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Café, ese desaparecido

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Paquete de “café” al que puede acceder la mayoría de los cubanos (foto de archivo)

LA HABANA, Cuba – Mientras los cubanos de a pie siguen dependiendo para su desayuno de esa extraña libación mezclada con una excesiva canti­dad de chícharos, el Estado cubano acaba de facturar una costosa inversión de equipos de tecnología de punta para la empresa procesadora de Café Asdrúbal López en la provincia de Guantánamo.

La información aparecida en un artículo publicado el 4 de agosto del 2015 en el periódico Granma, con el título “Instalada nueva tecnología en procesadora de Café”, bajo la autoría de Jorge L. Merencio Marín, da cuenta de que los medios fueron adquiridos a la firma suiza Bhuler, y tienen como prioridad perfeccionar, aún más, los atributos, la calidad y la cantidad de los ocho tipos de café que exporta. La nueva planta se alista para comenzar en septiembre el procesamiento de los granos recogidos en las provincias cafetaleras de Guantánamo y Holguín.

En ese artículo se explica que “la selectora óptico-electrónica, por ejemplo, es bicromática y emplea cámaras de alta resolución, lo cual facilitará la detección y expulsión de los granos con defectos, tales como granos negros, fermentados, brocados, manchados, entre otros”.

Pero en todo el país muchos ciudadanos se han preguntado, a su vez, si no habrá mejoría con respecto al café mezclado, distribuido en un envase de cuatro onzas una vez al mes por la libreta de ra­ciona­miento, al precio de cuatro pesos y donde se puede encontrar desde el polvo negruzco con que hacer la bebida hasta restos sólidos de cualquier otro grano. Desde hace tiempo, en cualquier rincón de la co­cina cu­bana, ese engendro ha recibido una oleada de críti­cas y maldiciones.

Cubanet salió a buscar impresiones sobre este café adulterado, procesado y envasado en una planta ubicada en las Ocho Vías, en el municipio Guanabacoa de La Habana, y que impúdicamente plasma en forma de anuncio en letras blan­cas, en la superficie de la envol­tura de nylon: “mezclado con chícharo al 50 %”.

Antigua fábrica de café Pilón (foto del autor)
Antigua fábrica de café Pilón (foto del autor)

El resultado de la encuesta fue que once de los quince entrevistados al azar en la calle, declararon que esa mezcla tiene mal sabor, produce irritación en el estómago, y que es muy trabajoso colarlo debido a las tupiciones en las cafeteras, que en muchas ocasiones explotan produciendo roturas en las cocinas, manchas en los techos; sin contar que se han reportado personas con quemaduras y otras lesiones.

Mayra, ama de casa residente en el Vedado y criada en un campo cafetalero del Oriente cubano, comentó alarmada: “Nosotros siem­pre hemos presumido de consumir un buen café. Este que nos venden en la bodega, no se sabe ni qué cosa es. Yo, primeramente lo paso por un colador, para extraerle los restos sólidos que contiene, lo mismo pueden ser chicharos, que frijoles, o semillas de aguacate. No sé hasta cuándo nos seguirán embutiendo con esta mezcolanza explosiva que cada vez viene peor”.

Otro entrevistado, antiguo maestro tostador, residente en la calle 25 del Vedado, de 85 años de edad, quien prefirió no se mencionara su nombre, que trabajó durante muchos años en la desaparecida procesadora Pilón, ubicada en Diego Velázquez y Santa María en el municipio Plaza, muy cerca del Zoológico de 26, refiere que los granos del café han sido siempre uno de los principales pro­ductos de origen agrícola comercializados en los mercados in­terna­cionales y su­pone una gran contribución a los rubros de expor­tación en la isla. Pero también enfatiza que “en Cuba estaba el café bueno a disposición de todos, pero después de la nacionalización de esta industria, los cubanos han sido pri­vados de consumir con abundancia y cali­dad esa deli­ciosa bebida que suele tomarse como desayuno, o en la so­bremesa después de las comidas, y constituye una de las bebidas sin alcohol más socializadoras, no sólo en Cuba, sino en mu­chos países del mundo”.

