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Apuntes sobre la criminalidad en Cuba (III)

Criminalidad, Camioneta de Criminalística en La Habana

LAS TUNAS, Cuba. — Concluimos estos apuntes sobre la criminalidad recordando lo dicho en el artículo anterior: “Los crímenes ocurridos en Cuba —entiéndase los delitos— ahora reportados de forma frecuente por las redes sociales y la prensa independiente, aunque de forma esporádica por medios oficiales, no constituyen, salvo los vinculados a las nuevas tecnologías, sucesos inéditos en el panorama criminológico cubano, incluso, los llamados feminicidios por unos y femicidios por otros en razón a contextos ideológicos y no a conceptos jurídicos”.

Atendiendo a que cada delito tiene particularidades propias, respecto a esos antecedentes criminales es útil preguntar y reiterar una interrogante en muchas ocasiones de difícil respuesta, no sólo para esclarecer el crimen, sino lo que es más importante: para su prevención: ¿Cuáles son las causas y las condiciones que propiciaron este delito? Y obsérvese que no generalicé los delitos, sino apunté en singular “este delito”, que puede ser un robo, un asesinato, un homicidio, una violación o un accidente de tránsito, que, por los daños o las lesiones producidas, constituye crimen, aunque por imprudencia.

Cuales condiciones materiales, concretas, propiciadoras de transgresiones entre nosotros los cubanos, ya muy temprano, en 1831, José Antonio Saco apuntaba en Memorias sobre la vagancia en la Isla de Cuba, entre otras causas, el estado imperfecto de la educación popular, la preocupación (o despreocupación) de las familias, la falta de caminos, la carente disciplina en las cárceles, la connivencia de las autoridades y la falta de asilos para niños desvalidos. Luego, debido a esas mismas carencias ya señaladas por Saco hace 192 años, y a otras muchas añadidas luego, pero que hoy en Cuba alcanzan dimensiones desfavorables poco o nunca antes vistas, no resulta difícil comprender los orígenes en los incrementos de la criminalidad, pero, así y todo, no podemos juzgar el delito sólo por los factores que están a la vista.

Cuarenta y cinco años después que José Antonio Saco publicara las memorias sobre la vagancia en Cuba, en 1876 el doctor Cesare Lombroso publicó Tratado experimental del hombre delincuente, donde, mediante la observación y estudio de personas criminales y la autopsia a cadáveres de ejecutados, encontró anomalías comunes en todas los individuos por él explorados, por lo que, según su teoría, había en los criminales tendencias primitivas comunes, conducentes a delinquir, tales como asimetría craneal o fácil, capacidad reducida del cráneo, frente solapada, arcada superciliar pronunciada, maxilar inferior prominente, abundancia de vellos, u orejas en asa, entre otras particularidades, quizás vistas por los lectores por estos días cuando la prensa independiente o las redes sociales han mostrado imágenes de presuntos criminales. Así y todo, personalmente, desconfío de la teoría de Lombroso porque, aunque he encontrado criminales que reúnen todas esas características, otros, que han cometido asesinatos atroces, con sadismo sobre mujeres indefensas, los he visto, por decirlo de una manera gráfica, con “caras de ángeles”.

El delito es complejo y no sólo es político, común, pasional, contra la vida y la integridad de las personas, la propiedad o el derecho internacional, sino que también es cíclico, estacional y en su consumación pueden intervenir hasta las fases de la luna, no por una cuestión mística, sino de luz. No pocas políticas públicas generan delitos, del mismo modo que los celos entre mujeres y hombres producen lesiones, homicidios y asesinatos, desde tiempos bíblicos, pero, ¿no puede prevenirse el delito hasta disminuirlo incluso en el criminal nato y en los producidos por imprudencias?

Por supuesto que pueden disminuirse las cifras de criminalidad en cualquier lugar del mundo… cuando existe voluntad de luchar contra el delito. Pero esa disminución de la criminalidad solamente se consigue con la participación de la sociedad toda, donde la familia desempeña una importantísima función al “producir” una persona “mejorada” si nació genéticamente menos favorecida física y psicológicamente, pero la familia no puede hacer por sí sola lo que compete a la administración pública, al Estado, concerniente a la economía, la instrucción pública, la urbanización, la ruralidad, las leyes y la policía, en su indeclinable función de garantizar la seguridad pública —una tarea pendiente en Cuba— antes que la misma seguridad del Estado, porque no existe país más inseguro que el tomado por la corrupción y el crimen.

