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Alertan sobre riesgo de transmisión de arbovirosis en Pinar del Río

Dengue, Cuba

MIAMI, Estados Unidos. — Las autoridades sanitarias de Pinar del Río advirtieron a la población sobre el riesgo de transmisión de arbovirosis, término utilizado para definir a las enfermedades infecciosas transmitidas por mosquitos, garrapatas y moscas.

De acuerdo con el Periódico Guerrillero, el territorio “reporta hoy elevados índices de infestación de riesgo por transmisión de arbovirosis, por lo que la situación epidemiológica asume complejos escenarios en lo que va de año”.

Los municipios con mayor riesgo de transmisión son Los Palacios, San Juan y Martínez y Pinar del Río, aunque también preocupa la situación de en San Luis y Consolación del Sur.

Directivos de Salud Pública dijeron al medio oficialista que ante la presencia de un cuadro febril, el paciente sospechoso debe acudir inmediatamente al médico para recibir un diagnóstico temprano. En ese sentido, también señalaron que el principal antídoto contra la arbovirosis son las medidas de limpieza dentro del hogar.

Para intentar controlar la situación epidemiológica, las autoridades promueven “las acciones de control en los lugares más críticos” con el objetivo de destruir posibles focos de transmisión.

El término “arbovirosis” proviene de la abreviatura “arbovirus”, que significa “virus transmitidos por artrópodos”. Algunas de las arbovirosis más comunes incluyen el dengue, el virus del Nilo Occidental, la fiebre del Zika, la fiebre del Nilo, la fiebre chikungunya y la encefalitis japonesa, entre otras.

Se trata en todos los casos de enfermedades pueden causar una amplia gama de síntomas, desde fiebre, dolores musculares y erupciones cutáneas hasta problemas neurológicos graves, como meningitis y encefalitis.

Ocasionalmente, las arbovirosis pueden ser graves y poner en peligro la vida, especialmente en personas con sistemas inmunológicos debilitados o en áreas donde la enfermedad es endémica y hay poca o ninguna inmunidad previa.

La prevención de la arbovirosis a menudo implica medidas de control de los vectores, como la eliminación de criaderos de mosquitos y el uso de repelentes de insectos.




Cuba emite alerta por brote de peste porcina africana reportado en República Dominicana

Granja porcina en Cuba, Peste porcina africana

LA HABANA, Cuba. — El Centro Nacional de Sanidad Animal de Cuba (CENASA), entidad perteneciente al Ministerio de la Agricultura (MINAG), emitió este martes 10 de agosto una alerta sanitaria para todo el territorio nacional tras la confirmación de la presencia de la peste porcina africana (PPA) en República Dominicana.

Una nota publicada en medios cubanos de la Isla informó sobre varias medidas implementadas para tratar de prevenir la llegada de la enfermedad a la Isla:

  • Prohibir la entrada al país de cualquier mercancía de origen porcino, procedente de la República Dominicana y de Haití (por su cercanía geográfica y frontera terrestre). Asimismo, se pide incrementar la vigilancia por parte de los productores porcinos, realizando inspecciones clínicas a sus animales, para constatar el estado de los cerdos.
  • Incrementar la bioprotección de las unidades o piaras porcinas, con mayor énfasis en el aislamiento y limitación de entrada de personal y vehículos ajenos; mantener activadas las cajuelas peatonales y los puntos de desinfección; reducir al mínimo la visita a centros porcinos y ante la sospecha de esta enfermedad, notificar inmediatamente al Departamento Municipal de Sanidad Animal.
  • Incrementar el control del traslado, compra y sacrificio de cerdos.
  • Cocinar el sancocho con los residuos de cosechas, comúnmente muy utilizado en la alimentación de los cerdos en nuestro país.
  • Mantener y profundizar las medidas de saneamiento ambiental.
  • Establecer cuarentena de inmediato e informar al servicio veterinario municipal, en caso de presentarse una alta morbilidad y/o letalidad de cerdos con fiebre.