Tanto la Asdrúbal López (o Alto Serra por nombre comercial) en Guantánamo, como la UBC Torrefactora Café Selecto, situada en Almendares y Santa María, en la capital, dos de las más importantes procesadoras del café puro, de donde sale el Extraturquino Especial, el Turquino, el Serrano Superior, el Caracolillo, el Alto Serra, el Cubita, el Arriero y otras marcas, enfilan sus producciones a la exportación o comercialización en las tiendas recaudadoras de divisas CUC.

Esto se traduce en que el café de calidad ha sido expulsado de las costumbres del cubano, y de su paladar. Y solamente logrará probar algo mejor cuando alguien lo trae de los campos donde se cultiva, un riesgo que mu­chas personas no se disponen a correr por te­mor al decomiso y a las multas excesi­vas que se imponen en los controles policiales de las carreteras, o lo compre en las tiendas dolarizadas.

Resulta increíble que siendo Cuba uno de los produc­tores de café a nivel mundial, se les oferte a sus ciudadanos este café ligado con chícharo. Mejor es que lo exhiban en una galería de arte surrealista.




Los amigos de Castro en Miami

Cino interiorLA HABANA, Cuba – Siempre he sido uno de los que consideran que el embargo norteamericano, más que perjudicar al régimen castrista, le sirve como justificación para sus desastres, la represión y las violaciones de los derechos humanos. Pero  pienso que ahora es el peor momento para que el gobierno norteamericano  levante unilateralmente el embargo y restablezca las relaciones con Cuba, sin exigirle al régimen dar pasos reales hacia la democratización. Sería regalarle a esa dictadura que no ha dejado de serlo, una victoria propagandística, la mayor que haya logrado, y que  muy poco beneficiará al pueblo cubano, si es que lo beneficia en algo.

No tengo nada en contra de los que se oponen sinceramente al embargo porque consideran que su levantamiento beneficiaria las vidas de los cubanos, pero me refuerzo más en mi posición cuando veo la clase de personajes que de la noche a la mañana, más atentos al bolsillo que al verdadero calado de las reformas raulistas que no son tales, se convierten en partidarios del levantamiento del embargo, sin exigir condiciones, y abogan impetuosamente por invertir en Cuba. Como el magnate azucarero Alfy Fanjul, con el estandarte familiar en ristre, presto a rescatar y poner a producir para las arcas de la dictadura y el peculio propio, sobre todo esto, los centrales azucareros que el Comandante arrasó.

Charlie Christ, gobernador republicano de la Florida entre 2007 y 2011 y actual candidato demócrata a la gobernación de ese estado –el tipo se hizo demócrata luego que se convenció de que la extrema derecha había secuestrado el Grand Ole Party y talentoso que es, hasta lo contó en un libro-, ha cambiado radicalmente su postura sobre el embargo y ahora está a favor de levantarlo. Dice que los agricultores y las empresas de construcción que comercien con Cuba generarán muchos empleos en la Florida. Y digo yo, si hay alguna empresa por el Sunshine State que se dedique a producir equipamiento antimotines y cualquier tipo de adminículos que le sirvan al MININT para reprimir, también.

Ya que hablo de este tipo de personajes, no puedo dejar de referirme a dos de ellos: Hugo Cancio, el traficante de timberos y reguetoneros de Fuego Entertainments que no dice ni pío a favor de que a los músicos exiliados les permitan cantar y tocar en su país; y a Arturo López Levy, académico de la Universidad de Denver, y que es lo más parecido que hay a un agente de influencia del régimen castrista en “las entrañas del monstruo” (va y no lo es, pero dicen que importa más aparentarlo que serlo).