Charles G. Vanderbosch, que integrara la Asociación Internacional de Jefes de Policía y la División de Normas Profesionales en Washington, D.C, decía que a ese agente del orden público al que llamamos “policía común” no está sólo para hacer rondas, intervenir en las disputas entre familias o en el vecindario, arrestar borrachos o ayudar a los niños y peatones a cruzar la calle, pues, sí, debe hacer todo eso, pero debe hacer más, porque en la investigación criminal el oficial de patrullas de nuestros días debe trabajar en la investigación preliminar, y no sólo preservando la escena del delito, sino también ejecutando acciones esclarecedoras hasta la etapa posterior.

Pero tal accionar no suele ser la orden del día en la policía cubana, no solamente ahora, sino desde hace muchísimos años, cuando para conocer el trabajo de un jefe de sector en el cuidado del orden público bastaba llamar a cualquier vecino en cualquier barrio de cualquier ciudad, o a un campesino, en lo intrincado del campo, y poniéndole la mano en el hombro al policía a cargo de ese sector, nada más había que preguntar “¿Usted conoce a este oficial?”, y si el preguntado respondía algo así como “no, no tengo el gusto de conocerlo”, ya se sabía al menos una de las muchas causas del incremento del delito en ese territorio: el deficiente trabajo policial al cuidado de la comunidad, o el nulo trabajo comunitario, pues, como decía mi padre, “donde no hay autoridad, no hay ley, y quizás por exceso, por el autoritarismo totalitario, que en su “afán” de ordenarlo todo nada arregla, es que vemos a las personas en Cuba haciendo la (in)justicia por su mano.

ARTÍCULO DE OPINIÓN
Las opiniones expresadas en este artículo son de exclusiva responsabilidad de quien las emite y no necesariamente representan la opinión de CubaNet.




Apuntes sobre la criminalidad en Cuba (II)

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LA HABANA, Cuba. — Los crímenes ocurridos en Cuba —entiéndase los delitos— ahora reportados de forma frecuente en redes sociales y prensa independiente, y de forma esporádica por medios oficiales, no constituyen, salvo los vinculados a las nuevas tecnologías, sucesos inéditos en el panorama criminológico cubano. Incluso, los llamados feminicidios por unos y femicidios por otros constituyen ilícitos penales de vieja data, ocurridos desde el mismo inicio del colonialismo español hasta nuestros días.

Esos antecedentes de la persona criminal y del Estado malhechor se remontan a nuestros ancestros colonizadores, y son hechos relatados tempranamente por Fray Bartolomé de Las Casas y, más tarde, por José Antonio Saco en los albores de la cubanidad que vienen a recordarnos que el animus necandi (la intención de matar, de violentar y, por consiguiente, de lesionar personas y bienes), la vagancia y el ánimo de lucro delictuoso están presente en el cubano, en lo cubano, como en cualquier otro grupo humano en el mundo. Y resulta mercantilista —por vender un civismo inexistente— afirmar, generalizando, que Cuba es un país “solidario” y de “tranquilidad ciudadana”.

A partir de 1959, y hasta el día de hoy, el régimen ha tratado de internacionalizar la imagen de una sociedad cubana inocua, desintoxicada por obra y gracia del socialismo, cuando bien sabemos que tal inocuidad ciudadana realmente enmascara la hipocresía y el encadenamiento delictivo. Jurídicamente, la palabra violencia nos remite al asesinato, al homicidio, al robo, a la violación y a muchísimas transgresiones, crímenes todos cuya tipificación contiene los verbos matar, violentar, violar, forzar… Pero, más allá del léxico, la violencia traducida delito, ya sea manifiesta o encubierta, es una manifestación de agresividad, considerada por organismos internacionales como procesos en los que un individuo, un grupo social e incluso un Estado viola la integridad física, social o psicológica de una persona o de un grupo, ejerciendo fuerza indebida.