La presencia de esta enfermedad en muestras de cerdos de República Dominicana se confirmó el 29 de julio por el Departamento de Agricultura de Estados Unidos (USDA), a través de su Laboratorio de diagnóstico de enfermedades de animales, y fue notificada de forma oficial a la Organización Mundial de Sanidad Animal por el servicio veterinario estatal dominicano.

La peste porcina africana (PPA) es una enfermedad viral de los cerdos altamente contagiosa, que produce un grave cuadro clínico y gran número de muertes. El organismo causante es un virus ADN de la familia Asfarviridae, que también infecta a las garrapatas del género Ornithodoros, conocidas como garrapatas blandas.

La tasa de mortalidad y los signos clínicos derivados de la peste porcina africana pueden variar en función de la virulencia del virus y de la especie de porcino.

En Cuba, la enfermedad se presentó por primera vez en mayo de 1971 en la antigua provincia de La Habana, extendiéndose años después a Guantánamo, Santiago de Cuba y Holguín.

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Alerta en Santiago de Cuba por alza de infecciones respiratorias agudas

Santiago de Cuba, Cuba, Infecciones,

Parada de ómnibus en Santiago de Cuba (Foto de archivo)

MIAMI, Estados Unidos. – Las autoridades sanitarias de Santiago de Cuba han alertado sobre una ola de infecciones respiratorias agudas y graves registradas en varias localidades de ese territorio, ocasionadas por “un comportamiento habitual de la morbilidad durante los meses de invierno”.

El diario provincial Sierra Maestra señala que entre los cuadros clínicos más comunes predominan los catarros, bronquiolitis, neumonías y bronconeumonías, padecimientos, en su mayoría, asociados al virus sincitial respiratorio, el rinovirus, las parainfluenzas A y B, entre otros agentes.

“Las infecciones respiratorias agudas son un conjunto de enfermedades que afectan el aparato respiratorio, de múltiples etiologías (virales y bacterianas), pero las causas virales son las más frecuentes, y en nuestro territorio ocurren alzas estacionales, tanto en invierno como en verano: los meses de enero y diciembre, y julio y agosto, se produce un incremento de la morbilidad”, declaro al medio estatal Adriana Mercedes Valdés Vargas, responsable del Programa de control y prevención de las infecciones respiratorias agudas en Santiago de Cuba.

El diario provincial Sierra Maestra señala que, aunque el sistema de Salud local cuenta con las capacidades para realizar la vigilancia, tratamiento y prevención de las afecciones, los especialistas recomiendan adoptar las medidas de prevención para evitar la propagación.

Entre los municipios más afectados por las infecciones respiratorias graves se encuentran Segundo Frente, Tercer Frente y Contramaestre y Santiago de Cuba.

De acuerdo con la especialista, en los casos de Segundo Frente, Tercer Frente y Contramaestre, las características climatológicas de sus geografías inciden en el alza de los padecimientos respiratorios.

Las autoridades sanitarias destacan que los grupos poblacionales de mayor riesgo son los niños menores de un año y los adultos mayores de 65.

Entre los grupos vulnerables a las infecciones respiratorias se encuentran las personas que padecen asma bronquial, la enfermedad pulmonar oclusiva crónica, de diabetes mellitus, la enfermedad renal crónica, el SIDA, entre otras.

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Denuncian aumento de dengue y zika en Santa Clara

cuba dengue aedes aegypti, isla de la juventud

(Foto Archivo)

MIAMI, Estados Unidos.- Joel Espinosa Medrano, periodista independiente residente en Santa Clara, denunció un incremento de zika y dengue, según publicó Martí Noticias, y dijo que el incremento de personas afectadas con estas enfermedades en la ciudad se debe fundamentalmente a “problemas con el abasto de agua, los microvertederos y la recogida de basura”, factores que posibilitan la proliferación del mosquito Aedes Aegypti, transmisor de estos virus.