Estos dos pejes  encabezan un llamamiento para el próximo 15 de marzo a la primera conferencia en Miami de CAFÉ (Cubans-Americans for Engagement).

Roberto Veiga y Arturo López Levy en Washington en el encuentro The Catholic Church and Economic and Political Change in Cuba

También aparecen en el llamamiento Roberto Veiga y Lenier Domínguez, los editores de Espacio Laical, la santurrona revista del Arzobispado de La Habana que no deja de rogar a Dios por el bienestar los gobernantes cubanos y porque les conceda el tino necesario  para que apuren un poquito, solo un poquito, antes de que todo se hunda, los cambios en la economía timbirichera, lineamientos mediante.

López Levy debe haber cuadrado la caja para la conferencia de CAFE con sus carnales Veiga y Domínguez cuando hace unos días estuvo en Cuba para participar  en un evento organizado por la Arquidiócesis de La Habana y  que se celebró en el antiguo Seminario de San Carlos, donde se debatió, dentro de la revolución, cómo si no, sobre los cambios, la institucionalidad y otras paparruchas.

Según explica el llamamiento, el aquelarre de CAFÉ en Miami incluirá “paneles con académicos, activistas comunitarios, empresarios y educadores que están por el intercambio”.

¿No asistirán también Max Lesnik, Lázaro Fariñas y Andrés Gómez?

Uno no tiene que hacer mucho esfuerzo para imaginar desde ya cuanto de  manipulación patriotera, sofisma con lagrimitas  y chantaje sentimental habrá en este evento de CAFÉ.

¡Cuánta hipocresía y oportunismo! ¡Qué asco!

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Relacionado:   En Cuba es imposible una oposición leal  

Elena Freyre, presidente de FORNORM, habla sobre la conferencia del sábado 15 de marzo

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El café nuestro de cada día

LA HABANA, Cuba, octubre, 173.203.82.38 -Hace algún tiempo, a Fidel Castro se le ocurrió ordenar que la población cubana recibiera los paquetes de café, habitualmente normados por la cartilla de racionamiento, con el cien por ciento del producto puro. Durante décadas había venido mezclado desde la torrefactora, con un alto por ciento de chícharo o de cualquier otra cosa.

Era la época en que el precio de ese producto estaba deprimido en el mercado internacional. La Isla descuidó durante años sus potencialidades como productora-exportadora del grano. Ello trajo aparejado el aumento de las cifras de importación de ese renglón para cubrir la demanda interna.

Un buen día, los precios del café aumentaron en el mercado, y se acabó la “luna de miel”. Raúl Castro ordenó el retorno al “café mezclado con chícharo”, del cual los cubanos dicen que es “chícharo con una gota de café”.

También hace algunos años, fueron abiertos, en distintos puntos de la calle 23, en el Vedado y en otros sitios de la capital cubana, los denominados Cafés Literarios. Estos eran concebidos, según se dijo, como espacios para la promoción del libro y la literatura, y para la venta de café elaborado en distintos modos.

Uno de estos puntos es el Café G, que se ubica exactamente en la esquina de la calle G, o Avenida de los Presidentes. Allí el café se oferta en distintas variantes. También se reúnen allí desde estudiantes hasta vagos habituales.

Al igual que sucede hoy con la llevada y traída moringa, la idea de crear estos sitios surgió a partir de un par de frases dichas por Fidel Castro, a propósito de las bondades del referido brebaje.

Los lugares con asistencia de grupos de personas también son espacios propicios para la pluralidad y el intercambio de ideas. Eso lo tuvieron en cuenta siempre los gobernantes cubanos y su sistema de vigilancia. Así los “cafés literarios” han sido, desde su surgimiento, termómetros indicadores del estado de opinión popular.

Con un poco de suerte, se puede adquirir a escondidas un paquete de buen tamaño, de los que son provistos estos Cafés Literarios o los puntos de venta de Café Express. El precio del paquete (en bolsa negra) suele superar los cinco o seis CUC y la calidad es más aceptable con respecto a la de los paquetes normados por la cartilla de racionamiento.