La violencia, y no sólo física, sino también verbal, forma parte de la cotidianidad en Cuba; se producen confrontaciones violentas dentro de las mismas familias, o entre familias, entre personas en la vía pública, en el ámbito laboral y estudiantil —y ahora recuerdo cómo un estudiante de secundaria allá por 1979 mató a un condiscípulo golpeándolo en la cabeza con un trapeador mientras hacían labores de limpieza en la escuela— y, por supuesto, no son raros los hechos violentos cometidos contra los ciudadanos por dirigentes, autoridades y empleados del Estado, como el caso de un expolicía que ahora está por Uruguay, quien, a finales de los años 90 o principios de este siglo, de un disparo en la espalda mató a un hombre cuando intentaba evadirse luego de ser detenido por una infracción menor.

Los delitos contra la propiedad no son menos violentos desde antaño. No había transcurrido mucho tiempo desde que en 1965 el Che Guevara publicara El socialismo y el hombre en Cuba cuando un campesino fue degollado mientras desyerbaba dentro de un cañaveral en Coloma, municipio Puerto Padre; el motivo del asesinato fue el robo. El hombre había vendido en poco más de 600 pesos un refrigerador de los que en aquella época sólo asignaban a los trabajadores cañeros muy productivos; “Caso Zapato” se llamó a aquel crimen sin esclarecer ocurrido en el segundo lustro de la década del 60, pues, supuestamente, la víctima llevaba el dinero consigo, oculto en las botas. El asesino quizás ya falleció, o quizás todavía vive en Cuba, pero dado los flujos migratorios también es posible que fuera a vivir a Estados Unidos, como también pudieron hacer los asesinos del “Caso Hacha”, cometido también por robo en el año 1980 en el municipio Jobabo, perteneciente a Las Tunas, cuando fue muerto mediante un hachazo en la cabeza un haitiano, quien luego fue quemado junto con su bohío.

Aunque narrado desde el punto de vista literario, en la novela Bucaneros describo “la desgajó”, el asesinato de una mujer cometido por su examante, crímenes así llamados ahora feminicidio o femicidio, que, desde el punto de vista jurídico, según mi opinión personal, constituyen preciosismos lingüísticos que derivan en contrasentidos penales.

Sí, será femicidio por símil de homicidio, o feminicidio por analogía de genocidio, aquellos delitos en que un hombre mata a una mujer sin concurrir circunstancias agravantes como las que tipifican el delito de asesinato; o cuando un Estado, mediante políticas públicas, no protege los derechos de las mujeres.

Pero, por aquello de que la víctima no es de sexo masculino sino femenino, sería hacerle un favor al asesino de una mujer llamando su crimen femicidio o feminicidio, si mató con premeditación, ensañamiento, alevosía, por motivos perversos, haciendo sufrir a su víctima causándole males innecesarios antes de consumar el crimen, porque esas acciones no constituyen ni homicidio ni feminicidio, sino asesinato, que son acciones de mayor trascendencia criminal (con animus necandi) que aquellas acciones en las que cualquiera puede matar, sí, pero sin intención de privar a un ser humano de la vida.

ARTÍCULO DE OPINIÓN
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Exmilitar cubano es condenado en España a 18 años de prisión por asesinato

(taringa.net)

ESPAÑA.- La Audiencia Provincial de Sevilla ha condenado a 18 años y 3 meses de cárcel al exmilitar cubano Alberto H.B. por el asesinato en 2015 de Manuel J.G. en una nave de Carmona (Sevilla) propiedad de su patrón, José María Y.T., condenado a su vez a nueve meses de prisión por tenencia ilícita de armas.

Los hechos sucedieron el 27 de noviembre de 2015 cuando la víctima, acompañado de tres amigos, acudió a la nave de José María Y.T., donde ambos mantuvieron una discusión por una deuda y en un momento determinado salió de una habitación de la nave Alberto H.B. armado con una escopeta y disparó “dos tiros” a la víctima, sin darle tiempo ni opción a defenderse como él mismo admitió en el juicio celebrado con jurado popular.