“Se ven por dondequiera los microvertederos, dentro y fuera de la ciudad”, señaló, y aseguró que la escasez de medicamentos y la deprimente situación de los centros asistenciales imposibilitan un adecuado tratamiento.

“Las personas van allí (a los policlínicos y hospitales) y no encuentran nada más que negativas ante la posibilidad real de estar contagiados”, denunció.

Según el reportero de la agencia independiente Palenque Visión, ante el aumento de los contagiados por dengue y zika, la respuesta de los médicos no es de mucha ayuda. “Lo único que te dicen es que compren gelatinas en las tiendas recaudadoras de divisas (TRD) para que se alimenten y que tomen caldo de pollo”, explicó Espinosa Medrano, quien subrayó que “la mayoría de la población no tienen acceso” a estas tiendas con precios excesivamente altos para el nivel adquisitivo de la media en Cuba.

El reportero reveló que hay quienes sintiéndose enfermos “rechazan la atención médica” y que existe “otro gran por ciento de personas que ante los síntomas no acuden al médico porque (saben que) simplemente los recluyen en los centros educacionales (por falta de capacidad en los hospitales) y se pasan allí 6 o 7 días allí debajo de un mosquitero tomándole la temperatura y sin medicamento alguno porque no hay”.

A Joel Espinosa Medrano la policía política le ha reprimido, confiscado sus medios de trabajo (cámara y laptop) y acusado de “divulgación de propaganda enemiga” por reportar las condiciones en que viven los cubanos.




El ardor en los tiempos del cólera

LA HABANA, Cuba, enero, 173.203.82.38 -Por fin, al cabo de muchos días de intensos rumores y noticias alternativas que apuntaban en ese sentido, el gobierno cubano admitió la existencia de un brote de cólera en la ciudad de La Habana. El primero desde 1883. Esto lo dio a conocer el régimen en una nota informativa publicada el pasado martes en el diario oficialista Granma, la cual posee la curiosa cualidad de ser al mismo tiempo vergonzosa y vergonzante.

Según se expresa en ese material, el “incremento de las enfermedades diarreicas agudas” se detectó el 6 de enero en el Cerro, y a continuación en otros municipios capitalinos. Se reconoce que “un grupo de estos pacientes presentaban síntomas y signos que orientaban etiológicamente a la sospecha de Cólera”. Pero la información definitiva sólo se le dio al pueblo al cabo de más de una semana.

En la referida nota se confirma la existencia de 51 casos, y se atribuye la responsabilidad en la transmisión del vibrión a “un expendedor de alimentos, portador asintomático de la enfermedad, adquirida durante los brotes informados con anterioridad en otras regiones del país”. De modo conveniente, se le achaca —pues— la infección a un trabajador por cuenta propia. Por ende, sucede en este asunto del cólera algo parecido a lo que se anunció en su momento con respecto al virus del VIH-SIDA.

En aquella ocasión, el contagio, según “la historia oficial”, no provino de los innumerables “soldados internacionalistas” que por esos años prestaban sus servicios en el continente africano, cuna del terrible mal. Por el contrario, se le atribuyó esa función a un civil, quien, en aquella época en que la señora Mariela Castro aún no había comenzado su cruzada, era, por más señas, homosexual.

Según se insinuaba, ese señor había contraído la dolencia debido a los pecaminosos contactos íntimos que había realizado en el país que la propaganda castrista señala como única y exclusiva fuente de todas nuestras desventuras: los Estados Unidos de América.

La precisión mostrada por el Ministerio de Salud Pública en el caso del brote habanero de cólera, contrasta de manera notable con la irrupción primigenia de esta enfermedad en la oriental ciudad de Manzanillo. A diferencia de lo que sucede ahora, cuando lo único que faltó fue dar los datos personales del supuesto culpable, en aquella ocasión no se informó por qué vía ni a través de quién llegó el mal. O sea: ni se confirmó ni se desmintió la explicación extraoficial, que atribuía el contagio a médicos cubanos que regresaron de Haití.