Hay quien sabe que el café que se vende en estos lugares trae un componente menor de mezcla con chícharo. Suele decirse que sus maquinas-cafeteras no admiten el café adulterado.

Es muy común observar en algunos puntos, como el de la calle 23, frente a la depauperada heladería “Coppelia”, a una sucesión de personas de los más diversos orígenes y modos de vida o sobrevida. Este pequeño puesto de expendio de Café Express está colocado al lado de otro donde se oferta una versión local del clásico hot dog” o perro caliente. En ocasiones las filas o colas de ambos sitios se confunden. Sin embargo, para quien es habitual, resulta fácil discernir entre los clients de uno y otro. Son gente diferente.

En la cola del Café Express están combinados los diversos niveles de lo que se perfila como la sociedad cubana “post-reforma”. En especial acuden muchos cuya única opción energética, para despertar o ir a dormir con algo en el estomago, es esa taza de café. Un peso en moneda nacional (cinco centavos de dólar) hace la diferencia entre la depresión y la ilusión de un pan para mañana. Otros clientes habituales son los custodios que hacen su turno de madrugada, casi siempre personas mayores. También pasa por allí gente joven que intenta mantenerse despierta para seguir  rumbo a la dura lucha por los oscuros senderos de la noche habanera.

Igualmente hace acto de presencia en esos sitios un creciente elenco de mendigos y perturbados mentales. En una noche de sábado, es perceptible la diferencia entre el olor de los perfumes de ocasión, del lado de la cola para el hot dog, y los distintos hedores de quienes el gobierno llama eufemísticamente “deambulantes”, que  aguardan para tomarse su dosis de café. Un joven y su novia, ambos vestidos a la moda, disfrutan de sus respectivos perros calientes. Casi al lado de ellos, un anciano harapiento y con demencia senil, se toma su café mientras un chorro incontenible de orine se le escapa, empapando el pantalón y el piso. A nadie parece importarle.




Explosión matutina

LA HABANA, Cuba, diciembre, 173.203.82.38 -Encontrar paquetes de café marca Serrano, al precio de $ 3,45 CUC (algo más de $ 80 pesos en moneda nacional), en una shopping de la calle Monte, me llenó de alegría. Entonces no podía adivinar el problema que me traería.

El estruendo por la detonación de la cafetera fue la señal de que no tendría desayuno. El paquete de café molido que me vendieron por auténtico estaba adulterado, con una mezcla altamente explosiva y peligrosa. La cafetera quedó destruida. Aquella mezcla del no-café había sellado la salida y cubrió la cocina y parte de la meseta con una arenilla carmelita oscura.

Realmente es imposible beber el café que venden en las bodegas, en sobres de 4 pesos. La falta de café de primera calidad en las shoppings aumentó proporcionalmente con la mala calidad de ese café barato. Y al mismo tiempo aumentaba el bandidaje en tales establecimientos, donde ya resulta común que los artículos de aseo, alimentos y bebidas sean adulterados para estafar a los consumidores.

Esto sucede a diario con botellas de ron, latas de cervezas, de leche condensada, pomos de mayonesa, sobres de comino, frascos de champú, croquetas de masa explosiva, jamones mal curados, etc. He sido testigo de consumidores que han protestado con vehemencia en las shopping porque han abierto o probado los artículos alimenticios o de aseo  en el instante en que lo compraron y cayeron en cuenta que el contenido estaba adulterado.

Todo se debe a la falta de un real control de calidad y también a la corrupción imperante. Por ejemplo, el paquete de café marca Serrano que yo compré era aparentemente auténtico. Estaba empacado al vacío en un envase especial para su conservación. Y ese tipo de envasado se hace con máquinas con una tecnología apropiada. Entonces, ¿cómo y dónde se produce la adulteración del producto?