Según Alberto H.B., le disparó porque llevaba una pistola con la que apuntaba a su patrón, que le pidió ayuda, si bien este extremo no fue corroborado en el juicio ni por José María Y.T. ni por los acompañantes de la víctima, que falleció en una gasolinera de Sevilla cuando éstos le llevaban al hospital.

El juicio se celebró inicialmente contra ambos pero en la última sesión el juez José Manuel de Paúl eximió al jurado de emitir veredicto por asesinato contra José María Y.T., al que sólo acusaba la familia de la víctima, por considerar que no había quedado acreditado fundamento para dicha acusación, aunque sí se pronunciaron sobre el delito de tenencia ilícita de armas.

El jurado declaró culpable a Alberto H.B. de asesinato y tenencia ilícita de armas y a José María Y.T. del segundo delito al considerar que la escopeta usada en el crimen era de su propiedad.

Tras el veredicto de culpabilidad, la Audiencia condena al principal inculpado a 17 años y 6 meses de cárcel por asesinato y a 9 meses por tenencia ilícita de armas, así como al pago de una indemnización total de 161.700 euros a los padres y las tres hijas de la víctima, según la sentencia facilitada hoy por el TSJA.

Asimismo, impone 9 meses de prisión a un segundo investigado por un delito de tenencia ilícita de armas.

La Fiscalía sólo acusaba a Alberto H.B. y le pedía 17 años y 10 meses de cárcel mientras que la acusación particular solicitaba 27 años para ambos y las defensas el mínimo legal por cada delito (15 años por asesinato en el caso del exmilitar cubano y seis meses por tenencia ilícita de armas en ambos casos).

El fallo recoge que el jurado declaró probado que el día de los hechos, el exmilitar cubano, “con intención de acabar con la vida” de Manuel J.G., efectuó contra él “a muy corta distancia” dos disparos con la escopeta causándole “tan graves lesiones internas que ocasionaron efectivamente su muerte poco después”.

Según recoge la sentencia, contra la que cabe recurso ante el TSJA, Alberto H.B. “era consciente” de que la víctima “no tenía ninguna posibilidad de huir o defenderse de su ataque mortal, pues él había irrumpido armado en la nave de modo inesperado, desde una habitación contigua, y había efectuado sus disparos de manera inmediata, sin previo aviso y a muy corta distancia, contra una víctima desarmada”.

Respecto al segundo acusado, al que la Audiencia absuelve del delito de asesinato, el jurado también declaró probado que poseía una escopeta de caza pese a que “carecía de licencia de armas” y cuya custodia “había confiado” al exmilitar cubano cuando éste comenzó a trabajar y vivir en la parcela de su propiedad.

(EFE)




Policía española detiene a cuatro cubanos por robo de joyas

(elmundo.es)

VALENCIA, España.- Agentes de la Policía Nacional han detenido a dos mujeres y dos hombres como presuntos autores de un delito de hurto menos grave tras apoderarse de un bolso valorado en 3.500 euros, en cuyo interior había, entre otras pertenencias, un anillo con un zafiro y un reloj de platino y brillantes.

Según un comunicado policial, los detenidos, de origen cubano y entre 24 y 44 años, cometieron el robo perfectamente coordinados y la víctima fue una mujer extranjera que estaba sentada en la terraza exterior de una cafetería de la estación de autobuses de València.

Las investigaciones se iniciaron al tener conocimiento los agentes que un matrimonio de nacionalidad extranjera residente en una localidad de Almería, había denunciado la sustracción del bolso de la mujer, cuando se encontraba en terraza de una cafetería en la capital valenciana.

En el interior del bolso, la víctima llevaba sus dos relojes, uno de platino y brillantes y otro dorado, cuatro anillos, uno de ellos con un zafiro, un teléfono móvil de alta gama, 85 euros, su pasaporte, tarjetas bancarias, la tarjeta sanitaria y un juego de llaves, todo ello valorado en unos 3.500 euros.

Durante las investigaciones, los policías averiguaron que los autores del hecho podrían ser un grupo perfectamente organizado formado por dos hombres y dos mujeres, ya conocidos por el grupo de hurtos de la Policía por hechos similares.