En esta oportunidad, en la información gubernamental tampoco se especifica si ha habido o no fallecidos como consecuencia del brote. Aquí también los datos ofrecidos por agencias de prensa independientes y extranjeras contrastan con los oficiales, pues aquéllos sí mencionan, con nombres y apellidos, la existencia de varias víctimas mortales. Una de ellas fue Osvaldo Pino Rodríguez, cuya mamá declaró: “Hay mucha desinformación; nosotros mismos estuvimos todo el tiempo en contacto con él en el hospital sin saber que podía ser cólera”.

Como era de esperar, distintos diplomáticos acreditados en La Habana —según órganos periodísticos internacionales—, “contemplan la posibilidad de emitir advertencias para que sus ciudadanos se abstengan de visitar Cuba”. También “expresaron preocupación de que el gobierno (el de la Isla, por supuesto) no comparta con ellos información en forma oportuna”.

En el ínterin, los capitalinos podemos darnos por satisfechos. Hay insistentes versiones, según las cuales las provincias orientales de Santiago de Cuba, Holguín y Guantánamo, a raíz del paso por ellas del huracán Sandy, sufrieron también brotes de cólera. No obstante, parece ser que el aislamiento de esas zonas fue aprovechado para evitar toda publicidad al respecto. En cualquier caso, el hecho cierto es que este importante tema no ha sido abordado por la prensa gubernamental.

Mientras tanto, los cubanos de a pie, además del dengue, seguiremos soportando esta nueva calamidad que, “gracias a la Revolución”, ha caído sobre nuestra desdichada Patria. Está claro que el Ministerio de Salud Pública es, sin dudas, el gran responsable de la infección, pues es el encargado de evitar que sucedan cosas como ésta. Pero me atrevo a hacer una predicción.

Pese a lo antes señalado, y al igual que pasó con el brote en Manzanillo, es harto probable que, debido al papel que desempeñará el personal de ese organismo en el combate al temible mal, recaigan sobre esa misma entidad las loas que los medios controlados por el régimen, una vez controlada la epidemia, entonarán con gran ardor.




Esperando al Heberprot

LA HABANA, Cuba, enero, 173.203.82.38 -Carlos y Patricia son solo dos ejemplos de los muchos enfermos de diabetes que en Cuba han sufrido la amputación de una parte de sus miembros a causa de complicaciones críticas de esta patología, sin poder beneficiarse de las bondades de un medicamento “prodigioso” de fabricación nacional que propagandizan con insistencia las autoridades cubanas.

Con marcada frecuencia en los espacios informativos aparecen especialistas y voceros gubernamentales para dar cuenta de las excelencias y ventajas del Heberprot-p para el tratamiento de las lesiones que producen las úlceras del pie diabético, dolencia causada por graves descompensaciones de esta peligrosa y extendida enfermedad y que causa en Cuba miles de amputaciones cada año. Según las recurrentes informaciones y reportajes,  el medicamento, producido por la industria biotecnológica cubana a partir del factor de crecimiento epidérmico, es altamente efectivo y logra una mejoría acelerada en esta dolencia que implica resultados fatales para muchos pacientes.

Muchos ciudadanos, bien acostumbrados a la distancia que existe en Cuba entre propaganda y realidad  y sobre todo a la práctica del gobierno cubano de dar preferencia a sus compromisos internacionales ya sean estos solidarios o comerciales, y a los extranjeros en general, se han mostrado desconfiados y han puesto en duda que los enfermos cubanos puedan llegar a beneficiarse de este elogiado medicamento.

Carlos y Patricia, quienes por miedo a sufrir represalias se negaron a abundar en detalles y señas personales, acudieron desde las instancias de la atención primaria de salud hasta los hospitales especializados y no encontraron solución a sus dolencias para impedir la amputación parcial de sus miembros inferiores.

Los cubanos de a pie sufrimos día a día las carencias, retrasos, ineficacias e indolencias que cunden en el sistema nacional de salud y que obligan a hacer la comparación con los ejemplos de abnegación y excelencia profesional que, según la propaganda oficial, demuestran cotidianamente las decenas de miles de facultativos y técnicos cubanos que han sido sustraídos del sistema para enviarlos a cumplir su función en otras latitudes, en las llamadas “misiones”.