Precisamente, hace dos fines de semana sesionó en La Habana la Asamblea Provincial del Poder Popular de La Habana. Entre los asuntos examinados, los delegados analizaron las múltiples quejas de la población acerca de los problemas que presentan los establecimientos que comercializan servicios gastronómicos en la capital.

Reporteros de la radio local dieron a conocer que unos 60 administradores fueron expulsados de sus puestos por la mala gestión y los robos en las unidades donde laboraban. ¿Pero nadie aclaró desde cuándo los pillos robaban, ni cuál era el grado de responsabilidad de quién los situó en una posición de administración?

Si pasaran esos establecimientos de servicios a manos de particulares, o de trabajadores asociados en cooperativas, entonces puede ser que hubiera un verdadero control administrativo y una gestión adecuada. ¿Evitaríamos así las explosiones matutinas de las cafeteras?




El origen de La Gran Piedra

LA HABANA, Cuba, julio (173.203.82.38) – El siglo XIX fue una época de gran auge de la riqueza cafetalera cubana, fruto de una inmigración compuesta por franceses y catalanes, llegados al oeste de Santiago de Cuba fundamentalmente a mediados de dicho siglo. Todavía pueden verse ruinas de los cerca de doscientos asentamientos cafetaleros; restos de las viviendas y los sitios donde se lavaba y despulpaba el café.

Uno de aquellos antiguos cafetales que todavía pueden visitarse es La Isabelica, propiedad del colono francés Prudencio Casamayor. La Isabelica está situado exactamente en las estribaciones de La Gran Piedra, uno de los más importantes sitios geológicos de la región oriental de la Isla; un enorme bloque de roca de origen volcánico, de 51 metros de largo, 25 de alto y 30 de ancho, y con un peso estimado por encima de las 63 mil toneladas.

Las leyendas sobre el origen de La Gran Piedra incluyen desde su formación debido al impacto de un meteorito que cayó hace millones de años en el lugar hasta las que atribuye su existencia a la explosión de un volcán submarino.

Hace años, el periódico Juventud Rebelde destacó la gran importancia que tuvieron aquellos cafetales para el desarrollo económico de Cuba, y publicó varios reportajes sobre aquella zona, designada por la UNESCO como Patrimonio Nacional.  Entre esos reportajes, hay uno de la colega Margarita Pécora Barrientos,  titulado La Gran Piedra, publicado en 2000, en el cual afirma que la piedra representa la “huella del último episodio volcánico de Cuba, ocurrido en el Paleógeno a nivel submarino¨.

La versión de Pécora Barrientos sobre el origen de la gigantesca roca, situada a 1.225 metros sobre el nivel del mar y cuya cúspide sirve de impresionante mirador natural al que se asciende escalando 452 peldaños, difiere drásticamente de la contada por Nicolás Guillén en una artículo titulado Sismos y cafetales, publicado en marzo de 1963 en el periódico Hoy. La versión del poeta Guillén, en mi opinión la más creíble, sitúa el origen de la enigmática roca en tiempos mucho más recientes, exactamente en 1852.

Guillén, se basa en el libro Naturaleza y Civilización de la Grandiosa Isla de Cuba de Miguel Rodríguez-Ferrer, editado en Madrid en 1876.  Rodríguez-Ferrer, quien había visitado la isla en 1847, se refiere ampliamente a que los cafetales de los franceses radicados en la provincia oriental, fueron arruinados por un temblor de tierra ocurrido el 20 de agosto de 1852, cuatro años después de su visita a Cuba, y que sacudió no sólo a la ciudad de Santiago de Cuba, sino también a Baracoa, Gibara, Holguín, Bayamo, Manzanillo, y a Kingston, la capital de Jamaica.

“Un alfombra de ruinas -dice el español- cubrió bien pronto aquellos montes que admiré en días felices”.

