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Enrique Arredondo: de San Nicolás del Peladero a la inmortalidad

Enrique Arredondo

LA HABANA, Cuba. – En el olimpo del teatro vernáculo cubano, el nombre de Enrique Arredondo ocupa un sitio de culto. Especialmente recordado por su personaje de Bernabé en el programa humorístico “Detrás de la fachada”, donde compartió rol con la inefable Consuelito Vidal, Arredondo encarnó la quintaesencia del actor comediante, un genio singular en el cual confluyeron la excelencia profesional y la cultura popular cubana en sus más auténticos matices. 

Con solo 17 años, en 1923, Enrique Arredondo se inició en el teatro vernáculo interpretando nada menos que al Negrito, un personaje imprescindible en la historia del arte escénico cubano. Por esa época estuvo trabajando en diversas compañías, alternando su rol de actor con la escritura de sainetes y obras cortas destinadas a alegrar al público. 

Se presentó en todos los escenarios de la Isla y para el año 1934 ya había sido contratado por el prestigioso Teatro Alhambra para asumir el personaje del Negrito en sustitución del mítico Sergio Acebal. Llevó su arte a ciudades como Tampa, Mérida, Veracruz, Oaxaca y el D.F., donde fue contratado para actuar en una revista musical junto a los afamados cómicos Tin Tan y Palillo. 

Trabajó también en el cine y la radio; pero fue en el teatro y la televisión donde Enrique Arredondo dio vida a sus más recordados personajes. El guapo Cheo Malanga, de “San Nicolás del Peladero”, y el inolvidable Bernabé, que creó para el programa humorístico de corte costumbrista “Detrás de la fachada”, siguen generando hoy aplausos y risas en el público más variopinto.

Su espontaneidad halló el modo de burlar la censura implantada por Fidel Castro en el terreno de la cultura, y en particular en la televisión. A la tácita prohibición de hacer chistes improvisados, Arredondo respondió con la introducción de frases y entonaciones que calaron en el decir popular, una de las expresiones más genuinas de “lo cubano”.

Enrique Arredondo murió el 15 de noviembre de 1988 en La Habana, a los 82 años de edad.  

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Enrique Arredondo, el último cómico del teatro bufo cubano

LA HABANA, Cuba. — Este 2 de abril se cumplen 116 años del nacimiento de Enrique Arredondo (1906-1988), uno de los más importantes actores del teatro bufo cubano y que se destacara también en la radio y la televisión.

Habiendo comenzado su carrera actoral a la edad de 17 años, en 1923, fue contratado por el Teatro Alhambra en 1934 para sustituir al actor Sergio Acebal en el personaje del “negrito”.

Luego de actuar con diversas compañías, entre ellas las de Federico Piñeiro y la de José Sanabria (más conocido como el viejito Chichí), en 1940 Arredondo formó su propia compañía, para la cual escribió varias obras.

El destacado actor creó dos personajes para la radio, Virutica y Chicharito, este último fue retomado más adelante por el dúo de Garrido y Piñeiro para interpretar a Chicharito y Sopeira en un programa muy escuchado en los años cuarenta.

Arredondo, que se inició en 1956 en la televisión, participó en programas como Mi familia, El Show del Mediodía y la Revista Regalías.

A partir de mediados de los años sesenta, se hizo muy popular en el programa San Nicolás del Peladero, donde compartió con artistas de la talla de Enrique Santiesteban, María de los Ángeles Santana (el alcalde Plutarco Tuero y la alcaldesa Remigia), y el muy versátil Germán Pinelli (el periodista Eufrates del Valle).

En San Nicolás del Peladero, Arredondo, además de encarnar al fanfarrón Cheo Malanga, retomaría el personaje del Doctor Chapotín, que había creado en 1947 para la emisora CMQ.

Pero su mayor popularidad  la alcanzó Arredondo en el programa Detrás de la Fachada, conducido por los animadores Consuelito Vidal y José Antonio Cepero Brito, donde representaba a Bernabé, un simpático personaje que conquistó el cariño del público.

Aún muchos recuerdan la vez que en ese programa, que salía al aire en vivo, Bernabé le advirtió al nieto: “Si no te portas bien, te voy a castigar viendo los muñequitos rusos”. Aquello le costó una fuerte reprimenda y que lo sancionaran, sacándolo un tiempo de la televisión.

Desde 1979 y hasta sus últimos días de vida, integró el elenco del espacio radial humorístico más gustado en Cuba, Alegrías de Sobremesa, donde dio vida al tío de Paco.

La fraseología popular se nutrió de expresiones dichas por Arredondo en sus actuaciones, que enmascaraban su sentido con las llamadas morcillas, frases improvisadas fuera del libreto, como “No pue seeer”, “No, mentira, tú me estás engañando” y ¡Atrevidooo!

Sus breves incursiones cinematográficas fueron en ¡Qué suerte tiene el cubano!Nuestro hombre en La Habana, de Carol Reed (1959) y en Son o no Son, bajo la dirección de Julio García Espinosa (1980).

Arredondo escribió sus memorias, que se titularon Vida de un Comediante, y fueron publicadas en la colección Huracán hace más de tres décadas. El día de la presentación del volumen, durante una Feria del Libro en La Habana, una multitud se agolpó para alcanzar un ejemplar. No obstante, a pesar de ser un título agotado y muy demandado, nunca más se ha reimpreso.

Durante sus dos últimos años de vida, Arredondo colaboró en proyectos con los libretistas Enrique Núñez Rodríguez, Héctor Zumbado y Alberto Luberta. Su fallecimiento, el 15 de noviembre de 1988, a la edad de 82 años, dejó un gran vacío en la cultura cubana.

Enrique Arredondo, que se consideraba  como un seguidor de Arquímedes Pous, fue junto a  Alicia Rico, Candita Quintana y Leopoldo Fernández, de los más grandes del teatro bufo. Y le correspondió ser el último de ellos.

Como el teatro bufo —desde la colonia— frecuentemente tocaba problemas sociales y políticos, cayó en desgracia luego del triunfo de la revolución.  El régimen castrista, que no entiende de chistes y burlas, margina a actores como Luis Silva (Pánfilo), Andy Vázquez (Facundo) y Omar Franco (Ruperto), muy queridos por el público y que pudieran ser lo más parecido actualmente a los antiguos cómicos bufos.

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