El vía crucis que constituye hoy convertirse en paciente, o en familiar de uno, hace que muchos cubanos afirmen que preferirían pagar los servicios de salud antes de enfrentar las muy dudosas bondades de este sistema que se ha convertido en la cosa “gratis” más cara del mundo.

La otra cara del asunto es que muchos enfermos no necesitarían servirse o esperar por este prodigio de la biotecnología revolucionaria si los diabéticos cubanos contáramos con las condiciones mínimas para alimentarnos de la forma sana e idónea en que deben hacerlo quienes padecen esta enfermedad, algo fundamental para evitar las descompensaciones y crisis que son muchas veces irreversibles.

A pesar de esto los gobernantes cubanos siguen ufanándose de la supuesta excelencia de su sistema de salud, mientras los pacientes de las salas de angiología ven en las pantallas de los televisores instalados en los centros hospitalarios, la alharaca sobre las bondades de ese “medicamento prodigioso”, logro de la biotecnología nacional, que no ha llegado a tiempo a nuestro pueblo para impedir, o al menos disminuir, la larga y constante saga de amputaciones que sufren los diabéticos cubanos.

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Las hierbas de Ana Luisa

LA HABANA, Cuba, marzo (173.203.82.38) – La vecina Ana Luisa es una mujer robusta que pocas veces se enferma, y cuando eso sucede, acude a la medicina verde, de la que dice: “me enorgullezco, porque sé bastante”.  Es capaz de recomendar hierbas para varios males, y la forma de prepararlas.

Hace unos días, cuando tuvo fiebre, dolor en las articulaciones y retortijones de estómago, ella misma se trató con sus hierbas. No es la primera vez que se ha curado una maleza de estómago con tapón y menta americana que, por cierto, abundan en los jardines cubanos.

Entonces recibió una noticia que la llenó de preocupación y miedo. Por su cuñado, que vive en Arroyo Naranjo, se enteró de que durante una reparación se rompió una tubería de aguas albañales que contaminó el agua potable. Ana Luisa está cansada de ver la porquería corriendo las calles, y pensó que lo mismo puede pasar en cualquier parte de la ciudad. Además, muchas veces el agua para tomar viene sucia, por lo que ha puesto en la llave una gasa para colarla. Finalmente, decidió ir al médico.

Como muchos, teme que el cólera llegue a Cuba, traído por los médicos desde Haití. Cuando le transmitió a la doctora su preocupación, y le dijo sus síntomas, la médica le preguntó si había tenido vómitos, a lo que la vecina respondió que no. Descartado el cólera, le recetaron sales hidratantes y no dejar de comer. Además, debía hervir o filtrar el agua.

Ana Luisa salió de la policlínica mitad aliviada, mitad preocupada: el gas que le toca sólo le alcanza para cocinar. ¿Cómo herviría el agua? Y de filtrarla ni hablar. “¿Quién tuviera –pensó- los 60 CUC que cuesta un filtro en la shopping?”.




El hombre y su dieta

LA HABANA, Cuba, febrero (173.203.82.38) – El hombre se sometió a varios análisis ordenados por el médico del Instituto Nacional de Oncología y Radiobiología. Días después, regresó a la consulta para conocer el resultado. El oncólogo le puso tratamiento e indicó una dieta especial. Para poder comprar los alimentos, necesitaba un certificado con el cuño del hospital y la firma del director u otro funcionario de peso. Recogería el papel en diez días.

El hombre pensó que el siguiente trámite sería en la Oficina del Registro de Consumidores (OFICODA), pero allí le orientaron dirigirse al consultorio médico, ya que este era el autorizado para darle curso a la dieta.