Sobre la caída de la enorme piedra, relata: “Muchas piedras multiplicaron sus caídas y hubo una que después del terremoto del 20 descendió de la montaña y arrastró el bohío de los negritos jóvenes que por gran felicidad se estaban bañando entonces en un arroyo algo distante, lo que les proporcionó el poderse librar de su violencia. Este gran bloque lanzado desde tanta altura se llevó por delante cuanto encontró a su paso y fue a parar a legua y media del punto de partida, causando un estrépito que se oyó a más de dos leguas de distancia”.




La trinchera de cafeto

LA HABANA, Cuba, junio (173.203.82.38) – Los conservadores del gobierno, la burocracia acompañante y otros “tontos útiles” atacan las recientes medidas de distribución del café racionado y su mezcla con el chícharo. Se cuenta a ambos lados de la línea, las explosiones  de cafeteras y buscan las definiciones de la Organización Internacional del Café sobre la bebida.

Según  Radio Martí, “el director ejecutivo  de la OIC, dijo al servicio británico que uno de los objetivos del organismo es fomentar la pureza del estimulante y que los productos que contengan más de un 5 % de materia externa no deben usar el nombre de café”.  No es el caso del café mezclado con chícharo que se vende en Cuba como “café”. Se mantiene el nombre del producto en un mercado cautivo, donde se distribuye  a través de la libreta de racionamiento.

El café mezclado es el producto que se vende a la mayoría de la población, a un precio “subsidiado” discutiblemente económico. Mientras al café puro se apuntan los que pueden comprarlo en las tiendas de divisas a precios muy elevados para la magra economía del pueblo.

Consumir “el néctar negro de los dioses blancos”, será un reto para el ciudadano común, que deberá escoger cuidadosamente en qué gasta sus escasas monedas.

Los jocosos consejos sobre cómo cocinar frijoles en una cafetera, los comentarios sobre las explosiones de esos aparatos (como si la mezcla fuera algo nuevo para los cubanos), o la mezcla con semilla de aguacate, pertenecen más al choteo criollo que a la realidad. Hay quienes, en medio de la pachanga llama a la mezcla “el arma binaria”, Al Qaeda y hasta Bin Laden. ¡Cuentos de camino!

La mayoría de los  repetidores de estas historias claman por la presencia del Estado paternalista, que les  subvencione, aunque sea mediante una humillante cartilla de racionamiento, el buchito de café que toman a diario, y para ello utilizan los miedos populistas.

No comprenden que se suman a los conservadores del gobierno, al bunker inmovilista, en contra de los solapados reformistas, que intentan eliminar definitivamente la libreta de racionamiento y otras barbaridades castristas.  En esta batalla entre civilización y barbarie, la trinchera de café parece ser la primera línea de fuego.

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Turismo y café

LA HABANA, Cuba, mayo (173.203.82.38) – En los primeros días de mayo los medios dieron a conocer, casi al unísono, dos informaciones importantes de carácter nacional. Una, el aumento del turismo y lo complacidos que se sienten esos visitantes foráneos por la atención que reciben en la isla; y la otra, el regreso del café mezclado con chícharo a partir de este mes.

A la primera se le dedicó casi una página entera del diario Juventud Rebelde, y a la otra, seis cortos párrafos en el periódico Granma.

El aumento del turismo fue, durante 2010, de un 4,2 % en relación con el año anterior. Y por vez primera, dice la publicación, “fueron alcanzados los 2 millones 500 mil visitantes”.

En cuanto a la cuota mensual de 115 gramos de café per cápita (ahora se exceptúan a los niños menores de seis años), que se vende por la libreta de racionamiento, se mezclará nuevamente con chícharo porque la tonelada de café Robusta “se cotiza en la actualidad a 2 mil 904 dólares”. El precio aumentó, según el rotativo, en 69%. Además, la producción nacional del grano es baja.

Lo primero que salta a la vista en estos dos asuntos, es que a los turistas no se les va a vender café mezclado con chícharos, a pesar del aumento del precio de ese producto en el mercado internacional. Y lo segundo, y más importante, es que la balanza parece estar equilibrada.