Los agentes averiguaron que los sospechosos habían actuado en pareja de hombre y mujer que, de forma coordinada y organizada, llegaban a la terraza de la cafetería donde “marcaron” a su víctima, una mujer que había dejado su bolso sobre una maleta tipo trolley a su lado.

Los detenidos se sentaron en una mesa al lado de la víctima y en ese momento, apareció la otra pareja del grupo, y mientras uno distraía a la dueña del bolso, otro se apoderaba del mismo y salía huyendo del lugar.

El sospechoso que distrajo a la víctima y los otros dos que se habían sentado en la mesa próxima se marcharon en dirección opuesta al autor material del robo.

Los policías averiguaron las identidades de los cuatro sospechosos, y tras las gestiones pertinentes, fueron detenidos como presuntos autores de un delito de hurto menos grave.

Los detenidos, con numerosos antecedentes policiales, tras ser oídos en declaración fueron puestos en libertad, y fueron advertidos de la obligación de comparecer ante la Autoridad Judicial cuando le fuesen requeridos.

(EFE)




Detienen a implicado en asesinato de custodio

La escena del crimen: Dirección Municipal de Comercio Minorista en Puerto Padre (foto del autor)
La escena del crimen: Dirección Municipal de Comercio Minorista en
Puerto Padre (foto del autor)

LAS TUNAS, Cuba. -Autoridades del Ministerio del Interior informaron este sábado que tienen detenido a un implicado en el asesinato del custodio de la Dirección Municipal de Comercio ocurrido el pasado viernes.

“Hay un detenido y se encuentra en la Unidad Provincial de Investigaciones Criminales y Operaciones”, dijo por vía telefónica el oficial de guardia de la Policía Municipal en horas de la mañana de este sábado. Los medios locales de la prensa oficial no publicaron la noticia del asesinato del custodio lo que provocó que los hechos fueran reconstruidos y mal interpretados por la ciudadanía. Solo el periodista Oscar Peña informó por Radio Libertad que a las tres de la tarde del sábado las autoridades darían información que esclarecería el delito. Para ello congregaron a cientos de personas frente a la escena del crimen, la Dirección de Comercio Minorista.

En los últimos años han ocurrido en el municipio Puerto Padre varios asesinatos sin esclarecer. Se le suma por el momento a la lista, la muerte violenta del custodio Julio Toribio Osorio Camacho, de 73 años de edad, que ha conmocionado a la población.

Como pruebas del delito que implicarían la presunta culpabilidad del detenido en el asesinato, el Ministerio del Interior encontró en poder del acusado varias tarjetas para la adquisición de combustible que fueron sustraídas en ese hecho, así como regalos que miembros de la compañía de comercio había adquirido para sus compañeros por el Día de los Padres.

Los oficiales del Ministerio del Interior, adscritos a la dirección provincial de Las Tunas, no identificaron al detenido, “ni vamos a dar más información”, le informo un teniente coronel al mando a la población que se reunió en la sede del Ministerio de Comercio.

El presunto culpable no reside en la ciudad de Puerto Padre, pues en este municipio no hay ningún residente detenido por ese delito en estos momentos.  La población en general comenta que todavía queda mucho por resolver en este crimen, en el que incuestionablemente, hay más de un autor y algún que otro cómplice. Aun así, las autoridades dan por esclarecido el caso con un detenido aunque no mencionan nombres, apellidos ni lugar de residencia.

Artículo relacionado: Matan a custodio en intento de robo




Pólvora y plomo

LA HABANA, Cuba, agosto, 173.203.82.38 -El riesgo de morir baleado en La Habana ya es una preocupación real para muchas personas. Los peligros aumentan en las barriadas pobres, donde la marginalidad se conjuga con otros factores desencadenantes, tales como el excesivo consumo de alcohol, la distorsión de las creencias de origen Abakuá por parte de las nuevas generaciones, en el hecho de rendirle culto a la violencia en sus facetas más brutales; y el crecimiento del tráfico de estupefacientes.

Muchas de las controversias que terminan en refriegas mortales, están asociadas al control del negocio de las drogas. Usurpaciones de áreas, dinero no pagado en tiempo y forma entre las bandas, son solo un par de motivos para que las tensiones escalen y ensombrezcan la relativa tranquilidad ciudadana.