El hombre no comprendía. Si el médico de la familia no conocía su caso, ¿cómo podía saber si necesitaba alimentarse mejor? De todos modos, hizo la cola y le entregó el certificado. Entonces, el doctor de la posta médica le dijo que regresara a recoger la dieta la semana siguiente.

Cuando regresó, después de volver a hacer la cola, nada se había hecho porque su historia clínica no aparecía. Primero pensó no volver al consultorio, pero no podía perder la dieta, que le permitiría reforzar su alimentación deficiente. Tuvo que, prácticamente, perseguir al médico, que al fin, le construyó una historia nueva. Pero todavía se necesitaba la firma del director de la policlínica, así que tendría que volver la próxima semana.

Al cabo de un mes de idas y venidas, el hombre, con su dieta legalizada, regresó a la OFICODA para asentarla en la libreta de racionamiento. Allí le entregaron un vale para la leche y otro para el pollo, que debía comprar en la bodega piloto por ser el primer mes de la dieta.

El hombre rezaba para que lo que pudiera comprar a través de la dieta, justificara tantas molestias. Soñó con una canasta sustanciosa que le permitiera alimentarse bien. La empleada de la bodega lo sacó de dudas.

-No te embulles, con la dieta que te autorizaron sólo puedes comprar mensualmente una libra de pollo, un kilogramo de leche entera en polvo y diez libras de plátano burro, y si te pones de suerte, alguna vez te tocarán diez libras de malanga.




¿Cuántos fueron los boletos al paraíso?

LA HABANA, Cuba, enero (173.203.82.38) – La fotografía del cartel promocional de la película es bastante elocuente. Seis freakies, tres muchachas y tres muchachos, recostados a una ruinosa fachada.  Una desvencijada ventana remendada  con tablas de cajones. Una placa en la pared indica el nombre de la calle: Desamparado. No importa si es Centro Habana. Igual pudiera ser El Cerro, Diez de Octubre o Santiago de Cuba.

Son los protagonistas de Boleto al paraíso, la nueva película del director cubano Gerardo Chijona. Narra la historia de seis jóvenes que a inicios del Período Especial decidieron inocularse el virus del SIDA para escapar del pan y el agua con azúcar del desayuno, la punzada en la boca del estómago del hambre, de la incomprensión de sus familias, las redadas de la policía, los apagones de diez horas y más, las guaguas que no pasaban, los CDR que repartían tickets para hamburguesas sólo a los revolucionarios, y anunciaban la olla colectiva para cuando llegara la Opción Cero. De todo eso y más querían escapar.

Prefirieron estar tras los muros del sanatorio Los Cocos, donde con la manía oficial de encerrar a los diferentes, encerraban a los enfermos de SIDA. Allí al menos tendrían la comida y el techo seguros.

Una muchacha infectada les hizo el favor de contagiarlos. No fue un sacrificio. En aquellos años en Cuba, lo único bueno que se podía hacer sin demasiados problemas, en cualquier lugar y con cualquiera, era el sexo.

Chijona se inspiró en  testimonios de enfermos que halló en el libro Confesiones a un médico, del doctor Jorge Pérez, que dirigió el sanatorio hasta finales de la década del 90. “Quisimos representar esa mezcla letal de inexperiencia, ignorancia, inocencia y familias abusivas, el rechazo de la sociedad en una Cuba que en aquellos tiempos difíciles vivió una situación material y espiritual muy compleja”, explicó Chijona en una reciente entrevista.

Lo que no dice Chijona es que los muchachos que se auto-inocularon el VIH en aquellos años para que los enviaran a Los Cocos no fueron seis, como en la película, sino varias decenas. Hay quien afirma que fueron más de cien jóvenes de ambos sexos. La mayoría conscientes, otros tan drogados o borrachos que no sabían bien lo que hacían.

Recuerdo que, por aquellos tiempos, la bola que se regó en La Habana de freakies que se dedicaban a pinchar con agujas infectadas con VIH a los asistentes a los conciertos de rock, creó cierto pánico, que duró poco, porque no había muchos conciertos de rock, y circulaban otras bolas, todas terribles.

