que se venden a través de la libreta de racionamiento, que cuando más alcanzan para 10 días, y cada vez son menos; lo que resta de mes tienen que hacer milagros para mal comer, debido a los altísimos precios de los alimentos de primera necesidad que se venden en el mercado de oferta y demanda.

La situación de los impagos se complica por la gran cantidad de equipos ya rotos, muchos inservibles, debido a su malísima calidad, y la falta de las piezas de repuesto para repararlos.

Se han reportado más de 70 000 equipos rotos. Para hacer frente a esta crisis, el gobierno destinó 25 millones de dólares para adquirir piezas de repuestos en China, las cuales se le asignaron a los 300 talleres del Ministerio de Comercio Interior a lo largo del país.

Para completar la saga de esta impagable “deuda interna” que tenemos los cubanos, al finalizar el año 2010, la Unión Eléctrica anunció que el consumo de electricidad en el sector estatal había reportad un 93 % de crecimiento, mientras en el residencial fue de un 104%. ¿El motivo?: La venta masiva y casi compulsoria de electrodomésticos.

El ex gobernante  Fidel Castro había afirmado que la idea de sustituir de los vetustos equipos electrodomésticos de manufactura norteamericana y soviética con nuevos equipos chinos, se debía a que eran grandes consumidores de electricidad. En la práctica el resultado ha sido todo lo contrario de lo que buscaba el Comandante. La proliferación de ollas eléctricas arroceras y  las hornillas eléctricas para cocinar han disparado el consumo de electricidad.

Trascurridos cinco años de este (uno de los tantos) descabellado plan del Comandante en Jefe, hoy el gobierno está enfrascado en la difícil misión de cobrar los cientos de millones de pesos adeudados por la población, por la venta de unos equipos electrodomésticos, gran parte de los cuales ya ni funciona.

El plan, dirigido a reducir el consumo de electricidad, ha resultado un estruendoso fracaso. Se suma a la larguísima lista de surrealistas “ideas brillantes” del Comandante que han contribuido arruinar el país, entre la que se destacan algunas memorables como La Zafra de los Diez Millones, el Cordón de La Habana, las vacas enanas para crianza doméstica, las super vacas como Ubre Blanca, la deforestación del país para el cultivo de las tierras y un largo, larguísimo, etcétera..

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