Las puñaladas y los tiroteos no cesan en los municipios Habana Vieja, Centro Habana, Guanabacoa, Cerro y San Miguel del Padrón, por solo citar algunas localidades capitalinas con una alta incidencia delictiva.

El sábado 28 de julio a las 6 de la tarde, los pistoletazos rompieron la calma en la intersección de las calles de Damas y San Isidro y sus alrededores.

Vecinos del lugar, perteneciente al barrio de Belén, en La Habana Vieja, aseguran que fue algo terrible.

“Yo no me explico, cómo fue que no hubo más muertos. Los tiros silbaban como en las películas policíacas”, contaba una mujer que pudo cobijarse a tiempo dentro de su habitación con puerta a la calle.

“Mi hija y yo nos metimos debajo de la cama. Ella todavía está nerviosa. No es para menos”, añadió.

Otros vecinos de esa cuadra, describieron con similares versiones el hecho que tuvo como protagonistas a varios hombres.

“Uno murió de un balazo en el pecho y otro quedó muy grave”, afirmó un joven que pudo ver la escena desde la persiana del apartamento donde reside.

“Tenía miedo, pero la curiosidad por ver aquello, era mayor. Un familiar de uno de los implicados me informó sobre el único fallecimiento y el estado crítico del otro”.

Una fuente cercana a la policía que pidió el anonimato, se hizo eco de la preocupación que existe dentro de la institución a causa del aumento de estos incidentes y el creciente número de armas de fuego en poder de los delincuentes.

Al observar en su conjunto la realidad socioeconómica del país, se comprende que es lógico que proliferen este tipo de eventos, que muestran un declive que genera problemas cada vez más complejos.

No es disparatado pensar que podemos llegar a un verdadero estado de caos. El potencial para que se materialicen revueltas incontrolables crece en la medida en que se agota un discurso político incapaz de generar esperanzas en una población descreída y apática.

La marginalidad actual tiene sus causas en el fomento de ideas a las que les pusieron el membrete de socialistas, pero que en esencia eran puro barniz.

La podredumbre emerge por todos lados en medio de las dudas y el pesimismo sobre la factibilidad de que los comunistas puedan revertir sus fracasos y sacar al país del profundo atolladero en que se encuentra.

Andar La Habana, no es solo el título de un programa televisivo conducido por el historiador Eusebio Leal, donde muestras la historia colonial de la ciudad desde una perspectiva que ignora la grave situación en materia arquitectónica, servicios sociales básicos, y toda la vasta suma de desastres que son hoy la ciudad y el país.

El título del programa es hoy una irónica invitación a pasear por edificios ruinosos, charcos de agua inmunda y enormes baches, sin olvidar los pistoletazos y las cuchilladas que se han convertido en medios cada vez más habituales para dirimir cualquier desavenencia.

Esa Habana que no aparece en los discursos de Leal, ni en los libretos de los guías turísticos, es el vivo retrato de la Cuba real. Un país en retroceso, en grave crisis, aunque la propaganda se esmere en presentarlo como un país modelo.

Se comenta –porque de esas cosas la prensa no habla- que todos los pistoleros que participaron en la refriega de La Habana Vieja, ya están bajo arresto. Pero no creo que eso no es suficiente para tranquilizarnos. Otros deben tener sus armas listas para usarlas en el momento preciso. El descontrol ya es general.

El creciente número de armas de fuego de pequeño calibre, indica que los almacenes militares no están a salvo de la corrupción y el mercado negro. ¿De dónde salen esas armas?  Desafortunadamente, como dije,  nunca se publican estas noticias en la prensa oficial; que se concentra en hablar del “enemigo imperialista”, sus “mercenarios” y los invisibles “logros” del socialismo.

Por lo anterior, proliferan los rumores como medio de información. Hay que recurrir a la imaginación y las bolas para deducir la procedencia de las armas, o tener  la suerte de encontrarse con fuentes fidedignas dispuestas a ofrecer informaciones -anónimas, por supuesto- sobre el peligroso tráfico de armas que ya se hace evidente con los tiroteos callejeros.

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