Conocí personalmente a una muchacha que se inoculó el virus. Se llamaba Dalia y la apodaban La Crazy, porque quedó muy mal de los nervios después que murió su niña de apenas un año. Era trigueña, delgada, linda, con pinta de estrella de heavy metal o de gitana. Solía caer en profundas depresiones, que no lograban atenuar el alcohol y las anfetaminas. Por suerte, siempre andaba con dos buenas amigas que la auxiliaban, rockeras a rabiar, asiduas del Patio de María y que tenían apodos tan sugerentes como ella: La Pirata, La Iguana y La Cobra.

Dalia presumía de no enamorarse. Podía entregarse “para descargar un rato”, pero reservaba su corazón para Axel Rose o Slash. Finalmente se enamoró de un freakie enfermo de SIDA, en 1995. Se fue a la cama con él dispuesta a contagiarse. Había encontrado el amor y no tenía nada que perder.

La última vez que me encontré a Dalia La Crazy fue hace más de doce años en un concierto de Extraño Corazón, en la sala Atríl. Bailaba sola. Le asentaba la ropa blanca y su pelo, tan negro, corto. Se veía muy bien. Casi como siempre. Me dijo que en Los Cocos no se estaba tan mal, que se entretenía mucho con los perros pastores que cuidaba como parte de su trabajo. No me atreví a averiguar por su novio. Preferí fingir que todo era como antes.

Eso hago ahora. Quiero pensar que vive aún  y recordarla, linda como era, especialmente cuando oigo November Rain o veo una película tan triste como Boleto al paraíso.

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La capa de Superman

LA HABANA, Cuba, diciembre (173.203.82.38) – La televisión cubana ha estado insistiendo últimamente en la necesidad de que los amigos y conocidos se besen menos, como una medida para evitar la propagación de enfermedades contagiosas. Tal vez no sea un mal consejo, sopesados los beneficios y perjuicios.

Malo es cuando se compara con otras recomendaciones que ni la televisión ni nadie brinda, aun cuando resultarían más saludables.  Pongo por caso el uso inadecuado que los médicos y otros profesionales de la salud hacen de sus batas blancas.

Un día cualquiera, a cualquier hora, cuando uno de estos profesionales llega a su consulta o a su laboratorio, ha recorrido ya numerosas calles, ha subido y bajado de los camellos y de otros vehículos de transporte público, ha pasado por sitios más y menos concurridos y se ha rozado con todo tipo de transeúntes. Y siempre con sus batas blancas, las mismas que se pusieron antes de salir de casa y con la cuales seguirán trabajando durante toda la jornada.

Por más que lo veamos desde un ángulo contemporizador, cuesta admitir que esta práctica sea menos dañina para la salud general que la del beso entre amigos.

Aunque no sea suficiente para justificar una tendencia tan poco higiénica, e incluso peligrosa -más cuando se ha convertido en constante entre la generalidad de estos profesionales- no sería justo dejar de reconocer que la bata blanca ha representado para ellos una tabla de salvación en muchos aspectos. No por gusto un amigo personal, que es médico, le llama la capa de Supermán.

Si llevan la bata blanca puesta, a los profesionales de la salud les resulta más fácil coger botella en las paradas del ómnibus que se demora o no pasa. También les facilita comprar ciertos productos sin hacer colas. Podría decirse que esa prenda actúa como una especie de acreditación ante la cual el público se considera, justamente, en el deber de demostrar agradecimiento y deferencia para con los centinelas de su salud. Es, en suma, la base de un intercambio social bonito. Lo feo en todo caso son las circunstancias que están condicionándolo.

Los profesionales de la salud representan hoy el último soporte, aunque sea a medias, de los presupuestos de esto que todavía llaman la revolución cubana. Si no existieran otros motivos (pero existen y son poderosos), ese solo bastaría para que el régimen empleara algunos pocos de los muchos millones que obtiene por su conducto para facilitarles salir a la calle vestidos de Clark Kent o Louise Lane.

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