Si todo es administrado por el Estado, ¿por qué no se toma el dinero obtenido con el aumento del turismo para pagar el aumento del precio del café y se le continúa vendiendo a la población al menos la ínfima cuota mensual de 115 gramos, que ni siquiera alcanza para darle gusto al paladar?

En Cuba nunca se sabe qué hace el Estado con los recursos del país, y los tiene todos bajo su custodia. Después nos dicen que la atención médica y la instrucción “son gratuitas”.

Pero las noticias negativas para la población en estos días han sido varias. Hubo una subida en el precio de los aceites comestibles que se comercializas en pesos convertibles, que aumentaron, el de soya, de 2,15 a 2,40 el litro, y el de girasol, de 2,40 a 2,60.  Es importante recordar que el salario promedio en Cuba es inferior a 20 pesos convertibles mensuales.

El precio del papel higiénico aumentó también en cerca de un 15%. Esto último es contradictorio, porque como la gente va a consumir menos aceite y tomar menos café, quizás baje la demanda de papel sanitario.

Lo lamentable en extremo es que el pueblo cubano parece no percatarse de que merece algo mejor. El café mezclado deben beberlo los que han creado la ruina y el caos en que vivimos, que son los mismos que dispusieron esa medida.

En el momento en que descubramos que ser ciudadano de una nación es el mayor estadio que a nivel social pueda lograrse, y reclamemos nuestros derechos a nadie se le va a ocurrir vendernos café mezclado con chicharos, ni con ninguna otra cosa.

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Vuelve el enemigo

LA HABANA, Cuba, mayo (173.203.82.38) – Hacía seis años que los hospitales casi no reportaban víctimas de accidentes ocasionados por la explosión de cafeteras. Las amas de casa dejaron de exponerse al peligro de sufrir graves quemaduras. Gracias al regreso del café puro, que se vendió racionado hasta el pasado mes de abril, la posibilidad de accidentes con cafeteras se redujo prácticamente a cero.

El historial médico hasta el año 2004 de accidentados por explosión de cafeteras era vasto. El café mezclado que se vendía por la libreta de recionamiento siempre estaba sobregirado en su contenido de chícharos. Además de los trastornos digestivos que ocasionaba, siempre estaba latente el riesgo de un accidente cuando se colaba el café.

El consumo nacional de café, tanto el racionado como el que se vende libremente en las tiendas recaudadoras de divisas (TRD), alcanza las 18 mil toneladas.

El gobierno ha destinado desde el año 2005 más de 40 millones de dólares anuales para importar 12 mil  toneladas de café y la producción cafetalera nacional es cada vez menor. La cosecha que terminó en marzo, que no sobrepasó las 6 mil toneladas, cubrió la venta de café puro a la población solamente hasta el mes de abril. Pero el pasado 3 de mayo la prensa anunció el retorno del café mezclado, que se venderá en bolsas de 115 gramos, a un precio de 4 pesos, es decir un peso  menos que el precio del que se vendía puro.

Tal retroceso es consecuencia del serio déficit de divisas, que se han reducido al extremo que no permiten respaldar la convertibilidad de la totalidad de los CUC que circulan, y los depositados en las cuentas de ahorro para realizar operaciones de compras en el exterior.

El gobierno decidió reducir la importación de café y aumentar la compra de chícharos, que se cotiza a 390 dólares la tonelada. Además, el café  adquirido es la variedad robusta, de menor precio e inferior calidad.

Para los hogares cubanos, últimamente todas las noticias han sido malas: la subida de los precios  del aceite, el arroz, el azúcar, los productos de aseo e higiene. A partir del 15 de mayo, volverá el “peligroso” café mezclado y, por si eso fuera poco, la  venta de la cuota de café se suprimirá a menores de 6 años.

Muchas personas renunciaban a tomarse su cafecito y vendían su cuota a un precio de entre 12 y 15 pesos, el paquete de café, para compensar el bajísimo salario mensual. Con las nuevas medidas relacionadas con la venta de café, no sólo nuestra existencia se hará aun más precaria sino que, para colmo, nuestras vidas correrán de nuevo el peligro de terminar debido a la explosión de una cafetera. [email protected]




Esperando la colada

LA HABANA, Cuba, marzo (www.cubanet.or) – Desde el récord histórico en la producción cafetalera, establecido en 1961, cuando se produjeron  60 mil 330 toneladas, con rendimientos de 0,36 toneladas por hectárea, el cultivo de café ha ido en caída. La recién concluida zafra cafetalera no sobrepasó las 5 mil toneladas, con un rendimiento de 0,12 toneladas por hectárea.

La cosecha precedente no superó las 6 mil toneladas, por lo que el gobierno tuvo que destinar 47 millones de dólares para importar 16 mil toneladas de café para garantizar la cuota normada y las ventas en las tiendas de recuperación de divisas (TRD).

El Presidente Raúl Castro anunció que “el país no puede seguir dándose el lujo de importar café, cuyo precio está en 3 mil dólares la tonelada”. Hay que volver al café mezclado con chícharos, que desde el año 2005 se había eliminado. El café mezclado  se mantendrá “hasta que seamos capaces de  producir el café que se necesita consumir”, advirtió el gobernante.

Para ello, Cuba necesita producir 29 mil toneladas del grano, pero de acuerdo  a lo resultados de la recién finalizada cosecha, todo indica que la situación  ha empeorado. Una suma de  elementos negativos bloquea el tan anunciado despegue de la producción cafetalera.

La provincia Guantánamo, la segunda productora del país, cumplió su plan de cosecha al 80%, lo que representa 994 mil 638 latas de café recolectadas. Los municipios de Maisí y Baracoa (los más productivos del país), dejaron de cosechar 155 mil 737 latas, debido a que el 40 % de sus cafetales está despoblado.  Hace más de 17 años no se fertilizan y apenas  hay herramientas ni insumos para  atender el cultivo.

Otra muestra de cuanto ha retrocedido este sector productivo, se encuentra en la provincia Granma, que a finales de la década de los 60 había logrado recolectar 4 millones de latas, pero en la recién concluida zafra no sobrepasó las 400 mil.

En el municipio  III  Frente, en la provincia de Santiago de Cuba, la primera productora del país, también la producción de café ha ido en picada. De un millón 230 mil latas recogidas en la zafra 1981-82,  en la finalizada cosecha sólo se logró recolectar 500 mil.

En las zonas altas del Escambray, provincia Villa Clara,  se cultiva el mejor café de Cuba, el Cristal Mountain, cuyo precio se cotiza 3 y 4 veces por encima de otras variedades. En décadas pasadas se llegó a cosechar  1.185 toneladas. En la recién finalizada  zafra se acopiaron sólo 50 toneladas y la provincia, para poder cumplir sus compromisos, tiene que producir 1190 toneladas.

Fallas administrativas, negligencias, trabas burocráticas, son las causas de estos incumplimientos. A ellas se unen la falta de insumos, los bajos precios que paga el Estado por la lata de café y  la falta de transporte para el  traslado de la cosecha. Además, la falta de botas y ropa de trabajo,  y las pésimas condiciones de alojamiento,  motivo el éxodo de los recolectores.

Las miles de latas de café dejadas de recolectar representan el 25% de la producción del café planificado para recoger, que quedaron en las matas.

De las 80.700 hectáreas dedicadas al cultivo de grano en todo el país, el 85% está en producción, pero más del 80 % de esas tierras han envejecido, lo que  provoca un deterioro  acelerado de los cafetales. Si a eso se une  la falta de atenciones a los cafetales, las indisciplinas de todo tipo y el deterioro de los suelos, se pueden explicar los pésimos resultados de la recién finalizada cosecha cafetalera.

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